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Tiempo Tormentoso

Luisma en su estudio de pintura en Maypearl, Texas. (In progress “Los Mundos”#1 prov. title. acrylic on canvas) Photography by S. for luisjimenezridruejo.com

Luisma en su estudio de pintura en Maypearl, Texas. (In progress “Los Mundos”#1 prov. title. acrylic on canvas) Photography by S. for luisjimenezridruejo.com

“Lo único bueno que tiene esta vida es que nada dura mucho.” Encontré este pensamiento, hecho frase, leyendo a Donald Ray Pollock, un escritor de Ohio, horror y policíaco, reciente aunque no joven. Había trabajado durante años en una papelera y como camionero hasta los cincuenta. Se puso a publicar, nadie sabe cómo, y le empezaron a caer las críticas (buenas, aunque nada dura mucho…) y los premios. 

Nada que ver con el “Tiempo Tormentoso” del título, excepto la pequeña—no sé si tanto—idea de que ‘nada dura mucho’ y empecé a darle vueltas al concepto, a ver si la imaginación me daba algo—como buen pordiosero de ella—porque la tormenta bailaba ya en los aledaños del estudio y el fondo de mi cuadro se tornaba negro obscuro—redundancia soriana—como la boca del famoso lobo de Oncala. A tiempo! El tiempo, hacía tiempo que era ya tiempo tormentoso de por sí (reiteración serrana), y me las prometía muy felices… Me vino a la maltrecha memoria una canción: “Stormy Weather” (versión a ser posible de Lena Horne) una canción gloriosa que debió nacer al mismo salto que yo—o, sobre poco más o menos—y una vez que la entendí y la adopté, ha ido y venido ya conmigo más de sesenta años. A lo mejor eso es “durar poco” todavía. Como su propio título indica: ese tiempo especial, que tampoco dura mucho y que para mí es tiempo encantado y encantador. Tiempo tormentoso…y como diría mi amigo Pi (se llama así, lo juro…es catalán): “Y a mí también me gusta el ácido sulfúrico…!”

Me fascinan sobre todo las tormentas nocturnas porque doblan lo dramático del fenómeno añadiéndole: alevosía. No me atrevo a mencionar la premeditación porque eso sería meterse en camisa de once varas. Me seduce la maravilla de un meteoro al que nunca he encontrado el porqué. Conozco la física de la cosa, masas de aire caliente, vientos fuertes, chorros de agua de lluvia y todo lo que conlleva, pero aún eso no me rinde el porqué de la tormenta y de sus fenómenos más usuales: vientos ululantes, rayos, truenos, tornados. Esas fuerzas brutas de la naturaleza, si es que la naturaleza es el factótum de todas ellas, o simplemente es la dirección, la conducción, como si fuera una orquesta sinfónica, con mucha percusión. A saber. Comprender una música o una pintura, a veces es complicado. Tiempo tormentoso.

Hace un momento, cuando—ya es tradición, o costumbre personal—estaba frente a la pantalla de la TV del dormitorio, tras la puerta doble vidriera del estudio, cegada con láminas de papel de estraza para que S. pueda dormir, si me da por pintar de noche alta. Decía que: “apagar” el aparato y demás luces de la casa, ante la inminente llegada de una de esas dramáticas tormentas, anunciada por una descarga de varios lejanos “fusilazos”, rayos increíblemente verticales y de un solo estampido, típicos de las tormentas en la pradera tejana. Me detuve un instante a “mirar” la pantalla, las noticias del día eran todas sobre inclemencias del tiempo; rayos, truenos, tornados, inundaciones, en todo el país. Y después, me apresuré a sentarme en la esquina de las tormentas… Así me gusta “disfrutar” del espectáculo, mientras no me “parta un rayo.”

Luis Jiménez-Ridruejo, Instar #15 [detail], acrylic on canvas

Luis Jiménez-Ridruejo, Instar #15 [detail], acrylic on canvas

Ha caído un zambombazo a muy poca distancia de las ventanas del oeste del estudio, en el “matón de bosque”(salmantinismo?) de la izquierda, apenas cincuenta metros a mis espaldas. La luz me ha envuelto totalmente y lo que he visto y sentido es el color ‘cercano’ del rayo: rojo con reflejos blancos. Varios. Tantos reflejos como ventanales del estudio. Doce, la única pared opaca tiene tres puertas que dan a las habitaciones, también de cristal y hasta una doble de vidrieras. El resto es una caja de cristal expuesta a la más amplia visión del exterior y el negro más duro de la noche. Solo me faltaría una de esas rotatorias esferas de espejitos para parecer una discoteca, de las del siglo pasado. El final de los reflejos es un azul nítido y pálido, atmosférico, sobre el cuadro que estoy pintando. Cierro los ojos y lo puedo volver a ver; es como aquellas famosas ‘visiones’ de una estampa que luego se repetían en la pared. 

Me encanta el tiempo y el paso de la tormenta porque cambia los colores de todo y con los colores ‘nuevos’ en la retina, cambia el sentimiento de apreciación de lo que estas pintando. A través de los ventanales, algunos cubiertos por cortinas de agua de las prismáticas gárgolas metálicas, que añadí cuando llegamos a estos predios, hace ya ocho años. Puedo ver esos grises triunfales, poderosos, cortados por añiles, azules metálicos y blancos plateados, de tan purísimos. Los ‘claros’ del bosque. Colores fáciles de ver, pero difíciles de plasmar en el papel o en un lienzo en la pared. Hace muchos años, una vez que decidí pintar con el lienzo ‘colgado’ (clavado) en la pared, en un soporte de panel chapado de madera sobre ella, nunca volví a pintar con caballete. En el tiempo de la tormenta siempre me siento de cara a las ventanas de esquina del estudio, con la visión como la de los clásicos miradores en Castilla, y, por tanto, la sensación vívida del fenómeno. Disfrutar de la percepción de sus colores, olores, sonidos. Las tormentas de Texas son muy diferentes de las de Pennsylvania, “donde vivía antes de ahora”. Ay! Señor, otro salmantinismo, que afición!

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #12 [detail], acrylic on canvas

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #12 [detail], acrylic on canvas

Me quedo perdido en mi ensoñación, recordando las tormentas de Pittsburgh, entro y salgo del sueño con airones tempestuosos, vibraciones de cristal, como los cubos de hielo de un enorme “gin-tonic.” Cuando la tormenta rola y vuela como alma que lleva el diablo, o como si fuese una carrera de bicicletas, o de caballos, que ambos sonidos cuadran. Por no sé que atavismo de abuela española, siempre hago lo mismo cuando ‘huelo’ la tormenta: lo de cerrarlo y apagarlo todo. Es un silencio ensordecedor. Todo para situarme al ‘salto’ de la movida en mi córner de cristal, donde gozo de tribuna preferente para vendavales y migraciones animales. Una docena de patos, sin ruidos y en formación de uve, pasan volando y miran de reojo la piscina. Huyen presurosos de la tormenta, ya volverán, el lago es suyo. Durante años solía poner música de Wagner para celebrar el meteoro. Nunca la Cabalgata de las Walkirias—demasiado obvio—, mejor: El Holandés Volador. Últimamente meto jazz orquestal, con mucho metal, sobre todo trombones y si es con vocalista, que Santa Lena Horne me asista, que yo canonizo a muy poca gente. De Lena, su rendición de “Stormy Weather”, la mejor de muchas buenas. En mi caso, además es terapéutica, me calma la úlcera de estómago, tan bien como el milagroso Nexium. Y hablando de trombones: “Stomping at the Savoy” por la celestial orquesta de Benny Goodman y ‘todo’ lo de Glenn Miller, que no es de esta vida—es de todas las vidas, habidas y por haber—y por tanto, como decíamos al principio, ya va durando mucho, una eternidad…

“Final de jornada en el estudio”. Luisma, en silla de ruedas, evitando mayores daños a sus rodillas, reflexiona sobre el trabajo del día. Photography by S. for luisjimenezridruejo.com

“Final de jornada en el estudio”. Luisma, en silla de ruedas, evitando mayores daños a sus rodillas, reflexiona sobre el trabajo del día. Photography by S. for luisjimenezridruejo.com

(Primera estrofa de “Stormy Weather” por Lena Horne, difícil traducir sin cambiar todo el sentido, así que será en inglés, o en “literal.”)

