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En Democracia

Doña Democracia: "A mighty woman with a torch…”

Doña Democracia: “A mighty woman with a torch…”

En estos tiempos de palabras que nos llenan la boca cuando las pronunciamos, o cuando las expelemos, hay una—bueno, hay más de una—que nos pone los mofletes rellenos. Democracia, que le dicen. Palabra que a todo el mundo le encanta, incluso a los antidemócratas, que como su propio nombre indica y como si fueran champiñones, crecen en cualquier esquina, en todos los jardines. No hay nada más democrático que la estupidez. Está representada en todos los sectores y no discrimina a nadie. Vamos a ver…cuantos saben lo que es la democracia (incluso muchos de los que disfrutan de sus favores), hay números? ¿Cuál es la definición de democracia? De donde viene y, sobre todo, a donde va, ¿o a donde nos lleva?

De vez en cuando es bueno y saludable hacer este tipo de ejercicio simple de comprensión y “recuerdo” de lo que significa democracia. Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, democracia viene del griego antiguo y literalmente quiere decir: gobierno del pueblo, o de la gente. Gobierno de la mayoría, comúnmente entendido. La palabra a través del latín y el francés ha llegado a los idiomas modernos. Claro que hay varios tipos de democracias, pero este no es el sujeto de lo que hoy estoy escribiendo. Estoy en América, hace ya la friolera de treinta años, viviendo esta democracia tan suya. Y esto me da una cierta ascendencia en el conocimiento. No es un conocimiento libresco sino de expectación y participación (votante) en las dos décadas de este siglo.

La democracia americana es un sistema de contrapesos de poder. El Congreso y el Senado se contrapesan entre sí. El Gobierno (La Casa Blanca) tiene el contrapeso a su poder por parte del Congreso y del Senado, los tres a su vez el contrapeso de los Jueces (El Tribunal Supremo). Todos ellos tienen, o deben tener, un gran respeto a la Constitución y vivir bajo la misma bandera: “The Old Glory”. Todo esto en el mejor de los mundos, el ideal. Congresistas, Senadores y presidente son elegidos personalmente y “si dicen alguna mentira son rechazados, pues si es mentiroso no puede ser buen gobernante o legislador.” Si tienen “graves problemas privados” también se le rechaza por el mismo motivo, que no es hipocresía. Suena infantil, cualquier niño puede entenderlo, pero es que es así de simple y fundamental. Y si no es de esa manera, el sistema no funciona y todo se resiente, el edificio democrático se desmorona.

“Manhattan, el sitio lleno de rascacielos en New York, con ese nombre que en realidad es el de una tribu india…”

“Manhattan, el sitio lleno de rascacielos en New York, con ese nombre que en realidad es el de una tribu india…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Hasta ahora, que ha aparecido, como por ensalmo, un pretendido “salvador de la patria.” Un tipo impresentable. La sociedad americana, con la Constitución y la Ley en la mano, los había rechazado como el cuerpo vivo rechaza los virus malignos. Hasta ahora. Hoy, y sin nada previsible, se nos ha descolgado del baúl de los recuerdos de siglos pasados, este necio (en ingles: “asinine”, obsérvese el parecido con algunas palabras en español) que, apoyado por sus turiferarios de cierto partido político, otrora respetable, parece estar poniendo faldas arriba a la democracia americana. Parece. Pero, en este país, históricamente “el que la hace, la paga” y la Democracia es una señora en apariencia miope, con largas faldas y una antorcha, que se oxida, pero solo cambia de color y que, tradicionalmente, se lame sus propias heridas. Hasta ahora.

El problema es que, al amparo de esta democracia, y en cantidades industriales, hay una innumerable cantidad de idiotas con mala leche, que cabe la estúpida posibilidad de que el tipo vuelva a ser elegido, o se apañe para lograrlo, para mantenerse en ello. El caso es que la democracia es la democracia, y un voto es un voto—nos guste, o no nos guste, ese voto. Y esto sí que hay que “mantenello y no enmendallo”, cueste lo que cueste. Es la base y el principio de todo el tinglado. “Nadie es perfecto”… y menos Doña Democracia, antiguamente llamada Miss Liberty, esa señora pintada de verde, que “nos” ilumina desde su isla, frente a Manhattan, el sitio lleno de rascacielos en New York, con ese nombre que en realidad es el de una tribu india, como tantas cosas en este país. Cosas de la vida…

Meme found on Twitter ca. July 2018

Meme found on Twitter ca. July 2018

En el castillo interior de esta dama ya entrada en años y ‘kilos’ (kilos de dinero), con una miopía cabalgante y un montón de problemas, algunos antiguos y otros modernos (pero casi siempre los mismos) todavía se vive muy bien, a pesar de los impuestos y a pesar de los pesares. ¿Donde nos lleva Doña Democracia, de la mano como a niños…a algún parque temático? …a algún mundo mejor? Desde hace cien años nos ha ido llevando o apacentando a donde ha querido, poniéndose mientras tanto gorda y lustrosa. A veces, tiene la tendencia, se sale de las vías, aunque casi nunca descarrila y como a los trenes eléctricos de juguete, de nuestra niñez, con un “empujoncito” se monta de nuevo en las vías y continua su camino. En los últimos tiempos, minutos de su vida real, ha empezado a perder peso, asediada por montones de pretendientes, que la traen a mal traer. Los ataques le vienen de todas las ‘esquinas’ de la rosa de los vientos, y aún no ha perdido un ápice de su poder de disuasión.

“...I lift my lamp beside the golden door.” (Photography by Luisjimenezridruejo.com)

“…I lift my lamp beside the golden door.” (Photography by Luisjimenezridruejo.com)

Y aquí aparece el verbo favorito de la conservadora sociedad americana: prevalecer… prevalecerá, porque así lo quieren los cien mil hijos de…la revolución industrial, para sus perezosos retoños, que, con tener para la cerveza de buche, la película (serie) embotadora, de acción (que alguien, por lo menos su imagen, se mueva) y la ocasional papelina, tienen suficiente. Habrá que ver en que acaba todo esto del último Imperio, si es que tiene que acabar. Vivir para ver… eso es lo que me hace falta. Mientras tanto, como estamos en democracia, voy a ponerme los pantalones de cuadros y ayudándome del “putter”, como bastón, voy a ‘acercarme al teléfono’ (así se decía antes) y llamar a la oficina del Senador de mi distrito electoral y “puttear” al ‘interno’ de turno, amenazándole con mi No-Voto. Es muy higiénico y saludable.

Luisma, Maypearl TX 4 de Julio del 2019 (Día Nacional de las barras y las estrellas)

                                                                                          –Emma Lazarus, 1883

Todo es posible en Granada

“…incluso que una mujer a caballo, hace más de quinientos años, junte allí todas las piezas de un reino, después de ochocientos años de lucha.” (painting by Francisco Pradilla; photo-art by luisjimenezridruejo.com)

“…incluso que una mujer a caballo, hace más de quinientos años, junte allí todas las piezas de un reino, después de ochocientos años de lucha.” (painting by Francisco Pradilla; photo-art by luisjimenezridruejo.com)

Cuando te achacan, el vivir en una película americana de serie B (lo cual nunca he negado) empiezas a pensar que al irte de “paseo” a España, sigues viviendo, en otra película clásico-folclórica española, digo, una de Manolo Escobar o de Alfredo Landa. Sería bueno llegar a lo de una de Almodóvar, pero mi condición de mal actor, sobreactuado y melodramático, me lo impide. El caso es que lo de mi vida en serie B, me hubiera gustado que fuera un “western”, una del Oeste como las que soñaba de pequeño. Esas películas donde la gente muere como Dios manda: a balazos, cayendo como un saco de patatas en el polvo, mordiéndolo, si se tercia; o salpicando barro, si la película es de Leone. Cualquier día puedo terminar aprendiendo a morir, en blanco y negro o en Tecnicolor del bueno, del que se evaporan los colores con el tiempo.

