Pienso en los conquistadores, en el fuego que los empujaba y en el recibimiento de aquellos indígenas que velaban frente a sus primeros mosquetones y espingardas. Aquellos que cambiarían el mundo; quizá como lo cambiaron la pintura moderna y la fotografía.
El fuego se multiplicó por tres y las llamas empezaron a volar. Había nacido un fuego verde, un fuego de color en tres momentos.
Mi cabeza se volvió mecánica, al pronto fueron tres cabezas: un tríptico de retratos de mi mismo.
Detrás de los retratos fueron animales: caballos, gatos, y todos los “otros” animales. Y todos al infierno, rojo, en rojos….
Estos “lirios muertos,” “esqueletos maoríes,” dotados de movimientos trípticos empezaron a exhibir sus “yellow bones” y sus no-movimientos, casi bailes, retocados en colores de sangre.
Cayeron hojas secas y mojadas de lluvia. Al fondo, apareció a la derecha el del Bombín. Por supuesto era H.C.-Bresson sentado debajo del magnolio y pensando en repetidos reflejos de saltos en los charcos de la estación de San Lázaro, en París.
Brazo largo y gorra, beret, de pintora de hojas de magnolio soñado en París y reencontrado en Texas.
Nunca tuvo sangre, solo fue color.
“Ears of Corn.”
Aquel excelso Botero, el colombiano que elevó las flores a magnolias y las magnolias a “gorditas,” como si fueran maravillosas estrellas de Hollywood.
Tortazo en la frente del peregrino! Y del Maestro Mateo….
Colores de S., Sol, Ambar, y de la estrella más brillante de la constelación Lira…. El entero proyecto astronómico que será: Eureka! Son las Tres Gracias y la autora intelectual.
Estelas, Caminos, senderos astronómicos luminosos en mundos verdes pero llenos de color.
Colores de tierras y vidas.
A diverso que en España, en Francia, siempre he encontrado colores locales con propiedades que los hacen únicos. Cartier-Bresson, al filo del color, los usaba para rellenar y “retocar” playas y arenales, y magnificar larguísimas olas arrastrando por las playas de Normandía. El color local de Waxahachie, Texas podría definirse como caolín, blanco matado, mi blanco favorito (cuando no es el negro). Todos los colores se juntaban en triunviratos desacostumbrados, iban y venían, empecé por llamarles: trípticos. Pero ya se sabe, los tres mosqueteros incluso en Francia, eran cuatro…. “Ni serían todas las que estuvieran, ni estarían todas las que lo fueran,” pero, quien sabe?
Feliz Año Nuevo!
Luisma, 31 de Diciembre del 2024.
Preguntas/Questions? Contact
sus primeras armas de fuego. Aquellos que cambiaría el mundo; quizá como la fotografía.
El fuego se multiplico por tres y las llamas empezaron a volar. Había nacido un fuego verde, un fuego de color en tres momentos.
Mi cabeza se volvió mecánica al pronto fueron tres cabezas un tríptico de retratos de mi mismo.
Detrás de los retratos fueron animales: caballos, gatos, y los “otros” animales. Todos al infierno, rojo, en rojos….
Estos “lirios muertos,” “esqueletos maoríes,” dotados de movimientos trípticos empezaron a exhibir sus “yellow bones” y sus no-movimientos, casi bailes, retocados en colores de sangre.
Cayeron hojas secas y mojadas de lluvia. Al fondo, apareció a la derecha el del Bombín. Por supuesto era H.C.-Bresson sentado debajo del magnolio y pensando en repetidos reflejos de saltos en el charco de San Lazar.
Brazo largo y gorra, beret, de pintora de hojas de magnolio sonada en Paris y reencontrada en Texas.
Nunca tuvo sangre, solo fue color.
“Ears of Corn.”
Tortazo en la frente.
Colores de Sol, Ambar; de la estrella más brillante de la constelación Lira… el entero proyecto astronómico que será: Eureka! Son las tres gracias.
Colores de tierras y vidas.
A diverso que en España, en Francia, siempre he encontrado colores locales con propiedades que los hacen únicos. Cartier-Bresson, al filo del color, los usaba para rellenar y “retocar” playas y arenales, y magnificar olas arrastrando por las playas de Normandía. El color local de Waxahachie, Texas podría definirse como caolín, blanco matado, mi blanco favorito (cuando no es el negro). Todos los colores se juntaban en triunviratos desacostumbrados, iban y venían, empecé por llamarles: trípticos. Pero ya se sabe, los tres mosqueteros incluso en Francia, eran cuatro…. “Ni serian todas las que estuvieran, ni estarían todas las que lo fueran,” pero, quien sabe?
Feliz Año Nuevo!
Luisma, 31 de Diciembre del 2024.
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