Luisma, Maypearl (TX)   14 de Junio del 2017               Re-editado en Marzo del 2022

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Quebrantar

Luisma pintando en el estudio de Texas; detrás de la cámara, fuera de la escena, la otra mitad del estudio…las mesas. (Photography: S., for luisjimenezridruejo.com)

Luisma pintando en el estudio de Texas; detrás de la cámara, fuera de la escena, la otra mitad del estudio…las mesas. (Photography: S., for luisjimenezridruejo.com)

Quebrantar. He ahí un verbo que siempre me ha atraído con una especie de magnetismo que va más allá de cualquier explicación que yo mismo le pueda dar. Incluso su propia onomatopeya lo define mejor, y repitiendo la palabra, su sonido casi llega a la propia definición; por eso, en lo que a mi respecta, me he pasado toda la vida quebrantando situaciones y cosas. Uno de mis sonidos favoritos es, natural o artificial, la madera seca al quebrarse. Quebrar, quebranto, quiebro, voces desde mi más tierna infancia, si es que alguna vez he tenido algo de tierno—que creo que sí—y de sentimental o cariñoso—que creo que también. Hasta mi salud ha sido siempre quebradiza, con la apariencia de no serlo, saliendo siempre indemne de accidentadas ocasiones, con el pendón en alto y una sonrisa, como si conmigo no fuera la cosa. Un tipo con suerte. Y de joven no iba conmigo, al menos en mis excursiones de amigos (todavía no ‘existían’ las chicas) que eran casi siempre a las quebradas próximas al rio (Tormes) donde la meseta castellana se arrugaba. A los trece años, accidentada ocasión, volví a nacer, en una quebrada del monte Jaizquibel, quebrada la cabeza, sí, pero… la suerte no me ha abandonado desde aquello.

Detail of Instar#4. (Acrylic on canvas)

Detail of Instar#4. (Acrylic on canvas)

Quebrar, alterar las líneas sin ningún genero de problema. Y la excusa, la explicación; tanto en salud como en enfermedad, se tratara de lo que se tratase, la respuesta siempre era la misma: ‘Yo no he sido’, incluyendo situaciones in-fraganti. Protagonista de mi propia película, de serie B. De puro cómico, dramático. A la pregunta, siempre me he definido como: pintor, de brocha fina, lo que significa en Europa, por etiqueta, ser raro, pobre, bohemio y muy poco más.  Alguien me dijo alguna vez que hubiera sido un magnifico abogado, a la antigua usanza—todo español es licenciado en Derecho, mientras no se demuestre lo contrario—retorcedor de palabras, como si fueran de esparto, y lo opuesto de mi propio brazo, tan difícil de darlo a torcer. A lo dicho, como a lo hecho: pecho, y circunloquio, y total inasequibilidad al desaliento. Ante el lío, cambiar la muleta de mano y darle distancia al morlaco. Conveniente, también, mirar al tendido con disimulo…

“Queen Isabella in Orion’s National Cathedral” (Photography: luisjimenezridruejo.com) 2021

“Queen Isabella in Orion’s National Cathedral” (Photography: luisjimenezridruejo.com) 2021

A lo peor y por todo lo anterior y más, parece que mi pintura tenga un proceso irónicamente lento, en sus decisiones. Todo lo contrario que mi fotografía. Creo que hubiese sido mejor pintar un solo cuadro, a lo largo de toda mi vida, y por supuesto dejarlo sin terminar. Es posible que esto sea lo que he estado haciendo, hasta ahora. En América, igual me seguirían llamando “artista” y me mirarían con un cierto respeto. Tengo que preguntar a alguien para que me aconseje, alguien de confianza, que no podrá ser de la cofradía de la elegancia (“la crítica”) porque ellos solo saben de que va su rollo, pero nunca sabrán de que va el tuyo, porque realmente no les importa demasiado. Aún así, siempre a lo peor, solo ellos me pueden sacar de dudas, por oposición o antagonismo. Ocultemos tras cualquier esquina a la envidia. A estas alturas del partido, en el mundo de las artes, ya me creo cualquier cosa que me pase y hasta me avengo a ello.

Detail of Instar#6. (Acrylic on canvas)

Detail of Instar#6. (Acrylic on canvas)

De un tiempo a esta parte, estoy viendo que mi pintura y mi fotografía, gustan a gente—mucha—que no me podía imaginar y disgustan a otra gente—poca—que hubiera jurado que les gustaría. Es igual, siempre fui cómodo, pero no conformista. Yo sigo subiendo mi monte, ahora con despacio. Lo que me resta, como diría el dilecto Ángel González, que en algún Olimpo estará, aunque sus palabras se quedaron conmigo en esta eternidad provisional…

“Yo lo noto como me voy volviendo

menos cierto, confuso, disolviéndome en aire

cotidiano, burdo

jirón de mi, deshilachado

y roto por los puños.”

…   …

“Un escombro tenaz que avanza por caminos

que no llevan a ningún sitio”

…   …

“Ya lo único que quiero es vivir.”

Y que me dejen en paz todos los que—todavía—me quieren pasar factura de mis errores. Aunque tampoco hay que exagerar, ni hacerse el mártir. Al fin y a la postre, que pueden hacerme ya? (“Nada con sifón” como diría el sublime López Rubio, ante un vaso vacío, en la barra de cualquier bar de Hollywood).

McConnell’s Mill, PA. Photography: (Photography: luisjimenezridruejo.com)

McConnell’s Mill, PA. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Quebrantar, romper, deteriorar, transgredir, profanar, conculcar, infringir…pero sin dejar un solo cadáver en mi camino. Al contrario, a mi me han matado muchas veces; siempre he salido indemne, y lo dicho: con el pendón en alto y silbando una alegre cancioncilla. Algunos me han acusado por ello de irresponsable y como mínimo de molesto, fastidioso, rompecojones (que dicen los franceses). Un personaje a evitar porque te repica en la imaginación cuando te miras al espejo, eso que muchos hacen demasiadas veces, cada día. Hace tiempo que ya solo quebranto las leyes de las llamadas artes, de la imaginación y quizás alguna cosa más, sin importancia, como la propia dietética; mañana por la mañana es posible que amplie la lista, esta noche estoy así de optimista y bienhumorado.

Felicidades, se las deseo a todo el mundo, incluso a mis enemigos, esos que ellos dicen que tengo, pero que yo no reconozco. Que les llegue esa tontería e inexactitud que llamamos felicidad y que yo creo que tengo. Siendo así—al menos mientras dure—quiero disfrutarla (mueca facial), antes de lo de las malvas. Entonces, a ello me dedico: felicidad y elasticidad muscular, que diría Córdoba (mi cardiólogo, antes que amigo) y por lo demás, hála, hasta la vista, si no nos vemos antes. Lo dicho: un artista.

Luisma, Maypearl (TX)   27 de Febrero del 2016

(Retocado y Reeditado en Febrero del 2022)

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Retrato de Pintor (IX)

“Me gusta una pared vacía porque puedo imaginar que me gustaría poner en ella”   Georgia O’Keeffe  (1887-1986)

Georgia pintando el árbol de Gerald…(Photography by Ansel Adams)

Georgia pintando el árbol de Gerald…(Photography by Ansel Adams)

“El Espíritu de la Golosina” (“que se toma por gusto y no para alimentarse”), así la invocábamos en las fiestas de Bellas Artes, en la Salamanca, de los años ochenta del pasado siglo. Georgia O’Keeffe, delgada, chupada, de elegancia natural y solitaria, como los eremitas y los espíritus, cualquier clase de espíritu.  En América, se “ponen” los motes generalmente, con apelativos de origen, o de herencia. Nunca el mote es elegido por la propia persona. Pintar, chupando los pinceles—no sé si las brochas, también—dependerá, supongo, del tamaño de la mancha de color a desleir. Fue también una excelente fotógrafo y, me temo que las cámaras no hace falta chuparlas. Las recetas de cocina pictórica acechan ya de contínuo, desde la aparición de la TV, ordenador, videos, teléfonos de imagen…clases personalizadas de Impresionismo por teléfono…Atención!  Dibuje como Caravaggio, o como Dios, en siete días… “ No… porqué esperar?  En unas cuantas horas le enviamos un diploma…”  Cinco añitos tenía Georgia la primera vez que dibujó un paisaje; más de noventa años después, seguía haciendo arte, cerámica, barros sin ornamentos, ni decoraciones…usando el tacto y el recuerdo, en su ceguera casi total.

“—Que se siente al ser una pintora americana (¡?)—. Photography by luisjimenezridruejo.com

“—Que se siente al ser una pintora americana (¡?)—. Photography by luisjimenezridruejo.com

Esta es la historia—retrato de pintor—de uno de los seres más anormales que imaginarse pueda: una persona normal. Una mujer, en este caso. Una mujer feminista (lo era por naturaleza). Georgia O’Keeffe no necesitaba serlo, ni practicarlo, ni pregonarlo a bombo y platillo. Simplemente lo era, y no hace falta mirar muchas de sus pinturas, o sus fotografías, para darse cuenta de ello. El feminismo más galopante, el de armas tomar, quiso hacer de su arte una bandera y tropezó con la más absoluta negativa. O’Keeffe, repetidamente, negó la utilización de sus imágenes para la causa feminista. No porque ella no lo fuera, o porque no apoyare la lucha, sino porque tenía mucho respeto por su arte y por el de los demás. No creía en su uso político, ni en cualquiera de los usos ajenos al arte por sí mismo.

