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“What Do You Think You’re Doing?”

Photography: luisjimenezridruejo.com

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Sigo pensando y haciendo de la misma manera
que hace tres años. El tema continua, ya es vasto\
y marchando…no uno solo, ese y otros mundos.

Que de que voy? Sí—de que vas tú con tu pintura y tu fotografía?—esa sería la traducción mejor de la pregunta ‘equivalente’ en español: “de que vas?” Por decirlo de alguna manera, son ya más de treinta años en estos pagos y ya me hace poca falta traducir, solo lo hago por deporte y por un pequeño perfeccionismo maniático. Normalmente, la pregunta me viene de la derecha o de la izquierda, incluso de por detrás (salmantinismo), pero nunca de frente. De frente está siempre una de mis pinturas o de mis fotografías. La gente aquí, no se corta un pelo al preguntar, solo tu propia obra te ayuda desde la pared. Puestos a preguntar, da mucho más ‘miedo’ que tu cuadro, crudamente, a solas y de frente, ya terminado y a punto de firma te haga esa pregunta y más.

Es usted el artista? Al cuadro, me da apuro, ni le contesto. Cierro los ojos y “me alejo reculando”—como saliendo de una milonga argentina—, hasta que doblo la primera esquina. Este pensamiento me ha hecho recordar a mi querido cantor y guitarrero, así se definía él mismo, Jorge Cafrune, largamente añorado y nunca olvidado. Hubiera sido feliz cabalgando estas praderas tejanas y teniendo hijos a mansalva. Que milongas, señor! “Pasé de largo por Tala, detenerme para qué? De poco vale un paisano sin caballo y en Montiel…” Le hice unos cuantos retratos fotográficos, a él y a Yupanqui, que los usaron para sus publicidades de entonces, y yo tan contento, eran mis primeras armas. Jamás los pinté, el retrato realista nunca se me ha dado bien, un desastre. Jorge Cafrune y Georges Brassens, dos preferencias, muchas veces sus músicas me han ayudado a ‘abstraerme’, quién sabe porqué? Pero, en cualquier caso, gracias eternas a los dos, ya cincuenta años…y gracias a la maravilla del YouTube.

Photography: luisjimenezridruejo.com

Photography: luisjimenezridruejo.com

Otra vez me he ido por los cerros de Maypearl (que no de Úbeda) A ver si me ‘vuelve el santo’ y me sale alguna justificación o explicación para mi pintura. Un como y dos o tres porqués… Años atrás escribí en uno de mis ‘cuadernos legales amarillos’, tan americanos ellos como los autobuses de las escuelas, dos palabras y sus definiciones y junto a ellas un párrafo de Leonardo Da Vinci, una excusa de garantía. Leonardo siempre lo es. Pareidolia y Apofenia, los dos ‘palabros’ en cuestión. “Pareidolia es un fenómeno psicológico por el cual un impulso impreciso y confuso y a veces fortuito (habitualmente una imagen o varias) es percibido como una abstracción o una forma reconocible, más o menos insinuadas. Pueden ser, por ejemplo, imágenes fotográficas seleccionadas por el ojo del “autor”. La Apofenia es la experiencia consistente en ver patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios, o datos sin sentido, también en imágenes seleccionadas, fotográficas por ejemplo.

En ambas, Pareidolia y Apofenia, las imágenes pueden ser descritas como una distorsión de la realidad (nada mas ‘real’ que una fotografía) que puede acabar ofreciendo una imagen de abstracción, no ‘creada’ por el fotógrafo sino seleccionada a través de la lente ocular. Estas distorsiones de la realidad se presentan en las psicosis, pero han llegado a ser más ampliamente usadas para describir esta tendencia en individuos sanos, sin que esto implique necesariamente la presencia de enfermedades neurológicas, o mentales. Se ha sugerido y así lo patrocino con rotundidad que la Apofenia es un vínculo entre la psicosis y la creatividad. En mi fotografía la ‘supuesta’ intencionalidad de eventos naturales son propiedades emergentes inevitables. Es como la ilusión llamada Pareidolia, pero no se perciben figuras reconocibles, en imágenes, sino formas aleatorias a veces exageradas y/o necesitadas de insinuación o de ‘explicación’ descriptiva, aún cuando esto no sea obligatorio, ni recomendable.

Photography: luisjimenezridruejo.com

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Desde hace dos párrafos, y mientras busco imágenes fotográficas para ilustrar y ejemplificar todo lo anterior, me viene un tufillo a escritura académica que no me gusta un pelo, sobre todo porque lo estoy escribiendo yo. Con lo fácil que seria venderte mis ‘descubrimientos’ de imágenes pareidolicas en los muros interiores de Pompeya, mezclados con relatos de las aventuras de aquel viaje. Cuando se trata de Arte, es inevitable, tiene que ‘salir’ Italia y lo que yo diga tiene una credibilidad muy limitada. Empero, si lo dice Da Vinci la gente lo mira de otra manera. Leonardo escribió sobre la Pareidolia usada como motor artístico: “…si miras cualquier muro manchado con motas o con mezcla de diferentes tipos de piedra, si vas a inventar cualquier escena serás capaz de ver en ello el parecido a varios paisajes diferentes adornados con montañas, ríos, rocas, árboles, mesetas, valles y hasta varios grupos de colinas…”

Mi fotografía no es un cuento de hadas, ni tampoco un relato de ciencia-ficción, del futuro solo me interesaría (fotográficamente) el devenir de las técnicas de consecución de la imagen y los resultados. Que tiene de especulación? Quizás el hecho de mirar con el prisma de la imaginación. El pensar en universos paralelos, pura fantasía, colores y ‘formas’ arrebatadas a la posibilidad de otros mundos. Cuatro árboles, unos cuantos arbustos diferentes. Las cuatro estaciones como si fueran las cuatro paredes de una casa abierta al Rey Sol, con todas sus luces del día. Texas, el bosque, la maraña que lo esconde y lo protege. La pradera y la naturaleza plena que ayuda a encender todos esos colores, que nunca pueden ser un caos y siempre están de acuerdo, ellos y mi mente. La puerta a ese Otro Mundo que he encontrado en esta parte del Nuevo Mundo.

Luisma, Maypearl (TX) 3 de Abril del 2020

[Originally posted at Dust, Sweat and Iron]

 

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“75 años” (retrato en cuatro)

Retrato de Luisma. Hecho por Pepe Nuñez Larraz

Retrato de Luisma. Hecho por Pepe Nuñez Larraz. A mis veintidós años, a finales de los “sesentas”, recién llegado de un Paris efervescente y a veinticuatro horas de entrar en el servicio militar obligatorio. Este retrato hizo más por mi afición sempiterna a la fotografía que toda la que yo había visto hasta entonces. Incluido Cartier-Bresson. Un mes más tarde, me compré mi primera cámara réflex de 35 mm. Una Asahi Pentax, maravillosa. Y así empecé mi vida fotográfica seria.

Hoy cumplo setenta y cinco años “de edad” (como se decía antes), acabo de hacerlo a bombo y platillo, no sé porqué… es lo que los americanos llaman: una buena carrera (a good run), aunque este comentario lo hagan siempre cuando se acaba una vida. De alguna manera esto termina por querer decir que has aprovechado el tiempo que ‘te dieron’. Y esa es la sensación que tengo. Cansancio vital y muchas cosas, todavía, por hacer y por ver. No desdeño las sorpresas que me procura siempre, inevitablemente, este país a la vuelta de sus esquinas. Así ha sido a lo largo de los treinta años (!!) que ya llevo aquí, casi media vida, y lo que se tercie hasta el final.  

Hago en este post una pequeña reflexión sobre el retrato realista, con una serie de ellos, en modo procesional, o serial, o como lo queramos llamar. Una forma de plasmar el paso del tiempo, un tanto manida pero asumible e idónea. Me refiero al retrato que documenta una cara, el inveterado “espejo del alma”. Ese aspecto cronológico es el que me interesa hoy, la aportación del cambio físico. El retrato sin aparente preparación mental y dejado a la percepción del fotógrafo, o a la propia del autoretratado. Es la manera de explicar un suceso, siendo este los setenta y cinco años de la vida de alguien.