No me va a quedar más remedio que “aggiornarme” (Sergio Leone sea loado!) para la ocasión, por ejemplo: aprender a montar a caballo. Un tejano que no monta, no es muy tejano. Solo una vez lo intenté y descubrí que los caballos tienen vida propia y no tienen motor. Tendré que consultar con los más viejos del lugar, para ver si me condonan lo de montar a caballo con el conducir una “pick-up truck” (camioneta) roja y polvorienta. Por aquí, todos los caminos están asfaltados, pero ‘a falta de pan’ la meto por las tierras y el bosque para que coja patina. El desierto, uno de ellos, queda como a unos dos días de camino de aquí, hacia el suroeste. Se me sublevan las mientes, ahora que se habla tanto del dichoso muro con México. La mayor imbecilidad que he podido oír en décadas. Imaginad una cabalgada con tiroteo teniendo que detenerse ante un monstruoso muro de acero y cemento…

“Mundos verdes, incontables matices, mil batallas…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“Mundos verdes, incontables matices, mil batallas…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

Ya me enrollé, y no era de esto de lo que hoy quería hablar. Me patina la neurona y también, bastante, la memoria. Ya ni me acuerdo de que iba lo de “Todo es posible en Granada”. ¡Ah!  Si… de llevar mucho tiempo en este país. Ahora que he vuelto a Texas, todo me parece extraordinario y las más de las veces: bello, y hasta cambiado y nuevo, aunque sea todo lo mismo. ¿Será que he debido cambiar yo?  ¡Así lo veo en las fotos de cuando llegué aquí, hace ya casi treinta años —quien lo diría!  La primera década viviendo en Houston y viajando mucho, luego unos meses en Wheeling (West Virginia) y acto seguido en Pittsburgh (Pennsylvania), años y años, hasta que me dí la vuelta y sin resquemor, ni resentimiento ninguno, trasladé cuatro cosas, pocas, y una burbuja grande de atmosfera y vivencias de la casa, con “ella” dentro.

El aire que respiraba no era Pittsburgh, era ella, S. (léase, Ese Punto). En pocos años se me han borrado un montón de vivencias y de personas, que eran o fueron el acontecer diario de mi vida. Pasmosamente preciso es el olvido de todo lo no tiene que ver con ella. Ahora, cuando diariamente contemplo y admiro la pradera, los cielos tejanos tan abiertos y mi vida tranquila y retirada de los jaleos de la urbe (Dallas), de la que solo veo los resplandores nocturnos, ese olvido me parece que siempre ha sido así, o que siempre debía haber sido así. El único resquemor, y ahora con resentimiento, es que tengo la edad que tengo—setenta y cuatro—, algo que no se puede cambiar. Ya se me han vuelto a escapar las mientes a Granada, incluido el Palacio Rojo, un sueño habitual que está en mi imaginación, gracias a lo fresca y muy usada que la tengo, y al YouTube, todo hay que decirlo.

“Evocando timbales, trompetería y gente a caballo…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“Evocando timbales, trompetería y gente a caballo…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

El tiempo ha corrido a borbotones líquidos y para recordar lo pasado, sin apenas nostalgia, necesito despertarme con la frescura de mente necesaria para recordar cosas. Por ejemplo: hoy salí al porche del estudio, muy de mañana y ‘sentí sensaciones’ (¡el señor de Cervantes me valga!) familiares, un airecillo abulense, serrano, digno de la chaqueta de pana que no tengo. ¡Me calé una gorra de béisbol, de color amarillo-limón, haciéndome a la idea de que era una boina negra, manoseada en cien soles a mediodía y eché a andar por una vereda del bosque, pensando—pobre de mí!  —que de un momento a otro encontraría un frontón, de piedra fregadera, claro, con su bancada de asiento y una buena fila de jubilados. Lo digo como si no me diera cuenta que ya soy uno de ellos. Cuento con que algún placer oculto ha de haber en charlar, con personas que no conoces, de la próstata y los otros mil achaques que me atenazan. Por ejemplo, de como una mujer puede ser reina quinientos años antes y no puede ser presidente quinientos años después.

Naturalmente, aquí ni siquiera hay un mal muro de sillar de piedra y, por tanto, nada de grupos de jubilados de los de boina y cayada, ni de ningún otro tipo. De manera que la supuesta conversación se queda en un parco soliloquio, en la orilla del lago, tratando de aleccionar a los patos, que no muestran ningún interés en mis problemas. Nada produce una mayor sensación de vacío que esos patos nadando silenciosamente. Todo es más grande y más impresionante en Texas, cosa sabida. Descubriendo mundos verdes y de cien mil matices, en imágenes con una tremenda capacidad de evocación de otros universos que están dentro de mi. Y de igual manera todo es posible aquí, como todo es posible en Granada. ¿Y de que iba todo esto?  ¡Ah! De que Texas es grande y este mundo es enorme, siendo tan pequeño en el Universo. Hace poco, por primera vez, sentí el silencio del universo, que es lo mismo que nuestro silencio interior, mirando la luna, tan cerca, en un telescopio. Si lo podemos imaginar, todo es posible.

“ Isabella of Castille, Queen of Spades in another world…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

“ Isabella of Castille, Queen of Spades in another world…” (Photography by luisjimenezridruejo.com)

No es pues extraño, aunque si sorprendente, lo que me pasó en La Alhambra, hace un par de años en la cola de entrada al Palacio. Tres puestos más atrás de nosotros, apercibí una cara conocida, era una pareja y el hombre me resultaba familiar, la cola se apretó con más gente llegando y quedamos las dos parejas casi pariguales. Hablaban en inglés, inglés americano, y reconocí el acento de Pittsburgh. Al pronto, el hombre me encaró y me espetó: ¡Ya está! —Sabía que lo conocía, ¡no se me escapa una cara!  Ud. Es el señor del Mallorca Restaurant, en el South Side de Pittsburgh…Y al pronto, yo caí en la cuenta: ¡Y Ud. es un policía del Precinto 3 de mi barrio, South Side, en el cuartelillo a 200 metros de mi casa…! ¡Nunca habíamos hablado, pero nos conocíamos de vista y nos veníamos a encontrar y reconocer en…las puertas de La Alhambra, a miles y miles de kilómetros de nuestras casas!

Lo dicho: “Todo es posible en Granada”, no es solo una expresión clásica popular y el título de una película de serie B de los Años Treinta, también parece ser un hecho consumado en ‘mi película personal’. Por lo demás, algún día me decidiré y jugaré a la Lotería, ya vienen siendo muchas coincidencias. Veremos. De momento, sigo fotografiando estos y otros mundos, haciéndolos posibles. ¿A saber porqué…?

