Category Archives: Writing

Viaje a Inglaterra (Aires de Londres)

“… la Noria dichosa, que más que un ojo es un lunar…”

“… la Noria dichosa, que más que un ojo es un lunar…”

Nunca había escrito nada de mi primer viaje a Inglaterra, con el que rematé mis aventuras del siglo XX y de paso contacté con el territorio original de lo anglosajón. Simplemente, quizás por culpa del idioma, nunca se me había ocurrido saltar el Canal de La Mancha. Francófilo y francófono, para mí Europa empezaba en los Pirineos y, por el oeste, acababa en Normandía. Un montón de años después, tras casi una década en los USA, mi ‘proficiencia’ ya estaba lista para intentar conducir por la izquierda, beber “ale” y desayunar carne con mermelada. Atroz. Husmear la diferencia entre los súbditos del rey y los siervos de la democracia. Vagabundear, al fin, por el histórico territorio enemigo. Ah! La Pérfida Albión…(los clichés son como flotadores de playa, rosquillas de caucho). De que flecos del Imperio Británico habían sacado la idea para el Imperio Americano, aquellos Padres de la Patria, los Fundadores de los EEUU, que a este paso van a perder hasta lo de la Unión…

Siempre había intentado saber algo más de las Islas que lo propio, lo histórico, lo consuetudinario, pero la falta del idioma, resuelta cambiando la “grandeur” por esa lengua medio bárbara de la monarquía rara de los británicos—tan rara como la nuestra—me lo impidió, o nunca me catapultó allí. Los Tercios tampoco saltaron La Mancha, el Canal. Una pena. Leyendo en inglés lo que fue escrito en esa lengua, acabe hablándolo. ¡ Y ahora, hasta me gusta! Viendo letreros pintados en los tejados, mientras vuelo sobre los suburbios de Londres… Y en esto estaba pensando cuando, al pronto, después de largas horas atlánticas, salíamos de una nube e inmediatamente rodábamos por el “Tarmac” de Heathrow. Un Londres que me recibía lloviznando, para variar y para anunciarme todos los clichés habidos y por haber. El viento, un aullido musical, pero un aullido. Heathrow, un aeropuerto en obras, con olor a pescado y patatas fritas con mal aceite; en realidad encontré que Inglaterra entera estaba en obras, o sus señalizaciones. Me dijeron que es una costumbre, en verano, instaurada después de la Segunda Guerra Mundial. Aunque a mí me pareció que estaban detenidas, quizás por falta de presupuesto. Pie a tierra y sigo con la obsesión del ‘no hacerme’ una foto con un “Beefeater” y otras muchas que acechan, en lontananza.

“ La Venus del Espejo, de Velázquez, la pintura que deja boquiabiertos a los espectadores anglosajones…” The National Gallery, London.

“ La Venus del Espejo, de Velázquez, la pintura que deja boquiabiertos a los espectadores anglosajones…” The National Gallery, London.

Después de mis primeras horas en el Londres más típico—seguía lloviznando, calabobos—paseando calles mojadas y riberas del Támesis, donde empezaba a insinuarse el “puré de guisantes”, que ya no permitía el disfrute del Puente y la Torre; y mucho menos el de la Noria dichosa, que más que un ojo es un lunar horrendo en el paisaje. Opte por callejear, City adentro, en busca de un hotel barato. Algo después y como seguía lloviendo, para variar, acordé conmigo mismo suspender el chapoteo callejero y al llegar a Trafalgar Square, decidí pedir un oportuno ‘asilo político’ en la National Gallery. Al fin y al cabo, era una de las razones principales de mi viaje a Londres: la visita, por fin en persona, a una ‘vieja’ amiga. La Venus del Espejo, de Velázquez, la pintura que deja boquiabiertos a los espectadores anglosajones, y no precisamente por sus obvias calidades pictóricas, que también. Dos horas de concentrado ‘voyeurismo’ colmaron mis expectativas, con un par de incursiones para saludar a Turner, que siempre anda ‘vendiendo’ paisajes, a punto de bruma, de sala en sala. Aquella noche pensé cuanto me hubiera gustado mirar por el ojo de la cerradura, aquellos posados; y que la modelo hubiese sido, realmente, la pintora italiana Lavinia Triunfi.

En realidad, los aires londinenses son vientos, fríos y desangelados, casi siempre húmedos, como los caracteres de sus héroes: Cromwell, Nelson… Mi único héroe del enemigo histórico ha sido siempre Milord Wellesley, Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo (con Grandeza de España), una rareza histórica, salmantino de adopción; a pesar del bombardeo de las textiles de Béjar y la Fábrica de Porcelanas, donde se le vio el rabo enroscado al inglés. “Nadie es perfecto”… como dice Joe E. Brown al final de “Con faldas y a lo loco”. Mi lista de insignes británicos es muy corta: Turner, el excéntrico, del cual, fuera de su pintura, sé poco. Bacon (era irlandés), otro raro; hispanista ganado para la causa, con los tintos de Cariñena, y los blancos de Riscal. No sé si nos legó, nacionalmente, alguno de sus cuadros. Deudas morales. Ya sé que este soporte no da para recuperar Gibraltar, ni para cogerle el gusto a dormir en las húmedas camas inglesas. Hablando del diablo… De la mujer británica, de momento ni comentario. Ninguna de la que tenga un buen recuerdo. Ni malo, tampoco. Algo es algo.

“Arturo de Wellesley. Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo. Grande de España.”                     Retrato al óleo por Thomas Lawrence, 1815-16.

“Arturo de Wellesley. Duque de Wellington y de Ciudad Rodrigo. Grande de España.” Retrato al óleo por Thomas Lawrence, 1815-16.