“El niño de la bola”

“El niño de la bola” fotografía hecha por uno de los dos profesionales salmantinos de aquel entonces: Rincón o Ansede. Luisma en exceso de pose, como siempre. Ya entonces, ningún futuro como modelo o actor. Nunca he podido entender lo de la bola (truco para ‘congelar’ la pose?). Tendría cinco o seis años de edad.

Observar esta serie de retratos compone una teoría de reglas, mi teoría, sobre distancias, luces, enfoques… reglas fundamentales y reglas que te puedes saltar. Decimos, en general, que un retrato es la visión de una cara con predominio de la expresividad del retratado. O, al menos, la representación, o una de ellas. El trasunto de la persona retratada. Todo el mundo puede hacer una fotografía buena, técnicamente, no todo el mundo consigue hacer un buen retrato, o muchos buenos retratos. Es una manera de cazar, en el peor de los casos. La fotografía es una vívida descripción que puede o debe no ser más que eso: una porción de vida, un instante (instantánea). Conseguir el retrato vivo (viva imagen), lo que en ingles se llama: “spitting image” podría ser la vera efigie clásica. Una documentación, la mejor identificacion de otra persona, o de sí mismo. Cuál es la cantidad de rasgos, o detalles, que completan la vivacidad, la calidad de un retrato? El retrato es el arte de representar la apariencia visual del sujeto. Charles Dickens decía que solo hay dos clases de retratos pictóricos, el serio y el de la sonrisita. La fotografía abrió, para sí misma, un montón de posibilidades entre los dos.

En el campo de béisbol” Hecho por S.

“En el campo de béisbol” Hecho por S. Un retrato mío, sin ni siquiera media sonrisa. Acertado, como todos los que me hace ella. Largos ya mis “cincuentas”, no daría un penique por mis pensamientos. Gran fondo de foto, gran momento en el disparo. Mejoran mis poses…será ella?

En Fotografía: Interpretar la expresión facial es corregir, o su posibilidad, esa expresión para el momento del disparo. El campo de Agramante son los ojos, ahí se libra la batalla por un buen retrato. No hay un buen retrato sin enfoque correcto en los ojos, preferiblemente los dos, al menos uno, el que tenga la luz más concreta sobre él. Esta es una regla de oro, salvo ‘honrosas’ excepciones. Otro ‘sine qua non’ es el tratamiento de los fondos del retrato. Buscar una luz de fondo, a ser posible unicolor en degradación a fondo oscuro, que contraste con los ojos. Tambien, despreciar las posiciones hieráticas de la cabeza, dando inclinaciones, aunque sean mínimas…En el fondo un buen retrato es como un buen plato de cocina. Un buen retratista, como el buen cocinero, no necesita mirar la receta.

Autoretrato ahora, hoy, en el estudio de Texas.

Autoretrato ahora, hoy, en el estudio de Texas. Hecho con mi nuevo vicio, el IPad. Ni siquiera sé cual es el tipo de lente, ni la velocidad, ni el foco, al que sigo en sus mediciones parciales ensimismado, con cara de tonto. Luces y encuadres, únicas posibilidades, el resto automatismo, la ‘máquina’ me dicta las recetas. Me gusta…

Fue el Quince de Marzo de Mil Novecientos Cuarenta y Cinco, en Salamanca (España). Con esta especie de celebración he cumplido mis ‘primeros’ setenta y cinco años, felizmente mientras no se demuestre lo contrario. Escribiendo de ello y de la Fotografía, que va y ha ido conmigo a lo largo de este periplo. Queda abierta la página para cumplir todo lo más que se pueda y que la Fotografía lo vea conmigo…

 

Luisma, Maypearl  TX                15 de Marzo del 2020

 

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Cuerda, José Luis…

José Luis Cuerda, en Galicia y con su vino. (Photo: X. Villarino, GETTY IMAGES)

José Luis Cuerda, en Galicia y con su vino. (Photo: X. Villarino, GETTY)

Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, España. Tablón de anuncios. Esta era la ilusión de mirar el horario de clases: Imagen_ Cuerda, José Luis. Una sola clase, sí, pero de tres horas de duración, de dura acción y aprendizaje, dos veces a la semana y en días seguidos. Un baño para quien quisiera aceptarlo, sumersión sin escafandra y con el oxígeno esperando afuera, en las aguas turbulentas de la fotografía, el movimiento, escenarios, acción y actuación, rodaje, edición…cien mil detalles que se quedaron grabados para usarlos con la propia imaginación. Para mí, dos años de auténtico master en fotografía, iluminación, composición; y el resto para aprender a ser mejor espectador de televisión. Él nos anunció, increíblemente, en una de sus clases, en 1984 precisamente, el advenimiento de una nueva religión llamada: Internet. Un pozo sin fondo…

Han pasado más de treinta años de aquellos días y todavía lo recuerdo todo, hasta el mínimo detalle incrustado en mi cerebro. Cada lección, cada consejo, listo en mi cartuchera; balas de Hipertexto, para ser utilizadas en cada imagen. Conmigo han venido hasta hoy, a lo largo de mi periplo vital. Gracias, amigo. Me acabo de enterar de que te has ido para siempre, ese disparate. Queden conmigo tus influencias, también para siempre, en cada una de mis obras. Eso sí que era ser un “influencer” y no los personajillos al uso en los Reinos de Troll (¡San Internet sea loado!). Realmente, yo no hablaba mucho de José Luis en estos años americanos, aunque en mi cabeza siempre estaba, Pepito Grillo, inundándome, bajo la toca monjil, con sus luces puntuales.

Foto del rodaje de “Tiempo después” (José Luis Cuerda) lacronosfera.com

Foto del rodaje de “Tiempo después” (José Luis Cuerda) lacronosfera.com

Tiempo después, S. mi compañera, y sin embargo amiga, sabe bien cuando, y cuanto, saco a la palestra a mi campeón, a la hora de la lucha con el diseño de mis imágenes fotográficas o pictóricas, la ‘post-producción’. Núñez Larraz me enseñó a ver la fotografía antes del disparo y Cuerda a verla después, cuando la imagen se ponía en movimiento y pasaba a ser otra, rediseñándose, y eso era otra forma de escribir y contar lo que uno veía. Escribir más y mejor…( te parece poco?). ¡Ah! Escribir, como amanecer…que no es poco. Como me ha ayudado ello a vivir en estos otros mundos! Incluidos los del proceloso Internet. Pocas cosas tengo que hacer, en este momento, mejores que celebrar, conmigo mismo, la vida (y milagros) de José Luis Cuerda, sobre todo ahora que terminó. En ruta a otros universos, esos otros bosques animados, seguiré contando con tus enseñanzas, maestro.

Llevo más de treinta años en el Internet, desde los primeros momentos, y esta es una afirmación que poca gente puede hacer. Estoy libre de los virus de los Facebook, Twitter e Instagram, esos refugios de medianías y gentes de “agriada leche”. Y esa es la otra celebración de Cuerda, motivo de agradecimiento, también. Portador del mejor virus, el del buen humor, contagiado de Azcona, Camba, López Rubio, Jardiel… Algún día tendré que escribir algo sobre las aventuras de López Rubio en Hollywood. Del cine de Cuerda no me hace falta hablar, hoy. Descansa en paz. “Sit Tibi Terra Levis”—“Que la tierra te sea leve” (‘Se Te Ve Tierra en los Levis’— traducción libre de Luisma.)