“La camisa de la mujer feliz” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“La camisa de la mujer feliz” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Esa normalidad la llevó a ser discutida por razones extrañas a las fronteras de su arte pictórico, sobre todo en su propio país. De ella, las más de las veces, se criticaba todo menos su pintura que era lo discutible. “Escribes sobre mi flor como si yo pensara o viera lo que tu piensas y ves de la flor—y yo no.”  Incluso se llegó a criticar su propio éxito, tildándolo de excesivo(!) La mayor parte de sus críticos más negativos han sido otros artistas posteriores, alegando razones técnicas o de gusto personal (¡?) y ocultando a menudo los rabiosos celos, con comparaciones odiosas y siempre mal traídas. Los tiempos cambian pero solamente para repetirse. A diferencia de Georgia, Picasso, de cuyo éxito nadie parecía dudar—ni osar siquiera— fue ajeno a ello. Él, sin embargo, cayó frecuentemente en la utilización política del arte; aunque en su caso produjera obras como el “Guernica”. Perdonable utilización.

“Uno no puede ser americano para que vayan diciendo: mira es un americano…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“Uno no puede ser americano para que vayan diciendo: mira es un americano…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Georgia O’Keeffe nació en Wisconsin, algo así como Lugo, España, en USA y ‘salvando las distancias’ y el sabor de los quesos. Su vida creativa se celebró en New York, Texas y New Mexico. “Donde nací y donde y como he vivido no tiene importancia. Lo que he hecho en donde he estado, es lo que debería ser de interés.”  Ha sido, probablemente, la pintora más importante de la historia de este país, con Mary Cassatt y Helen Frankenthaler. “Uno no puede ser americano para que vayan diciendo: mira es un americano. Hay que sentir América, gustar de América, amar América y entonces trabajar.”  Así se expresaba O’Keeffe al ser preguntada—que se siente al ser una pintora americana (¡?)—. Su vida y milagros eran examinados con lupa y fue un continuo responder a preguntas que nunca se hacían a los pintores masculinos. Georgia era una solitaria; misantrópica y casi anacoreta hembra. Algo nada anormal y, a pesar de todo, considerado anormal por el resto de los mortales. Si no eres como todo el mundo—aborregado—eres un raro.

“Georgia on my mind” Un homenaje. (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“Georgia on my mind” Un homenaje. (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Su relación afectiva y profesional con el fotógrafo Alfred Stieglitz, que era 23 años mayor que ella, contribuyó a perfilar una celebridad ajena a su interés. Fue una relación distante y físicamente despegada. Con todo y con ello, Stieglitz le hizo más de 350 fotografías, algunas de ellas maravillosas y de las que muchas eran desnudos. (“El espíritu de la golosina”). Dada su seriedad artística y su fama, varios de estos desnudos se han cotizado en cifras millonarias. Uno de ellos pasa por ser una de las fotografías más caras de la historia. Los temas de su pintura, después de una juvenil etapa de abstracción, fueron las flores, los edificios neoyorquinos, los paisajes áridos, y las pelvis y cráneos de animales, blanqueados al sol del desierto (¡?)  La abstracción la retomó, otra vez, al final de su vida. En cuanto a mi…puede parecer una afirmación un tanto sorprendente, exceptuando el expresionismo abstracto, de cuyo carro nunca me he bajado: el arte de Georgia me ha inspirado siempre en mi pintura y mi fotografía, y en el entender el Southwest americano, donde vivo hace ya muchos años sin arrepentimientos, ni emocionales, ni fotográficos; los pictóricos ya son otro “cante”, por bulerías o fandangos tejanos…

“Escribes sobre mi flor como si yo pensara o viera lo que tu piensas y ves de la flor—y yo no.” (Georgia O’Keeffe) Photography by luisjimenezridruejo.com

“Escribes sobre mi flor como si yo pensara o viera lo que tu piensas y ves de la flor—y yo no.” (Georgia O’Keeffe) Photography by luisjimenezridruejo.com

Al opinar, fuera del campo de la pintura, ella decía: ”Cantar siempre me ha parecido la más perfecta manera de expresión. Es tan espontánea. Y después de cantar, creo que el violín. Como no puedo cantar, pinto.” Pura normalidad, que no simpleza, se mire como se mire. Y esa fue la más típica acusación que siempre tuvo que leer, u oir, sobre su pintura. Adjetivarla de simple, como: sencilla, fácil u ordinaria, en un sentido peyorativo—a veces sinónimo de ingenua o poco sofisticada—era la manera de motejarla de los periodistas americanos provincianos del siglo XX, salvo honrosas excepciones. Tradicionalmente, entonces, la crítica de arte estaba en la sección de deportes de los periódicos (!), fuera de los de las grandes ciudades. Simplista significa: demasiado simplificada, de una simplicidad extrema y a menudo engañosa. Una solución simplista a un problema pictórico, o fotográfico, suele ser una mala solución, incluido en ello el mundo de la crítica. Mientras tanto, empujado desde New York, su arte, que triunfaba ampliamente en Europa, la consagró en las grandes catedrales del arte moderno: Los Museos y Colecciones. Todo el mundo opinaba, incluso “el gran público”, en los libros de visitas.  Albert Einstein—poco sospechoso en materia de crítica y autocrítica— decía: “Todo debe ser lo más simple posible, pero no más simple.”

“Georgia en Abiquiú, New Mexico, USA

“Georgia en Abiquiú, New Mexico, USA

Tuvo una vida larga y muy productiva y al final, a veces, volvió a la abstracción. Aun así, siempre dudó: “No soy un exponente de expresionismo. No sé exáctamente lo que eso significa, y no me gusta como suena. No me gustan las etiquetas y los ismos. Quiero pintar al modo de mi pensar y sentir”. Le gustaba ponerse a si misma en solfa, diciendo: “Odio las flores—las pinto porque son más baratas que las modelos, y no se mueven”. En resumen, una persona normal que era pintor y mujer. Aceptó y abrazó su condición femenina (en una época muy diferente a la actual) usándola para su expresión artística, y nunca renegó de ella. Georgia O’Keeffe murió a los 98 años. Los últimos veinte años de su vida ya no pudo pintar por culpa de un defecto de visión. No pudo pintar, pero imposible de cejar en su actividad, siguió hasta el final haciendo cerámica y barro lisos, sin decoraciones, a la manera de las indias Apache.  G. O’K , siempre tiene mi aplauso, aunque no lo necesite. Uno de esos que empiezan lento y acompasado y terminan atronando en el espacio.

Luisma, 25 de Noviembre del 2013               ( Editado en Enero del 2022)

‘Siento que hay algo inexplorado sobre la mujer que solo una mujer puede explorar’. (G. O’K.)

 

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La Medida del Tiempo

“I Left My Wallet in El Segundo” Photography: luisjimenezridruejo.com

“I Left My Wallet in El Segundo” Photography: luisjimenezridruejo.com

Reloj, o no reloj?  Esa sería la cuestión. Hace quince años—mes arriba, mes abajo—dejé de fumar; el mismo día que me quité de la muñeca mi último reloj de pulsera. Corría el 2006. Que tiene que ver una cosa con la otra? Nada. Pura casualidad. Así se escribe la historia, o algunas historias…  

No sé dónde leí que el segundo es la unidad internacional de tiempo. Últimamente, leo las cosas más horrísonas en los sitios más impensables del mundo, cortesía del excesivo trato con Internet y sus turiferarios. Así será…si ‘ellos’ lo dicen. Parece que un día tiene, más o menos, unos 86000 segundos, qué barbaridad!  A mí, eso me lo tienen que jurar y …aun con todo. Yo me quedé en que cada minuto fueran unos muy aceptables ‘sesenta segundos’, todos iguales. Lo del día fraccionado es cosa de los clásicos egipcios—24 horas: 12 de luz y 12 de noche, o de obscuridad—, basándose en “mediciones” (observaciones) astronómicas. Un día es el tiempo que tarda la tierra en girar sobre sí misma y recuerdo, perfectamente, aquel día en el que me instilaron la idea; era la clase de geografía en los “barracones” de S. Bernardo, en aquel colegio salmantino, desde el cual se veía el Campo de Futbol: “El Calvario”, con su tribuna de madera! Muy inglés y pintado de color gris azulado, como los aviones militares—al final de todo aquello, un paseo arbolado terminaba… en el cementerio—. Hace casi 70 años, unos 2197 millones de segundos! Toda una vida, más o menos. Ay! Señor…! Y ahora me dice S. que del segundo habría mucho que hablar: que no es lo mismo un segundo “solar”, que uno “atómico”, u otro “sidéreo” (estelar) y que unos son más cortos que los otros y yo que sé cuántas precisiones más, al respecto.