Y aquí entra la explicación de la ‘verdadera’ razón de este viaje a las Islas. Verme con B., una española estudiando y viviendo en Inglaterra, un amor “por Internet” en los tiempos de: “con sonido (telefónico), pero sin cámara.”  Algo impensable, hoy día. Pero, ese es otro cantar, es la otra parte de aquel primer viaje a Inglaterra. Las jornadas resumidas en dos ciudades y cuatro horas de tren, cruzando el país de sur a norte, de la desembocadura del Támesis a Durham, en la frontera con Escocia. Tentaciones de detenerme en Oxford, sobrepasadas por el apremio de reencontrarme con B., mucho más fuerte que la atracción oxoniense. No la veía desde que ‘descubrimos el pastel y nos conocimos’ pasando unos días juntos en la ciudad de USA más “fea” que conozco: St. Louis (Missouri); durante una escala de un viaje académico, de vuelta desde California a Inglaterra, organizada, precisamente para ello,‘conocernos‘ después de tres años de Internet.

Durham, ciudad todavía inglesa, aunque teñida de colores escoceses, tan cercanos ya en el ‘muro romano’ (Hadrian’s Wall) y a tiro de cañon de las gélidas playas del Mar del Norte, perdedero de la Armada Invencible… Durham, será el próximo ‘post’ de este viaje inglés.

Luisma, Maypearl TX                  3 de Noviembre del 2020.

 

Preguntas/Qustions?   Contact

Receta: Silencio…

“…escrutar silencios escondidos en el estudio…” Photography: luisjimenezridruejo.com 2020

“…escrutar silencios escondidos en el estudio…” Photography:
luisjimenezridruejo.com 2020

Tengo una armada de galenos, cada uno siguiendo cada una de mis “maldades”, cada cual, con su cinta de color, un color para cada mal, y no hay más que tirar de ellas y seguir la actualidad de una u otra. Esto era de lo que me estaba acordando, leyendo unas notas no utilizadas para la confección de un post de hace tres años. En él, ‘criticaba’ o más bien, comentaba que, uno de mis múltiples médicos (todo esto antes de la era actual, del Coronavirus) me había recetado: Silencio, lo más posible, y evitar el grito (¡?) algo sorprendente e inusitado. Pensaba que el silencio, en mis circunstancias de vida actual, era fácil de apañar. Los vecinos quedan lejos y la radio y la TV están a tiro de botón. Igual, por supuesto, que el ordenador, email, websites, infos, etc. Todos ellos dominados por la maravillosa tecla del Mute, la de hacerse el sordo. Son las cosas de la vida moderna que nos atenaza a los que somos de otro siglo. Otro siglo en el que todavía se podía comprar el silencio más barato que en este y esto incluye el silencio cerebral propio, el último refugio a nuestro alcance.

Echaba una mirada mental a una lista de silencios manifiestamente mejorables: los que te impiden el sueño, llenándolo de imágenes sin voces y sin música. Imágenes a veces muy macabras. Esos silencios sin nombre, los que cubren el ruido de la soledad de la pradera; los que tapan el murmullo continuo de los oídos cansados de oírlo todo, a lo largo de los años. La pradera, salvo excepciones que la honran, tiene su propio silencio, uno de aquellos clásicos, aunque reformado, no hay martillo-pilón cadencioso que lo elimine; o se ha convertido en un chorreo de tiros de armas de diferentes calibres que huele a campo de prácticas, en una vieja guerra de trinchera y cantimplora. Solo el cielo sabe si no son del entrenamiento e instrucción de alguno de estos bestias, retrasados mentales, milites aficionados pero pertrechados a la perfección. Esos, que antes de pegarse a sí mismos un balazo en la sien, se piran matando al mundo en alguna escuela; o su correspondiente iglesia o restaurante, donde sin más se les va la olla y van dejando un reguero de sangre, sin encomendarse a Dios ni al diablo.

“S. anunciándome que: hay un montón de silencios, a la puerta, esperando…” Photography: luisjimenezridruejo.com 2020

“S. anunciándome que: hay un montón de silencios, a la puerta, esperando…”
Photography: luisjimenezridruejo.com 

Solo la música, clásica claro, instalada sobrenadando por las esquinas de las habitaciones, del estudio, por debajo de las camas y los aguamaniles. Músicas suaves, como las manecillas de un reloj, o los pétalos de las begonias. Músicas para escuchar tendidos en las alfombras de Yoga. Solo estas músicas aprovechan sus silencios, con propiedad. Los silencios que me pide el neurólogo y que no tengo claro dónde irlos a comprar… Oiga! Póngame cuarto y mitad de silencios de esos, de los dulces: por favor, envueltos para regalo, gracias!

Alguna vez he dicho que duermo bajo un silente Matisse (auténtico, firmado y numerado), que cuando no estoy en la cama, preside mi multifuncional dormitorio y en la noche, y la también silente obscuridad, sobrenada mis sueños. En uno de ayer: Un día, como hoy, pero hace muchos años, en verano hizo sesenta, estaba debajo de la silenciosa campana “gorda” de la catedral de Toledo (el original, el de España, no el de Ohio) que a más de uno ha dejado sordo al tañer brusca e inesperadamente. El silencio ‘dentro’ de la campana era suave y sedoso y yo tenía unos tapones de goma ajustados a los oídos, por si algún preste imbécil la hacía sonar inopinadamente. Sí, me acuerdo de su sonido, un pequeño pero claro ‘gong’ que produje con las uñas, ‘tic-toqueando’ la fundición, y la calidad de su nota musical se me quedó para los restos. Aunque lo más impresionante era su silencio amenazador. Eso y el olor a saín y madera vieja, allá en lo alto de la torre y en el fondo de mis sueños, que también guardan los olores, y los viejos silencios.

