Hace años allá en el Viejo Mundo, ‘cuando éramos jóvenes’ hasta cuando no estábamos dormidos todo era despertarnos: ¿el despertar a la naturaleza, el despertar al sexo, a la política, al amor en libertad (habría que hablar de esta libertad) En una palabra el despertar a la vida misma—la misma? ¿La misma que la de quién? Parecía que nos habíamos pasado el principio de nuestras vidas durmiendo o adormilados (lo que en mi caso podía ser hasta cierto o eso era la fama que tenia). En realidad, me he pasado toda la vida leyendo y aun es así. Eso me ha dado los galones culturales para mandar sobre mí mismo, antes y ahora, aunque en los últimos tiempos, aquí y allí, le ha dado a todo el mundo por dictar, ordenar, organizarnos la vida. Después de una época en la que parecía que todo iba más en dirección a una mayor libertad social, e incluso personal, el péndulo se ha ido totalmente al lado contrario y el recorte de libertades se hace obvio y públicamente descarado. Hasta vuelve el “a tus órdenes” de siniestro recuerdo no hace tanto y fuera de lo militar.
Y esto es internacional, mundial, y aunque no me guste la palabra: universal, es decir en todas partes y no solo en este país, sino en todos, incluyendo “otros mundos”. Algunos ni siquiera habían probado la libertad y ya no la tienen, humo sobre los rieles. Hay países que parece que llegan tarde a todos los trenes. Sin haber llegado a la libertad, pasa y ya ni la huelen. El caso es que EEUU marca las pautas, políticas, económicas, sociales, del entretenimiento, la vida en una palabra…Y aquí es donde vivo desde hace ya bastantes años. ¿En lo que me atañe personalmente, mi pregunta es clara y marca mi proceder desde hace ya mucho tiempo…Porque hay que seguir las pautas marcadas por nadie? Ni siquiera por la sociedad del momento o la de cualquier otro tiempo.
Mi vida la vivo yo, de acuerdo conmigo mismo y en plena dictadura personal de mis sentidos. Mi solo asomo a una democracia personalizada sería el hecho de tener dudas de casi todo. Vivo instalado en una perpetua duda, que no me impide actuar ni vivir cosas. No sigo ni las pautas del estado (con cambiar de país, caso resuelto) y ni mucho menos las de la religión (contra el vicio de mandar, la virtud de no creer). Colaboro indirectamente con el estado (impuestos y otras zarandajas) y nulamente con la iglesia (ninguna iglesia), de ellas ya solo me queda el campanario, alguna música y la “otra parte”, para ir con la música…En fin, todo O.K. Pero que no me cuenten historias, que no me obliguen demasiado (estado). Y que no traten de hacerme comulgar con ruedas de molino (que no me anden con hostias, que me pone de mala—igual—).
Mi idea de una tranquilidad propia, y en habiendo salud (que es lo que importa), no impide mis críticas a los demás (más bien a lo demás), aunque no levanto la voz ni las hago públicas. No es arrogancia, es algo interno, la crítica de arte, no me llena y me la tienen que pedir con una insistencia digna de mejor causa. Por supuesto, acepto las críticas que se me hagan (por un oído me entran y por otro me salen). Pero, que no intenten imponerme algo con lo que yo no esté de acuerdo, porque se van a encontrar la más magnifica capacidad de eslalon que vieron los siglos. Evitando los palos, los de verdad y los figurados…Y todo ello en caída libre y sin hacerme falta saber a dónde voy o que es lo que hay detrás esperándome.
Despertar, o no despertar, esa es la cuestión. La eternidad debe ser dormir y no poder despertarse nunca más. En cualquier caso, dice una amiga mía, que me la tiene jurada, que cualquier día voy a despertarme muerto.
Luisma, Maypearl (TX) 15 de Marzo del 2018 (Hace 73 años cuando nací, quedaba más o menos un mes para terminar la Segunda Guerra Mundial y después en Agosto exploto la primera bomba Atómica, vaya manera de empezar una vida!…y luego dicen que el pescado es caro!)
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