Luisma, Maypearl TX    24 de Junio del 2019

 

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Otro museo americano

S. (Ese punto) de incógnito, junto a la “cabeza” de Jaume Plensa, en Dallas Meadows Museum of Art. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

S. (Ese punto) de incógnito, junto a la “cabeza” de Jaume Plensa, en Dallas Meadows Museum of Art. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

La galería de arte es la hostelería de la pintura, la escultura y las artes gráficas. Ahí viven los cuadros, provisionalmente, desde que salen del estudio del artista hasta que encuentran acomodo en las casas de los coleccionistas, inversores o compradores privados. Hoy, el “negocio” del arte ha cambiado y ya corre la venta de arte por Internet, lo que ha puesto en delicada situación a muchos galeristas que hasta final del siglo pasado se mantenían bastante bien con sus ventas. El pintor de cuadros ya no es pintor de “cuadra”, los “equipos” de artistas “exclusivos” de galerías, incluso las especializadas, ya no encuentran el dinero galerista suficiente (hay galerías que retienen ya más de un 70% del precio marcado al público) para cubrir los gastos, o para mantener una carrera, o la vida pública que se le supone a un artista de éxito entre el “gran público”.

“El Prado en la pradera” Meadows Art Museum, Dallas (Texas).

“El Prado en la pradera” Meadows Art Museum, Dallas (Texas).

El otro destino final de la pintura es el panteón de los cuadros ilustres, el más o menos “pequeño museo” ciudadano y, eventualmente, el Olimpo de los grandes, el gran museo nacional con sus grandes colecciones, en las (grandes) capitales. Allí es donde duermen “el sueño de los justos” y están expuestos eternamente a los dimes y diretes de ese dudoso “gran público”, la Armada turística. Tambien expuestos, ocasionalmente, a los embates de los mastuerzos de la crítica, astifinos y berrendos en negro, monstruos como salidos de un particular “Game of Thrones”, que con el teclado en el puño se producen al respecto, y a su aire, con mezcla de envidia e impotencia. No se puede llegar—si es que hay que llegar a algún sitio—con la pintura y el arte, ni más cerca, ni más lejos. Se advierte, claramente, y no es cosa nueva en mí, que no doy un bledo por la opinión, salvo honrosas excepciones, de los clásicamente llamados: críticos de arte, y sus elegancias. ¿Como no tienen otra que decir han acusado, desde siempre, a mi pintura de “elegante”… a saber cómo?  De fotografía, ni siquiera pretenden entender, se retorcerían como diablo con escapulario.

“Siempre me ha gustado ‘pasarlo bien’ en los museos.” Meadows Museum, Dallas (Texas). (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Siempre me ha gustado ‘pasarlo bien’ en los museos.” Meadows Museum, Dallas (Texas). (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Sin embargo, no todo son los grandes museos. Tambien están, y son legión, esos otros “pequeños” museos, en las capitales de los estados, cincuenta son la Unión, lo que realmente da para mucho museo. Más las grandes ciudades que no son capitales de estado, pero mantienen famosos museos y extraordinarias colecciones. Chicago, Houston, Los Angeles, S. Francisco… Y otras ciudades no tan grandes, sostienen colecciones que usan como atractivo ciudadano, buscando cubrir nuevos desarrollos. Fundamentados gracias a las pinturas “heredadas” de magnates de la economía y los negocios, prontos a negociar con las Administraciones, municipales o federales, unas fundaciones que cubren los increíbles impuestos que si no tendrían que pagar. Estos “otros” museos, algunos deliciosos, son generalmente pequeñas colecciones de arte, con un denominador común: una o dos pinturas por artista célebre, de relativa calidad (escasean, y cuesta mucho adquirir obras maestras de determinados artistas punteros.)

“Playa de Portici” Oleo de Mariano Fortuny. Colección Meadows Art Museum, Dallas (Texas).

“Playa de Portici” Oleo de Mariano Fortuny. Colección Meadows Art Museum, Dallas (Texas).

El “relleno” de estos museos se produce con pinturas y obras de artistas de “segunda”, algunas magníficas y elevadas a la categoría de museables. Son objeto de regalos tasables por parte de grupos de ricos-hombres, también de segunda, listos a “frotar codos” con los de escala superior. El resultado son estos otros museos, más o menos bien dirigidos y dotados, que se visitan con agradabilidad y están sujetos a la posibilidad de encontrar, por casualidad, alguna obra realmente interesante. Este es el caso del Meadows Museum of Art en Dallas (Texas), un museo “grande pero pequeño” y que muy al uso de la grandilocuencia tejana aquí se le llama: “El Prado en la pradera”, quizás por su colección de arte español, la más grande de USA y que no seré yo quien critique. Y sería fácil hacerlo, por ejemplo: hay un retablo gótico, dicen que de un monasterio aragonés, limpito, reluciente y con sus dorados rechamantes, y que más parece “nuevo” que restaurado, en fin…Relativamente “moderno”, el museo ocupa un enorme “caserón” clásico, neo-paladial, de cincuenta años de edad, completado en 2003 y cedido a SMU (Southern Methodist University) por el multimillonario Algur Meadows, con el dinero de su compañía petrolífera American Oil Company of Texas. Abrió sus puertas en 1965.

La familia de Mariano Fortuny. (Fotografia) España. Exposicion “Fortuny, Friends and followers” Meadows Museum, Dallas (Texas).

La familia de Mariano Fortuny. (Fotografia) España. Exposicion “Fortuny, Friends and followers” Meadows Museum, Dallas (Texas).

Actualmente, el Meadows está abierto al público, con su colección general y una exposición actual, dedicada al pre-impresionista español Mariano Fortuny. La exposición está basada en un solo cuadro, el único que tiene del pintor la colección general del museo, más algunos dibujos de Fortuny en cartas dirigidas a su mecenas americano, que fue el que legó la pintura al museo. También se exponen dibujos en cartas, de amigos del pintor, que buscaban el mismo mecenazgo. Obtener algún dinero para “tirar” (tirar del carro de la vida), buscando pagarlo luego con obras pictóricas. No sé cuán pingües serían los beneficios de un triunfante Fortuny, el lienzo de este cuadro tiene dos piezas recosidas. ¿Quien sabe las realidades de la vida? Se exhibe, también, una gran fotografía mural del pintor y su familia, una estampa social de la época; dieciocho personas, un montón de caracteres y un detalle sorprendente: en el ángulo inferior izquierdo hay un bebé, sostenido en brazos por una seguramente mucama, sentada en una silla y que alguien presenta dando la espalda al fotógrafo. Varios americanos han notado este hecho y me han cuestionado la razón, que a mí se me hace evidente.

Despertando de ‘otra’ siesta en un museo americano. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Despertando de ‘otra’ siesta en un museo americano. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

La pintura de Fortuny es también un grupo familiar, en la playa de Portici, cerca de Nápoles (Italia). En el color, la luz, el buen dibujo, el niño desnudo agachado en el borde del agua, ya se puede advertir al mejor Sorolla en ciernes y un montón de Impresionismo asomando y hasta de Abstracción, si se quiere. En suma, un buen cuadro de un pintor extraordinario. El Meadows Museum tiene buena pintura y justifica la visita. Como la justifica, también, una cabeza de redes metálicas del escultor catalán Jaume Plensa, que tiene el honor de presidir la entrada principal en el exterior del museo. Para saber más de la colección en sí, no me necesitáis, basta “hacerle un Google.” Así es uno más de estos “otros” museos que proliferan en el mapa americano. Entretenido como casi todos ellos, susceptibles de usarlos para “dormir” siestas inspiradoras (ver el post “Siestas en el museo”).  Museos que justifican las visitas repetidas, si no tienes una actitud crítica negativa, ante todo y cada cosa, (“Sindrome de Troll”) algo muy en boga en estos tiempos de Internet. Lejos de mí, dicha actitud!