“Lo único que rompe el silencio es el viento marchándose” Photography: luisjimenezridruejo.com 2020

“Lo único que rompe el silencio es el viento marchándose” Photography: luisjimenezridruejo.com 2020

Y aquí estoy rebuscando algunos que le puedan valer al neurólogo para la ocasión. En medio del silencio total del espacio—propio del fondo del mar pelágico en el que estamos—me pongo ‘oído avizor’ a escrutar silencios escondidos en el estudio, que es como una isla de este mar, una isla aislada (valga la redundancia gloriosa). El primero que encuentro, al pronto, es la voz ténue de S. anunciándome que: hay un montón de silencios, a la puerta, esperando para entrar y ser admitidos en las delicuescencias de este paisaje interior. Aquí, cuando viene alguna soledad sonora, con la intención de romper el silencio, repetidamente, al notar la falta de bienvenida, se da media vuelta y se aleja reculando, como el rico en una vieja milonga argentina del siempre recordado Cafrune: “…y el rico guicha la puerta y se aleja reculando…” La verdad es que adoro los silencios mútuos de la pradera. Torres y campanarios es lo único que echo de menos, con los parvos sustitutos de los depósitos de agua, en estas planicies de tierras rajadas por la solanera, que solo necesitan una nube blanca descargando, para hacer rebrotar la alfombra verde, sobre la piel agrietada por los soles diarios. Lo único que rompe el silencio es el viento marchándose.

El ‘encantamiento’ del silencio, según el acreditado mago Harry Potter, es uno de los más difíciles de conseguir, con la varita mágica. ¡Lo he intentado muchas veces, pero, “…que si quieres arroz, Catalina…! Ni los graznidos de los cuervos, ni el croar acompasado de las ranas que van y vienen de la charca, detrás del estudio, se dejan encantar, así ‘por las buenas’. Como aprendiz de brujo, no tengo ningún futuro y, además, el encantamiento parece ser que fuese solo temporal. Una pena. “Expecto patronum”. Del silencio se puede escribir, y suena… Eso sí, es invisible, muy difícil de pintar, y casi imposible de fotografiar.

Luisma, Maypearl TX                 15 de Octubre del 2020

Preguntas/Questions?   Contact

El Viejo Nuevo Mundo

 

“Los Tres Mundos” (tríptico) luisjimenezridruejo.com (photography). 2020

“Los Tres Mundos” (tríptico) luisjimenezridruejo.com (photography). 2020

 

El Nuevo Mundo se está haciendo viejo. Aunque el paisaje, salvo deshonrosas excepciones, sigue tan nuevecito, tan como salido de la tienda. Vieja manera de decirlo, esta, que no puedo recordar de donde me viene. Cada vez los recuerdos se mezclan más con las fantasías y uno acaba no sabiendo a qué carta quedarse.

El caso es que, contrariamente a lo sucedido en la vieja Europa y otras partes del mundo, aquí no ha habido miles de años de continuas guerras, con sus inevitables destrucciones, saqueos, incendios, aterrazamientos, desaparición de bosques, cambios de clima por culpa de todas estas cosas y demás…ya se cuidan ellos, los americanos, desde tiempo ha, de emplazar sus guerras lo más lejos posible de sus territorios.

Sin embargo, y a pesar de todo, el país se está haciendo viejo como si tuviera fecha de caducidad; como si los materiales modernos no tuvieran el aguante de las viejas piedras. Por ello, a mí siempre me ha dado la impresión de ser, este, los USA, un país con un cierto halo de provisionalidad. Será mi visión europea, ideas preconcebidas sobre lo clásico y duradero, la piedra, la argamasa, los castillos, los puentes romanos y las carreteras sin cemento.

 

“Los Tres Mundos” (tríptico, panel izquierdo) luisjimenezridruejo.com (photography)2020

“Los Tres Mundos” (tríptico, panel izquierdo) luisjimenezridruejo.com (photography)2020

 

Ayer estaba haciendo carreras y ejercicios por las colinas de South Side y Mt.Washington y me saltaba a los ojos, y a los pies, el deterioro y descarnamiento de los firmes en las calles y las escaleras de comunicación entre ellas. En algunos casos, hasta peligrosos agujeros al vacío y daños estructurales en puentes, pasos elevados y calles. En mi colección de americanadas tengo tres enormes antiguos tornillos “sobrantes” de la “reparación” de un celebrado puente de Pittsburgh, simplemente recogidos del suelo. Dejadez.

Todo ello sin contar la impresión que produce la construcción de madera, sin casi estructura metálica y hecha a gran velocidad. Sensación esta que acentúa el carácter de “provisionalidad”. Un día ves una casa y al siguiente puede haber desaparecido bajo la piqueta y, nunca mejor dicho, en menos que canta un gallo. Y lo opuesto, casi lo mismo, de la noche a la mañana se levanta el tinglado, en madera, de una casa y se hace habitable en un suspiro.

 

“Los Tres Mundos” (tríptico, panel central) luisjimenezridruejo.com (photography)2020

“Los Tres Mundos” (tríptico, panel central) luisjimenezridruejo.com (photography)2020

 

Inevitable la idea que da ello, el no reconocer determinadas calles, o barrios, de estas ciudades y en tiempos relativamente cortos. Y más si son sitios que no has visitado en algún tiempo. Todo esto me viene a cuenta de esa moda que veo en España de “producir”, vía ordenador, pequeños documentales, generalmente usando fotografías “antiguas”, mostrando los cambios de las ciudades en períodos de cincuenta, sesenta años. Aquí he visto desaparecer, o cambiar esencialmente, barrios enteros en menos de un año.

Otro ritmo de vida, otro concepto de habitabilidad. Viví una década de mi existencia en Houston (Texas) y cuando volví, años más tarde, tuve problemas para reconocer partes de la ciudad. Por eso, quizás, me emperro en vivir en ciudades “viejas”, Pittsburgh, y visitar siempre las “viejas” Chicago, Nueva York, o Washington, que cambian menos en sus centros ciudadanos. Las comillas son inevitables para alguien que viene de la milenaria Salamanca, donde uno nació y le fue dado el esperar que las cosas, y las casas, cambiaran lo menos posible. A lo mejor por eso salí corriendo de allí a la mínima ocasión que tuve.

