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“Se te va a caer el pelo” (II)

(“Se te va a caer el pelo” (I), publicado el 4 de Marzo del 2009)

Definitivamente ya no soy ninguno de estos dos (Fotos de S. y de Pepe Núñez)

Definitivamente ya no soy ninguno de estos dos (Fotos de S. y de Pepe Núñez)

Estaba sentado en el porche, hojeando mi cuaderno de baile y…. ¡Ya son 73, que barbaridad! ¿El diablo sigue avanzando camino, supongo, del infierno, o será del limbo? Porque del cielo no va a poder ser, ya lo tengo aquí, ya estoy en el desde hace unos cuantos años. El cielo no es el Iowa de Kevin Costner en su “Campo de Sueños”, en realidad mi cielo es ‘ese punto’ en Texas. ¿A veces se lo tengo que preguntar, incrédulo, a S., jardinera de mis cielos y mis jardines deshabitados, patrullando tiestos con su azadilla y con su daga bruñida en algún rincón de su alma de acero—”y a mí que me cuentas? Yo también soy ‘muy’ atea”. Todos lo somos bajo este octavo cielo…y si no, pregunta, no sé a quién, pero tu pregunta. Lo menos que te puede pasar es que te salga Trump, o alguno de sus turiferarios, soltándote una verdad a medias, o sea: una mentira total—“(S. blande un par de veces su daga, antes de engolfarse de nuevo en su computador). Puede que a este paso se nos vaya a caer el pelo a todos, y antes de lo que pensamos. Aún no hemos aprendido a lidiar ese cornúpeta.

“…la suerte de haber vivido en París de joven” (Foto de Pepe Nunez Larraz, Salamanca 1968)

“…la suerte de haber vivido en París de joven” (Foto de Pepe Nunez Larraz, Salamanca 1968)

O sea que, ahora que me he vuelto viejo, y ando con los ojos bien abiertos, me doy cuenta que no soy ni bueno, ni malo, sino todo lo contrario. Caérseme, caérseme, no sé si se me caerá (el pelo, digo), pero que está debilitándose (como ‘lo otro’) es un hecho consumado. Lo único que se me conserva bien o mejor, es la barba, blanca y fuerte  a un noventa por ciento; mitad Hemingway, mitad Papá Noel. El problema es que con la cantidad de achaques que tengo, en los retratos barbados actuales empiezo a dar la real edad de mis pasaportes y lo peor es que también empiezo a sentir esa edad. Habrá que ver cuantos días, meses, o años me quedan en las alforjas. Esperando que el galápago, sí, el que se cambió al otro lado del “estanque”(‘el charco’) no se quede en una de esas, volcado y patas arriba. La clarividencia acumulada y desarrollada, no me serviría en este caso para mucho.

Luisma en el estudio de Maypearl en Texas (Foto de S.)

Luisma en el estudio de Maypearl en Texas (Foto de S.)

Sé que vienen, de seguro, la trompetería se anuncia de lejos, aunque todavía no los veo venir—a no ser que sean esos mosquitos-monster—con la misma música. Caronte espera, en pie, piernas abiertas y brazos cruzados, en plan superhéroe de tebeo. Con él, la laguna y la barca están esperando, también. Mi sueño americano se va cumpliendo. Encontré al otro Luis, a mí mismo, y ando en la tesitura de realizar que sea el auténtico, ‘que ni pintao’, antes de que sea muy tarde. Todo ello con la inmejorable ayuda de S. De momento ella me fotografía mejor que nadie, de antes y de ahora. Me tiene cogido el son. Igualable a Pepe Núñez, sin ánimo de comparación. Sirvan estos cuatro retratos para justificar mi afirmación.

Pensamiento, de ocasión: Tengo que llevar a S. (ese punto) otra vez a París, donde ‘la chica me aprende mucho’. Es lo que tienen los americanos con la Ciudad Luz (bonita excusa) van a cualquier edad y recargan las baterías. Ayer me acordé de una cosa de Hemingway, que viene al pelo, nunca mejor dicho:

“Si tienes la suerte de haber vivido en París de joven te acompañará, vayas donde vayas, el resto de tu vida”

Luisma, Maypearl (TX)     30 de Mayo del 2018

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EL ENTIERRO DEL ESPAÑOL

Marfa, Texas: In the middle of nowhere.

Marfa, Texas: In the middle of nowhere.

Aquella mujer con pinta de tejana, de botos y armas tomar, y llevar, me estaba indicando con el dedo índice de su brazo extendido hacia un parterre, con unas pocas flores medio secas, delante del aparcamiento de la escuela. Era una cruz de madera vieja y deslucida, clavada en una hierba milagrosamente verde. “—Ahí esta enterrado el Español—“ dijo, hasta dos veces, creyendo que yo no lo había entendido, aunque su inglés era muy claro. Estábamos en Marfa (Texas), año 1990, en lo que los americanos llaman: el Far West Texas, el lejano oeste de las peliculas, un pueblo en pleno desierto tejano, a treinta kilómetros al sur de Fort Davis, uno de aquellos fuertes del principio de esta nación, como ellos dicen: “In the middle of nowhere” (en español: en el medio de la nada, literalmente). En pocas de nuestras palabras: en el quinto c…

Un pueblito ralo, a trescientos kilómetros del aeropuerto más cercano y a cien de la frontera con México. Paso obligado para visitar el Parque Nacional del Big Bend, de edad orogénica más o menos como la Sierra de Gredos o los Alpes, aunque más pequeño y menos alto, pero igualmente delicioso. Porqué Marfa y como, y que hacía yo allí? Fácil, me acababa de casar hacia unos días en Houston y esto era una parte de mi viaje de novios, con una particularidad: mi reciente mujer se había quedado en la gran ciudad, y yo estaba haciendo el dichoso ‘viaje’ con un amigo y un montón de armas de fuego. Atravesando todo Texas, de caza y a tiro limpio, un sueño para cualquier tejano.