Luisma, Maypearl, TX    20 de Mayo del 2019

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Retrato de pintor (XV)

Javier Pereda (photography: luisjimenezridruejo.com)

Javier Pereda Piquer (photography: luisjimenezridruejo.com)

Javier Pereda Piquer. Una masa imponente. Solo tengo que cerrar los ojos y ponerme en modo: “recuerdos” y veo a Javier avanzando hacia mí, aferrando algún “folder” y blandiéndolo, como si fuera una espada, o un pincel. Por cualquiera de los pasillos de aquel claustro de arcos encristalados, siempre a paso quedo, dragando el suelo, pero airoso como un barco de vela o como su tia-abuela, la cantante Dña. Concha Piquer. Estábamos en la Facultad de Bellas Artes, en la Universidad de Salamanca (España) hace ya un increíble montón de años. Pereda, una masa imponente, en el mejor sentido de las dos palabras. Masa, enorme caudal de cultura y conocimientos e imponente por su volumen de atracción, algo así como un centro grandioso de gravedad. Sin ni siquiera decir una palabra, solo moviendo levemente aquella cabeza grande, “cezanniana”, perfecto retrato de los dos, Paul Cezanne y Javier Pereda. Y, sin embargo, sus pinturas poco tenían que ver. Hubiese sido demasiado, demasiado bonito para ser auténtico.  

Ahora que yo también estoy cojo, con bastón, por las malicias del Parkinson afectándome al ciático, y obligado al paso quedo y una navegación lenta, me doy cuenta de lo que debía ser moverse, masticando dolores, o pintar formatos grandes sin estar sentado, o hacer tantas otras cosas. Pero, sobre todo en su caso, dominar una audiencia. Hablar de arte, esa parte de hacer arte. Algo para lo cual él estaba excepcionalmente dotado. Solo mirándole y escuchándole, en su inevitable transmisión, se aprendía muchísimo. En su caso, veíamos el trasunto de la verdadera academia, la griega. Y una imagen, saliendo de la ducha, con su enorme toalla blanca terciada al hombro, que siempre me recordaba algún legendario senador o filósofo griego, o el dueño y señor de alguna de las seis mil islas.

Javier Pereda Piquer (painting).

Javier Pereda Piquer (painting).

Pero, además y como parte de aquella gran personalidad, Javier pintaba y también su pintura, como él, era atractiva y lo sigue siendo aún; si bien, debo reconocer que no he visto una sola pintura de él desde hace más de treinta años; digo ver, al natural, palpar si se quiere, aunque sí en fotografía, en la que igualmente transmiten. Una excepción: tengo, o tenía, un pequeño cuadro, acrílico sobre papel, de la serie de las playas. Un regalo magnífico, una de las que él llamaba sus “acuarelitas”. Estaba dedicado, una lástima, lo perdí, extraviado en uno de mis últimos “movimientos” americanos. Lo que perdimos con Javier, que murió demasiado pronto, (no sé quien dijo que todos morimos demasiado pronto), fue un total y extraordinario maestro de pintura y artes plásticas. Por alguna razón, me viene a la cabeza una palabra: descomunal.

Ya por entonces, me anunció que podía llegar a ser un buen pintor porque, a pesar de mi tendencia a la pereza pictórica (¡?), eso me decía, “un buen fotógrafo ya lo eres” (sic). Y, rápidamente, me colocaba como la zanahoria del burro, la famosa frase de Picasso: “…que cuando bajen las musas, te encuentren trabajando”. Trataba siempre, machaconamente, de hacerme aplicar las lecciones de mi sistemática fotográfica (intuición sin estudio y rapidez en las decisiones) y llegar a componer el color con el pincel y los dedos untados, evitando el uso de la “paleta” y las pruebas de color, “uno no puede estar equivocado siempre”. No era un maestro de técnicas, era más un gran maestro de ideas y motivación. Como pintor, dominaba el color y por tanto era un pintor rápido; eso le permitía atacar lienzos de grandes tamaños. Su más célebre frase era una respuesta sobre sus dudosas horas de pintura. Debido a sus múltiples tareas de académico (fue catedrático y decano de Bellas Artes), político, hombre de negocios, padre de familia y cien otras cosas que él llamaba “sus labores.” “¿Y tú Javier, cuando pintas? —“Por las mañanas”—. (tomado de Carlos Pascual).

Javier Pereda Piquer (painting).

Javier Pereda Piquer (painting).

Pereda es de los pocos artistas a los que he oído proclamar, en un repleto salón, con voz altisonante: “…la pintura es mentira!! Y quedarse tan tranquilo, como si hubiera soltado una receta de cocina, que también lo hacía. ¡Y, pobre de aquél que osase discutirlo! Le caía encima con todo su peso de sabiduría y facilidad para la diatriba y el convencimiento propio y ajeno. Una delicia. En el retrato de un pintor como Javier Pereda, lo de menos es su propia pintura, su cocina técnica, su forma de componer y justificar su mundo. Que también. En su retrato, lo que más interesa es la impresión personal y su ser humano, la del pintor; lo que probablemente explica y justifica todo. Revisando sus pinturas, cosa que no hacía desde una pila de años atrás (me apenaba mirarlas), me he dado cuenta de lo mucho que me ha influido y como la mayoría de mis problemas pictóricos, aun con el paso de los años, se solucionan poniendo los ojos en sus pinturas. Los americanos usan una palabra que suena muy bien en una circunstancia como esta: “Amazing”—‘Estupendo’, una de mis palabras favoritas en inglés.

Retratar es también ponderar y alabar. Lo que mayormente tengo que agradecer a Javier son, a lo largo de los años, sus descargas de fusilería, a veces perpetradas por compañeros, o compañeras, mejor dotadas. “Anda, enséñale a este señor como se pinta”. O por él mismo, personalmente en su momento y siempre con su pintura y sus textos, contra mis miedos inveterados en la práctica de las artes. “Miedo en esto no se puede tener. O te sale o no te sale”. Es lo mismo que podría decir un torero, quizás con menos peligro físico, o no. ¿Quién sabe? Javier Pereda Piquer, nació y murió en Madrid (1947-2003). Durante tres cursos de la primera promoción de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca (España) Javier, Carlos Pascual y yo, vivimos juntos en mi casa de Azafranal, a dos pasos de la Plaza Mayor. Años y recuerdos felices que se fueron con él, pero que nunca se han borrado de mí… ”Vaya por Ud. Maestro!”

Luisma, Maypearl, TX      29 de Abril del 2019

 

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El niño de la bola

“El niño de la bola”, circa 1953.

“El niño de la bola”, circa 1953.

“El niño de la bola” y “El niño de la foto” (con patito de peluche y abuela). Ver post en Enero del 2013. Son dos de las pocas fotos que me gustan, de las de mi infancia.

Han sido, o van a ser, setenta y cuatro años. “Toda una vida.” Con mi afición a proclamar clichés, este se veía venir y desde bastante lejos. Toda una vida con la pelotita en la mano, que a saber lo que eso quiere significar. Le he dado muchas vueltas y lo único que se me ocurre es hacer chistes con ello. Así que he hecho un par de chistes fotográficos y…en paz. De esa foto del “niño de la bola” tengo que acusarme de no saber nada de ella, yo que presumo de saber de toda foto significativa que he hecho o me han hecho. Esta sé dónde fue hecha y puedo adivinar hasta el porqué. En aquel momento yo era el buque insignia de la familia, había salido guapo y fotogénico, con unos ojazos azules y una aureola angelical, bajado del cielo a pedradas, aunque la sonrisa falsa, como la falsa moneda, auguraba algún que otro problema en el futuro, o alguna simpleza de mal actor.  Fotografía típica de estilo de la época, es debida seguramente a Riviera o a Rincón, fotógrafos, en Salamanca (España).