 

“Los Tres Mundos” (tríptico, panel derecho) luisjimenezridruejo.com (photography)2020

“Los Tres Mundos” (tríptico, panel derecho) luisjimenezridruejo.com (photography)2020

 

Y aquí sigo en esta ciudad vieja nueva, del viejo Nuevo Mundo, que se va haciendo más y más vieja a marchas forzadas. Para cuando Pittsburgh sea milenaria (si llega a serlo, que no lo tengo claro) me gustaría saber que habría sido de Salamanca (si llega, que tampoco lo tengo claro). Si el Nuevo Mundo se está haciendo viejo, que pasará con el Viejo Mundo? Me temo que los americanos van a tener que “saltarse” una guerra y dedicar esos presupuestos al remoze de su propio país, antes de que se les caiga a pedazos.

Luisma, Pittsburgh PA.        15 de Agosto del 2010…

P.S. (Al  2 de Octubre del 2020, en la Era del Coronavirus). Que ha cambiado en nuestros mundos desde que escribí este post, hace ya una década? A ‘marchas forzadas’ este Nuevo—que era—Mundo, se ha hecho Viejo—tremendamente—en solo diez años, una pandemia y una mala presidencia. El payaso asesino sigue suelto, terrorífico. Algo que parecía una fantasía, pero que—desgraciadamente—no lo es. Cambio de clima, el sólo se va a encargar de desmaquillar este país, en preparación para la noche del Ocaso de los Dioses. Arde California! Algo impresionante. Cabalgan los jinetes, y no son los de un “western”—estoy escuchando a Wagner, que casualidad—además, quizás he sido yo el que ha mutado. Estoy de nuevo en Texas, donde al menos la Naturaleza pujante se empeña en darme ideas e inquietudes. ¡Loada sea!  Ah! He cambiado la “ciudad vieja” por la pradera inmemorial y eterna. Chaquetero, que es uno!

Las fotografías para el tríptico: “Los Tres Mundos” han sido hechas con la sana intención de inspirarse en las obras de cantería escultórica, en las portadas exteriores de la catedral de Santiago de Compostela. Al final del camino, espero que los huesos del Maestro Mateo no se revuelvan, donde sea. Todo es estética, en busca del recuerdo agradable. La fotografía del peregrino de piedra, con la mano en la frente, me acompaña siempre, y ya son cincuenta años.

Luisma, Maypearl TX                       2 de Octubre del 2020

 

Preguntas/Questions?   Contact

“Otro viaje con el ‘colega’ J.S.”

“Bodegón con pintura, violin y J.S.” Photography: luisjimenezridruejo.com

“Bodegón con pintura, violin y J.S.” Photography: luisjimenezridruejo.com

Hace años advertía que, usualmente, viajo en compañía de una violinista—retirada ya—me refiero a S., y un novelista bueno, en la forma de uno de sus libros: “Viajes con Charley” del ínclito John Steinbeck, sí, sí…el de Salinas (California), el del Premio Nobel. Este es un post destinado a llamar la atención a los no familiarizados con la faceta viajera de J.S., o sea, con la biografía de Steinbeck. Esta vez no estoy muy seguro de si “viene” conmigo. Este “viaje” es virtual—hoy no puede ser de otra manera—, como corresponde con la “nueva normalidad”. El virus es el que pone las distancias y los tiempos, ahora. Fuera de lo virtual, hace tiempo que no voy a ningún sitio, ni siquiera viajes ‘domésticos’, sin salir del país, ni del estado; lo que se puede considerar ‘menos’ viajes, o de segunda categoría, que es solo una manera de apellidarlos o distinguir unos de otros. A pesar de todo, sigo dándole vueltas a la neurona, y eso son viajes, oiga! Sé lo que me digo, soy agua de muy buena fuente y lector impenitente.

Steinbeck siempre va conmigo, tienen sus libros un lugar reservado en mi mesilla de noche, que realmente es una cómoda holandesa de cajones, en mi lado de la cama. El libro más a la vista, una edición de las primeras, es: “Viajes con Charley” (el titulo completo: “Viajes con Charley, en busca de América”). Cuando no está en la cómoda, está en mi bolsa de viaje haciendo pared entre mi cepillo de dientes y mi Gillette. Siempre a punto. Desde hace muchos años, dándome suerte, a mí y a ‘mis pilotos’, en despegues y aterrizajes. Un punto más a favor de J.S., las aventuras con red, a ser posible. Y, además, lectura muy recomendable para las cinco horas sobre el Atlántico—si hay viento a favor—antes del amanecer. Doblar la línea, alguna vez, hacia Londres o París, pero siempre a España. Agarrar la fresca en las costas gallegas, ver Aldeadávila, el pantano, y Salamanca desde lo alto, y Gredos. Y con la misma fresca dar de bruces en los Madriles, a las nueve para desayunar; si es posible con churros y en un bar de carretera, mejor. Esos son mis viajes, a lo largo. A lo ancho son en coche, que también tiene su aquél. Aquí, los desayunos en cualquier Waffle House, amarilla y azul; tortitas o gofres, con sirope de arce canadiense. Y, si el cocinero es manco, mucho mejor…el espectáculo es doble.

“Vista interior de la factoría fotográfica” Agosto 2020. Photography: luisjimenezridruejo.com

“Vista interior de la factoría fotográfica” Agosto 2020. Photography: luisjimenezridruejo.com

El volar determina la categoría del viaje, y la imaginación también vuela, es cosa sabida. Entre primera y segunda categoría hay una intermedia, que nunca he probado, es la Motor-Home, hoy llamada también RV (Recreational Vehicle). Coche-Casa, específicamente el tipo Coach, era la forma preferida por Steinbeck, por el contacto humano y más que nada por viajar con Charley, su perro, un ‘’standard” Black French Poodle. Un gran compañero. En buen decir, mi mejor compañía es un libro, este libro: “Viajes con Charley”, un auténtico manual para el buen escribidor. Estoy escribiendo, como siempre, para poder recordar lo pensado, los viajes insólitos del confinamiento. Me armo con el libro, y la bacía—que nunca tuve—, yo me afeito con la piel húmeda, a pelo, sin jabón; y por la cuenta que me tiene, como protección cerebral, y porque algo hay que hacer hasta que amanezca—que no es poco—literalmente, y esa luz es la que necesito para hacer esas fotos realistas, que ‘no piden pan’ y para las que esta ‘maquinita’ semi-diabólica, el iPad, se pinta sola. Con solo orientarla un poco, enfoca por su cuenta y riesgo, mide la luz que le da la gana y la mayoría de las veces ‘lo borda’.