La parte mas intrincada del viaje. Fort Davis, Marfa, el Big Bend…

La parte mas intrincada del viaje. Fort Davis, Marfa, el Big Bend…

La verdad es, que no me tenía que haber casado, por lo menos no esa vez, la segunda. Quien me mandaría a mí meterme en esos berenjenales? Como dicen en mi pueblo, en mi pueblo español; que en mi pueblo americano se referirían a meterse en esos barros, en esas malas hierbas o en el medio de los bosques. El caso es que me casé y como la novia ‘no tenía tiempo’ tuve que irme de viaje de luna de miel con un amigo y sus escopetas. “A falta de pan, buenas son tortas. Sancho, amigo”. Creo que ya lo he contado en alguna otra ocasión, fue un viaje de novios de caza y turismo, a todo lo largo del ancho del sur de Texas. De Houston hasta la línea del siguiente estado al oeste del Pecos, pasando por San Antonio, el valle del Rio Pecos, Langtry, Terlingua, el Big Bend, Rio Grande, Presidio, Marfa, Fort Davis y al final El Paso. Donde hicimos un par de incursiones gastronómicas al otro lado de la frontera. En una de ellas, en un reputado restaurante mexicano, cené una carne con salsa picante que a punto estuvo de mandarme al ‘otro lado’ (y no precisamente de la frontera), malísimo estuve hasta que pude vomitar, y al día siguiente, para rematar, una excursión en “Zodiac” por las aguas bravas del Rio Bravo, que así lo llaman los mexicanos al Rio Grande.

Aquel matrimonio duró ‘seis años y un día’ y de él solo recuerdo la luna de miel; mi pérdida de memoria es completamente selectiva. Un pavo salvaje, tres liebres y veintisiete palomas mexicanas, que vuelan más rápido que las españolas, recortan más y son más pequeñas. En eso acabaron mis tres jornadas cinegéticas del viaje, los gamos y los ciervos, ni verlos. Para calmar las ansias de disparo de armas de fuego de mi amigo tejano, tuvimos en alguna ocasión que parar en instalaciones de práctica de tiro, “shooting range”, abundantes en Texas, a fin de ‘entrenar’ el tiro con rifles, escopetas y hasta pistolas que llevábamos en el coche impunemente y con los debidos permisos, supongo. Todo ello para matar el ‘gusanillo’, vaya. Texas, siempre será Texas.

Pero, volvamos a Marfa, un pueblo pequeño que me iba a sorprender. Como Maypearl, el sitio donde vivo, Marfa empezó siendo un simple apeadero de tren, aquellos trenes que fueron construyendo este país y que iban avanzando todos de derecha a izquierda en el mapa, es decir del este al oeste. Algunos ranchos con ganado y las minas de plata cercanas, acabaron por evitar que se convirtiera en un pueblo fantasma más, con sus típicos matojos rodantes volanderos empujados por el viento, la clásica imagen de película del Far West. Y así pasó, Hollywood atraído por el magnifico y realista escenario del desierto tejano llegó un buen día, a la mitad de los años cincuenta, con sus estrellas, luces, cámaras y demás tropas técnicas a rodar una película en el pueblo. Usaron escenarios naturales, partes del pueblo; construyeron la ‘mansión’ del protagonista, es decir: su ‘fachada’ soportada por un entramado de andamios; por supuesto, las escenas de interiores fueron rodadas más tarde en los estudios Warner, en Burbank (California).

…con sus estrellas, luces, cámaras y demás… Elizabeth Taylor en el rodaje de Gigante.

…con sus estrellas, luces, cámaras y demás… Elizabeth Taylor en el rodaje de Gigante.

Gracias a esta película Marfa se ganó el sitio en el mapa y al pueblo le quedó la leyenda del rodaje. La película fue: “Gigante”, un icono de la historia de la cinematografía. Elizabeth Taylor, Rock Hudson, James Dean, diez nominaciones al Oscar y uno concedido a su director George Stevens. Y sobre todo una fama imperecedera por su temática antirracista—eran solo los años cincuenta—y la ‘gloria eterna’ de uno de sus protagonistas, el malogrado James Dean, muerto poco tiempo después de acabar el rodaje en accidente de coche. Exceso de velocidad, la misma con la que fue elevado a la cima del Olimpo Cinematográfico. Cincuenta años después, Marfa ha reeditado su interés como lugar de rodaje, en el 2007 se hicieron allí dos grandes producciones famosas, candidatas y ganadoras de Oscars: There Will Be Blood y No Country for Old Men.

“—Algo debe tener el aire y la luz de Marfa—“ le decía yo ya entonces a mi interlocutora, que me contaba historias del pueblo, allí mismo, frente a la escuela donde ella daba clases. Seguía señalándome la cruz de madera clavada en el jardincillo. “Aquí enterraron el Español”, según ella: un año antes de que vinieran ‘los del cine’, una de sus antecesoras, maestra de inglés en los años cincuenta, ‘invitó’ a sus niños a enterrar sus cuadernos y un diccionario de español en el jardín delante de la escuela; a partir de aquel momento y durante largos años, quedaba dormido y desautorizado el estudio de la lengua materna de muchos de ellos. Una generación y las que siguieron detrás ya nunca volvieron a estudiar, ni hablar, el español. Tan solo cuatro palabras con sus abuelas. El tema de la película “Gigante” se hacía dolorosamente real.

Descanso en el rodaje de Gigante. James Dean con dos niños de Marfa.

Descanso en el rodaje de Gigante. James Dean con dos niños de Marfa.

Hace un mes ví en TV un documental sobre Marfa y los niños del pueblo que participaron en el rodaje de “Gigante”, ya de mayores, casi todos ellos méxico-americanos, y allí apareció ‘mi amiga’ la maestra, desenterrando frente a la cámara al “Español”, el pobre diccionario después de tantos años enterrado, seguía en buen estado, el idioma no creo que tanto. Dicen que lo hispano, lo ‘latino’, avanza en este país al ritmo de los millones de población que aumentan; yo no veo que se hable tanto nuestra lengua, aquí la vida es en inglés. Veremos si no llevan al “Español” otra vez a la sepultura, bastante perjudicado está ya de por sí en estos lares…

Luisma, Maypearl (TX) 27 de Abril del 2015

P.S. …El español en los Estados Unidos no es un idioma, es una excusa comercial, patrocinada y ‘fabricada’ por los que viven de ‘ello’ y permitido por altas instancias en busca de absorber y manejar doce millones de nuevos votos electorales, de votantes que lo hacen realmente en inglés.