“The Tribe Called Quest” Photography: luisjimenezridruejo.com

“The Tribe Called Quest” Photography: luisjimenezridruejo.com

Según va saliendo por la puerta a la pradera, S. (léase: Ese Punto) me deja una nota tendida en una imaginaria cuerda de secar y orear ropa—ella es muy novelera—que, en América, aparte pesas y otras regulaciones, rebrotes del imperio británico, lo de la medida del tiempo tiene más enjundia de lo que aparenta y que le viene a la memoria un pueblo no lejos (¡?) de Palo Alto, (6 horas de autopista en California, otra medida de espacio/tiempo), donde ella vivió sus años juveniles. El pueblo en cuestión tiene por nombre: El Segundo (tal cual, con el articulo y en castellano) y ahora que lo piensa, no tiene claro en que ‘segundo’ se inspiraron sus colonizadores: el de tiempo o el de orden. La aparición del nombre del pueblo en nuestra memoria común es por haber transitado la Avenida de la Relatividad, de la mano de Albert Einstein, hace unos días, recordando una de las primeras películas de los hermanos Cohen: “The Ladykillers”. Don Alberto y Los Cohen nos hacían comprender la diferencia de duración entre una hora (3600 segundos, según pareceres) paseando por el campo y otra hora relativa, en el ”cine”, confinados en casa por la pandemia.

“My-milly-billy-billy-bum...” Photography: luisjimenezridruejo.com

“My-milly-billy-billy-bum…” Photography: luisjimenezridruejo.com

El tema musical de la película era una canción, cuyo título nos llamó la atención: “I left my wallet in El Segundo” (“Dejé mi cartera en El Segundo”), una canción larga, ‘como un día sin pan’ que se diría antaño, o como un viaje de “costa a costa”, de ‘hip hop’ neoyorkino a ‘hip hop’ angelino. Para muestra vale un botón…El estribillo repetido hasta la saciedad…

My-milly-billy-billy-bum…

My-milly-billy-billy-bum…

Left my wallet in El Segundo
I gotta get it, I got-got ta get it…

Left my wallet in El Segundo
I gotta get it, I got-got ta get it…

…   …   …

La canción, de un grupo llamado: “The Tribe Called Quest”, trata de un viaje ‘filtro USA’ de Queens (NY) a El Segundo (CA), un suburbio de Los Angeles. Una canción ‘black hip hop’ que los Cohen enchufaron en su película y que describía, mejor o peor, la vida de una banda de hip hop, viajando en la arquetípica furgoneta Volkswagen, con un prolijo mundo interior rodeando una batería y unos colchones hinchables. Tres días de conducir “sin parar”—solo gasolineras y “estirar las piernas”—antes de cambiar el conductor. Desde NYC a California, a todo lo largo del país y al fondo de todo: LA… Reseda, el barrio del Karate Kid… Redondo Beach…Tarzana, pueblos del tipo de El Segundo y otros del cinturón ‘blanco’ Sundown. Donde los negros no quieren ir por las noches…Ni siquiera para recuperar una cartera y un carnet de identidad. Centésimas de segundo, con la vida colgando al final de la trayectoria de una bala.

“Dejé mi cartera en El Segundo” Photography: luisjimenezridruejo.com

“Dejé mi cartera en El Segundo” Photography: luisjimenezridruejo.com

Diferencia con la de los segundos en el estudio pintando, donde las largas horas “se me hacen huéspedes”, que diría el ínclito Don Miguel de Cervantes. Se trata de decisiones que se toman en segundos ‘rápidos’, decisiones pictóricas que no son el llegar a algún sitio— salvarse de nada, esquivar ningún peligro—sino el pensamiento, el movimiento y el tiempo para tratar de hacer o componer una imagen.  Brochazos o pinceladas, una sucesión de segundos: la medida del tiempo, del hecho pictórico, que nos lleva hacia adelante. El plural del asiento contable, que raramente interesa a los otros. En la soledad del estudio, muchas horas frente a los cuadros, muchos miles de segundos acompasados y sonoros, salpicando desde un viejo reloj de pesas de la Selva Negra.  Sin embargo, en fotografía, ese sonido o sus inaudibles fracciones, es el tiempo que tardas en reconocer como es y cómo quieres que sea la imagen, antes de disparar. Relatividad…Medida del tiempo…

Luisma, Maypearl TX                  1 de Noviembre del 2021

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Michelangelo y los detalles de un cuadro “a medias”

“Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas)

“Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas)

A veces me da miedo entrar en el estudio. La casa donde está el estudio no es en la que hacemos la ‘vida social’ y la cocina, esa casa es la de la madre de S. y está a unos 27 metros de hierba de la otra casa. Muy cerca, pero completamente independiente. Sea de día o de noche, da igual, es miedo del sobresalto, que viene de un verbo reflexivo al cual, usualmente, no hacemos mucho caso. Miedo de la impresión que es ruborizarse, la sensación eléctrica que nos hace perder la tranquilidad; en la emoción y conmoción de un instante de temblor, que en mi caso particular es la aceleración—el sobresalto—del Parkinson, que me acompaña infatigable desde hace siete años. El auto-sosiego es el único “tratamiento” que me alivia el ‘mal’—relativamente rápido—del dichoso ‘tembleque’ y así hasta el siguiente susto, que puede ser también pictórico, al enfrentarme con el cuadro ‘a medias’, a la sazón en cualquiera de los ‘caballetes’ que son las paredes del estudio.

“Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas. Detalle)

“Uninhabited Garden #5” (acrylic on canvas. Detalle)

No puedo olvidar el ‘cuadro maldito’, o el ‘maldito cuadro’, dependiendo del momento, y del humor, de las dos formas podía tildarlo; que mantuve—‘a medias’ e ‘intocable’—en mi estudio de Pittsburgh, en la casa de la calle Mission, en esa casa-estudio pinté poco, pero viví mucho, ‘lo que se va por lo que se viene’ (como diría mi padre). Aquel cuadro lo veía y lo sufría, diariamente, durante los largos años de toda una década, sin darle una sola pincelada, hasta que volví a Texas y, aquí en Maypearl, en unos pocos días, lo terminé sin problemas. Quien sabe cómo ocurren estas cosas… Terminar un cuadro, finalizar una pintura, es llegar a un acuerdo, conmigo mismo, de no volver a ‘tocarlo’ nunca más. Lo cual no parece rezar de la misma forma con mis escritos, muchas veces lavados y planchados con el paso de los tiempos. Si bien es cierto que pocas veces la gente me lo acusa. Ese cuadro—todavía hoy me da apuro mirarlo— fue un salto cualitativo importante dentro de mi pintura. Cambié de mundo pictórico y mi escena se volvió más surreal, abstracta y colorista. Era el perfecto reflejo de mí mismo: Surrealista, aunque no “daliniano”—raramente le ‘pego’ la brocha a Dalí—, nunca ha sido santo de mi devoción. Abstracto, como la vida misma, que diría Diebenkorn, en su duda entre pintar una cuñada o una bahía, o una mancha informal… Temáticas que alternaba con el mayor desparpajo, el mismo que para permutar realismo y abstracción, a temporadas. Colorista, como Derain, yo nunca lo fui acentuadamente por falta de coraje, y espero que no sea solamente un espejismo.

“Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas. Detalle)

“Uninhabited Garden #5” (acrylic on canvas. Detalle)

Pintaba cosas grandes y alternaba con cuadros muy pequeños, casi miniaturas, “afterthoughts”, que me levantaban el espíritu y a los que no necesitaba ‘mirar’ largo tiempo. Mientras tanto, ojo avizor, empecé a disparar ‘furiosamente’ toneladas de fotografía ‘digital’, penetrando concienzudamente un ‘mundo’ que no había ‘tocado’ mucho: el natural vegetal, uno de los famosos reinos. Al mismo tiempo, con la imaginación ofreciendo soluciones “espaciales” y remotas, en los mejores sentidos de la palabra. El resultado está siendo magnífico y suntuoso, son ya miles y miles de fotografías digitales, que necesitan, en mi opinión, un trabajo de  edición individual, que llena también las expectativas del uso de mi tiempo de dedicación a ello. El Arte por el arte, la factoría. Así mismo, y últimamente, está siendo una perfecta salida para el problema ‘mental’ de la reclusión en cuarentena, por culpa de la dichosa pandemia y sus nuevas oleadas.

“Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas. Detalle)

“Uninhabited Garden #5” (acrylic on canvas. Detalle)

Y me saqué de la manga, por todo ello y como un mago de pacotilla o de vía estrecha (continuo con las expresiones paternas), otra forma de ‘ trabajar’ inédita en mí y que me abría una visión más (nueva?) de lo que hacía en mi pintura. Sigo con esta escalada, hago múltiples fotografías de “detalles” de mis cuadros, incluso sin estar terminados—o precisamente por eso—y que he dado en llamar ‘pictofotografias’. Y no es solo como esto me ayuda a ‘mirar’ el lienzo grande, además quedan, a veces, unos cuadros pequeños y de muy diferentes composiciones, aunque no colores, sorprendentemente aceptables. Y di en pensar a quién le había visto hacer algo similar. Caí en la cuenta de que era alguien del cual no me considero ni ‘seguidor’, ni gran admirador, aun siendo uno de los mejores: Michelangelo, el “terrible” Buonarrotti, que está sentado, no a la diestra, ni a la siniestra, sino al frente de Dios, como su pintor de cámara que es. Espero que no se me ‘caiga el pelo’ o me ‘cuelguen’ en los—cada día más desastrosos— “papeles” por hablar con tanto ‘compañerismo’ del inmortal italiano. Acercarme a uno solo de los ‘pequeños detalles’ (tablillas de prueba) de cualesquiera de sus frescos, justificaría una entera vida artística. Ah! …También El Greco—aquel fenómeno—usaba de la copia-miniatura, a cuadro completo, para ‘archivar’ todas y cada una de sus obras. Las dudas y los “pentimenti”, serían también dobles?