¡Que tiempos, Señor, que tiempos! El que no hace una buena foto es porque no quiere, o porque es tonto de solemnidad. Bueno, esta afirmación vamos a dejarla así, sin incidir mucho en la cosa, no sea que me salga algún tiro por la culata.  Como siempre, Steinbeck me va diciendo que no me fie de mi memoria—ya no está, ella, para muchas bromas—y que tire de cuadernos ‘legales’ amarillos y lápices de buena punta, afilada a cada página. Cuantas más notas marginales, mayor y mejor memoria. Hace ya ocho años que el iPad contribuye a ello con sus ‘delicatessen’, desde el reloj hasta la “wifi”. Y, aquí estoy sentado en mi mecedora de madera lacada en blanco; parte del decorado de mi película vital de serie B, que es el asiento de carlinga para mis viajes virtuales, de ensoñación, en el estudio. Todo a oscuras, frente a los ventanales desde los que domino una buena parte de nuestra galaxia, con mi ‘manual de viaje’ en el regazo. Sea en la mecedora, disparado hacia Andrómeda, o en el avión trotando hacia Europa. Siempre de noche y en busca de un amanecer que, en mi caso, no es un principio sino un final. Volver a casa son otras historias. Y, voy picoteando las ideas sembradas en el libro, me imbuyo de los conceptos vertidos en sus lecciones de escribir. Todo desde la perspectiva del primer capítulo, pues pocas veces paso de ese principio. Tantas cosas para aprender y deleitarse en el primer capítulo. El resto del libro queda para lectura de cama; o de bañera, mi piscina invernal.

“The Meadows of S.” (el valle de los susurros). Photography: luisjimenezridruejo.com

“The Meadows of S.” (el valle de los susurros). Photography: luisjimenezridruejo.com

Con varios libros al retortero lector, las notas se disparan y se revuelven. “Un escrito nunca se detiene cuando tu pluma no está cerca.” (J.S.) Me he quedado ensimismado, en otra anotación de recuerdo marginal, leyendo, no sé cómo llamarlo—un romance, a lo mejor—, ya veremos. Y, me doy cuenta que quizás evoque, en su anonimato, ese viaje, el gran viaje, para el cual sospecho que no voy a necesitar ni a Steinbeck, ni el iPad, ni la cámara de fotos. Quién sabe? Me he descuidado en lo virtual y se me va a hacer de día, en lo real. Es un inicio y otra noche será. Aquí queda el romance (?) de marras, y lo rememoro frente a la oscuridad ominosa de la maraña nocturna, a un respiro del amanecer que ya se otea en el telón de fondo de los “meadows”, mi particular valle imaginario.

“Cuando deje mi tierra
y mis ojos se esfumen entre nubes lejanas,
mi nombre se oirá, cantado
por los susurros del valle.”

(Anónimo andalusí del siglo XIV)

Luisma, Maypearl TX             16 de Septiembre del 2020

 

Preguntas/Questions?   Contact

Marañas y Piscinas (una carta…)

“Y en estas paso el rato en la piscina…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Y en estas paso el rato en la piscina…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Querido Z.:

Dónde andas? (geográficamente)…Como andas? (literalmente)…porque yo ando fatal, con unos problemas al caminar tremendos, combinación de Parkinson, problemas en los pies y rodillas perjudicadas, casi han desaparecido los cartílagos, o se han hecho más obvios, cuestión de dolor. El 90% del tiempo con el andador y en firmes planos, ni escaleras, ni cuestas (arriba o abajo, da igual). Por suerte, todo el terreno de las casas, piscina, gimnasio, etc. está adaptado para silla de ruedas. La madre de S. estuvo adaptándolo varios años hasta que se reemplazó las dos (!) caderas. La herencia en vida, el conjunto de una obra simple pero magnifica, en un rancho de Texas.

Y, eso, aquí estamos en medio del verano tejano, lo que significa: calor, maraña y piscina. Al agua, al amanecer y al atardecer (a esta hora es ya la sopa) y algún ocasional chapuzón a las horas de sol justiciero, con los bordes de la piscina como si fueran carbón al rojo de una mazmorra medieval, y vuelta rápida a la “cueva” del aire acondicionado. Como ves, en la foto, la piscina tenía un toldo que la cubría totalmente, muy bonito y tal, pero tuve que quitarlo definitivamente porque daba muchos problemas. Mantenimiento, limpieza, reparaciones, a veces volaba con las tormentas y había que irlo a buscar al quinto c… y ya sin niños pequeños tampoco era tan necesario. 

En la cueva está, además del AC, y los computadores, la inmarcesible TV con sus tropecientos canales, contínuamente llena de imbecilidad ‘democrática’ y del GOP del payaso asesino, la verdadera definición de un mierda americano. Serlo más que W era difícil…pues lo ha conseguido!  Y, la opción es esa o viejas películas de la serie Perry Mason. La serie nueva es bastante mala y hasta desagradable; nada que ver con la serie clásica original. Tantos canales y, aún así, hay días que no hay “nada” que ver!