[Originally posted at Dust, Sweat and Iron on April 27th, 2015]

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Despertares

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Hace años allá en el Viejo Mundo, ‘cuando éramos jóvenes’ hasta cuando no estábamos dormidos todo era despertarnos: ¿el despertar a la naturaleza, el despertar al sexo, a la política, al amor en libertad (habría que hablar de esta libertad) En una palabra el despertar a la vida misma—la misma? ¿La misma que la de quién? Parecía que nos habíamos pasado el principio de nuestras vidas durmiendo o adormilados (lo que en mi caso podía ser hasta cierto o eso era la fama que tenia). En realidad, me he pasado toda la vida leyendo y aun es así. Eso me ha dado los galones culturales para mandar sobre mí mismo, antes y ahora, aunque en los últimos tiempos, aquí y allí, le ha dado a todo el mundo por dictar, ordenar, organizarnos la vida. Después de una época en la que parecía que todo iba más en dirección a una mayor libertad social, e incluso personal, el péndulo se ha ido totalmente al lado contrario y el recorte de libertades se hace obvio y públicamente descarado. Hasta vuelve el “a tus órdenes” de siniestro recuerdo no hace tanto y fuera de lo militar.

Y esto es internacional, mundial, y aunque no me guste la palabra: universal, es decir en todas partes y no solo en este país, sino en todos, incluyendo “otros mundos”. Algunos ni siquiera habían probado la libertad y ya no la tienen, humo sobre los rieles. Hay países que parece que llegan tarde a todos los trenes. Sin haber llegado a la libertad, pasa y ya ni la huelen. El caso es que EEUU marca las pautas, políticas, económicas, sociales, del entretenimiento, la vida en una palabra…Y aquí es donde vivo desde hace ya bastantes años. ¿En lo que me atañe personalmente, mi pregunta es clara y marca mi proceder desde hace ya mucho tiempo…Porque hay que seguir las pautas marcadas por nadie? Ni siquiera por la sociedad del momento o la de cualquier otro tiempo.

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Mi vida la vivo yo, de acuerdo conmigo mismo y en plena dictadura personal de mis sentidos. Mi solo asomo a una democracia personalizada sería el hecho de tener dudas de casi todo. Vivo instalado en una perpetua duda, que no me impide actuar ni vivir cosas. No sigo ni las pautas del estado (con cambiar de país, caso resuelto) y ni mucho menos las de la religión (contra el vicio de mandar, la virtud de no creer). Colaboro indirectamente con el estado (impuestos y otras zarandajas) y nulamente con la iglesia (ninguna iglesia), de ellas ya solo me queda el campanario, alguna música y la “otra parte”, para ir con la música…En fin, todo O.K. Pero que no me cuenten historias, que no me obliguen demasiado (estado). Y que no traten de hacerme comulgar con ruedas de molino (que no me anden con hostias, que me pone de mala—igual—).

Mi idea de una tranquilidad propia, y en habiendo salud (que es lo que importa), no impide mis críticas a los demás (más bien a lo demás), aunque no levanto la voz ni las hago públicas. No es arrogancia, es algo interno, la crítica de arte, no me llena y me la tienen que pedir con una insistencia digna de mejor causa. Por supuesto, acepto las críticas que se me hagan (por un oído me entran y por otro me salen). Pero, que no intenten imponerme algo con lo que yo no esté de acuerdo, porque se van a encontrar la más magnifica capacidad de eslalon que vieron los siglos. Evitando los palos, los de verdad y los figurados…Y todo ello en caída libre y sin hacerme falta saber a dónde voy o que es lo que hay detrás esperándome.

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Despertar, o no despertar, esa es la cuestión. La eternidad debe ser dormir y no poder despertarse nunca más.  En cualquier caso, dice una amiga mía, que me la tiene jurada, que cualquier día voy a despertarme muerto.

Luisma, Maypearl (TX)      15 de Marzo del 2018     (Hace 73 años cuando nací, quedaba más o menos un mes para terminar la Segunda Guerra Mundial y después en Agosto exploto la primera bomba Atómica, vaya manera de empezar una vida!…y luego dicen que el pescado es caro!)

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“You Can’t Always Get What You Want…” (The Rolling Stones)

Luis Jiménez-Ridruejo, Instar #6 [detalle]

Luis Jiménez-Ridruejo, Instar #6, acrylic on canvas [detalle]

“No siempre puedes tener lo que quieres…” Lo cual, para empezar, es una verdad como un templo. Sí, las verdades pueden llegar a ser tan grandes. Esto dicho en estos tiempos, una época en la que las verdades se venden caras y la gente (que gente!) se zambulle en una descarada mezcla de mentiras ridículas y “hechos alternativos” (hay que echarle bemoles a este concepto entrecomillado) la última definición político-esotérica que se ha derramado desde el ala derecha de la Casa Blanca a través de las cancillerías y finalmente saltando a la TV y las redes, que todo lo pueden, mientras no se demuestre lo contrario. “You Can’t Always Get What You Want…”

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Lo más impresionante es la “jeta” con la que presentan a todo público, Internet, TV, Prensa, estos llamados ‘hechos alternativos’; verdades corrompidas o simplemente mentiras apoyadas por falsas pruebas fehacientes, por ejemplo: la cantidad de gente presente físicamente en el Mall de Washington para la inauguración de la presidencia de Trump, presentada en directo por el secretario de prensa del presidente como la mayor concentración de la historia de la ceremonia. Menos de dos horas después ya estaban en todos los canales de TV e Internet, las fotos comparativas de la concurrencia, parece que menos de la mitad que en la de Obama. Y por toda explicación, una de las ad-lateres de Trump, famosa por sus estupideces, salió con lo de: “hecho alternativo” y se quedó tan fresca. 

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Y lo peor es que, como siempre, “todo” ha empezado aquí, y allá va de camino a paises de Europa y  países no norte-americanos (que esa es “otra”) de camino como han ido tantas cosas en los últimos dos siglos y que los europeos ‘nos’ hemos quedado y hasta apropiado de lo peor, habiendo como hay tantas cosas buenas aquí, que las hay, pero que como si nada. Con la habilidad y facilidad que los españoles tenemos para la fabulación y la mentira, rapidamente vamos a ser campeones olímpicos, sin resbalones en el hielo y otras hierbas, medallas de oro en  el magnifico deporte de los hechos alternativos.

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

El caso es que, hablando de creatividad (palabra que me repatea un tanto) me ha salido a mí también un ‘hecho alternativo’, un mundo virtual alternativo, fabuloso en el mejor sentido de la palabra, una verdad (verdadera, que diría el pobre Antonio “Forges”* ) cuando las imágenes no se someten a manipulación, solo algún corte para mejorar encuadres y adecuar medidas. Llevo hechas unas veinte mil fotografías, en los últimos tres años, tratando de ‘crear’ un mundo, el Otro Mundo dentro del Nuevo Mundo. Diálogo, a veces discusión, siempre admiración por la naturaleza.