“Addie Bundren camino del ‘otro’ bosque animado” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Addie Bundren camino del ‘otro’ bosque animado” (Photography:
luisjimenezridruejo.com)

‘Celebrar’ una muerte, en el mejor sentido de la palabra: celebrar. O en el mejor sentido de la palabra: muerte; si es que tiene algún sentido semejante cosa, que me temo que no. Aún así, se me ocurre que la muerte es un disparate, cualquier acepción —tiene muchas—que se le dé a la palabra: disparate. Palabra, en castellano, que por otro lado me encanta, deliciosa. Muerte, no tanto. Aquí, desbarrando…y eso que no ha llovido. Y es que me puedo permitir el lujo; en este “blog” no admito comentarios, que para eso me afané yo al diseñarlo, técnicamente para escurrir el bulto, para evitar que los estultos ‘de guardia’—algún ‘troll’ de ‘mala muerte’—tuvieran la satisfacción de ‘facebuquearme’, ‘twitearme’ o incluso: ‘instagramearme’ (que eufónico!), con sus críticas.

Hay muchas maneras de perder el tiempo, y la salud, pero esas…lejos de mí!  Una admonición no es un consejo, es un discurso con que se hace ver un mal y se invita a corregirse. Gracias, jefe, sigo “al pie” tus admoniciones: primero comer, luego dormir, luego follar (las tres cada vez menos) y luego la fotografía y la pintura. El humor es y ha sido siempre un espejismo y el más delicioso de los humores bebestibles. “Antes morir que perder la vida”…Don Miguel de Cervantes y Don José Luis Cuerda, los dos en mi santoral particular. Y el mejor, y más cinematográfico, sinónimo de muerte que he podido encontrar:

 

                                                                    THE END.

Luisma, “la monja”, Maypearl TX             2 de Marzo del 2020

 

  • Mi última referencia a José Luis Cuerda, en este ‘blog’:

‘Post’ en Agosto pasado. “Amaneciendo…que no es poco”  

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New York City

“El puente de Brooklyn y Manhattan” Vista desde el Promenade en Brooklyn Heights. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“El puente de Brooklyn y Manhattan” Vista desde el Promenade en Brooklyn Heights. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Hace cuatro o cinco años que no voy a New York, y ya voy echando de menos la ciudad, la capital del mundo, se pongan como se pongan los que se pongan. Lo digo con conocimiento de causa, después de muchos viajes y mucho patear sus calles y sus barrios, los parques y los jardines más recónditos, todos esos sitios de las mejores fotos.  Nada que ver con los circuitos turísticos, aunque también los haya usado, y algunos hasta tengan su gracia. Echo de menos Brooklyn y sobre todo Manhattan, aunque parezca una obviedad, pero es que son las partes que mejor conozco. Sus sensaciones están grabadas a perpetuidad en mi memoria y una de ellas —extraño, sí— la sensación de familiaridad, solo sentida al circular por los “cañones” profundos de la tercera o de la séptima avenida; la sensación de no poder ver el cielo, el horizonte es siempre alto, estratosférico. En New York el cielo casi no existe, a no ser que estés tumbado en la hierba de Central Park. O agarrado a la barandilla de la terraza del Promenade en Brooklyn Heights; tipismos aparte, esta vista es el retrato más poderoso que se puede hacer: el alma de la City.

New York, la ciudad donde los grises son un arte y una salvación” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

New York, la ciudad donde los grises son un arte y una salvación” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Y los puentes, siempre los puentes, todos los puentes. Cientos, hasta los más pequeños, incluso los que no están sobre corrientes de agua, sino a menudo sobre barrios enteros, puentes de andar y puentes de <Metro> sobre áticos, tejados y terrazas, estas algunas veces con restos de mobiliario, cubiertos simplemente con lonas. Palomares y hasta gallineros, rematados por los cilíndricos, y encapuchados cónicos, depósitos metálicos de agua. Y escaleras y escalerillas que no conducen a ninguna parte, aparentemente, si acaso al cielo. Y grafitis por todas partes y en los sitios más impensables y difíciles de alcanzar, peligrosos. La ciudad donde los grises son un arte y una salvación. Acostumbrado a los puentes romanos de piedra y silenciosa vida eterna; las piedras viejas y fotogénicas, como las llamaba el siempre recordado Pepe Núñez; los puentes americanos, casi siempre metálicos, tienen un ser especial: los huecos silbantes melodiosos. En New York los puentes tienen música, la música de la vida.

“New York, 1980” Photography by Ernst Haas.

“New York, 1980” Photography by Ernst Haas.

Para explicar New York a los neófitos de su culto, uso siempre y dependiendo del día, los museos y los olores de la ciudad, a más de alguna icónica foto de Ernst Hass, esto siempre es bueno para afirmar su color. De los museos neoyorkinos, está casi todo dicho y diariamente ratificado, la ciudad es una caja de variopintos museos, la abres y salen toda clase de ellos. Tiene cien museos, sin contar los no acreditados oficialmente, colecciones privadas visitables solo por “recomendación.” Algunos de estos he visto. El campeón, el número uno es el MoMA (Museum of Modern Art), impecable, magnifico, insustituible, ejemplar, señero. Diseñado y reformado sucesivamente por, entre otros, Philip Johnson, Cesar Pelli y Y. Taniguchi, solamente hay que citar: tres millones de visitantes al año, y está dicho “casi” todo. Uno de los pocos museos del mundo donde el público es parte de la exhibición. ¡Más de 8000 visitantes diarios! Los viernes, después de las 5:30, visitas gratis. ¡Modélico! Y el “gran público” se extraña de que todos los artistas queramos ser uno de los 90000 en colección, a cualquier precio, e incluso por donación, tan difícil como el regalo. Oh! Valhalla inaccesible!

MoMA (The Museum of Modern Art)__11W 53rd St, New York, NY 10019 (Photography: luisjimenezridruejo.com)

MoMA (The Museum of Modern Art)__11W 53rd St, New York, NY 10019 (Photography: luisjimenezridruejo.com)

A mí, New York me huele bien, son los múltiples aromas definitorios de la City que me hacen olvidar otros fétidos, incluidos los de la corrupción política. Para muestra, valgan un par de botones. Olores ambientales de las calles; salir o entrar, con la bufarada de aire, en una estación de <Metro> en Manhattan a cualquier hora, olor a almendras garrapiñadas, recién cocinadas. Olor familiar que se mantiene en la ropa hasta que subes en un ascensor y el soplido de su hueco lo succiona. Y luego, está el olor eterno a pizza en las calles de “La Pequeña Italia” mezclado con los olores múltiples y pegajosos de las tiendas de ultramarinos, especias y condimentos, en su mayoría “falsamente” italianos, recriados en granjas de estados del Medio Oeste o México; aceites españoles embotellados por marcas italianas y olores a humo de panaderías, que son siempre francesas, aunque regentadas por emigrantes rusos y polacos. Olores que se propagan en pomos hasta el Bronx y el más allá. En las calles “hacia arriba” de la 42, las callejas traseras disparan por sus ventiladores un único y mismo olor a cocina, sea cual sea la etnia o la especialidad del restaurante. Los olores son nostálgicos, sobre todo los de cocina. Increíble la mezcla de efluvios, el olor lígrimo a la ciudad de New York.

“El MoMA, uno de los pocos museos del mundo donde el público es parte de la exhibición” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“El MoMA, uno de los pocos museos del mundo donde el público es parte de la exhibición” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Son tantas las cosas que se echan de menos que la única idea sería: una macro síntesis diversificada—ya sé, tal cosa no existe, es una parida—pero la idea está bastante clara: unas cuantas sensaciones y detalles en el recuerdo. Contemplar los vapores humeantes de las cloacas, sobre todo si llueve o nieva; levantar la vista al paisaje acústico, estruendoso de ruidos motorizados sinfónicos; viento de cornisas, madera y metal de coches, percusión de marras y sirenas de policía, ambulancias y bomberos, sinfonía sin solución de continuidad. Agradable o no, a la larga, eso ya es harina de otro costal. Ruidosa, los ruidos vienen de abajo, de los “adentros”, del vientre apocalíptico, entrañas suburbanas; o de arriba, del retumbe de los “altos”, estilizados farallones de cemento y cristal. New York es una ciudad siempre en obras, tomándose contínuamente el pulso a sí misma. Manhattan, a fecha de hoy: 1500 fachadas de edificios en reparación. Me gusta estar allí, pero nunca más de quince días seguidos y tampoco al cambio de estaciones. Realmente, no podría vivir “de quieto” en esa ciudad monstruosa, a la que adoro y que puede llegar a asfixiarte, como una mala novia con sus exigencias. Lo mejor para no olvidarla, algo difícil, si no imposible: las representaciones cinematográficas; ecos del movimiento y riego de refresco y mantenimiento en la maceta cerebral.