“…hay que estar muy loco o desesperado para intentar atravesar tan solo unos metros de maraña espinosa…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…hay que estar muy loco o desesperado para intentar atravesar tan solo unos metros de maraña espinosa…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

La piscina te protege de las temperaturas y la maraña, bueno, hay que estar muy loco o desesperado para intentar atravesar tan solo unos metros de maraña espinosa, cuanto más un matón de bosque entero. Las cicatrices en la piel de los venados lo cantan. Me rio yo de la selva del Amazonas, la cambio por este secarral traicionero, menos mal que no todo lo es. Con un tanque no sería tan fiera como la pintan, pero, si se cierra la maraña, en unos días estás listo y ya no puedes entrar al bosque, o al lago, hasta que no caiga la hoja y tengas visión de por dónde meterle el hacha. La foto de la maraña verde, hoy, con el árbol solitario que me trae recuerdos de los ‘conquistadores’ de 1492, pobres! Da pena pensarlo, los indios sin caballos y los conquistadores europeos sin penicilina, ni motosierras…nada, a pelo.

Yo pintando poco—nunca he ‘pintado” mucho—o procesando fotografías. Sigo en pie con el trabajo en el que estoy metido, ya son más de 25000 fotos…se dice pronto!  Las super-selectas son unas 2500 y sigo con la espada levantada. No sé para quien quedará todo esto, yo mismo me asombro y lástima me da no haberlo empezado antes. Falta de coraje y decisión. Me hubiera cantado otro gallo?  No me quejo de mi vida, para nada, he tenido y tengo mucha suerte. S. y yo cumplimos ya casi 22 años, los dos patitos juntos…más que con nadie, y tan ricamente.

“La casa-estudio, arquitectura ‘country’ tejana, simple pero eficaz. Fachada de atrás al ENE, a la piscina y la maraña” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“La casa-estudio, arquitectura ‘country’ tejana, simple pero eficaz. Fachada de atrás al ENE, a la piscina y la maraña” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Aún en estos tiempos del cólera, buscamos estar encastillados entre esta maraña y piscina. 107° Fahrenheit, un calor acongojante a mediodia. Yo, en la mecedora, al aire acondicionado, mirando hacia afuera y viendo pasar “tumbleweed”, los matojos rodantes de las peliculas. Con el Winchester en el regazo, como las señoronas del perol grande, campana y herradura, el moño y el faldumento, y todo lo demás, las del Oeste. El  rifle, por si alguien se ‘despista’ y traspasa la línea y porque ando bastante mal de movilidad, todo sea dicho. Contínuamente con el andador (mi Ferrari) o sentado y escuchando a Copland, por ejemplo, que de estas praderas y estos vientos sabía el ritmo de los olores y los sonidos. Para mí, los olores son tan sutiles, que solo los empecé a sentir a partir del 2006, cuando dejé de fumar. Los sonidos, muy pocos los han entendido después de los indígenas “tonkawas”, excelentes en sortear la maraña, pero no al hombre blanco. Eran nómadas, hace tiempo que desaparecieron para siempre.

El Parkinson no me atenaza completamente, todavía, y que me dure! Aquí, aunque la gente está cayendo como moscas a mi alrededor, con el dichoso Covid19 entre los dientes, nos vamos arreglando y aguantamos. A ver en que acaba todo esto, y todo el adobo político. O quién acaba antes, el virus o los hijos de puta, son de la misma casta. Como dice Ronald Reagan, hijo del ínclito presidente americano y facies pública del ateísmo en este país: “Tarde o temprano lo sabremos…No se preocupen, estoy bien despierto y no tengo ningún miedo de arder en el infierno…” Si Reagan, padre, levantase la cabeza—cosa poco probable—se volvería a morir del susto. Sería un despertar emocionante, el ver todo lo que ha pasado después de su tiempo; eso sí que es una maraña, incluido su estulto y denigrante colega actual y, dicho sea de paso, algunas películas que también le pondrían los pelos de punta…

Y en estas paso el rato, en la piscina, largo en la tarde, el tiempo. Entrando y saliendo del agua, ya sin sol, pero con un calorazo que te “rilas” y la toalla de felpudo. El vaso, alto, con más hielo que Coca-Cola. Esto es lo que aquí llaman: vacaciones de la tercera edad…Espero que estéis mejor, vosotros y las niñas. 

Besos

Luisma, Maypearl TX                   2 de Septiembre del 2020

HABLAR DE FOTOGRAFÍA (II)

Imagen # 4 “Lawrence de Arabia al viento de un oasis, en Zama II, galaxia de Eridane” Photography: luisjimenezridruejo.com

Imagen # 4 “Lawrence de Arabia al viento de un oasis, en Zama II, galaxia de Eridane”
Photography: luisjimenezridruejo.com

Algunos personajes, sobre todo las leyendas cinematográficas, escogen para su eternidad dorada—ellos pueden—otros mundos del segundo universo. Ya me gustaría a mí poder hacerlo, son quinientos años antes de la perpetuidad, y a quién le amarga un dulce? En uno de mis últimos sueños pude acercarme a Zama II, un planeta desértico, pero maravilloso. Sé de leyendas históricas de Tierra1 que pasan allí su eternidad, bañados por los veintiséis soles eridanos. Rommel, el mariscal de África; Gertrude Bell, la reina del desierto…Unos oasis deliciosos, temperaturas sin igual, fantásticos espejismos; cruceros navegando en los océanos de arena. En Zama había quedado con ella y “me ojeó la perdiz”—estará allí, a sus aires, y no tendrás problemas para hacerle una foto—. Fuimos y pude tirar unas cuantas instantáneas—un instante de una inmortalidad—a un silencioso Lawrence, descansando ‘a la romana’ en unos pufs amarillos, vestido con túnicas rojas lisas, muy cumplidas y garbosas. Ensimismado, fumando quién sabe qué. La foto es plano general, no quiso primeros planos de su eternidad. Se le ha alargado un poco la nariz, nada grave, sigue reconocible. Y, además, cada siglo que pasa se va pareciendo más a Peter O’Toole. Que cosas!

Hablar, o tratar de Fotografía es siempre, parece ser primero al menos, hacerlo de composición de imagen, o encuadre si se quiere, golpe de ojo, visión selectiva. La organización de los motivos que hay a la vista en un asunto que queremos plasmar por cualquier método técnico, reproducirlo y, seguramente, conservarlo. Para poder verlo, una y otra vez, o que alguien más lo vea. Incluso para decirnos algo a nosotros mismos, o decirlo a ese alguien más que pregonamos. Una cuestión de expresividad.

