“Otro viaje con el ‘colega’ J.S.”

“Bodegón con pintura, violin y J.S.” Photography: luisjimenezridruejo.com

“Bodegón con pintura, violin y J.S.” Photography: luisjimenezridruejo.com

Hace años advertía que, usualmente, viajo en compañía de una violinista—retirada ya—me refiero a S., y un novelista bueno, en la forma de uno de sus libros: “Viajes con Charley” del ínclito John Steinbeck, sí, sí…el de Salinas (California), el del Premio Nobel. Este es un post destinado a llamar la atención a los no familiarizados con la faceta viajera de J.S., o sea, con la biografía de Steinbeck. Esta vez no estoy muy seguro de si “viene” conmigo. Este “viaje” es virtual—hoy no puede ser de otra manera—, como corresponde con la “nueva normalidad”. El virus es el que pone las distancias y los tiempos, ahora. Fuera de lo virtual, hace tiempo que no voy a ningún sitio, ni siquiera viajes ‘domésticos’, sin salir del país, ni del estado; lo que se puede considerar ‘menos’ viajes, o de segunda categoría, que es solo una manera de apellidarlos o distinguir unos de otros. A pesar de todo, sigo dándole vueltas a la neurona, y eso son viajes, oiga! Sé lo que me digo, soy agua de muy buena fuente y lector impenitente.

Steinbeck siempre va conmigo, tienen sus libros un lugar reservado en mi mesilla de noche, que realmente es una cómoda holandesa de cajones, en mi lado de la cama. El libro más a la vista, una edición de las primeras, es: “Viajes con Charley” (el titulo completo: “Viajes con Charley, en busca de América”). Cuando no está en la cómoda, está en mi bolsa de viaje haciendo pared entre mi cepillo de dientes y mi Gillette. Siempre a punto. Desde hace muchos años, dándome suerte, a mí y a ‘mis pilotos’, en despegues y aterrizajes. Un punto más a favor de J.S., las aventuras con red, a ser posible. Y, además, lectura muy recomendable para las cinco horas sobre el Atlántico—si hay viento a favor—antes del amanecer. Doblar la línea, alguna vez, hacia Londres o París, pero siempre a España. Agarrar la fresca en las costas gallegas, ver Aldeadávila, el pantano, y Salamanca desde lo alto, y Gredos. Y con la misma fresca dar de bruces en los Madriles, a las nueve para desayunar; si es posible con churros y en un bar de carretera, mejor. Esos son mis viajes, a lo largo. A lo ancho son en coche, que también tiene su aquél. Aquí, los desayunos en cualquier Waffle House, amarilla y azul; tortitas o gofres, con sirope de arce canadiense. Y, si el cocinero es manco, mucho mejor…el espectáculo es doble.

“Vista interior de la factoría fotográfica” Agosto 2020. Photography: luisjimenezridruejo.com

“Vista interior de la factoría fotográfica” Agosto 2020. Photography: luisjimenezridruejo.com

El volar determina la categoría del viaje, y la imaginación también vuela, es cosa sabida. Entre primera y segunda categoría hay una intermedia, que nunca he probado, es la Motor-Home, hoy llamada también RV (Recreational Vehicle). Coche-Casa, específicamente el tipo Coach, era la forma preferida por Steinbeck, por el contacto humano y más que nada por viajar con Charley, su perro, un ‘’standard” Black French Poodle. Un gran compañero. En buen decir, mi mejor compañía es un libro, este libro: “Viajes con Charley”, un auténtico manual para el buen escribidor. Estoy escribiendo, como siempre, para poder recordar lo pensado, los viajes insólitos del confinamiento. Me armo con el libro, y la bacía—que nunca tuve—, yo me afeito con la piel húmeda, a pelo, sin jabón; y por la cuenta que me tiene, como protección cerebral, y porque algo hay que hacer hasta que amanezca—que no es poco—literalmente, y esa luz es la que necesito para hacer esas fotos realistas, que ‘no piden pan’ y para las que esta ‘maquinita’ semi-diabólica, el iPad, se pinta sola. Con solo orientarla un poco, enfoca por su cuenta y riesgo, mide la luz que le da la gana y la mayoría de las veces ‘lo borda’.

¡Que tiempos, Señor, que tiempos! El que no hace una buena foto es porque no quiere, o porque es tonto de solemnidad. Bueno, esta afirmación vamos a dejarla así, sin incidir mucho en la cosa, no sea que me salga algún tiro por la culata.  Como siempre, Steinbeck me va diciendo que no me fie de mi memoria—ya no está, ella, para muchas bromas—y que tire de cuadernos ‘legales’ amarillos y lápices de buena punta, afilada a cada página. Cuantas más notas marginales, mayor y mejor memoria. Hace ya ocho años que el iPad contribuye a ello con sus ‘delicatessen’, desde el reloj hasta la “wifi”. Y, aquí estoy sentado en mi mecedora de madera lacada en blanco; parte del decorado de mi película vital de serie B, que es el asiento de carlinga para mis viajes virtuales, de ensoñación, en el estudio. Todo a oscuras, frente a los ventanales desde los que domino una buena parte de nuestra galaxia, con mi ‘manual de viaje’ en el regazo. Sea en la mecedora, disparado hacia Andrómeda, o en el avión trotando hacia Europa. Siempre de noche y en busca de un amanecer que, en mi caso, no es un principio sino un final. Volver a casa son otras historias. Y, voy picoteando las ideas sembradas en el libro, me imbuyo de los conceptos vertidos en sus lecciones de escribir. Todo desde la perspectiva del primer capítulo, pues pocas veces paso de ese principio. Tantas cosas para aprender y deleitarse en el primer capítulo. El resto del libro queda para lectura de cama; o de bañera, mi piscina invernal.

“The Meadows of S.” (el valle de los susurros). Photography: luisjimenezridruejo.com

“The Meadows of S.” (el valle de los susurros). Photography: luisjimenezridruejo.com

Con varios libros al retortero lector, las notas se disparan y se revuelven. “Un escrito nunca se detiene cuando tu pluma no está cerca.” (J.S.) Me he quedado ensimismado, en otra anotación de recuerdo marginal, leyendo, no sé cómo llamarlo—un romance, a lo mejor—, ya veremos. Y, me doy cuenta que quizás evoque, en su anonimato, ese viaje, el gran viaje, para el cual sospecho que no voy a necesitar ni a Steinbeck, ni el iPad, ni la cámara de fotos. Quién sabe? Me he descuidado en lo virtual y se me va a hacer de día, en lo real. Es un inicio y otra noche será. Aquí queda el romance (?) de marras, y lo rememoro frente a la oscuridad ominosa de la maraña nocturna, a un respiro del amanecer que ya se otea en el telón de fondo de los “meadows”, mi particular valle imaginario.

“Cuando deje mi tierra
y mis ojos se esfumen entre nubes lejanas,
mi nombre se oirá, cantado
por los susurros del valle.”

(Anónimo andalusí del siglo XIV)

Luisma, Maypearl TX             16 de Septiembre del 2020

 

Preguntas/Questions?   Contact