Mi estudio en Maypearl, Texas (USA). En la pared: “Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas )

Mi estudio en Maypearl, Texas (USA). En la pared: “Uninhabited Garden #5” ( 75” x 60”, acrylic on canvas )

Siempre he dado en pensar, y muchas noches en soñar, como hubiese sido en aquella época una vida con el aditamento y la posibilidad de usar una cámara digital, y haber podido fotografiar (no necesariamente como documentación) cientos de miles de cosas, momentos, sensaciones, grafías, colores e incontables aventuras oníricas, y la posibilidad—ya parece que imposible—de unir los olores a las imágenes. Toda aquella vida, generatriz de la nuestra actual. Una de las cosas más interesantes que he ‘descubierto’—empeñado en estas fotos de detalles pictóricos—es que el ‘gesto’ está cambiando, rápida y dramáticamente, en mi pintura. Todo ello por los temblores sobresaltados del Parkinson (?). Y, la verdad, es que dudo si esto es bueno, mejor o peor, para mi pintura, o mi fotografía. Desde luego no es muy bueno para mis ‘miedos’ pictóricos. Como diría el inmarcesible artista, y siempre recordado amigo, Javier Pereda Piquer (Catedrático de Pintura, a pesar de ser un gran pintor): “Miedo en esto no se puede tener. O te sale, o no te sale. Y, uno—no puede estar equivocado siempre…” Seguiré investigando el asunto.

“El mayor peligro, para la mayoría de nosotros, no es que nuestra meta sea demasiado alta y no la alcancemos, sino que sea demasiado baja y la consigamos” (Michelangelo Buonarrotti).

 

Luisma, Maypearl TX                      1 de Octubre del 2021

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Retrato de Pintor (XVII)

Detalle del posible autorretrato de Michelangelo Merisi da Caravaggio, en su pintura: ”El Prendimiento de Cristo.”

Detalle del posible autorretrato de Michelangelo Merisi da Caravaggio, en su pintura: ”El Prendimiento de Cristo.”

Los ojos cerrados, buscando el descanso, y la sedación, de las tumefacciones de su rostro—los golpes de otra pelea más, el signo de su vida—y ese sabor amargo de la boca, presente desde hace ya más de un año, y al que no encuentra explicación, ni él, ni el galeno del Cardenal Francisco Del Monte, su benefactor, al que ha consultado y que sospecha de algún color venenoso entre sus pinturas. Michelangelo siente la firme suavidad de la ropa de cama, en su rincón de la buharda del palazzo. El olor es fuerte y penetrante, es su cuarto y es donde habitualmente prepara sus pigmentos y sus óleos, y las imprimaturas de sus lienzos. Al pronto descansa, pero su vida ha sido, y es, una contínua carrera, huyendo siempre hacia adelante, siempre buscando el escondite posible, una escapatoria a su ajetreo vital.

“El Prendimiento de Cristo” Óleo sobre lienzo, Caravaggio.

“El Prendimiento de Cristo” Óleo sobre lienzo, Caravaggio.

Ahora, todo parecen cruces y no espadas. Tiempo para la pintura. Todavía le quedan muchos enemigos, gente del hampa romana, de los que no perdonan nunca. Estos cuartos que le concede el Cardenal, el estudio, el tiempo para pintar, tiempo para practicar esa otra esgrima, la de los pinceles; la que está dándole la celebridad en la ciudad—“el pintor más importante de la Villa y Corte”— y algo de tranquilidad a su espinoso y pendenciero carácter. Es Roma, la grande, y todo el mundo está aquí… Su vida es así: de día: pintar, contínuamente; de noche: sus algaradas, sus aventuras, los amigos y los enemigos. Un año ya viviendo y trabajando, bajo la protección del prelado romano, un refugio condicionado. Don Francisco quiere siempre lo mejor y más selecto de su producción y exhibir al ‘Caravaggio’ como un héroe, o un portento de feria, en los salones distinguidos de la ciudad. Demasiada pintura religiosa, pero era un precio justo para un cambio de vida, necesario. Y los beneficios son pingües…

“Sueños de Caravaggio en Andromeda-1” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“Sueños de Caravaggio en Andromeda-1” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Al fin y al cabo—da en pensar—en un corto espacio de tiempo, ha creado un estilo propio y gustoso para Tirios y Troyanos; le han salido imitadores y decenas de copistas, incluso en el frio norte de Europa, y en el cálido sur. Le gusta el valenciano Ribera, ese “Spagnoletto” que vió en Nápoles, su tenebrismo es incluso más poderoso que el suyo. Las técnicas de Caravaggio vuelan de una corte a otra, pintor de pintores, su enemigo no es su calidad, es su carácter. Alucinan con la ausencia de dibujos previos y bocetos; y la realidad tal como es, sin idealizaciones. Su personalidad transciende en su estilo. Sus bodegones son su excelencia, la naturaleza en todo su detalle. Casi fotográfico, estoy seguro que le hubiese encantado tener mi cámara de fotos. De hecho, el pintor David Hockney le acusa del uso de espejos y algún tipo de ‘cámara oscura’ para pintar; nada se sabe de cierto, y aun si fuera así, no le restaría ni un ápice a su maestria.

Lo más interesante de su aportación a la Pintura es el uso de la iluminación focalizada, casi teatral o cinematográfica, blancos duros y puros sobre una imprimación obscura total, el famoso “chiaroscuro”, dramatismo y tenebrismo, obliga al espectador a fijar la vista de un rostro a otro, creando la historia del cuadro con su diseño compositivo. En cuanto a la ejecución, no hay dudas sobre sus técnicas, su rapidez es legendaria: un blanco níveo y brillante, su bermellón y unas cuantas tierras obscuras. El dramaturgo Lope de Vega hubiera dicho lo de: “…en horas veinticuatro, pasaron de las musas al teatro.” Alguien calculó que un cuadro no le duraba más allá de cuatro o cinco días. Su influencia (esto si sería un “influencer”) fue, también, rápida y duradera hasta hoy. Pintores y toda clase de artistas han bebido de él: Barrocos, Realistas, Impresionistas, Hiperrealistas, Abstractos, pictóricos y fotográficos…

“Sueños de Caravaggio en Andromeda-2” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“Sueños de Caravaggio en Andromeda-2” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Está rememorando, tumbado en el lecho revuelto y observando el cielo raso, absorto en los vestigios de frescos y escayolas mal doradas y desportilladas por el acoso del tiempo; recuerdo de algún otro pintor ocupando, antes que él, estos cuartos palaciegos. La maldita rodilla derecha no deja de dolerle… Conciliaba los recuerdos de lo que había sido su existencia—un huracán, años atrás—en estas mismas calles, corriendo siempre y salvando su vida y su bolsa de pinceles. No podía permitirse el lujo de perder aquellos pelos de marta—tan suaves y tan caros—guardados, como joyas, en lo más recóndito de sus estudios y sus viviendas. Sus correrías acababan siempre en los escondites de las buhardillas de aquel barrio, detrás de San Luis de los Franceses. El éxito de la pintura le está redimiendo de muchos problemas, pero ‘la cabra tira al monte’ y lo bizarro y pendenciero lo lleva dentro.

“La Conversión de San Pablo” Óleo sobre lienzo, Caravaggio.

“La Conversión de San Pablo” Óleo sobre lienzo, Caravaggio.

Ahora vive en primera línea, comida caliente todos los días, ropas que ya no son jirones, todo a las prisas, como si quisiera vivir mucho en poco tiempo. Aunque con precisión y detalle, sigue pintando ‘a las carreras’—prolífico, le llaman—una palabra que ha aprendido ayer. Caravaggio es hombre de pocas letras y menos escrituras, su virtud está en su mano y sus pinceles. Entorna, un rato largo, los ojos acostumbrados a ver arte. Son ensoñaciones lentas de una vida larga y prolífica, que nunca tendrá. Michelangelo Merisi da Caravaggio murió a los 36 años, en Porto Ercole, a la vuelta de un viaje a Malta, no se sabe si asesinado o envenenado por el plomo de sus propias pinturas, como el español Francisco de Goya. Las mismas que les dieron renombre universal. Quizás sea su leyenda, pero todo en el pintor italiano fue legendario. Un grande.