Quizás la pérdida de esa sonrisa, quizás el no prever hasta donde iba a llegar, quizás una mueca en el tiempo y en el espacio. Había una promesa de pantalones cortos “forever”, y una determinación temprana de llamar la atención, con la pelotita, con botones, con escudos del Real Madrid o con lo que fuese. La pose de mal actor, sobreactuando desde el principio. Siempre ha sido así. Quizás con la edad me he corregido un poco, no mucho. Ya entonces no me gustaba el halago, ni toma, ni daca; aunque nunca me ha costado el reconocimiento y la admiración de la obra bien hecha y del punto cimero de la cultura de cualquier gente, cuando lo veo lo reconozco y lo admiro.

El nuevo “Niño de la bola”, circa 2019.

El nuevo “Niño de la bola”, circa 2019.

De muy temprano la fotografía ya empezaba a atraerme con la particularidad de que en ella siempre ví una posible excelencia propia, no así con los estudios, la música, y tantas otras cosas. El asunto del futbol es diferente, era el sueño imposible, tenía todas las condiciones menos la física. Solo en mis años sesentas, increíblemente, jugué al máximo de mis posibilidades, y lo hice bien cuando ya no había remedio. Guti puede dormir tranquilo, le hubiera quitado el sitio, fácil. Ni en el tenis, ni en el balonmano, siempre cuestión de pelotas, pude hacer nada válido. Así que lo de la bola en la mano tiene su explicación: el dichoso sueño imposible. Por lo visto, escribir y hablar me lo concedieron por añadidura, venía en el paquete, nunca tuve que hacer nada por ello. (¡Gracias a quien sea, o a quien fuere!) Y así, en un flash centelleante hemos llegado al otro “niño de la bola,” el actual. (Cliché sigue…) “En un abrir y cerrar de ojos” se ha pasado toda esa vida de la que tanto hablamos. Para unos más corta, para otros más larga, todo depende del aprovechamiento. De niño a niño se puede hacer una letanía de circunstancias. Cuestión de luces y sombras, la fotografía fabrica la película. No voy entrar en detalles, “agua pasada no mueve molino” (¡y dale!).

El “niño” de hoy jugando a ser Atlas.

El “niño” de hoy jugando a ser Atlas.

Como diría Ángel González, el poeta, que vivía también por estos andurriales, lo único que ya quiero es estirarla, (la vida, claro) como un chicle (el cliché del chicle), al fin y al cabo, estoy en América. Parafraseando a Z.: “son las consecuencias de una madurez mucho menos satisfactoria” que la juventud del niño de la bola. Toda la película está ahí, para quien la sepa ver sin necesidad del smartphone, es la distancia recorrida entre los dos retratos del niño. Ser un artista es: “ver lo que otros no pueden” (Patti Smith dixit) y eso es un compromiso de por vida, y una trampa saducea para evitar que te hagas rico, o que robes demasiado. Y ahí es donde entra lo de la decencia infinita, un estigma con el que se nace. Si bien, como dice el reputado filosofo chino Z.: “que nos quiten lo bailao!”

Amén. ¡Y que siga la fiesta, que no decaiga!

Luisma, Maypearl, TX     15 de Marzo del 2019      Feliz Cumpleaños (¡?)

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Pintando en la noche…

3 A.M. in the studio, finishing Trigueros #1 (74” x 60”), acrylic on canvas. Over the door: Instar #14 (26” x 30” Photo: luisjimenezridruejo.com).

3 A.M. in the studio, finishing Trigueros #1 (74” x 60”), acrylic on canvas. Over the door: Instar #14 (26” x 30”) Photo: luisjimenezridruejo.com.

Hablábamos ayer de pintura, y de fotografía también; las mismas artes de la imagen con diferentes herramientas. Te decía que, a veces, convierto la noche en un aquelarre de presencias, y ausencias, que bailan conmigo mientras pinto. Me susurran soluciones pictóricas o fotográficas (si las tienen) y las más de las veces, me asustan (miedos), casi siempre “sin consecuencias”, excepto el placer doble de la rememoración de esos otros placeres, los que no asustan, o me brindan la presencia de otras vivencias almacenadas en el estro y que dan sentido a todo, incluso a la pintura. (“Estro”: mucho ‘mejor’ palabra que “inspiración”, voz de regüeldo religioso, ya un tanto descastada). La fotografía, con su “realismo obligado” se da sentido a sí misma, casi siempre. De noche hago todas esas cosas que muchas veces no quiero ni saber. Una de ellas es pintar, algo que me demuestra que sigo vivo. De momento.

 

Total eclipse of the “red” moon, Texas (12: 30 A.M. January 20, 2019). Telephoto lens 300mm, handheld. Photo: luisjimenezridruejo.com

Total eclipse of the “red” moon, Texas (12: 30 A.M. January 20, 2019). Telephoto lens 300mm, handheld. Photo: luisjimenezridruejo.com

La noche empieza siempre con dudas. Pinto, obviamente, con luz artificial; poco más o menos la misma cantidad de luz que un cuadro va a recibir en su emplazamiento, definitivo o no, en cualquier muro o pared de exhibición. Lo de pintar con luz artificial, en mi caso, es lo natural (¡?) como lo sería para el pintor de Altamira, distancia y categoría, el hacerlo a la luz de las hogueras, en las cuevas. Sobre todo, en la noche con luna o sin luna, y en la llamada madrugada, hasta que despuntan las primeras luces del amanecer (lo siento, no he podido resistirme al cliché). A la caza de la luz, así ha sido para mí, siempre. ¡Ah! Y la música, siempre la música, y escribir mientras pinto. A veces, no veo la pintura durante las horas de sol, aunque aquí en Texas, como en Castilla…en fin, que algunos días pinto con luz de sol—equilibrios en la cuerda floja—, luz siempre reflejada, nunca directa. Como decía Goya: la luz directa de sol sobre el lienzo produce monstruos y mentiras. Recuerdo los dibujos y grabados con aquellos sombreros de alas rígidas, soportando velas, en equilibrio precario y pingando cera por todas partes. Hoy día es usar una mezcla de sol y electricidad, que es como hago la reproducción fotográfica de mis pinturas. Uno se maravilla, aunque sepa la respuesta, en qué condiciones pintaban los “antiguos”, no los prehistóricos, los más modernos antiguos. ¡Sin luz eléctrica! ¡Goya, Velázquez, El Greco! ¡No debían ganar para velones!