New York es una ciudad para hacer miles de fotografías, o ninguna. Puedes, simplemente, quedarte con esas imágenes entradas por el ojo, que todavía es la mejor lente fotográfica que tenemos. Imágenes mentales indelebles, procesadas y fijadas entre la cabeza y el corazón, con impulsos eléctricos de ‘perpetuum mobile’… New York City, una ciudad de recuerdos exactos.

Luisma, Maypearl TX            3 de Febrero del 2020

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Las vueltas del mundo

“Grupo salvaje” Burgo de Osma, 1919

“Grupo salvaje” Burgo de Osma, 1919

Son las tres de la mañana de un sábado cualquiera en noviembre del año 2009, año de nuestro señor, que así se le decía antes. Como no tengo nada mejor que hacer, cierro el libro que estaba leyendo y al poner la marca en la página, la sostengo en la mano, por un momento, y me quedo un rato pensando en la gente que aparece en ella. Es una foto, una de las varias de esa misma época, fotos de mi niñez y de la de mis antepasados, que utilizo para marcar libros. Es la misma que encabeza e ilustra esta croniquilla que estáis leyendo.

Y el tiempo de esta foto, no tiene pérdida porque está situada y fechada, y esto es lo primero que me da que pensar: Burgo de Osma (Soria, España, por si acaso alguien…) Quince de septiembre de 1919 (!) Anteayer, que le dicen! Dentro de poco esta foto será centenaria y, la verdad, me parece increíble tenerla en mis manos. Que poco sabían, hace noventa años, que un hijo de uno de ellos iba estar escribiendo en memoria suya, mientras contemplaba sus rostros y sus hechuras, más allá del año 2000. Y admirarme, en ellos, en los de la foto, de la certeza del molde de lo que yo, y entre otros, mis hijos y mi nieta, somos la huella. La familia.

Y como ha llegado todo a ser como es? Las vueltas que ha dado el mundo! Para empezar, ninguno de ellos está vivo, supongo. Alguno, de los de la foto, no tengo ni idea de quiénes puedan ser, posiblemente tíos mios. Los otros, los que sé, o los que adivino, me consta quién son o quiénes eran. Como ejemplo, el niño de la derecha abajo, el de los pololos y la camisita con esclavina, el que arrastra la rodilla a lo John Wayne, el más guapo de todos, mi padre. Los autores no se ponen de acuerdo sobre quién era más guapo de niño, él o yo. Tengo fotos mías, a esa misma edad, que pueden apoyar convenientemente mi candidatura. Desde luego, me parecía mucho a él. Según algunas autoras, parece que demasiado!

La niña más mayorcita, la inmarcesible Tía Trini, a la que siempre echo de menos, y que en esta fotografía me descubre los rastros y el porte de mi hija y, sobre todo de mi nieta. Que gran misterio los parecidos y las herencias biológicas! La otra niña, la que soporta al niño más pequeño (El Tío Susete? Otro guapo más tarde) debe ser la Tía Marita, hermana de ella y que por esas cosas de las familias, y las vueltas que da el mundo, solo pude ver durante un par de minutos a lo largo y ancho de una vida entera; siendo tan hermana como los demás, aunque más despareja en los rasgos físicos. Los otros dos chicos tienen el aire familiar, pero ni idea de quién puedan ser. La foto indica por detrás que se trata de una colección de sobrinos.

Todas estos fotos, que uso para marcar páginas de los muchos libros que siempre tengo al retortero, me traen indefectiblemente el mismo pensamiento, recurrente una y otra vez, valga la redundancia. Dentro de cien años, cuando ya estemos, todos los de ahora, tiesos y calvos, habrá alguien que diga, en una noche cualquiera de noviembre del 2109, y a lo mejor leyendo esto mismo—mira, este Luisma que escribe, y estos de la foto, eran mi familia.Y puede que le entre un escalofrio de emoción, como a mi sosteniendo esta foto. Cuanto me gustaría ver a ese alguien y saber de él, o de ella! Como me gustaría ver y saber de las vueltas que haya dado el mundo!

Sirva este escrito a modo de mensaje en una botella para ese personaje nonato del futuro al que ya, desde hoy, considero uno más de la familia. Ese que, quizá para entonces, ya habrá visto “cosas que [nosotros] no creeríamos, incluidos los Rayos-C brillando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser y todos estos momentos que se perderán en el tiempo…como… lágrimas… en la lluvia.” *
_____Roy Batty (“Blade Runner”)

Triptych “Tannhäuser Gate” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Triptych “Tannhäuser Gate” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

*I’ve seen things you people wouldn’t believe…I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All these moments will be lost in time… like… tears… in rain…

(Originally posted November 30, 2009)

Y, por fin, la foto del “Grupo Salvaje” se ha hecho centenaria, cosa que amenazaba ya hace diez años (Parece mentira! Diez años!) Era cuando escribí este post que hoy vuelvo a colgar al fresco de la noche tejana. Noche decembrina, en los dinteles del año 2020 (Que barbaridad! Que deprisa , la vida!) “El caballo ya va desbocado camino del precipicio, del salto final a lo desconocido…”

Mucho he cambiado, de todo, hace diez años vivía y escribía en Pittsburgh, hoy lo hago en Texas, donde me he reencontrado con la naturaleza, y la pintura y la fotografia diarias. Otros asuntos también, como los problemas de salud, por ejemplo, aunque esto era algo que esperaba; los años no perdonan, ni a mí, ni al mundo, aunque sigamos dando vueltas…Veremos que pasa de aquí en adelante. Me he alejado de las ciudades, excepto Dallas de largo en largo, como en las piscinas, taloneando la pared para tomar nuevo impulso. La pradera silente me ha acercado a mi mismo, y sobre todo a S.

Quién me lo iba a decir, ya son treinta años en América!

 

Luisma, Maypearl TX         7 de Enero del 2020

 

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Grandilocuencia (y II)

“Washington, Jefferson, Roosevelt (Teddy) y Lincoln” Mount Rushmore, South Dakota

“Washington, Jefferson, Roosevelt (Teddy) y Lincoln” Mount Rushmore, South Dakota

Resulta que la grandilocuencia anda rondando agitada, apretadamente, dentro del mundo actual. Una vez más, son los ciclos. Uno se da cuenta cuando la sociedad da bandazos y siempre van en la misma dirección, hacia la derecha e incluso más allá. Las imágenes que provocaban estas sensaciones estaban siempre ahí, siempre lo están, solo la atención del momento las hace más obvias. Las caras de los presidentes en Mount Rushmore, por ejemplo, es grandilocuencia en estado puro y cocinada sin condimentos. Nada más grandilocuente que unas caras de piedra talladas fuera de su escala natural y en tamaños monstruosos (Rushmore, Valle de los Caídos…). Una de las cosas que la gente me cuenta de ver las cabezas de los presidentes al natural es que no producen emoción ninguna, un atractivo fundamental y necesario en toda obra que pretenda ser arte. Al parecer no hubo criterios claros, ni el resultado tiene buenas sensaciones. La grandilocuencia, como una de las ”virtudes” de los fascismos, cualquiera que sea su signo, conlleva el hecho de su tremenda obviedad. Dictadores bajo piedras exageradas de miles de kilos. Presidentes, cuyas cabezas rocosas conforman montañas; todo extremado, desmedido, difícil de abarcar y de aceptar. Precisamente, lo contrario de la sencillez que siempre aparece en los destellos del brillo, en la facies sonriente del Arte.