 

Luisma, Maypearl TX              1 de Mayo del 2021

 

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“A LA CEZANNE”

“Autorretrato apócrifo de Paul Cezanne” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Autorretrato apócrifo de Paul Cezanne” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

No tiene todas las condiciones para ser un autorretrato apócrifo, pero si casi todas. Es secreto, y si fuera por escrito, no estaría aprobado para la lectura pública. Es oculto y obscuro, sale o apunta en este blog y se vuelve a esconder, posiblemente, para los restos. Aunque por mi parte no lo sea, es un retrato fingido, por definición. Es curioso que, habiendo como hay fotografías apócrifas, no se use el término en Fotografía. Sera por venir del Griego: incierto, vacilante, dudoso, ocultar lejos…Me niego a aceptar que este autorretrato apócrifo tenga nada de adulterado, amañado, copiado, espurio, falsificado, fraudulento, imitado o simulado. Es plenamente original, y apócrifo. Cezanne me lo insinuó, la última vez que “nos vimos” en Nueva York, en el MET.

Para un pintor francés, excepcionalmente dotado, de la era dorada del Impresionismo, que poco le faltó para llegar a la abstracción total! Le faltó muy poco que avanzar para “saltarse” un siglo de pintura, y entrar con enorme anticipación en la era de la modernidad. Paul Cezanne estaba predestinado. Era un predestinado total. De la pura abstracción, del arte pictórico, y por ende de todas las artes, incluida la fotografía. Un ‘caballo’ difícil de abstraer y de ‘domeñar’. Masas de color que terminan siendo veladuras, construcción de superficies compositivas a base de pinceladas cargadas y paralelas, horizontal versus vertical, solo hace falta mirar las pintura de la series del lago (L’etang), casas planas geométricas, propias de un Cubismo anticipado en el paisaje, que aparenta clásico y en realidad es un claro principio de abstracción. Picasso y Matisse nunca dejaron de reconocer esta influencia. “Cezanne es el padre de todos nosotros”. Gauguin, Signac…todos bebieron en las mismas fuentes, en la Montaña, en las Canteras, en el Lago de Cezanne, en sus caminos transitados y dibujados solo con el color.

“Trigueros” acrílico sobre lienzo, detalle. (luisjimenezridruejo.com)

“Trigueros” acrílico sobre lienzo, detalle. (luisjimenezridruejo.com)

Entornar los ojos ante uno de estos cuadros de Cezanne, es una apertura decidida a la abstracción. Cezanne mueve la mirada y hace mover la nuestra, la del espectador ‘avisado’. Utiliza la perspectiva bizantina y la planitud de ciertas pinturas medievales; perspectivas inversas nos hacen cambiar el punto de vista, percibiendo imágenes sucesivas. El uso de la geometría es obvio. Los fondos son grandiosos y alargados, usando repetición de luces y sombras; interviniendo líneas perpendiculares al espacio de visión, que es el mismo que el del espectador, sin importar el motivo o el tema representado en el cuadro.

Empero, tengo que decirlo, si pasas media hora yendo y viniendo, acortando y elongando distancias de visión, con un cuadro de los últimos de Cezanne, llegará un momento en que estarás tan dentro que la abstracción, silenciosamente, te expondrá sus cartas y te explicará sus circunstancias, y entenderás su sentido. La abstracción es una actividad cerebral que permite aislar una cierta cualidad de algo, con la intención de hacer una reflexión, sobre dicha cualidad, sin considerar el resto de las propiedades del objeto en cuestión. En las artes, la abstracción emplea las formas esenciales del lenguaje plástico, figuras, líneas, colores, como medio de expresión. Se hace obvia la representación de la apariencia externa de las cosas y plantea búsquedas plásticas en los aspectos formales, cromáticos y estructurales. Por ejemplo: el paso de los grandes ambientes paisajísticos a la fotografía aérea y de ella a la pintura abstracta más esencial (Diebenkorn. “Ocean Park” Series).

P. Cezanne. “M. St.-Victoire” Óleo sobre lienzo.

P. Cezanne. “M. St.-Victoire” Óleo sobre lienzo.

Para pintar “a la Cezanne”, nadie mejor que el propio pintor, toda vez que nadie podría pintar con la misma rotundidad compositiva la montaña St. Victoire y el mantel del bodegón del Plato de Manzanas, delante del cual quedamos para charlar y pedirle consejo, cada vez que visito el MET, en el 1000 de la Quinta Avenida. Un mantel que deviene una montaña de color y una montaña que se vuelve mantel blanco impoluto. Abstracción delirantemente soñada.

P. Cezanne. “Plato de manzanas” Óleo sobre lienzo.

P. Cezanne. “Plato de manzanas” Óleo sobre lienzo.

La abstracción siempre me ha “pintado” muy bien, personalmente, pues en sentido figurado significa: distraído, absorto; y en sentido coloquial: vago, impreciso…lo dicho: “que ni pintado” o si se me apura: “que ni fotografiado”. En suma. Abstracción fotográfica: proponer una nueva realidad, no distinta a la natural, basada en ella y con un figurativismo evocativo, muchas veces con independencia de referencias visuales del mundo real. El uso del color, luz, sombras, texturas, que se convierten en formas, sensaciones, apariencias, “feelings”…una apariencia no-real de objetos reales o reflejos de sentimientos escenificados, muchas veces a propósito, aislando fragmentos de una escena natural.

“Trigueros” acrílico sobre lienzo, detalle. (luisjimenezridruejo.com)

“Trigueros” acrílico sobre lienzo, detalle. (luisjimenezridruejo.com)

Al final de todo, la fotografía abstracta es una representación de algo natural, de una manera convencional. El pintor y fotógrafo Moholy-Nagy, decía: “Espacio, tiempo, materia… con luz son un todo” (citando de su propia poesía). La abstracción es una parte importante de la cultura, en todos sus campos, en el siglo XX. “No es la persona que no sepa escribir, sino la ignorante de la fotografía, la que será analfabeta en el futuro.” (L. M-N). La fotografía abstracta empezó hace 100 años, con una foto de Langdon-Coburn, en 1916. En el mismo año, Aaron Siskind es el primero que consigue celebridad con la exhibición de fotografías abstractas. Un camino muy largo se ha recorrido a grandes trancos, patrimonio de la apertura intelectual, después de la Segunda Guerra Mundial.

“A la Cezanne” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“A la Cezanne” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

El acercamiento o alejamiento del motivo a fotografiar es siempre el primer paso para llegar desde la visión natural a la visión abstracta. Una vez entra por los ojos, como por la cámara, el cerebro empieza a funcionar y la capacidad de abstracción se desarrolla rápidamente. “Muévete alrededor del objeto, con la vista fija en él, de izquierda a derecha, rodeándolo. Míralo engrandecer al acercarte, organízate mientras cambias de posición. Son relaciones que emergen gradualmente y hasta se afirman en su finalidad. Y ahí está tu fotografía.” * – Aaron Siskind. Podemos hablar de pintura abstracta, fotografía pictoricista o abstracta, también. O de abstracción, pura y dura. Cezanne siempre será un referente. El final, o el principio, y una celebración contínua: “¡A la Cezanne!”

 

Luisma, Maypearl TX                   1 de Abril del 2021

*“Move on objects with your eye straight on, to the left, around on the right. Watch them grow large as you approach, group and regroup as you shift your position. Relationships gradually emerge and sometimes assert themselves with finality. And that’s your picture.” – Aaron Siskind

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Trabajar la Foto en el Estudio…

“Piletas de agua corriente al lado de la cama! Otro lujo…” Photography by S.

“Piletas de agua corriente al lado de la cama! Otro lujo…” Photography by S.

Por culpa de la siniestra pandemia, estoy dedicando más tiempo—mucho más de lo que hubiera pensado—a la fotografía que a la pintura y la escritura. En cualquier caso, es bueno y me doy cuenta, perfectamente, de lo que esto ha mejorado mi “producción”. El hecho del asentamiento y la mejora de un espacio, ya de por si agradable; la sala de ‘corte y confección’ de ‘positivos’, hoy convertida en rincón de siestas (necesarias, cada vez duermo menos y peor), lugar de lectura y contemplación inquisitorial de imágenes (estudio, taller, laboratorio, factoría…). Con música es la perdida soledad sonora, algo casi monacal. Unas fotografías que desde lo digital y la visión de la cámara por el ocular y la pantalla pequeña te permiten algo impensable, imposible pero deseable, hace no muchos años; replicar al instante una foto, cambiarla a voluntad, “mejorarla” si necesario fuera. Sin perder el original de referencia, un “lujo” que a seguro soñarían aquellos fotógrafos de las placas, y otros como yo soñamos, también. No hace tanto. Hoy, es realidad.