 

Trigueros #1 (detail), acrylic on canvas, 74” x 60”. Photo: luisjimenezridruejo.com

Trigueros #1 (detail), acrylic on canvas. Photo: luisjimenezridruejo.com

Algunos ‘críticos’ relacionan la bebida con la pintura nocturna. No lo sé, no en mi caso, lo único que bebo es Coca-Cola, de dieta y descafeinada, un pobre brebaje, un panorama no muy excitante, a este paso nunca llegare a “maldito”. Es mi figura ‘humana’, esa que no me interesa y nunca aprenderé a pintar, ni de día, ni de noche. No tengo ninguna razón para ello, simplemente reconozco que es así. En la evocación de la figura, nunca reconozco el género, si acaso en la sombra, solo un eco, sin acercarme a la personalización de la imagen. Como casi siempre, pinto rodeado de oscuridades, con dos puntos de luz eléctrica, cliché o no, tengo que luchar con el viejo dicho: “de noche todos los gatos son pardos” y, por tanto, el color siempre me ha costado mucho. Solo hará un poco más de una década he empezado a ser “valiente” con el color, después de muchas y largas noches de espadas, capas y puñaladas a los lienzos.

 

Trigueros #1 (detail), acrylic on canvas, 74” x 60”. Photo: luisjimenezridruejo.com

Trigueros #1 (detail), acrylic on canvas. Photo: luisjimenezridruejo.com

El color, mi última asignatura. No sé dónde leí una vez, que después de pintar las “mariposas negras”, preferiblemente de noche, estás ya listo para apreciar las de color. Después de aquellas, descubrí y pinté unas mariposas amarillas, doradas, y alguna azul (lapislázuli), que no cambiaban de color durante la noche y revivían con la luz eléctrica. (¡?) Solo la pintura y S. me hacen sentir esas fabulosas mariposas, en el estómago. En la noche se piensa todo más, se digiere todo mejor, las neuronas se mezclan adecuadamente en la batidora cerebral. (¡toma castaña!) y las figuras son solo fantasmas. Espectros, duendes, fantasmas de noches pasadas “en vela”, nunca mejor dicho, sin sueño, pero en el mundo de los sueños. Sin compañía, aunque si con la tibieza de las imágenes pictóricas y fotográficas y su poder inmarchitable de evocación. Hay un algo de abstracción contínua, o un todo, en aquellas imágenes que no contienen figuras o su presencia. Realmente, de noche todos los gatos son pardos, y abstractos.

 

Luisma, Maypearl, TX        28 de Febrero del 2019

P.S. Este ‘post’ está dedicado a la memoria de Jesús Saavedra Mozas, lector empedernido, compañero y amigo, que ya está esperándome, ahí fuera, en las praderas eternas.

 

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Esa otra parte de la Historia de España

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Hemos tenido muchos Reyes en España, más de los que pensamos o estamos dispuestos a recordar ahora que parece que la(s) Monarquía(s) están a punto de finiquito. ¡No sé quien llevaba medio siglo XX “prometiéndome” que para el siglo XXI solo quedarían la Reina Inglesa y los cuatro de la baraja—así nos va con esos político-profetas! Al menos visto desde la distancia del olvido. Nuestros niños se salen de primeras con Isabel La Católica, como si antes no hubiera pasado nada o como si por entonces los españoles hubieran llegado en patera, como Washington aquí, al cruzar el Potomac ; por aquello de América y del principio de la nación como unidad histórica. Ahí fue el principio de España, como tal país (se pongan como se pongan, quienes se pongan) y hasta hoy, con unos cuantos Felipes, incluido el actual, el último (?), los Carlos, entre los que hubo de todo (como en botica) incluido Juan Carlos, pobre, pero al fin rumboso, como los antiguos. Y solo dos reinas con título y poderes, las Isabeles, primera y segunda. Y hasta ahí, de la Católica para atrás hay un mar de reyes de todo tipo y caletre.

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Pongamos, por ejemplo: los Reyes Godos, una manada de aquí te espero, en general parece que brutos como ellos solos, según cuentan las crónicas, falaces o no. Treinta y seis reyes, más o menos, hasta Don Pelayo, el único que merecía un Don, a saber porqué? Entre todos reinaron un total de tres siglos, de nuestra historia post-romana. Tres siglos de los que sabemos muy poquito (mal que les pese a nuestros historiadores) y de los que voy a despiezar, a modo de excitación de la imaginación las cantidades de años de sus reinados, el cómo murieron (por aquello de mis “hojas muertas”) y en el caso de algunos la edad a la que lo hicieron, aunque no se comprendan, entre sí, las edades de ayer y de hoy. Solo estos mínimos, aunque importantes “detalles” ponen nuestra imaginación a trabajar. Sigo una cualquiera de las listas sin mencionar autor o autores, sin entrar en discutir quien fue el primer rey y sin seguir un orden preestablecido, una cosa como en grupos, como una Tabla Periódica de Elementos. Al fin y al cabo, menudos elementos los Godos. Tabla y Lista, tal para cual.

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

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El primero de los Godos…no voto ni por Alarico, ni por Ataulfo. Pongamos que ALARICO fuera el primero, es un nombre que suena bien, reinó 15 años (395-410), murió por haber contraído malaria. ATAULFO, reinó 5 años y murió asesinado, el primero de los muchos así. Solo dos Ataulfos en “mi historia” de España, el rey godo y Argenta, magnífico director en la Orquesta Nacional a mediados del siglo pasado, murió trágicamente en el interior de su coche, en su garaje, ahogado por los humos del tubo de escape. SIGERICO, solo reina 3 años y se desconoce su forma de morir. TEODORICO I , 33 años, el reinado más largo de un godo, murió en combate contra Atila. TURISMUNDO, 2 años de reino y murió asesinado. GESALEICO , ejecutado en el exilio. TEODORICO II, AMALARICO, TEUDIO, TEUDISELO, LIUVA II , WITERICO, SISEBUTO, todos ellos en el grupo de los que murieron asesinados. Costumbre parece, no muy buena.

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

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EURICO, 18 años de reinado, murió de muerte natural a los 64 años; edad que parece natural para una muerte del tipo que sea. Hay todo un grupo, no muy largo en la lista de fallecidos de muerte natural, aunque no esté muy claro cuan “natural” fuese. ALARICO II , 23 años reinando y murió en combate, sería ya bastante mayor, bravo!  TEODORICO, llamado EL Grande, 15 años de reinado, hasta morir de muerte natural, a los 71 años.  ATANAGILDO, reinó 16 años y murió, también, de muerte “natural”, a saber!  LEOVIGILDO, 14 años, muerte natural, su nombre fue bastante popular en el siglo XIX, en masculino y en femenino. RECAREDO I , reinó 15 años y murió a los 36, de muerte natural, eso sería en la cama?  GUNDEMARO, a los 2 años de reinado murió de muerte “natural”.  RECAREDO II , reinó 10 años y murió de muerte natural (?!) después de ser destronado.  SISENANDO , reina 5 años y muere naturalmente; su nombre fue también popular en el “santoral” del siglo XIX y principios del XX.  CHINTILA , reina 3 años y muere de muerte natural a los 89 años, aquí si cabe. TULGA , reinó 3 años y murió a lo natural, destronado.

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

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CHINDASVINTO , 11 años de reino y muere, naturalmente, a los 90 años. Nombre muy adjudicado en el XIX, supongo que moriría en el castillo que edificó “a cuatro leguas de Pinto y treinta de Marmolejo” … RECESVINTO , reinó 19 años y falleció de una enfermedad nefrítica. Nombre también popular entre los “monárquicos de izquierdas” del final del XIX.  WAMBA , 8 años de reinado, fue destronado; su nombre será eterno gracias a unas zapatillas deportivas.  ERVIGIO , reinó 7 años y murió de enfermedad (?!).  EGICA , 13 años de reino y muerte natural.  RODRIGO , reino solo 1 año y murió en batalla.  AGILA II , reinó 4 años y fue tachado de colaboracionista con los árabes.  ARDON , 6 años de reinado y también colaboracionista. Por fin, el ultimo (?!) fue el llamado Don PELAYO , reinó a satisfacción durante 19 años, en el año 737 murió. Con él se inició la llamada Reconquista. Se le considera el primer Rey de la Nación. Ya se sabe: “Los últimos serán los primeros.”