Pero, que es lo que el ojo del fotógrafo nota al pronto, encarando el ocular, o al abrir la pantalla trasera en digital? Que percibe antes de disparar, y que lo decide a VER, seleccionar y ‘guardar’ esa foto? Será el color? Cuál era la acción mental cuando la foto solo era en ‘blanco y negro’ (a estas horas de grandes luces, siempre olvidamos los grises), aunque estaba allí, no lo recuerdo. Y luego, como se adaptó la mente a ‘pensar en color’? Tambien estaba allí y tampoco lo recuerdo. Mi generación es probablemente la última que distingue los dos métodos mentales. No debió ser un proceso doloroso. Ah! Las diapositivas proyectables, claro! A este propósito, nada como hacerse viejo, para tarde o temprano recuperar esa memoria primera, o perderla definitivamente. La primitiva fotografía en color, técnicamente, ha sido condenada a la degradación, ‘blanqueo’, y la desaparición, salvo copias digitalizadas tardías. Que pena!

Imagen # 5 “El ‘cartoon’ de Maypearl House” 2020 Photography: luisjimenezridruejo.com

Imagen # 5 “El ‘cartoon’ de Maypearl House” 2020 Photography: luisjimenezridruejo.com

‘La madre sin cara y el niño con mascarilla’, boceto de ‘grabado fotográfico’ a la manera de Leonardo (?!), el pintor e ingeniero. La imagen visualiza la ‘textura’ de un grabado renacentista, o de un boceto a carboncillo y tiza blanca, de la misma época. Por alguna razón me recuerda esta foto las manos hábiles de Da Vinci, en su dibujo preparatorio para una pintura de una Sagrada Familia, el llamado ‘cartoon’ de Burlington House (National Gallery de Londres). Leonardo lo dibujó en tiempos muy semejantes a los actuales y bien pudo haber llegado a ser así.  La madre solícita y sin rostro, y el niño con mascarilla protectora contra pandemias, que entonces se paseaban libres y ‘tan campantes’ por los palacios y las cabañas, decimando las poblaciones, como hoy. La familia se reduce a una moderna “madre soltera con niño”, composición piramidal, o cónica, simple…Mi fotografía se escapa de la condición renacentista, camino de la abstracción dura y pura. Falta de facies, ausencia de pose y gesto. El reflejo de los ‘movimientos de la mente’, la imaginación de Da Vinci.

Expresión. Dejar el rastro del paso por este mundo, tan real como las galaxias reales o fantasmagóricas que contienen esos otros mundos que posiblemente nos contemplan; allá, o más allá de Andrómeda, Centauro, Casiopea…campos de Agramante de una fotografía que nunca podré hacer y con la que siempre me ha gustado soñar despierto y trabajar para la posibilidad de ella. Algo delicioso, pero sin futuro… Pedía en el anterior post de cien a quinientos años de fotografía—por   pedir que no quede—imposible, claro.

Imagen # 6 “El alma de la galaxia de Lacerta” (cocina ‘Pollockiana’ con sabor a Miro) Photography: luisjimenezridruejo.com

Imagen # 6 “El alma de la galaxia de Lacerta” (cocina ‘Pollockiana’ con sabor a Miro) Photography: luisjimenezridruejo.com

Aquí se compone una visión del ‘alma’ de una galaxia lejana—todas lo son—, la galaxia de Lacerta (El Lagarto), que como es una constelación ‘moderna’ no se relaciona con ninguna leyenda antigua. Nada figurativo, y por mi cuenta, todo opinable. Por ello, me permito el lujo de asociarla con las pinturas abstractas de Jackson Pollock y Joan Miró, a modo de homenaje a sus envidiables e inspiradoras obras. Los grandes mantos verticales de matorral, alto y tupido, lo que yo llamo: la maraña. ‘Obras’de una reputada artista: la Naturaleza. La tengo a unos cuantos, pocos, pasos de distancia. Afuera de las ventanas del estudio, viven mañaneros cuadros de Miró, que se convierten en Pollock a la hora “bruja”. Milagroso. Escrutar lo que tus ojos ven e interpretar una realidad que invoca una abstracción, sea pictoricista o no.

Siguiendo las reglas, aparentemente, solo hay dos maneras de componer el fondo de una fotografía como esta, antes de afrontar el ‘tiro’: el fondo oscuro o el fondo blanco. La proterva (perverse—wicked) oscuridad, la negrura que no es exactamente negra—siempre le falta algún color—suele ser mi elección natural. En esta foto, sin embargo, me he ido al más exacerbado o exasperante blanco, quizás con un puntito de mezcla con azul celaje de Texas, marcando el centro de la composición. Raro firmamento con estrellas negras y nebulosas rojas, propias del ‘alma’ de la galaxia de Lacerta, la más imaginaria de las galaxias reales.

Es una cuestión de inmediatez, la fotografía es un cúmulo de decisiones al instante; la del clásico ‘background’ es una de ellas, si se tercia que lo haya. Usamos ‘background’ quizás, y humorísticamente atendiendo al significado, en inglés más literal: ‘relleno del fondo’, aunque posiblemente sería más bonito, o poético, o clásico, o todo ello junto, tildarlo de ‘telón de fondo’. La regla del contraste  con los colores más ‘coloridos’. Para toda cuestión hay su regla, también en la fotografía. Y como diría la pintora Helen Frankenthaler : “Sigo las reglas hasta que de pronto voy en contra de todas ellas”. Amén. Su segundo apellido, no sería Mozart?