Además del espacio agradable y multidisciplinar, con su eco de antiguo laboratorio. Piletas de agua corriente, al lado de la cama!  Otro lujo, aunque no tenga muy claro el para qué; incluida la luz roja de seguridad, allá arriba, fijada en el cielo raso y todavía practicable, ya solo para jugar, con la gata…— “películas de terror de los años sesentas”. Onírica fotográfica. Un computador y una pantalla ‘grande’ permiten la continuidad de estos sueños de imágenes ‘reales’, listas para su manipulación mental. El trampolín de la dichosa y nunca bien ponderada creatividad. No hay trabajo equivalente en la ‘nueva’ fotografía, solo una herramienta—un ordenador—, menos espacio y más limpieza. Ahora hay un nuevo significado para el ir a “hacer fotografía” (añoranza del siempre maestro, Pepe Núñez) y es doble: uno, salir a disparar la cámara y el otro, ir al laboratorio de imagen, con tu copia digital ya preparada y apretar el botón, o la tecla, del ordenador en la impresora (que es el que manda a día de hoy). Muy higiénico todo y sin los clásicos olores a revelador, fijador y humectadores. Ah!  Y sin las aventuras en las obscuridades rojizas. (¡Suspiro!)

“…un posible diálogo con la naturaleza…” Photography: luisjimenezridruejo.com

“…un posible diálogo con la naturaleza…” Photography: luisjimenezridruejo.com

Mi fotografía actual es una especie de búsqueda de un posible diálogo con la naturaleza. Un examen de formas, color y significados. No necesariamente paralelismos, o evocaciones, del mundo o los mundos que me rodean. La grandeza en la fotografía está, como en la literatura, a menudo conectada con el particular “feeling” (sensación, impresión, apariencia…) con la naturaleza de la región en la que se vive, o de la que se es nativo. Texas es mi región “nativa” como americano. En lo visual, el color dominante, los colores acostumbrados, la geografía, los cielos, las tierras, los ciclos de plantación y cosecha, el clima y sus cambios de color. En mi caso, atracción personal de origen desconocido, el espléndido colorido del reino vegetal. La caída de las hojas, el paso de un espacio aéreo a otro terráqueo, pluralidad y complejidad de acuerdo con el clima y el “tiempo de vida”. Y, una vez que la hoja llega a tierra, la caída no es la muerte, es solo un largo final hasta la molturación a polvo, hasta que se confunde con el suelo de la pradera; otra visión diferente. Las partes de esa naturaleza y la luz que las ilumina. Una idea que se convierte en otra idea. Cada foto es un pellizco de luz, una parte de mi “pizzicato” de apreciación de la naturaleza y su misterio. Todo con dos dedos y el espacio de una pantalla iluminada, y rodeado por los reflejos de esa maraña natural que parece corresponderme.

“Algo has visto que te ha llamado…” Photography: luisjimenezridruejo.com

“Algo has visto que te ha llamado…” Photography: luisjimenezridruejo.com

Escoger una dirección en un trabajo artístico (fotografía, por ejemplo) es establecer una diferencia entre los motivos o las razones de ese trabajo, es proponerse unas jornadas, aun cuando todavía no se sepa lo que se va a hacer. Algo has visto que te ha llamado la atención, y cuando esta llamada se repite, empiezan a palparse las diferencias y las razones de ellas. Una luz, un brillo, un color, multiplican sus distancias formales, acorde con la orientación, el tiempo y cien mil otras razones. Por eso nunca dos fotografías son iguales; como dos viajes nunca son iguales— que diría J. Steinbeck—, “no nos vamos de viaje, el viaje viene con nosotros”, no solo trabajamos una foto, ella nos busca y establece las diferencias de atractivo. Ahí desembarca el final de la ecuación, lo que podíamos llamar: ”el estilo”, que no es más que la contestación de unas neuronas a otras, cuando cohabitan juntas en el mismo cerebro. Como un conjunto de “verdades como puños”, que diría Dionisio Ridruejo; las verdades del arte que nacen en esas horas, ricas y plenas, del estudio, la auténtica factoría del arte. Hacer que el pintor, el fotógrafo, el artista, se entienda a sí mismo. “No es tan fácil”. Leonardo Da Vinci dixit.        

“…visión de aquello que esté delante de la cámara…” Photography: luisjimenezridruejo.com

“…visión de aquello que esté delante de la cámara…” Photography: luisjimenezridruejo.com

Todo es complicado, siempre lo ha sido. Ampliar la verdad del “nuevo negativo” que ya es para siempre “positivo” (virtual), decidir el formato, de acuerdo con tu propio concepto de cualidad, y definición. RAW o JEPG, dependiendo de para qué se use la foto. La repetición continua de herramientas y los procesos, de espacios. Salvo grandes tamaños, “dejo” que JPEG. “haga” mi trabajo y me ofrezca mi propia visión de aquello que esté delante de la cámara. Mínimos trabajos mecánicos, cortes, composición y casi nulos trabajos digitales. El ordenador para leer y escribir. No es mi interés el RAW, solo en motivos especiales y a gran tamaño. Para alguien que viene de la fotografía en B y N, y el primer color evanescente (parecían colores blanqueados con lejía) cualquier color digital es triunfal. Trabajar en el estudio, rodeado por estas imágenes familiares y en busca de una especie de ficción, búsqueda de la forma, que es lo que significa (del Latín: ‘fictio’…formarse, aparecer). Una delicia de dedicación.

Luisma, Maypearl TX                   15 de Diciembre del 2020

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Viaje a Inglaterra (Aires de Londres)

“… la Noria dichosa, que más que un ojo es un lunar…”

“… la Noria dichosa, que más que un ojo es un lunar…”

Nunca había escrito nada de mi primer viaje a Inglaterra, con el que rematé mis aventuras del siglo XX y de paso contacté con el territorio original de lo anglosajón. Simplemente, quizás por culpa del idioma, nunca se me había ocurrido saltar el Canal de La Mancha. Francófilo y francófono, para mí Europa empezaba en los Pirineos y, por el oeste, acababa en Normandía. Un montón de años después, tras casi una década en los USA, mi ‘proficiencia’ ya estaba lista para intentar conducir por la izquierda, beber “ale” y desayunar carne con mermelada. Atroz. Husmear la diferencia entre los súbditos del rey y los siervos de la democracia. Vagabundear, al fin, por el histórico territorio enemigo. Ah! La Pérfida Albión…(los clichés son como flotadores de playa, rosquillas de caucho). De que flecos del Imperio Británico habían sacado la idea para el Imperio Americano, aquellos Padres de la Patria, los Fundadores de los EEUU, que a este paso van a perder hasta lo de la Unión…

Siempre había intentado saber algo más de las Islas que lo propio, lo histórico, lo consuetudinario, pero la falta del idioma, resuelta cambiando la “grandeur” por esa lengua medio bárbara de la monarquía rara de los británicos—tan rara como la nuestra—me lo impidió, o nunca me catapultó allí. Los Tercios tampoco saltaron La Mancha, el Canal. Una pena. Leyendo en inglés lo que fue escrito en esa lengua, acabe hablándolo. ¡ Y ahora, hasta me gusta! Viendo letreros pintados en los tejados, mientras vuelo sobre los suburbios de Londres… Y en esto estaba pensando cuando, al pronto, después de largas horas atlánticas, salíamos de una nube e inmediatamente rodábamos por el “Tarmac” de Heathrow. Un Londres que me recibía lloviznando, para variar y para anunciarme todos los clichés habidos y por haber. El viento, un aullido musical, pero un aullido. Heathrow, un aeropuerto en obras, con olor a pescado y patatas fritas con mal aceite; en realidad encontré que Inglaterra entera estaba en obras, o sus señalizaciones. Me dijeron que es una costumbre, en verano, instaurada después de la Segunda Guerra Mundial. Aunque a mí me pareció que estaban detenidas, quizás por falta de presupuesto. Pie a tierra y sigo con la obsesión del ‘no hacerme’ una foto con un “Beefeater” y otras muchas que acechan, en lontananza.

“ La Venus del Espejo, de Velázquez, la pintura que deja boquiabiertos a los espectadores anglosajones…” The National Gallery, London.

“ La Venus del Espejo, de Velázquez, la pintura que deja boquiabiertos a los espectadores anglosajones…” The National Gallery, London.

Después de mis primeras horas en el Londres más típico—seguía lloviznando, calabobos—paseando calles mojadas y riberas del Támesis, donde empezaba a insinuarse el “puré de guisantes”, que ya no permitía el disfrute del Puente y la Torre; y mucho menos el de la Noria dichosa, que más que un ojo es un lunar horrendo en el paisaje. Opte por callejear, City adentro, en busca de un hotel barato. Algo después y como seguía lloviendo, para variar, acordé conmigo mismo suspender el chapoteo callejero y al llegar a Trafalgar Square, decidí pedir un oportuno ‘asilo político’ en la National Gallery. Al fin y al cabo, era una de las razones principales de mi viaje a Londres: la visita, por fin en persona, a una ‘vieja’ amiga. La Venus del Espejo, de Velázquez, la pintura que deja boquiabiertos a los espectadores anglosajones, y no precisamente por sus obvias calidades pictóricas, que también. Dos horas de concentrado ‘voyeurismo’ colmaron mis expectativas, con un par de incursiones para saludar a Turner, que siempre anda ‘vendiendo’ paisajes, a punto de bruma, de sala en sala. Aquella noche pensé cuanto me hubiera gustado mirar por el ojo de la cerradura, aquellos posados; y que la modelo hubiese sido, realmente, la pintora italiana Lavinia Triunfi.