“Una cara positiva de la grandilocuencia: el puente Golden Gate, en la bahía de S. Francisco, California. (Photography by Christopher Michel)

“Una cara positiva de la grandilocuencia: el puente Golden Gate, en la bahía de S. Francisco, California. (Photography by Christopher Michel)

En otros escenarios, aquí y ahora. Texas, visto desde arriba, a vista de “dron” (¡como no!) para que la exageración inherente, cuadruplique las sombras como en la brillantez apabullante de un estadio de futbol americano, o béisbol, y eso en la iluminación más común. Estos estadios contienen y reflejan, proyectan, la grandilocuencia habitual de una buena parte de este mundo, todavía “nuevo” y rechamante. En Texas, hay estadios de escuelas de bachillerato, mayores y más capaces, mejor dotados que la mayoría de los estadios españoles de la Liga de Fútbol (primera división). La nación entera se baña con los focos de esta luz, casi religiosa; es como un culto, un nuevo vellocino de oro. Todo diseñado, precisamente, para magnificar la elocuencia de la grandiosidad y el orgullo del, a marchas forzadas ya avejentado, imperio norteamericano. El imperio de los sentidos, del brillo fútil y la soflama, rodeados, demasiado, por millones de “pescados” escurridizos, vomitando y retorciéndose en las “redes sociales.”

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

Este pobre presidente actual ha visto como se lo eleva a las alturas de los infames del mundo, usando la escoria de la grandilocuencia como arma arrojadiza. Donald más que el pato, parece el otro, Dumbo Trump, el elefante dentro de la cacharrería. Un número de circo diario con el mayor payaso convertido en jefe de pista que, en vez de sumar, divide y con el peor estilo posible: hortera neoyorkino. Y, lo peor de todo: ignorante e iletrado. La grandilocuencia faltosa y mentirosa, espectacular en sí misma, unida al vocerío, la chulería y el insulto, acaparan la atención de lo más florido de cualquier sociedad. La moderna grandilocuencia es de generación oculta y tramposa y se asienta en todas partes, emitiendo signos cada vez más claros. Puntos de apoyo, pequeños o grandes, de los del tipo: “…dádmelos y moveré el mundo”. En lo que a nuestro negocio se refiere, en las Artes Plásticas, es un agujero en el que es muy fácil caer, y muy complicado salir. En la música, tres cuartos de lo mismo, siempre con el volumen a tope y las voces tapando voces. La grandilocuencia es una forma de agresión como otra cualquiera, una forma de agresión muy actual.

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

La grandilocuencia solo se exhibe en la naturaleza cuando se trata de la definición (¿fotográfica?) del universo, ahí nos perdemos en el vuelo mental, sideral. La naturaleza es sabia hasta ese punto, siempre rozando, nunca dando. Es el sueño más individualista, los sueños tienen que serlo siempre, obligatoriamente, como las guerras. Soñar es la sola grandilocuencia permitida. En un mundo en el que las guerras son “el pan nuestro de cada día”—que gran contradicción!—las viejas signaturas de nuestra grandilocuencia, herencia del Renacimiento, no se hacen esperar, cada mañana: músicas rimbombantes, rechinantes, adobadas con todos los toques de la percusión más atronadora, asaetean todas las rendijas de nuestro cerebro. En el que tiene pinta de ser otro ciclo vital, en mi caso puede que sea el último, mi grandilocuencia se traduce en 24000 fotos, ‘todas seguidas’, y fotografiando, “que es gerundio” *, y así vamos…

Al “cierre” del post, he recordado esta vieja definición de Picasso, de los años sesentas: “un poster es un grito en la pared”, una píldora de grandilocuencia liofilizada: secada al vacío y fría.

(*) Recordando al “viejo” Z.J.-R., mi padre, al que sigo siempre echando de menos. Comparado conmigo, él sí que era un niño, de los de después de la guerra…

Luisma, Maypearl TX        15 de Diciembre del 2019

 

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Grandilocuencia (I)

“Un poco de grandilocuencia…qué más da, ¿no?”— Photo: Brooklyn Bridge, New York (by Mary Hautman)

“Un poco de grandilocuencia…qué más da, ¿no?”— Photo: Brooklyn Bridge, New York (by Mary Hautman)

Una palabra que me ronda últimamente, no por repetición, que también, sino porque flota en el aire, ella y sus efectos. La palabra canta una obviedad que no requiere explicación. De tanto aparecer y corretear sus efectos en este mundo de hoy, en las dichosas redes sociales y sobre todo en este país, los USA, donde hacía tiempo que lo imperial no se notaba tanto, las dos palabras se reconocen al espejo; ocho años de Obama y casi ninguna grandilocuencia, quizás por la constante y cinematográfica repetición de lo de “la caída del imperio”, ya se sabe, de vez en cuando “una de romanos”. Un solo y escaso año de Trump y el palabro se ha subido a la torre más alta de Manhattan. Y lo que es peor, como si hubiera estado ahí, entre tinieblas, desde los tiempos de Lafayette…ya, hombre, ya sé, yo también estoy exagerando. O quizás no?

En fin, que como dijo el otro: ‘No hay sangre sin imperio, ni imperio sin sangre, o sin grandilocuencia (sic), y que aquí el más tonto hace relojes, o puede ser presidente. Yo mismo, con perdón, sangraba la dichosa grandilocuencia—por las narices, lógico—al grito, como cualquier dictadorzuelo italiano, manipulando lo de la grandiosidad, a lo grande, por decirlo así de bobamente. Me explicaré: grandes lienzos y grandes cortes fotográficos, sin contar con los problemas técnicos, los del oficio, multiplicados y asediando en cada esquina de los cuadros, y en cada ‘pixel’ de las fotos.

“Los pelillos del antiguo celuloide son, ahora, briznas digitales…”— “Matrix” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Los pelillos del antiguo celuloide son, ahora, briznas digitales…”— “Matrix” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Grandilocuencia se puede utilizar no solo con las palabras, también con las imágenes fotográficas e incluso con la pintura; solo depende del uso que le des a tu detritus cerebral. Y no es que me haya mirado al espejo, esa maldita manía, y me haya visto las ramificaciones de la grandilocuencia saliendo de las orejas, como antenas receptoras del aplauso fácil e ignorante, no es eso, es que las últimas pretensiones fotográficas se me han disparado a los espacios y cantidades siderales, que diría Diego Valor, el Capitán Espacial de la radio española de los años cincuenta del ya pasado siglo. Rebuscar hacia atrás, es lo fácil; hacia adelante es cada día más complejo.  Un recuerdo, aquí, a una de las pocas grandilocuencias “democráticas”, un avión: el Concorde. Nació y murió antes de tiempo.

 El trabajo se titula, de momento: “los mundos” (ya veremos cómo acaba llamándose, seguro que, al final, se titulará a sí mismo…) y ya se me empieza a ver el rabo de la grandilocuencia, y no hemos pasado del título. Sintetizando: tiene este trabajo, ya “tiradas” más de 24000 fotos, que se han quedado en 16000 en un primer paso por la ”pulidora”; una “limpia” de defectos técnicos y temáticos. Lo dicho: cantidades siderales y una pérdida de instrumento óptico considerable, que me ha llevado, sin remisión, la semana pasada, a una operación de cataratas, salvaguarda de un enfoque y una captación de la luminosidad que empezaban a fracasar sin remedio.

“…hacia adelante es cada día más complejo…” –- “Abstract” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…hacia adelante es cada día más complejo…” –- “Abstract” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

El trabajo en sí, en sus primeros cientos, estaba falto de sencillez y algo sobrado de elocuencia solemne y casi ridícula. Lo que era al menos una tendencia que yo podía reconocer; soy el más tajante critico de mí mismo. Ahora, varios miles, muchos, después, y cuando ya algunas gentes de bien me han ponderado el producto de ya casi cuatro años de trabajo casi diario, lo que me toca es salvar todos los defectos, tachones registrados y filtrados por la contemplación. Los pelillos del antiguo celuloide son ahora briznas “digitales”, asequibles de reparar y limpiar. Altisonancias, pomposidades y algún énfasis exagerado o demasiado espectacular ¿Defectos más que declarar? Sí, claro, probablemente los que vienen voceados por los críticos de turno, lo clásicos que no dan pie con bola, sea pintura o fotografía, pero se permiten el lujo de decirte como debes hacer las cosas.