Llevo un tiempo usando mis blogs para presentar algunas imágenes fotográficas de este trabajo en ciernes. De este mismo principio se han hecho en paralelo unas series pictóricas (por tamaño) bajo el titulo general: “Instar”. Con variaciones por ser el medio acrílico sobre lienzo, pero aun así la génesis pictórica y fotográfica siendo muy consistente. Van saliendo “cositas”, más o menos interesantes pero lo que decían y siguen diciendo los “Stones”: “You Can’t Always Get What You Want…”

 

*Antonio Fraguas “Forges”…Mil gracias (nunca mejor dicho) por todo. (R.I.P.) Ah! Que manía tenemos de tildar de pobres a la gente cuando se mueren.

Luisma, Maypearl (TX)  21 de Febrero del 2018

 

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MI DÍA LIBRE

foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Grabado: Luis Jiménez-Ridruejo

Hoy, ya entrada la mañana, sonó el teléfono, dejé que el mensaje continuara y se grabase la llamada; como siempre, con el ánimo de filtrar si la atendía, o no. Hoy es mi día libre de mitad de semana y prefería no ser molestado y vaguear hasta la hora de ir a hacer algunos encargos de S. Por alguna razón me atrajo el tema de la llamada y la contesté, con lo cual lo que hice fue cañonear mi día libre en la mismísima línea de flotación.

Tengo un par de empresas de lenguas, traducciones e interpretaciones, ambas radicadas en Florida, que me encargan trabajos, de esos tipos, ocasionalmente y siempre que pueda atenderlos. Es buen dinero y a veces se trata de cosas interesantes. La última vez había sido interpretar, español-inglés y viceversa, para un juzgado de Bedford (Pennsylvania) en un caso de asesinato de un mejicano contra otro mejicano. Aquello duró varios días y no sé si resulta frívolo categorizar la cosa como un encargo “divertido”, o mejor debo llamarlo: entretenido, interesante, atractivo.

foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Atractivo por el hecho de bucear, de repente y sin escafandra, en el sistema judicial americano, que yo solo conocía, claro, por las películas y las series de televisión. Me tocó lidiar con el “defendant”, el “defendido”, nuestro acusado, los abogados, los testigos, el juez y hasta el jurado, en una especie de funambulismo lingüístico que, a veces, tuvo tintes trágico-cómicos. Al final la cosa se saldó con unos cuantos años de cárcel para el interfecto y una citación pública del juez por méritos en el arte de la interpretación. Los jueces actúan como si pudieran juzgarlo todo. Y pensar que cuando llegué a este país no tenia ni puñetera idea del idioma!

Lo de hoy no prometía ser tan interesante como lo del asesinato. Se trataba de interpretar entre el cirujano, los ayudantes, las enfermeras y toda la basca hospitalaria y “mi” enfermo (mejicano, claro) en la preparación y posterior recuperación de un caso de cirugía traumática en el Allegheny General Hospital, un típico hospital como el de las películas y las series de televisión; la americanización empieza en América, como su propio nombre indica.

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Al pobre hombre, trabajador de una granja, le había pasado una rueda de carreta de madera sobre una pierna, dejándosela espachurrada para los restos y ahí estuvieron durante varias horas intentando salvársela. Parece ser, me dicen, que todo va a terminar bien; como en toda película que se precie de serlo. Es curioso como el hecho de tener un intérprete en tu trabajo normal puede afectar a la manera de producirse de las personas, hoy todo el mundo quería ver sus chistes y su humorismo traducido. Parecía leerles el pensamiento: A ver como suenan mis palabras en otro idioma! Me miraban a mi como el que mira a la cámara en una película, disimulando. Traducir el humorismo no es muy difícil, interpretarlo si lo es.

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

A mi solo me quedó impresa la soledad y la tristeza del paciente, aislado e indefenso en país extranjero, extraño al idioma y preocupado por su suerte. El “que va a ser de mi?” que se leía en sus ojos y que me retrotraía a la expresividad de un grabado goyesco. Y eso fue mi día libre, hoy, un miércoles cualquiera de agosto. Naturalmente, no todos mis días libres son así. Faltaría más!

Luisma, 30 de Enero del 2018

[Originally posted at Dust, Sweat and Iron in August 2009]

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“SE NON È VERO È BEN TROVATO”

Relatividad, de M.C. Escher (1953)

Relatividad, de M.C. Escher (1953)

Algunas noches, al amparo de la obscuridad solo perturbada por las puntuales y necesarias luces LED, me regodeo acompañado de música clásica y escribo, es un decir, en mis circunvoluciones. Eso antes de levantarme apresuradamente del sofá, para encender una luz de lámpara, con su “bombilla” futurible de rabo de cerdo, y escribir a mano. Al parecer, pronto todas las bombillas van a ser así, dando una luz “industrial” que no me gusta un pelo. Lo de apresuradamente es porque, en caso contrario, se me va el santo al cielo y me olvido hasta de cómo me llamo.

Digo que escribo mentalmente, exprimiendo el baúl de los recuerdos y acordándome contínuamente de aquella definición que alguien hizo de la cultura: “es aquello de lo que nos acordamos después de olvidar lo que habíamos estudiado”. Cultura o no cultura, recuerdos tengo muchos aunque solo me llegan cuando les da la gana. Y aquí entra la inevitable inventiva o capacidad de generar, y pastorear, esos recuerdos, que ni siquiera estoy seguro de que sean ciertos y veraces. Cosas tantas veces pensadas y hasta relatadas que el cerebro de uno, de puro usado quiero suponer, las ha adoptado y regenerado como si fueran verdades del barquero.

“Cosas tantas veces pensadas…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“Cosas tantas veces pensadas…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Historias estas, las dudosas o inventadas, o ya imposibles de reconocer como ciertas, que naturalmente suelen ser las más apreciadas por los interlocutores, o los lectores. Ya, hasta estoy convencido de haber tenido aventuras jugosas o fantásticas, en múltiples escaleras y otros tantos países de los que estoy más que seguro no haber puesto nunca el pie. Se non è vero è ben trovato. Así es como se justifican las ocurrencias de mi estro y el de otros. Me resisto a pensar que eso solo me pase a mi.