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

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En realidad, todo esto sobre los Reyes Godos y su lista, es una excusa para presentar, al mismo tiempo, una serie de fotografías de un trabajo inspirado en el mundo de los Godos, que aquí nunca fue. Con un colorismo algo tétrico y un poco “negro”, extraído de una naturaleza en su ciclo final anual y aprovechando las “blancas” y frías luces invernales tejanas. Las “muertes” se pasean por la pradera, antes de que ataque la primavera… Mal que les pese a algunos: Abstracción Impresionista.

 

Luisma, Maypearl (TX)    31 de Enero del 2019

 

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Introducción a otra visión

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Sentado en el “oficio” del invernadero, mirando por la ventana. Ensimismado en el árbol rojo, vienen a borbotones los recuerdos de hace cuatro años y sus ciclos equivalentes a sus estaciones naturales. Lo que empezó por línea y color y ha acabado por ser una enorme pesquisa de formas, espacios, colores, naturaleza explosiva identificándose a si misma. He insinuado un mundo, o varios mundos, atendiendo a los ciclos naturales. Flores que llevan hasta “palos y hojas” como alguien definió a estos mundos, partes de un mismo o similar universo de luces y sombras. Es en lo que se ha convertido mi particular mundo: veinte mil fotografías digitales sin plata, ácidos, ni costos alucinantes. El mundo digital, un mundo sin fronteras, ni muros, solo misterio o misterios de la óptica, de la visión de mis ojos machacados por setenta años de inquisitiva mirada y comprensión de lo visto.

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

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Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Ahora esos mundos, dos o ciento, identificándose con luces y sombras, color. Abstraído en la singular belleza de las orquídeas del invernadero y sus luces tamizadas, al pronto la maraña, los árboles, los arbustos, el viento, los fondos de la pradera. Me encaré la cámara, la moví entre los verdes, los amarillos, los azules, oros, platas de luz directa, que parecían puntas de lanza de batallones reflejados en la pradera y sus bosques cerrados. Recordar los bosques de los predios de Pennsylvania, los campos de mi Castilla dejados atrás, atrás de todo el océano. El árbol rojo me prendió y cuatro años después de aquel atardecer desde el invernadero y sin moverme poco más que el espacio de una verbena de pueblo, he hecho recuento de las fotos que he “tirado” en ese pequeño espacio lleno de luces y misterios.

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Serán unas 22,000 fotos—16,000 tras una primera “limpia.” Y con las fotos un montón de ensoñaciones por escrito. Retratos posibles tirando de un ovillo, del que no hace falta el cabo porque se me ha demostrado inacabable o, al menos así lo parece. Son esos mundos de mi universo personal. El mundo de mi higuera, mi álamo, mi parra, mis dos arces…todos ellos y todos sus ciclos misteriosos están dentro de mi cámara.

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

 

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Gracias a mis nuevos ojos, operados de cataratas, puedo adentrarme desde ayer en cualquiera de los mundos que insinúan estas fotos, son de los últimos días del año 2018. Pronto será otro año y otros ciclos que descubrir.

Luisma, 31 del Diciembre del 2018

 

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¡Silencio, se vive!

Photography: luisjimenezridruejo.com/photos

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Lo último que me faltaba como prescripción médica. Llevo tres semanas entrando y saliendo de toda suerte de hospitales, coleccionando dolencias y sus correspondientes galenos especialistas en cada puñeteria que me atenaza. Colecciono, también, para tomar diariamente, toda clase de píldoras, pastillas, capsulas, y hasta polvos de la “Madre Celestina”, como corresponde a la medicina norteamericana en su más acendrada tradición. La Medicina es una cuestión de dinero, dinero farmacéutico. Nunca hay muchas sorpresas, aunque el martes pasado me recetaron: Silencio (¡?) y sobre todo: No gritar (¡?), sorprendente, para el cuidado de mi corazón de paredes espesas y “atrial fibrilation”, con una arritmia que todavía no sé cómo hincarle el diente. Veremos…

Precisamente—Silencio—es lo que disfruto, aquí y ahora, en este “campo” de Texas, vivir en el campo, la pradera inconmensurable, eterna porque no tiene ni principio ni fin, que diría, sin entenderlo, un predicador de alguna Orden antigua. Me viene a la imaginación algo sobre Ordenes Mendicantes, quien sabe porque me cae a veces el rememorar de palabras que no tienen nada que ver conmigo, o con lo que estoy escribiendo. Malhaya de predicadores! Seguimos con lo del silencio, solo abortado por ruidos de la naturaleza, ruidos pequeños y la mayoría de las veces, dulces. A veces, vienen los ruidos de la carretera próxima, la FM 66 que es nuestra “calle”, de parvo tráfico y denominación a la antigua: FM, Farm to Market (de la granja al mercado) mínimo tráfago de vehículos poco ruidosos, como una comarcal de las nuestras. Un par de camiones, unas cuantas camionetas y un dúo ciclista. Increíblemente, los más pequeños son los más ruidosos y los más grandes camiones de infinitas ruedas y rechamantes metales apenas se escuchan, salvo en aceleraciones extremas, y pocas veces.

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Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Bueno, todo ello con una excepción gloriosa: es el “terremoto”( de ‘terre’ y ‘moto’) de los sábados a mediodía, una nube trepidante de  27 Harley Davidson, contadas a cada paso gracias a su marcha que a veces me trae a la mente lo que sería una columna militar alemana en la guerra mundial –Luisma, has visto muchas películas– y que nunca me pierdo de admirar pues se anuncian a sí mismas, rimbombantes, con el ritmo acompasado de una legión romana en marcha, desde un par de millas antes de su paso.  La mesmerizacion me dura desde que se apercibe el trueno inicial hasta que se pierde el eco fantástico, léase: pedorreo, de esos motores y se alejan los brillos rechamantes metálicos que guarnecen sus chaquetones de cuero negro. Hasta incluso me da tiempo a rememorar un viejo sueño: ser el “aquilifer”(Centurión se escapa de mis posibilidades) de una legión romana entrando en la ciudad por el viejo puente romano de Salamanca. Fuera de todo esto, el resto de los ruidos son familiares, el lavaplatos domina sobre los gatos y el perro, pero no sobre la televisión 24/7, es decir: continuamente encendida “sotto voce“, aunque no haya nadie viéndola.

Así que silencio, realmente lo tengo por arrobas y lo de los gritos es otra historia. Yo no grito desde la batalla de las Termópilas, o al menos desde el gol de Iniesta, o los goles del Real Madrid en las finales de las Copas de Europa; trece, que son trece, oiga! Este comentario está dedicado a mis sufridores del Barça, que tanto me quieren y que se tienen que contentar con “manitas”, una por década. Ya en serio, no he conseguido encontrar en los Internets la razón de lo de no gritar, en plan médico, vaya usted a saber!  Será por la cosa política?  Esto aquí, está para el grito y como soy votante demócrata sería adecuado, pues hace tiempo que no nos comemos una rosca a nivel nacional.