En realidad, los aires londinenses son vientos, fríos y desangelados, casi siempre húmedos, como los caracteres de sus héroes: Cromwell, Nelson… Mi único héroe del enemigo histórico ha sido siempre Milord Wellesley, Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo (con Grandeza de España), una rareza histórica, salmantino de adopción; a pesar del bombardeo de las textiles de Béjar y la Fábrica de Porcelanas, donde se le vio el rabo enroscado al inglés. “Nadie es perfecto”… como dice Joe E. Brown al final de “Con faldas y a lo loco”. Mi lista de insignes británicos es muy corta: Turner, el excéntrico, del cual, fuera de su pintura, sé poco. Bacon (era irlandés), otro raro; hispanista ganado para la causa, con los tintos de Cariñena, y los blancos de Riscal. No sé si nos legó, nacionalmente, alguno de sus cuadros. Deudas morales. Ya sé que este soporte no da para recuperar Gibraltar, ni para cogerle el gusto a dormir en las húmedas camas inglesas. Hablando del diablo… De la mujer británica, de momento ni comentario. Ninguna de la que tenga un buen recuerdo. Ni malo, tampoco. Algo es algo.

“Arturo de Wellesley. Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo. Grande de España.”                     Retrato al óleo por Thomas Lawrence, 1815-16.

“Arturo de Wellesley. Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo. Grande de España.” Retrato al óleo por Thomas Lawrence, 1815-16.

Y aquí entra la explicación de la ‘verdadera’ razón de este viaje a las Islas. Verme con B., una española estudiando y viviendo en Inglaterra, un amor “por Internet” en los tiempos de: “con sonido (telefónico), pero sin cámara.”  Algo impensable, hoy día. Pero, ese es otro cantar, es la otra parte de aquel primer viaje a Inglaterra. Las jornadas resumidas en dos ciudades y cuatro horas de tren, cruzando el país de sur a norte, de la desembocadura del Támesis a Durham, en la frontera con Escocia. Tentaciones de detenerme en Oxford, sobrepasadas por el apremio de reencontrarme con B., mucho más fuerte que la atracción oxoniense. No la veía desde que ‘descubrimos el pastel y nos conocimos’ pasando unos días juntos en la ciudad de USA más “fea” que conozco: St. Louis (Missouri); durante una escala de un viaje académico, de vuelta desde California a Inglaterra, organizada, precisamente para ello,‘conocernos‘ después de tres años de Internet.

Durham, ciudad todavía inglesa, aunque teñida de colores escoceses, tan cercanos ya en el ‘muro romano’ (Hadrian’s Wall) y a tiro de cañon de las gélidas playas del Mar del Norte, perdedero de la Armada Invencible… Durham, será el próximo ‘post’ de este viaje inglés.

Luisma, Maypearl TX                  3 de Noviembre del 2020.

 

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Grandilocuencia (y II)

“Washington, Jefferson, Roosevelt (Teddy) y Lincoln” Mount Rushmore, South Dakota

“Washington, Jefferson, Roosevelt (Teddy) y Lincoln” Mount Rushmore, South Dakota

Resulta que la grandilocuencia anda rondando agitada, apretadamente, dentro del mundo actual. Una vez más, son los ciclos. Uno se da cuenta cuando la sociedad da bandazos y siempre van en la misma dirección, hacia la derecha e incluso más allá. Las imágenes que provocaban estas sensaciones estaban siempre ahí, siempre lo están, solo la atención del momento las hace más obvias. Las caras de los presidentes en Mount Rushmore, por ejemplo, es grandilocuencia en estado puro y cocinada sin condimentos. Nada más grandilocuente que unas caras de piedra talladas fuera de su escala natural y en tamaños monstruosos (Rushmore, Valle de los Caídos…). Una de las cosas que la gente me cuenta de ver las cabezas de los presidentes al natural es que no producen emoción ninguna, un atractivo fundamental y necesario en toda obra que pretenda ser arte. Al parecer no hubo criterios claros, ni el resultado tiene buenas sensaciones. La grandilocuencia, como una de las ”virtudes” de los fascismos, cualquiera que sea su signo, conlleva el hecho de su tremenda obviedad. Dictadores bajo piedras exageradas de miles de kilos. Presidentes, cuyas cabezas rocosas conforman montañas; todo extremado, desmedido, difícil de abarcar y de aceptar. Precisamente, lo contrario de la sencillez que siempre aparece en los destellos del brillo, en la facies sonriente del Arte.

“Una cara positiva de la grandilocuencia: el puente Golden Gate, en la bahía de S. Francisco, California. (Photography by Christopher Michel)

“Una cara positiva de la grandilocuencia: el puente Golden Gate, en la bahía de S. Francisco, California. (Photography by Christopher Michel)

En otros escenarios, aquí y ahora. Texas, visto desde arriba, a vista de “dron” (¡como no!) para que la exageración inherente, cuadruplique las sombras como en la brillantez apabullante de un estadio de futbol americano, o béisbol, y eso en la iluminación más común. Estos estadios contienen y reflejan, proyectan, la grandilocuencia habitual de una buena parte de este mundo, todavía “nuevo” y rechamante. En Texas, hay estadios de escuelas de bachillerato, mayores y más capaces, mejor dotados que la mayoría de los estadios españoles de la Liga de Fútbol (primera división). La nación entera se baña con los focos de esta luz, casi religiosa; es como un culto, un nuevo vellocino de oro. Todo diseñado, precisamente, para magnificar la elocuencia de la grandiosidad y el orgullo del, a marchas forzadas ya avejentado, imperio norteamericano. El imperio de los sentidos, del brillo fútil y la soflama, rodeados, demasiado, por millones de “pescados” escurridizos, vomitando y retorciéndose en las “redes sociales.”

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

Este pobre presidente actual ha visto como se lo eleva a las alturas de los infames del mundo, usando la escoria de la grandilocuencia como arma arrojadiza. Donald más que el pato, parece el otro, Dumbo Trump, el elefante dentro de la cacharrería. Un número de circo diario con el mayor payaso convertido en jefe de pista que, en vez de sumar, divide y con el peor estilo posible: hortera neoyorkino. Y, lo peor de todo: ignorante e iletrado. La grandilocuencia faltosa y mentirosa, espectacular en sí misma, unida al vocerío, la chulería y el insulto, acaparan la atención de lo más florido de cualquier sociedad. La moderna grandilocuencia es de generación oculta y tramposa y se asienta en todas partes, emitiendo signos cada vez más claros. Puntos de apoyo, pequeños o grandes, de los del tipo: “…dádmelos y moveré el mundo”. En lo que a nuestro negocio se refiere, en las Artes Plásticas, es un agujero en el que es muy fácil caer, y muy complicado salir. En la música, tres cuartos de lo mismo, siempre con el volumen a tope y las voces tapando voces. La grandilocuencia es una forma de agresión como otra cualquiera, una forma de agresión muy actual.

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

“Trigueros #1” (acrílico sobre lienzo, detalle. luisjimenezridruejo.com)

La grandilocuencia solo se exhibe en la naturaleza cuando se trata de la definición (¿fotográfica?) del universo, ahí nos perdemos en el vuelo mental, sideral. La naturaleza es sabia hasta ese punto, siempre rozando, nunca dando. Es el sueño más individualista, los sueños tienen que serlo siempre, obligatoriamente, como las guerras. Soñar es la sola grandilocuencia permitida. En un mundo en el que las guerras son “el pan nuestro de cada día”—que gran contradicción!—las viejas signaturas de nuestra grandilocuencia, herencia del Renacimiento, no se hacen esperar, cada mañana: músicas rimbombantes, rechinantes, adobadas con todos los toques de la percusión más atronadora, asaetean todas las rendijas de nuestro cerebro. En el que tiene pinta de ser otro ciclo vital, en mi caso puede que sea el último, mi grandilocuencia se traduce en 24000 fotos, ‘todas seguidas’, y fotografiando, “que es gerundio” *, y así vamos…

Al “cierre” del post, he recordado esta vieja definición de Picasso, de los años sesentas: “un poster es un grito en la pared”, una píldora de grandilocuencia liofilizada: secada al vacío y fría.

(*) Recordando al “viejo” Z.J.-R., mi padre, al que sigo siempre echando de menos. Comparado conmigo, él sí que era un niño, de los de después de la guerra…

Luisma, Maypearl TX        15 de Diciembre del 2019

 

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