Y si esto me ocurre, y a miles de otros a lo largo de la historia, imagino, o mejor no quiero ni imaginar, cuantos inciertos bien hallados recuerdos pueblan los textos de las religiones y, por supuesto, de la política. Justificación requieren los hechos y las filosofías y algunas personas hemos nacido, por suerte o por desgracia, con el don, o la dudosa“virtud”, de la justificación pronta, o fácil, y generalmente bien hallada. Al menos, otra justificación más, mis “non vero trovatos” son inocentes y que yo sepa no provocan mas allá de mis desastres personales.

“…algo en lo que nadie te puede ayudar…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…algo en lo que nadie te puede ayudar…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Y en estas estoy esta noche,haciendo aliteraciones y esperando que baje la musa de la inspiración y los recuerdos, que por cierto no puedo recordar cual es, o si nunca existió. Inocente de mi, estoy barajando hojas en blanco, con el síndrome de la página del mismo color, esperando que me llegue algo, por fútil que sea, sobre lo cual poder escribir una pieza, más o menos lucida, para satisfacción propia y posible ludibrio de otros. Y pensar que podría estar cómodamente echado en la cama y leyendo mi actual libro de cabecera: Drácula de Bram Stoker, otra vez, pero esta vez en inglés, claro.

Y me fuí a la cama. Pasé del vampiro, solo hasta mañana porque es literatura, y de la buena! A obscuras para no despertar a S., sigo dándole vueltas al asunto de recordar los recuerdos. Lo dicho, la aspiración de siempre: “Se non è vero è ben trovato”. Y esto es algo en lo que nadie te puede ayudar y, a lo mejor, ni puñetera falta que hace.

Luisma, 28 de Diciembre de 2017

[ Originally posted on Dust, Sweat and Iron]

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El rincón del estudio

“Es un buen sitio para escribir.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“Es un buen sitio para escribir.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

También lo llamo el rincón de las begonias, o el faro, o la oficina del estudio. Cuando alguien me pide ‘recado de escribir’, o sea una de mis plumas Pilot o uno de mis cuadernos ‘Legal’ amarillos, siempre contesto: ‘mira a ver en el rincón de las begonias’. Es un buen sitio para escribir. El rincón huele bien, a nada; no sé porqué aquí los olores son sutiles y a veces inapreciables. Mucha luz natural, todo el estudio, doce ventanales grandes tienen la culpa y en el rincón una sola lámpara, justo en la bisectriz; uno de esos barrotes de hierro colado, es fea y solo la uso para dejarla encendida de noche, cuando estoy fuera y para volver de lo obscuro, es como un faro, se ve desde todos los puntos. El rincón, a decir verdad, confortable no lo es mucho, pero creo que se piensa mejor dentro de una relativa incomodidad; una silla de madera “country style” sin cojín de asiento. Si lo veo bien, es el sitio de la casa donde paso muchas horas de las llamadas: “muertas”, que siguen estando vivitas y coleando, todavía, y que duren.

Puestos a la contemplación es el sitio desde donde mejor se mira, se ve o se ensimisma uno. Merece la música, pero no necesita la televisión, lugar agradable donde los haya, lo que en castellano lígrimo llamaríamos ‘el cuarto de estar’; se supone que, de estar sentado, aunque no sea obligatorio. Acostumbrado a ensoñaciones, desde él vigilo la oceánica pradera, sueno despierto con la luz que traspasa los ventanales diáfanos. Todo puede ocurrir, al despejarse las nieblas de mi cabeza…allá hacia el sur, en lontananza, palos y velámenes de barcos a todo trapo, navegando, bergantines, navíos de guerra de otras épocas, hendiendo las proas en las olas verdes y emergiendo entre las bocanadas de espumas doradas. Imágenes que se acentúan en los días de tormentas, siempre a lo lejos; atardeceres tenebrosos mirando el horizonte con sus truenos y sus rayos, los llamados fusilazos o tejanos. Rayos y truenos que se buscan entre si y que con los rebotes hacen que la cosa tal parezca los cañonazos de una antigua batalla naval. Para este tipo de imaginación más vale sentarse y escribir la historia, antes de que el gozo se vuele con la realidad.

“…las begonias de mi rincón—buenas modelos fotográficas…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…las begonias de mi rincón—buenas modelos fotográficas…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

El otro sitio de estar en el cuarto, seguiremos llamándolo: ‘estudio’, también puede decírsele: porche, aunque solo cuando está abierto a los aires, moscos y bichos, es decir: casi nunca. Habitaciones así no son muy comunes, salvo en grandes mansiones, yo siempre las llamé: galerías. Claustros también podía ser, si los ventanales coronaran en arco. Vale, vaya mi voto final por llamarle: mirador; aunque no dé a ninguna calle, ni sea un segundo piso. Al menos en este escrito atestado de minucias, acaso da al borde, sin playa, del océano de hierba con islas de bosques lacrados por la maraña. Tanto el uno como la otra tan difíciles de traspasar incluso con la vista. A mí me encanta mirar y cuanto más abiertos sean los horizontes, mejor. Espacio, ambientes, son cuatro y medio metros de ancho y dieciocho de largo; esta es la distancia entre el rincón de las begonias y el de la rehabilitación y las  colchonetas del yoga, el lado opuesto del porche; en estas, las horas tampoco se pueden tildar de ‘muertas’. Los ‘descansos’(ironia) en un tresillo de piel muy batallado, de cara a un piano “moderno”, electrónico, lleva dentro una orquesta y mil posibilidades, incluso debajo de su pastilla, duermen el sueño de los justos, otros instrumentos musicales en sus cajas y estuches. Dos violines, una viola, una guitarra, una trompeta y una corneta (o será un corno ingles?)…Pero esa es otra historia.

“…ese otro mundo de mi discurso…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…ese otro mundo de mi discurso…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Volviendo a ‘mi’ rincón, sitio de estar y escribir, con su silla “country” de maderas torneadas, aceptablemente incómoda; rodeada de begonias, un par de familias y solo ellas, un jardín interior de tiestos, bueno, y un pequeño plato de cactus enanos…vaya usted a saber!  Cosas de S. (léase: Ese Punto). Es mediodía, curiosamente es la única hora de todas las del día que necesita una explicación. Para mí, la mejor hora de luz, de las mil de este rincón. Me dicen “las lenguas de doble filo” que existe una hora llamada: amanecer, de la que me cuentan maravillas…no sé, no conozco, es demasiado temprano para mí. El largo mediodía a la española es mi hora. Aquí, en el llamado Norte de Texas, se empeñan en decir: la tarde—the evening—demasiado pronto, qué diablos! Es puro mediodía. Esas horas son las buenas para “retratar” este rincón, el de las begonias. A refilón, con las ya mentadas tres luces, tan majas y resultonas. Begonias, “troopers” o “beefeaters”, guardianes  mentales de la entrada a ese otro mundo de mi discurso fotográfico y pictórico.