Y así voy como acelerado, uno no se puede dormir en los laureles, reducido a su propia pompa como si hubiera ganado algo o subido a alguna cima, sorprendiéndome a mí mismo usando la palabra ‘nefanda’: creatividad. Y, a mayores, el posesivo ‘mi mundo’, como si fuera “san dios”. Pero, la verdad es que me place lo que estoy haciendo, creando un mundo (o, varios) en el Nuevo Mundo, en el que me gusta sumergirme y así olvidar que estoy en el final de todo, o casi todo; un callejón con salida, pero muy mala, chapoteando y para no volver. Es la tercera edad, esa cosa tan vulgar.

“…el final de todo, o casi todo…” –- “Tannhäuser Gate” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…el final de todo, o casi todo…” –- “Tannhäuser Gate” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Quien quiera puede asomarse a mi balcón, entrando como el que entra por la puerta giratoria de un banco, por el link: luisjimenezridruejo.com/photos, donde hay una pequeña galería de tres páginas que pronto se convertirá en una mucho mayor con el añadido de unas trescientas fotos; una selección, en lo que s ha convertido lo que originalmente era un ‘top 40’ (algo así como los 40 principales). Una forma más de ver lo que estoy haciendo es entrar en mi blog: www.dustsweatiron.net, donde algunas fotos pasan a ser ‘ilustraciones’ de mis escritos. Un poco de grandilocuencia…qué más da, ¿no? Tratándose de mí mismo…”peccata minuta”, autojustificacion culpable. No se hable más de este enojoso asunto. (sale por el foro).

(Continuará…)

Luisma, Maypearl (TX)       19 de Enero del 2019

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De Patronazgos varios

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Esta mañana me levanté pronto, de madrugada (de acuerdo con mis estándares horarios), es decir, con el sol ya sobre las cejas y noté que bajaba un fresquito aparente. Parecía ser el primer día de otoño, lo que contrastaba con las semanas anteriores, hasta ayer con las temperaturas en los “noventas” (Fahrenheit, claro). El verano se había terminado y el fresco empezaba a hacerse de notar, he dicho antes que “bajaba”, pero esto serian “fake news” (noticias falsas), la nueva denominación para la mentira, sea falsedad, fingimiento, falacia,  farsa, simulación, o simplemente mentirijilla. El fresco, aquí, no puede “bajar”, como no sea de una dudosa nube estratosférica, porque no hay una montaña, ni siquiera una colina, en muchas millas a la redonda. Recordemos que estamos en el prehistórico fondo de un mar pelágico desecado por los siglos y tan plano como una tabla de planchar.

El caso es que caí en la cuenta de que hoy era 21 de septiembre, es decir: San Mateo; o sea: el clásico y antiguo día final de las Ferias y Fiestas de la villa de Salamanca, mi pueblo allá en la vieja España; o también: el último día de verano y el primero de otoño, de acuerdo con la “tradición”. No lo es más, las fiestas se han reducido a la semana del 8 al 15. La cuestión es quizás: quién “inventó” los patronazgos de los pueblos, derivados de la religión; con los Romanos y antes, eran dioses particulares de cada cosa. Fue la Iglesia Católica, o alguien más metió el dedo en la tarta…? En cualquier caso, la tradición vuela casi siempre cogida por los pelos y es una perdiz que cada uno marea a su antojo. Carezco de la información, y tampoco me importa mucho, del porqué y desde cuando los patronos de Salamanca son: San Juan de Sahagún (12 de junio) y la Virgen de la Vega (8 de septiembre).

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

A mí, particularmente, me gustaría más que el patrón fuera San Mateo. ¿Razón? Ninguna. El 21 de septiembre me parece una fecha perfecta—ni verano, ni otoño—para ser el día del patrón y que así mismo fuera mi día de Navidad, mi Primero de Mayo, mi día de Año Nuevo, mi Día de la Independencia (no sé de quién, de Napoleón, quizás?). O sea, todas las fiestas concentradas en un solo día de celebración y borrón y cuenta nueva. Magnífico. Con razones de “tanto peso” se han creado innumerables tradiciones a lo largo y ancho de la piel de toro (lo siento, como siempre adorando los clichés, no me puedo resistir). No sé porque recuerdo aquí el patrón de las fiestas de Luarca (Asturias): San Timoteo, tradición “creada”, al parecer, por un grupo de señoritos oriundos de la villa, con la inestimable ayuda, probablemente, de la sidra. Ni siquiera vivían en el pueblo, solo iban allí en verano; desde Madrid, seguramente. Seguramente, también, el párroco del pueblo estaría encantado y se apresuraría a bendecir convenientemente la cosa. Todo por la causa, aunque sea de cachondeo.

Me cabe aquí invocar al espíritu de la primera promoción de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, en España, la archifamosa y tradicional. No es difícil, juntábamos un grupo original, de diferentes caletres, incluidos varios fantasmas, entre alumnos y profesores, había gente para todo. Hoy, quiero solo recordar mi directa participación en una de estas tradiciones instauradas a “dedo”, o “dedocráticamente”, por unos pocos y de total cachondeo. Era allá por los primeros años ochenta del pasado siglo, se acababa de crear la nueva facultad, y nos salía la dichosa “creatividad” hasta por las orejas. Un grupo de alumnos, con algún profesor entreverado, “decidimos” otorgar a San Marcos el patronazgo de nuestra escuela y retener un día, o varios, de convenientes festejos patronales. Quiero suponer, y espero, que dicha “tradición” continúe a lo largo de los años, ya más de treinta (quién lo diría!) y no haya sido flor de un día, o de aquella primera promoción, por buena que fuese. Obvio es anotar que la elección de dicho “santo patrón” fuese porque las pinturas y los cuadros casi siempre necesiten el realce de los “marcos.”

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Los pueblos americanos, salvo “honrosas” excepciones, no tienen santos patrones, ni nada que se le parezca, ni siquiera aquellas poblaciones que, de por sí, llevan nombres de santos: San Luis, San Francisco, San Diego, y cientos más. Debe ser lo de la separación de iglesia y estado. O será que los “fundadores” del país, contrariamente a la creencia popular, no fueron los llamados: “padres de la patria”, sino un montón, cientos y cientos de tribus (naciones) nativas de estas tierras y que no sabían, por supuesto, nada de santos cristianos. Sí sabían de praderas, búfalos, piélagos, más de nomadeo y caza que de agricultura…de montañas y bosques y todo aquello que hace de este país, una maravilla…tanto que uno se pregunta: como sería esto antes de 1492, antes de los famosos “conquistadores”? ¿Y… quién conquistó a quién? Belleza cruda y difícil para aquellos primeros “turistas” europeos que buscaban Asia y El Dorado…

Maypearl (Texas) es el pueblo en cuyo término está el rancho de S., en el que vivo, pura pradera verde tejana, veinte minutos al suroeste del centro de Dallas. Pequeño lugar, hace cuatro años éramos ochocientos cincuenta habitantes en el pueblo y un montón de también pequeños ranchos y fincas rústicas, alrededor. El sitio son dos calles, una de ellas es la carretera pasando por el medio, como antiguamente en Castilla, la comarcal FM 66 (Farm to Market 66). Sin bares, ni restaurantes, ni hotel…solo dos gasolineras, dos bancos y dos iglesias, las cosas a pares parecen más, un supermercado suficiente y una escuela secundaria de bachillerato, moderna y correcta, mezclando lo científico y las humanidades. Un auténtico “dormitorio” en medio de la pradera, sin ninguna posibilidad de vida social, que por otro lado, en esta parte del pais es inexistente, incluso en pueblos muchísimo mayores.