Photography: luisjimenezridruejo.com/photos

Photography: Luis Jiménez-Ridruejo

Para cumplir con la prescripción médica tengo que buscar, pero sobre todo encontrar, no solo en los volanderos internets, más que nada en los recovecos de mi cerebro, zonas de aislamiento, de silencio “natural”. Acaparar el silencio y la falta de grito que me da mi pintura actual y fundamentalmente mi fotografía. No me quedara más remedio que aislarme en el estudio y no reparar ni en los ruidos ambientales. Si acaso, la cantinela casi griterío de los patos silvestres volando, ya casi rozando las puntas de la maraña, camino aéreo hacia el lago. El lago, esta porción acotada de la pradera, dentro de la grande, enorme, salpicada de núcleos de población y casas de rancho, pero, en cualquier caso, siempre pradera. Las tierras que me rodean me han contestado a casi todas las preguntas posibles, menos una, dejada siempre a mi imaginación calenturienta, como sería esto en 1491? Un año antes de lo de Colón. ¿Como serían aquí los silencios, antes del arcabuz y el caballo árabe? Y antes de los juramentos en “cristiano”…

De manera que aquí, los silencios se administran como las recetas de cocina. Se admite discutir la comparanza. Lo único que uno tiene que hacer es poner una notita de papel con el “horario” del dia o de la noche; mi casa-estudio se presta estupendamente y S. también, emigra a casa de su madre que está a 17 metros de distancia, en hierba, y donde todavía tiene su habitación de niña. La única “lata” que me dan es de Coca-Cola o de agua de agujeritos. La música es a voluntad, o sea, en caso extremo: cascos…Voy rápido a poner una nota en el refrigerador, que incluya las dichosas Navidades, que ya se anuncian a bombo y platillo…

Luisma, Maypearl (TX)   27 de Noviembre de 2018

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Las caras de toda la vida

Luis Jimenez-Ridruejo, sin título (grabado, punta de acero y ácido)

Luis Jimenez-Ridruejo, sin título (grabado, punta de acero y ácido)

Y dale que eran aquellos tiempos del cuplé! Que no, Luisma, que lo del cuplé ya había pasado; eran los de la recreación cupletera de una Sarita Montiel que iba para súper-famosa. Eso si que era fama y personalidad! Aquellas folclóricas de los años cincuenta… Son las seis de la mañana de un día de Mayo del 2014, el mundo sigue rodando y las luces de la pradera ya se dejan ver a lo largo; aunque el sol todavía está por salir, rebotando su luz en unas nubes altísimas. Cuestión de ángulos en el cielo de Texas…y de mis reflexiones sobre aquellos tiempos, sesenta años atrás.

Sueño—representación onírica de quien duerme—era. Me acabo de despertar con los quedos ruidos de S., que se levanta con las gallinas, aunque no las haya; si bien el dicho aquí tiene sentido porque estamos en el “campo”. Da fe de ello ese notorio pájaro pinturero, un cardenal rojo, que canta con repetición machacona pero no molesta. Naturalmente el último sueño de la noche está todavía fresco y “tengo” que ponerme en pie y alistar pluma y papel para que no se me pierda en los entresijos de la memoria y las urgencias del día que se presenta. Escribir los sueños de lo antiguo, a fin de que no se me volatilicen; si no, se me va a olvidar hasta quien soy, o quien era.

Algunas cosas malamente las puedo recordar, personas, nombres de calles, situaciones a salto de mata. Los sueños, aunque tergiversan todo con su particular “realidad”, son películas de aquellos tiempos y durante ellos se me aparecen las caras de los de entonces, las caras que ya no existen, las de toda la vida. Sobre todo la cara de mi padre, del cual tengo que ir frecuentemente a las fotos porque ya se me borra aquella sonrisa atractiva e irónica. La sonrisa de alguien que siempre pensé que sabía algo más que yo. Me choca acordarme de él, y me viene contínuamente el pensamiento de que soy mucho más viejo, ya más de una década, que él nunca fue. Alucinante.

En el sueño de esta madrugada me venían otras caras, y como siempre sin ningún sentido de lo que fueron o significaron para mi; solo estaban ahí como el canto del pájaro que no cesa. El “Lolo”, el “Falele”, Farina, un buscavidas de a diario, que con los años sería gran personaje del arte flamenco. Entonces un crio, de cara redonda y con el típico desparpajo gitano; escasamente mayor que el otro crio que yo era, y que se marcaba un cante por pedido propio, a cambio de un pinchito de calamares fritos y un tinto con gas. Era en un bar, cuyo nombre no puedo evocar (no, no era el Candil) y que estaba muy cerca del negocio paterno, en aquella calle transitada mil veces y que tampoco puedo recordar su nombre, solo su ser: la calleja de los bares.

La cara inconfundible de aquel otro tipo, siempre a la puerta del “Castilla”, el bar del aperitivo de mediodía. En el televisor de aquel bar “vi” el asesinato de Kennedy. Si me hubieran dicho entonces que iba a vivir en Dallas, cincuenta años después de aquel día, me hubiera reído de quien fuera. Guarecido de los fríos vientos de la calle Toro, un vendedor de lotería, excombatiente, el “Capitán”, ya ni en el sueño pude recordar si tenia bigote, aunque no se me olvide su porte militar y su voz tonante en cientos de anécdotas. Con estos elementos callejeros nunca se sabía si las historias eran ciertas o eran algún capitulo más del Lazarillo de Tormes. De donde venían estas gentes y adonde fueron a terminar? Quien vive ya no puede ser una pregunta.

Hoy mi sueño me trajo también una utopía, una quimera, una sensación especial, entonces se decía: una hembra de bandera. Sara R., nada que ver con la Montiel, fue la única mujer en mi vida a la que he seguido por la calle, inaccesible, con el único propósito de verle la cara y aquellos ojos impresionantes. Al cuello aquellas primeras corbatas de fin de semana y acelerando las vueltas a la Plaza Mayor, el circulo de la cuadratura, por el placer fugaz de ver la chispa y el destello de aquella mirada. No que el resto de su figura no fuera digno de mencionar, al contrario, pero aquella cara era y es imborrable. Cualidad insuperable de los amores platónicos de la adolescencia. Duro punto de comparación física para todos los amores de mi vida.

Las caras de toda la vida son las caras del ayer, muy ayer. Esas caras que, aún no siendo importantes o significativas, son imposibles de olvidar. Y son varias, machaconamente instaladas en mis sueños y mis pesadillas; son solamente eso, facciones, rasgos de identificación que parecen acompañarme siempre, independientemente de su relevancia en mi vida. El clan de mis sueños. En contraste con otras caras de gente más próxima y que deberían estar mejor grabadas en mi mente y, sin embargo, apenas las puedo recordar. Nunca vienen a mi. Sorprendente.

Cuando se terminen por borrar esas caras de toda la vida será el tiempo de pensar que quizá nos marchemos sin saber del porqué estamos aquí, como toda aquella gente. De ello nadie ha conseguido ofrecerme una razón, no ya admisible sino ni siquiera pasable o medio tolerable. Todo el mundo rehúye esta cuestión espinosa. Y de los otros, ninguno ha vuelto para contármelo. Yo ya no tengo humor ni rostro para hablar de ello. A lo peor mi cara se le ha borrado ya a demasiada gente. Mal asunto. Vaya manera de empezar el día!

Luisma, Maypearl (TX) 30 de Octubre del 2018

[Originally posted in 2014 at Dust, Sweat and Iron; new photos added from October 2018]

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