A todo esto, se me ha olvidado por donde voy—habitual situación—y de que va este escrito. ¡Ah! Sí, las begonias de mi rincón…han sido y son buenas modelos fotográficas, ni se mueven, y por ende pictóricas. La música y mis ruidos están de cristales para dentro. De cristales para fuera un silencio humano y animal casi continuo. Cierra los ojos, uno se puede montar una película…sospecho que, aunque aquí no hay caballos a los que oírles los cascos, ni sonidos metálicos de ruedas carreteras, radios de madera al eje de hierro y las llantas de lámina que arman tanto ruido como el piafar de los caballos de aquellas diligencias que ya no existen. Añadir unas gotitas, silbadas, de música de Ennio Morricone…

“…para volver de lo oscuro, es como un faro…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…para volver de lo oscuro, es como un faro…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Sospecho, decía, que en el rincón de las ensoñaciones se bañan todas mis náyades, musas,  o serán ruidosas “cheerleaders” quizás?  Todos esos sonidos se están disipando ya y lo que realmente oigo son los ruidos silenciosos, increíblemente suaves y amortiguados de esos mastodontes con ruedas, con sus cromados y tubos bruñidos plateados, que de vez en cuando pasan por esta carretera, la FM 66 (Farm to Market Sixty-Six) que queda a tres árboles de la casa. Aún a esta distancia, lo que más se oye son las voces atenuadas de los conductores y la música country-western que se escapa por las ventanillas abiertas. Estos camiones monstruosos son los navíos de la pradera. Sé que algún día se cumplirá mi sueño, que no es montar a caballo en Texas, pese a todos los pesares, y si montar en uno de estos supercamiones y hacer una bonita singladura, darme un garbeo por mi nación tejana. Ensueño, aquí: sueño de día (daydream). De momento, y hasta entonces, el villano en su rincón.

Luisma, Maypearl (TX)      30 de Noviembre del 2017

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De Santos Y Músculos

“…una verdadera procesión.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…una verdadera procesión.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Se me está yendo el “santo al cielo” o, mejor dicho, se me están yendo un montón de santos, una verdadera procesión. Como se decía no hace mucho: tengo un despiste de “mira y no te menees”, o tengo un rollo que “no me aclaro”. Y me vas a decir: ¿y a que viene todo esto? Pues viene a que, de vez en cuando, “se me va la olla” de una manera atroz, es decir, se me olvidan las cosas, se me difuminan los recuerdos, los olvidos hacen cola a la puerta de mi cerebro. Y algunas cosas se quedan en el limbo del haber sido, o no haber existido más que en mi imaginación.

Y lo fácil, es decir: ya está, es cosa de la edad, pero no parece que esta sea la explicación, al menos no la única. Estoy empezando a pensar que estoy, o que he estado ya tanto tiempo enchufado a esta realidad que las realidades pasadas se diluyen como si les atacara un ácido fuerte, el ácido del “agua pasada” o como si fueran fotografías de los tiempos anteriores a los fijadores modernos, así llamados hasta que les clavamos el puñal digital. A lo peor, es que lo son y a mi no me pasa nada que no me tenga que pasar de todas maneras. Y si no fuera así me gustaría que alguien sea tan amable de indicarme que se podría hacer para conservar los recuerdos un poco más, un poco más vívidos, un poco más tiempo. Alguien tiene que haber estudiado todo esto y alguna solución tiene que tener, los científicos han toreado en peores plazas.

“…las realidades pasadas se diluyen…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…las realidades pasadas se diluyen…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Porque si empiezo a hacer una relación de las cosas que sé, las que sé que son y que me pasaron, empiezo a correr el peligro de incluir las que no me pasaron, pero tantas veces imaginadas y contadas, que quieren tomar carta de naturaleza en las batallas de mi vida. Tampoco tengo muy claro el porque hay que recordar todo. Que bien repasar y repetir los buenos recuerdos pero que necesidad de hacer lo propio con los malos o los menos buenos y porque no poderlos condenar al ostracismo definitivo. Una pastilla del “a mí que coño me importa” me vendría bien, al fin y al cabo, sería una más de las muchas que tomo cada día para los múltiples achaques: tensión arterial, artritis, dolores dentales, dolores musculares, el corazón ha empezado últimamente a ponerse borde; de todos tengo para dar y regalar, docenas de pastillas diarias. En vista de lo cual, a cualquier cosa lo llaman deporte hoy día, me dedico a sentarme cómodamente a la puerta de mi casa a ver pasar cadáveres, como ya no me quedan enemigos empiezan a pasar los amigos, lo que tiene menos gracia, mucha menos.

“…Gates y su heredero el del Facebook, los dos padres priores…” Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

“…Gates y su heredero el del Facebook, los dos padres priores…” Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Sopitas y buen vino es lo que yo necesito para alimentar a esta novia, amante, puta secreta de los últimos tiempos, “la Depre”, que debe tener la explicación de todo. Como dice el Ángel, no el de la guarda, el poeta González: “ahora lo único que ya quiero es vivir.” Escrito nos lo dejó y ya que él no puede hacerlo, nosotros tenemos que vivirlo por él, mientras descansa ya en paz, espero. Vivir, lo que se dice vivir, no sé yo…moro o habito, aquí el único que vive es el padre prior, Gates y su heredero el del Facebook, los dos padres priores, que hay que ver que conventos (palacios) tienen. Hay que ver que lujos. Contento estoy con mi piscinita y los bosques que amparan la casa y el estudio. La envidia es uno de los pocos pecados que nunca he tenido, la única falla o merma en mi retrato de españolito típico, si es que lo soy. Después de tantos años en las Américas ya nunca podré ser más un español tan…tan típico.