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Colección “Ni Verano,ni Otoño” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

El enclave nació a mediados del siglo XIX, alrededor de una estación-apeadero del ferrocarril algodonero, con un banco-cárcel, una cantina-iglesia y cuatro, literalmente, casas-casas, presididas por su inevitable “watertower” (depósito de agua) al final de un tramo de vía muerta. Todo muy de película hollywoodense, incluido el hecho de que los fundadores del lugar quisieran “homenajear” al prócer dueño del ferrocarril asignándole el nombre unido de sus dos hijas, May y Pearl (Maya y Perla). En fin, que a mi vez, no me cuesta nada hacer una petición formal, de viva voz, en un Townhall Meeting (reunión municipal) para que se nombre a las “santas”: May y Pearl, patronas del pueblo y, sobre todo, para que se celebren fiestas, que toda ocasión es buena. Lo único es que a lo peor, y ya de mayorcitas, no fuesen ni santas, ni vírgenes y no se tiene noticia de que las niñas fueran mártires. No importa, en las películas de Hollywood vale todo. “Nobody is perfect”. Es cosa sabida…                                                                                                                                                                                                                                                                                

Luisma, Maypearl (TX)                  3 de Noviembre del 2019

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50 años después… y quinientos antes (Notas para la celebración de medio siglo del viaje a la Luna del Apolo 11)

Misión Apolo 11. Comandante Neil Armstrong y pilotos Buzz Aldrin y Michael Collins

Misión Apolo 11. Comandante Neil Armstrong y pilotos astronautas Buzz Aldrin y Michael Collins

Camina lentamente, el paso acompasado a las notas de las vihuelas y caramillos; inhiesto, aunque no marcial, cojea ligeramente, este es, por fin el momento de una vida, buscado sin tregua. Toda la nobleza, apresurada a estar en Sevilla, abriendo calle al ayer nombrado Almirante de Castilla y de la Mar Océana. El señor Don Cristóbal Colón, también otorgado ayer: Duque de Veragua, de ver mucha agua, ha concitado a todo el mundo, desde hoy el Viejo Mundo. Bajo los altos cruceros de la Catedral de Sevilla, es el Tedeum de la católica Reina Isabel, celebración del primer viaje a América. Han pasado quinientos años, desde los también altos cruceros de Manhattan se abre paso, lentamente, la gran comitiva de automóviles descapotables que exhibe al Almirante del Mar de la Tranquilidad y del Gran Espacio Exterior: Astronauta Neil Armstrong y a los pilotos astronautas Aldrin y Collins, modernos hermanos Pinzón. Como aquellos cosmonautas, caen volando desde las alturas miles y miles de papelillos revoloteando, es la “ticker-tape parade”, la celebración a la americana del primer viaje a la Luna. El Nuevo Mundo se hizo Viejo ese día. ¿Que otros mundos, aunque sean vacíos, faltan por celebrar?

Fueron dos viajes muy arriesgados, similares, hacia lo desconocido—lo único a lo que tenemos realmente miedo—el mundo y sus confines es para los audaces, el universo también. Durante las, más o menos, seis horas que dura la travesía hacia América en avión comercial, mirando allá abajo, las olas del Atlántico; uno se figura lo que debió ser la desolación en tantos días de navegación, de tanto ‘ver agua’. Al menos los tres astronautas del Apolo 11 sabían, casi todo, lo que les esperaba, aunque el más mínimo misterio era objeto de dudas corrosivas. Recuérdense los eternos minutos en el último escalón del Módulo Lunar, antes de decidirse a dar el primer paso en la Luna. Quizás todo era la realización de la inmensidad de la pequeñez humana, algo que siempre se nos olvida en otros momentos. Que ha cambiado desde aquella noche lunar frente a una pantalla de TV en blanco y negro, aparte del color? De repente, todo empezó a ser en color.

“ La Luna está vacía, pero es una magnífica desolación” (Buzz Aldrin)

“ La Luna está vacía, pero es una magnífica desolación” (Buzz Aldrin)

Las preocupaciones parece que vienen siendo las mismas o parecidas. Los navegantes de hace cinco siglos pendientes de la flotación en una cáscara de nuez. Los astronautas de ayer, pendientes del próximo ruido sin interpretación, entre los miles de cachivaches de la cápsula. Todos rodeados de espacios desconocidos, abismos insondables entonces, al igual que hoy, en un espacio exterior, y de medición tan ‘absurda’ como incomprensible, o diría mejor: inabarcable. El ritmo de las aguas batiendo incesantemente las bordas y el viento sacudiendo las jarcias y las velas; a poco que se suban tres pasos de una escala, se apercibe la sensación de estar en la cáscara de nuez. Y, en la noche no mirar a las olas, mirar a las estrellas. Quinientos años después, el silbido de un movimiento inapreciable a pesar de la velocidad, el crepitar de los números electrónicos de aquellas ventanillas de ordenador, simulando un motor impulsador inexistente. Ambas navegaciones sin referencias visuales. Solo las estrellas durante la noche. Solo las estrellas durante el día. Igual, pero no lo mismo. “…Y el mar dará a cada hombre una esperanza nueva, igual que el dormir trae sueños del hogar.” (Cristóbal Colón).

Son ya cincuenta años y parece mentira, como ha pasado el tiempo y no se ha vuelto a la Luna. Desde que terminó el programa Apolo, tampoco nadie ha querido ir más lejos. ¿Para qué?  Pareció mentira? Muchos hablan de conspiraciones, falsedades, puestas en escena, montaje televisivo. Hemos leído de todo, opiniones mil, fundadas o no, da igual. Fue una carrera muy dura y enconada con los soviéticos y esa pugna fue la verdadera razón de tal gasto extraordinario y posiblemente desproporcionado. Fue otro episodio de “La mía es más grande” y aquel espectáculo mundial costó, como decíamos en aquellas calendas: una millonada; incluso con cesiones de otros proyectos científicos a la carrera espacial. Se crearon, ya para los restos, auténticos equipos selectos de trabajo, nada que ver con lo deportivo y surgieron, como por ensalmo, historias de heroicidad que prendieron en los corazones de las gentes. Todo por dos horas, treinta y un minutos y cuarenta segundos de estancia en la superficie de la Luna, el tiempo de un partido de futbol, con prórroga…Aldrin dijo al echar pie a luna: “La Luna está vacía, pero es una magnífica desolación”… nada que me sorprendiese a mí, yo he estado muchas horas “en la luna”, y sin traje espacial.

“…tampoco nadie ha querido ir más lejos…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…tampoco nadie ha querido ir más lejos…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Y si quinientos años antes era la melenita de D. Cristóbal, moda del tiempo en todos sus retratos, hace cincuenta era el “crew cut”(corte tripulación) de Mr. Neil Armstrong, comandante del Columbia, corte de pelo que, salvo en EEUU, se llama “a la americana”. El astronauta nació en Wapakoneta, Ohio. USA está lleno, por supuesto, de nombres indios en sus mapas, en este caso territorio de las tribus Otawa, Seneca y Shawnee. Una fábrica de mantequilla y una planta de neumáticos “Goodyear”, para los entonces tres mil habitantes. Tampoco me sorprende a mí que vivo en tierras de Waxahachie, Texas, indios Tonkawa y con la nación Apache muy cerca, en términos tejanos, realmente tres horas de coche o un día y medio a caballo, hasta sus límites, la nación Apache es casi tan grande como España. El principal atractivo de Mr. Neil era, qué tiempos aquellos, el ser un hombre calmado y tranquilo, a semejanza de Charles Lindbergh, el famoso piloto solitario. Eso fue lo que decidió que fuera el primer hombre en pisar la Luna. Eso y el hecho de ser un civil entre militares, una posición de imagen ante el mundo.