“…tratando de vender el alma a quien sea…”  Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…tratando de vender el alma a quien sea…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

Toda esta tralla que te estoy dando en este post es una excusa para presentar alguna foto más de las que llevo hechas en este trabajo de “mi mundo en el nuevo mundo.” Ahora ya son miles, casi veinte mil, desde que llegué de vuelta a Texas. Mi mundo es un monstruo que me flagela por haber estado tanto tiempo sin producir. Hoy, la calidad es la que he conseguido a base de hacer miles de fotos digitales, y estudiarlas una por una. Calculo que habrán sido, hasta ahora, entre sesenta y setenta mil en todo mi recorrido fotográfico. Si te pones a pensar, no es tanto, quizás hasta hayan podido ser más, ahora ayudado por el costo de la técnica actual. Al dejar el futbol, una retirada a tiempo es una victoria, mantengo la musculatura con las caminatas y las ”gimnasias” de la fotografía. De músculos ya solo me queda que cuidar del—el corazón, coño, el corazón—los demás “como que se cuidan solos” que diría un madrileño castizo.

De la Fotografía, en fin, hemos tenido que aprenderlo todo, otra vez, procesos técnicos y hasta mentales; mi generación es más o menos la de la aparición del color, que tanto costó hasta que se consiguió una cierta calidad. Los que casi asistimos al nacimiento del celuloide, al paso de blanco y negro a color, con aquellas diapositivas que, en poco tiempo se iban al blanco y desaparecían, estamos tratando de vender el alma a quien sea, para ganar tiempo y tratar de ver lo que venga después del digital. Espero que no nos mate la curiosidad.

Luisma, Maypearl (TX)     26  de Octubre del 2017

 

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Insurgencia 2017

“…husmeando entre las pilas de blocs amarillos…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“…husmeando entre las pilas de blocs amarillos…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Ayer estaba husmeando entre las pilas de blocs amarillos, cuentos cortos, cartas y otras menudencias, sobre todo cosas escritas antes de que el Internet reventara la comunicación epistolar y telefónica. Me hicieron gracia mis propias palabras y se las mandé a dos o tres personas, que naturalmente coincidieron con la frase final. “Insurgencia” tiene el tamaño de un párrafo (de los míos) y es simple. ¡Qué barbaridad! Lo que hace la costumbre y eso que la sufrida clase médica me está repitiendo hasta la saciedad, en español o en inglés, da igual: cuando llegas a la edad que tú tienes te falla la memoria cercana y recuperas la memoria de lo viejo o de lo antiguo. La pregunta era que cuando me hice viejo y aunque la contestación anda siempre a mi alrededor, este ‘párrafo’ me la canta en plan gitano, sin remedio: “Te la canto resalao?” En la cueva de “Las Mucheres”, en un pequeño ribazo con vistas al Tormes, en el camino al Puente de la Salud, la gitana te la cantaba o te la decía, la buenaventura, un pequeño párrafo de previsiones de futuro, que lamento no recordar si se han cumplido. Mi memoria de lo antiguo no da para tanto. Aunque recuerde muchas cosas, con solo tirarme del hilito.

“…la gitana te la cantaba o te la decía, la buenaventura…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“…la gitana te la cantaba o te la decía, la buenaventura…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Por ejemplo: cada vez que escribo la palabra párrafo me viene invariablemente a la memoria lo de: “Nada de un párrafo de gracias, escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo” Siempre me hizo gracia, aunque no tenga nada que ver conmigo, tampoco recuerdo exactamente quien lo dijo y con qué ocasión, no estoy seguro si fue José Antonio Primo de Ribera o Dionisio Ridruejo, los de la Falange. La frase es antigua y ya no la recuerdo bien; eso ya es peor, pero para estas ocasiones hay un Google, ¡que diablos! Así que parece que me hice viejo mucho antes de lo que creí. Quizás cuando me senté en el sofá con el laptop y recordar se volvió más barato de lo que pensaba. Alguien me acaba de mandar un e-mail con una buena definición: “…es cuando empiezas a andar a las diez y diez y arrastras los pies como si estuvieras esquiando nórdico. Despacito.” Ah! Y lo siento, señores: nunca he “sentido el amanecer en la alegría de mis entrañas”. Es cosa sabida que el día amanece, y los luceros, y todo aquello… pero yo no, yo soy nocturno como Caperucita…(!?).

Luisma, Maypearl (TX)   25 de Septiembre del 2017

“…me organizaba mis guerras y me hacia mi paz…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“…me organizaba mis guerras y me hacia mi paz…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Insurgencia

Recuerdo el tiempo cuando el mundo era mío. Yo era el imperio de mí mismo y me organizaba mis guerras y me hacia mi paz, cuando la tenía. Aquellos sí que eran tiempos, nunca ha vuelto a ser lo mismo y no sé cuando esto cambió , no sé cuando me hice viejo y ni si quiera se quién me pidió permiso para ello. Algo así me parece que no estaba en el contrato, y si lo estaba era la letra pequeña, esa que nunca se lee. Ahora el mundo ya no es mío, y lo noto todos los días al levantarme por la mañana. Qué pena! con lo bien que me lo pasaba yo mandando sobre mí mismo y haciendo lo que me daba la gana. Alguna guerrilla tengo que organizar para volver, si se puede, a aquellos tiempos (del cuplé).

De qué coño estás hablando? — Pero si tú nunca has dejado de hacer lo que te daba la gana!” …Seguro que algo así me van a decir.

Luisma, Pittsburgh (PA) El párrafo original está escrito hacia el 2011, o por ahí.

“Now the world isn’t mine anymore….” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“Now the world isn’t mine anymore….” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Bueno, pues aquí va la cosa en inglés, traducido a petición.

English:

Insurgency

I remember a time when the world was mine. I was the Empire of Me and I organized my wars and negotiated my peaces when there were any. Those were times! It’s never been the same, and I don’t know when it changed; I don’t know when I became old. I don’t even know who asked my permission. Something like this, it seems to me, was not in the contract, or if it was, it was in the fine print, the part nobody reads. Now the world isn’t mine anymore and I feel that every day when I get out of bed. What a pity! Oh, to feel as  I did once when I commanded myself and did as I wished! I have to organize some kind of coup to return, if I can, to those times (the good old days).

“What the hell are you talking about —you’ve always done whatever you wanted anyway!”, I’m sure they’d say something like that.

(La edición y las correcciones del inglés son cosa de S., léase: Ese Punto)

Lo dicho: “Nada de un párrafo de gracias…”

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La del alba sería…

"...es el ver amanecer casi llegando a España.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

“…es el ver amanecer casi llegando a España.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo

El lucero de la mañana. Solo me acuerdo de esa luz, con ese nombre tan relamido y tan dudosamente poético, cuando estoy en estas alturas mortales de necesidad, subido en un avión por encima del Atlántico; el “estanque” que es como le llaman al océano los americanos; el “charco” que decimos nosotros. Una de las delicias estéticas del viaje de América hacia Europa, con sus horarios habituales, es el ver amanecer casi llegando a España y desde esas alturas, cuando las nubes quedan por debajo y el espectáculo aparece casi garantizado, y siempre  distinto, siempre algo nuevo, más luminoso o más brillante. No sé cuántas veces he atravesado el Atlántico, pueden ser veinte o treinta, eso hace un montón de amaneceres, que no es poco. Todos iguales y todos diferentes.