Fue una cuestión humana, la punta del iceberg, los que arriesgaron sus vidas fueron los tres astronautas. Una visita al museo Aire y Espacio en Washington D.C. ofrece una perspectiva muy clara y tangible de lo que fue aquella aventura; contemplar al mismo tiempo, el primer aeroplano de los hermanos Wright y el Módulo Lunar, a los que solo separan unos metros y 66 años. Armstrong, que como ellos era de Ohio, llevó hasta la Luna un pedazo de madera y tela de aquel aeroplano y los trajo de vuelta. Sin embargo, detrás de todo aquello, había 300 millones de americanos, 400.000 científicos, ingenieros, técnicos y trabajadores, y no solo eran americanos. En los puestos de decisión había mucha gente relativamente joven; en Misión Control Houston, la edad media era de 28 años, como pasa hoy día en los laboratorios y empresas de AI (Inteligencia Artificial) o en Robótica. La ciencia solía ser un señor con luengas barbas, pero ya no son blancas.

“…aunque el más mínimo misterio era objeto de dudas corrosivas…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…aunque el más mínimo misterio era objeto de dudas corrosivas…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Armstrong apostó que las posibilidades de alunizar con éxito, eran solo “fifty/fifty” (el cincuenta por ciento), pero llegaron y estuvieron un día en la Luna, un poco más de dos horas en la superficie del satélite por excelencia, entrando y saliendo del LM. Pico y pala, cargaron un par de bolsas de roca lunar, tiraron unas cuantas fotos, merendarían, supongo. Un rato después, plantaron la bandera de EEUU, tan cerca del Módulo Lunar que el rebufo del motor de arranque, al terminar, la hizo caer, y con las prisas así quedó para los restos. Se volvieron para la Tierra, corriendo como alma que lleva el diablo. Una excursión un tanto costosa. La estimación de la cantidad de gente que vió, en directo por TV, el alunizaje en algún momento, fue de más de 600 millones de personas. Julio, calor, en 1969, en un bar de tele en blanco y negro, con una cerveza y una de patatas bravas. Todos los que teníamos uso de razón, tenemos alguna imagen de aquel día grabada para siempre en nuestra imaginación.

Luisma, Maypearl TX      2 de Septiembre del 2019

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Amaneciendo…que no es poco

“…desde el estudio, justo cuando los primeros rayos del Sol, que se abren paso por entre la maraña, al otro lado de la piscina…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“…desde el estudio, justo cuando los primeros rayos del Sol, que se abren paso por entre la maraña, al otro lado de la piscina…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Amanecer y yo, no eran palabras amigas, a menos que fuera al final de una noche de farra o que hubiera una buena razón fotográfica, nieve por ejemplo, para abrir el ojo tan temprano. Pero, los tiempos cambian. Hoy día, después de años de abstinencia, amanecer es abrir las puertas dobles que dan al estudio y sucede más a menudo de lo que hubiera pensado. El caso es que amanezco (que no es poco) y así llevo unos cuantos días, amaneciendo a la hora del amanecer, no sé si debería poner: “como Dios manda”; lo que quiere decir: no las primeras luces, que esas ya llevan un rato aclarando, poco a poco, las negruras del dormitorio-biblioteca-salón de TV-cuarto de costura-gimnasio y nunca comedor, en realidad quiero decir: el aparecer de los rayos del Astro Rey (lo siento, no he podido resistirme, me encantan los clichés).

Últimamente, me estoy acostumbrando a ver amanecer desde el estudio, justo cuando los primeros rayos del Sol, que se abren paso por entre la maraña, al otro lado de la piscina, despuntan en las cornisas y baten los ventanales del estudio. Esta actitud mía, lleva premio incluido, además de las luminarias naturales, esto es: ver bañarse y nadar a la náyade, S., que cuida de su belleza tanto como de su piscina. Mi náyade, al fin y a la postre es americana clásica y se acuesta con las gallinas y se despierta con el gallo del vecino, aunque este gallo no cante al amanecer, por alguna confusión existencial. Algunas veces canta a las cuatro de la tarde, solo él sabe porqué. Pero, una luz es una luz (fotográfica) y si es buena, ‘París bien vale una misa’ y estos momentos se retienen y recuerdan por siempre.

“…una luz es una luz (fotográfica) y si es buena, ‘París bien vale una misa’… (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“…una luz es una luz (fotográfica) y si es buena, ‘París bien vale una misa’… (Photography by luisjimenezridruejo.com)

S. inaugura sus días exhibiendo su palmito y sus habilidades natatorias. Un espectáculo de luz y color porque coincide con la batalla de la neblina y el resplandor del Sol, que aunque sea una ‘estrella enana’ siempre gana la pugna. Ahí queda, cada mañana, ese rato de imágenes pirotécnicas, brillos y rebrillos, piques y salpiques, juegos de agua y reflejos facetados en los cristales y en el baile del oleaje en las costas de la piscina (!?). Una delicia. Los recuerdos son como los trenes de mercancías en Pittsburgh, que nunca sabias cuándo iban a volver a pasar, o ni siquiera si iban a volver. Así que, más vale apuntarlos, antes de que, por un casual, se esfumen definitivamente. 

Ahora que lo pienso, y sin ánimo de comparanza, agua, neblina y belleza, recuerdo un amanecer, años ha, en Salamanca, en España. Hay cinco poblaciones en EEUU con el mismo nombre de mi pueblo, y treinta y un pueblos o ciudades que se llaman Springfield. Pero, no te despistes Luisma, que no estamos en Ubeda. Estabamos en la aceña de La Flecha, en el Tormes, con las piernas dentro del rio, en compañía de A., que era una náyade con una particularidad excepcional: no sabía nadar, aunque ese no era el mayor de sus problemas. Tenía cientos. Por poner un ejemplo: dormía todas las noches en una colchoneta de yoga, en el suelo, con una vela encendida en cada esquina de la “cama”. Intento acordarme de su apellido y no puedo. Nunca he olvidado la imagen de aquel amanecer. Bebidos, vestidos y metidos en el cauce, el agua por las rodillas, un espacio diáfano y la neblina a partir de la cintura. Las cabezas sobresalían en el banco de niebla, los peplos habían desaparecido momentáneamente, lanzados hacia la orilla. Una imagen inenarrable. Puedo olvidar palabras, pero jamás una imagen. Es el patrimonio que me ha concedido la fotografía después de tantos años de mirar por el ocular.

“…puedo olvidar palabras, pero jamás una imagen…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“…puedo olvidar palabras, pero jamás una imagen…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Puestos a recordar, la palabra amanecer siempre me brinda recuerdos y a menudo imágenes de otras imágenes. En movimiento. Películas. Autores o directores de ellas. Primum inter pares: José Luis Cuerda, autor y director español, profesor y sin embargo amigo, durante un par de años en la facultad de Bellas Artes de Salamanca. Profesor de cine, aunque Cuerda puede ser profesor de cualquier cosa, solo con abrir la boca. Aún están vívidas en mí sus palabras de presentación en su primera clase, con el aula atiborrada, que hubiera necesitado del paraninfo: “…conmigo no sé si vais a aprender a hacer cine, pero lo que si vais a aprender es a ser mejores espectadores de televisión…” Profesor de vida, algunas personas tienen este don. Cuando me vine a este país, estaba en el proceso de rodar una de sus mejores películas. Desde lejos y tanto como podía, seguía las vicisitudes del rodaje, incluido el uso del todavía incipiente Internet. Escenas soñadas, una vale más que mil, no hay palabras…la escena de La Guardia Civil disparando al amanecer contra el sol naciente, fusilándolo. Inmarcesible.

“…la escena de La Guardia Civil disparando al amanecer contra el sol naciente, fusilándolo…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“…la escena de La Guardia Civil disparando al amanecer contra el sol naciente, fusilándolo…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

El título de aquella película de José Luis Cuerda es: “Amanece, que no es poco”. Este post es, claro, un homenaje de “la monja” (así me motejó Cuerda desde el principio) al autor-director y “profesor de televisión”. De aquellos tiempos en que premiaban la frescura, la ilusión, el intelecto y el humor, sí que tengo nostalgia; un veneno que por otro lado no me corroe, aunque lo parezca. Fue simplemente un espejismo, un oasis en el desierto. Y como todos los espejismos, visto y no visto, duró muy poco tiempo. Tiempo, mejor mucho que poco y amaneceres, es lo único que ya necesito…

 

Luisma, Maypearl TX         7 de Agosto del 2019

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