Hace un rato todavía era de noche, la noche de estos vuelos es una noche “corta”, de “solo” tres horas, y buscas el dichoso lucero porque el alba se viene volando, nunca mejor dicho. El sol, perdón, el Astro Rey, se asoma saliendo del agua y trepando sobre un alfombrado de nubes para ofrecerse totalmente limpio como una moneda de oro radiante, obligando al fotógrafo a hacer virguerías con toda esa luz. Viéndola, se le va a uno la neurona, la de pensar en los millones y millones de soles que al parecer pueblan el universo, o eso dicen los que saben de ello. Dada la cantidad que se ha descubierto en este nuestro rincón de la Vía Láctea, estiman que puede haber miles de millones de sistemas solares, solo en nuestra galaxia. Cantidades ingentes de luz, para dar y para tomar. ¿Mundos de luz, iluminando qué? Desde nuestras entendederas y pobre vista, solo la infinita negrura espacial.

…Interior del “American Airlines Boeing 787 Dreamliner” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Interior del “American Airlines Boeing 787 Dreamliner” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Y es ahí en esa obscuridad, reflejada (?)—o así me lo parece a mí—que sale el dichoso lucero, como una especie de telonero del concierto solar, que es el plato fuerte de la jornada. Cervantes acertó, como casi siempre, si señor: sería la del alba. Y a partir de ahí, todo el espectáculo “aéreo”: luces, reflejos, luminarias, colores, brillos sorprendentes, tintes “fabricados” en picado, los contrapicados son para la imaginación. Todo esto para el atónito fotógrafo, escondido detrás de la más grande y más redondeada ventanilla de este avión (Boeing 787 Dreamliner). Miro hacia fuera y constato cada uno de los 34000 pies y de los 900 Km por hora, que es lo normal de este tubo metálico (a veces, no te puedes ahorrar el cliché). Un avión, este, recientito como los churros de un buen desayuno; solo hace tres semanas que salió de la fábrica, con el último grito de la moda: las ventanillas con cierre visual, un ojo sin párpado, seis grados de filtro de color azul, desde el que te nubla la vista, hasta el que te deja ver claramente todo lo que pasa afuera.

A lo que pasa fuera: altura y velocidad, le podemos añadir la temperatura, es decir cuarenta y siete grados bajo cero, que si lo piensas despacio y un par de veces te daría por cerrar los ojos y empezar la letanía del torero y no parar hasta que se acabase esta singladura…”ora pro nobis” y “que no nos pase ná”. Todo esto no es un chiste, ni una manera de hablar, es real; en compañía de unas doscientas gentes, estoy mandándome entre pecho y espalda, la travesía, lo de Colón, solo que, en nueve horas y media, que se dice pronto. Y todo lo que se me ocurre es ir mirando y haciendo fotos, puros condicionantes estéticos y técnicos de fotografía, que si el enfoque, que si la temperatura de color, que si la profundidad de campo; mirando hacia abajo, en que otra profundidad estaría yo pensando… ¡Qué barbaridad! Que luces entran por esta ventana, es un escándalo…Quizás pensando en esto, se me abren las compuertas de la imaginación y la comprensión de las pobres luces con las que uno juega, a veces. Otras, me sobra claridad digital y pierde importancia hasta el tembleque de las manos. Cuando hay esta luz “prometida” se puede uno permitir el lujo de jugar a tres bandas, o tres luces incidiendo en el mismo motivo.

"¡Qué barbaridad! Que luces entran por esta ventana, es un escándalo…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“¡Qué barbaridad! Que luces entran por esta ventana, es un escándalo…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Para luz el Sol, la madre de todas las…mejor dicho: El padre de todas las luces, fiel a su “nacimiento” diario, desde nuestro punto de vista. Cuanto tiempo de ‘vida’ tiene nuestro Sol? Tantas preguntas y tan pocas respuestas. Una miríada de nuestros conceptos vitales tienen que ver con el Sol. Nos afecta lo que el Sol hace y lo que no hace. Las distancias y su relación con los envíos de luz. Esos ocho minutos que tarda cada ‘rayo’ en llegar…Por lo menos sabemos a qué atenernos sobre la luz y la temperatura. El sol de Castilla, el sol de Texas, el Sol del Atlántico Norte, transfusiones de luz directamente a la vena del fotógrafo…y ahí te las compongas. El Sol es despiadadamente eficiente y exacto en sus movimientos y sus “quehaceres” de estrella. Como estrella no es nada especial, es una enana amarilla, una del montón, como tantos otros billones de ellas. Y más nos vale que se mantenga como está, aunque de vez en cuando nos “queme” alguna fotografía con su “blanco nuclear”.

“…como una moneda de oro radiante, obligando al fotógrafo a hacer virguerías con toda esa luz.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“…como una moneda de oro radiante, obligando al fotógrafo a hacer virguerías con toda esa luz.” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

¡Ay! La memoria se va, pero se quedan las imágenes, pintura, fotografía, más alguna neurona frita por escribir, algo para que me queden recuerdos, por si acaso no hay nada después, que parece que no. He preguntado, e insisten en que los recuerdos no se pueden llevar. Ni el dinero tampoco, aviso a los navegantes. La imaginación está intentando ver la posibilidad de que la dejen ir con uno. Y por ende estoy ahora mirando estrellas, enanas amarillas (o algo así, que vaya usted a saber) planetas gaseosos, o medio, luces que iluminan mi particular Estigia, en la raya norte del rancho, a donde voy muchas veces, por ver si encuentro a Caronte (la barca sí que está) y al Cerbero, que deberían estar esperándome, por mor de pasar al “otro lado”, pero solo cuando sea menester. “La lengua queda y los ojos listos”…que buen ‘fotógrafo’ era Cervantes!

“…luces que iluminan mi particular Estigia, en la raya norte…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

“…luces que iluminan mi particular Estigia, en la raya norte…” Foto: Luis Jiménez-Ridruejo.

Luisma, Maypearl (TX)   12 de Agosto del 2017