Luisma, Maypearl TX        15 de Agosto del 2020

Preguntas/Questions?   Contact

 

 

 

Raros Tiempos

“Noche y día en la maraña” (Photography: luisjimenzridruejo.com) 2019

“Noche y día en la maraña” (Photography: luisjimenzridruejo.com) 2019

Raros tiempos en los que andamos, de verdad. Con nuestra imaginación exigiéndonos, desde dentro, desde lo oscuro. Exigiéndonos sobre ello, así, como si fuera tan fácil. Exigir, que será del verbo requerir, reclamar con apremio—públicamente—quiero suponer. Así que uno, en su inocencia, o en su culpabilidad, se pone al avío de la cosa, tratando de contar, enumerar—un par de ellas—sus observaciones a lo que acontece. A veces, desatendiendo a lo razonable, como si fuera ello posible, incluso en las ‘circunstancias actuales’. Y cuales son estas circunstancias, y cuan normales son? Será lo de la “nueva normalidad?”

Veamos, que dijo el ciego. Para empezar, estamos en EEUU; lo cual no es una novedad, hace ya treinta años (!) y cada uno—los cuento por la cuenta que me tiene—que pasa me parece más increíble que así sea. Después, esto es Texas; un estado más grande que muchas naciones del mundo. Lo más grande, lo mayor, lo tejano. Houston, aquel día de agosto era un aeropuerto enormemente vacío. Sigo recordando, nítidamente, la tarde vencida, el húmedo calor acongojante del Buffalo Bayou, el olor a orugas y hierba recién cortada. Era mi encuentro inicial con los EEUU. Sí, había visto New York City, desde el aire, en ese primer vuelo; cuando todavía se podía volar sobre la “gran manzana”. Pero no es lo mismo que poner pie a tierra, después de horas y horas de interminables aguas. Descubría Houston, Texas, una ciudad que para nada se parecía a la idea, peliculera, que yo tenía de este país. Poco imaginaba que el resto de mi vida iba a ser ‘allende estos mares’, o así lo parece. Mucho, y muy poco, ha cambiado el país en estos años, desde 1989 hasta hoy. Normal, pero pasan cosas raras, últimamente.

“Magnolia” (Photography: luisjimenezridruejo.com) 2019

“Magnolia” (Photography: luisjimenezridruejo.com) 2019

Esta mañana me desperté, con la absurda (?), rara al menos sí lo es—si hay que convenir, convinamos—, idea inverosímil de subir—trepar grapas arriba—a la cima del depósito de aguas de mi pueblo (Maypearl, Texas). Un signo de población en el horizonte de la pradera. Barajemos las razones que me impulsaban a hacerlo y las que me lo prohibían. Impulso, siempre desde el principio, en cada viaje por carretera, en cada ciudad, en cada pueblo, al leer el nombre en cada barriga metálica elevada sobre sus tuberías cubiertas por el largo cilindro. Y el nombre del sitio, mejor que en el mapa. Si no fuera por el vértigo…Algo me dice que ya no puedo subir a esas alturas, a cuerpo limpio. Con la imaginación, sí lo hago. Seguro que la pradera no tiene fin y se podrían otear las polvaredas de las caravanas y las recuas, incluso las del pasado, esta es tierra de cowboys. Hoy, sin embargo, el polvo que se divisa, o su color, está en las nubes pardas que ya llegan por el horizonte del sur, desde el desierto africano, surfeando las olas del Atlántico. Nubes de polvo ‘saharaui’, llegan volando, como yo. Polvo, casi masticable, que impregna pegajoso hasta la superficie del agua de la piscina. Cosas raras, raros tiempos.

El país y el mundo, a través del agujero negro de la televisión y las otras pantallas: el computador, el iPad, el teléfono; la imagen del vértigo de la información, a todas horas y en cualquier lugar, y todo ello dominado por unos políticos de vía estrecha y ambición ancha. Lo del actual presidente no es normal, pero parece que va camino de ser otra ‘nueva normalidad’. Será también una más de las rarezas de estos tiempos? Creíamos que era un tonto inútil, un putero hijo de papá, un jeta descomunal; y a mayores, un ignorante imbécil y una mala persona, con ambiciones de dictador latinoamericano, lo que apela a otro segmento de población, más amplio de lo que se podía pensar. Y cada uno con su pistola, mínimo; teóricamente, para ‘defenderse del gobierno’. Y te lo dicen así, tan serios y sin ‘caérseles’ la cara de vergüenza. Ya lo decía nuestro Goya: “El sueño de la razón produce monstruos”. Como dice Steinbeck: este país es un monstruo, una monstruosidad. Antes, en la otra vieja normalidad, los presidentes eran, más o menos, cortados por el mismo patrón. Criticados, pero reverenciados, en general. Eso si no los mataban—Lincoln, Garfield, Kennedy—con, o sin excusa. Ahora son apéndices horripilantes de una temblorosa república. Idolatría y magnicidio, todo cabe en la mochila de un americano, y dentro de ella, una pistola en vez de un cetro.

“Cabeza de Tirano” (Photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

“Cabeza de Tirano” (Photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

Con la ‘nueva normalidad’, el Presidente—que los Padres de la Patria confundan—es el que nos mata a nosotros, con su falta de actuación lógica en el trato a la pandemia. Morir en la soledad y la confusión es más triste. Ha hecho de la mentira, el santo y seña de su política; a las claras, sin ambages, haciendo la situación parecer “normal”, a él y su recua de depredadores. Rara manera de hundir el Imperio. Una serie de torpedos en las líneas de flotación de la Democracia. Y como ese es el modelo que todo el mundo está imitando, ya veremos cómo acaba el sainete y donde queda ‘colgada’ la nueva normalidad. Y los tiempos que nos deparan, cada mañana, una nueva estupidez que llevarnos a las mientes. Quién es el Maquiavelo de bolsillo que está haciendo bailar a esta comparsa? El que está enseñando a este idiota las artes del  Snake-Oil Salesman (nuestro charlatán de feria), un tipo que no sabía—sigue sin saber—hacer la O con un canuto… Eso sí, a diario, hace el ridículo y con él todo el país y sus sicofantes internacionales. De pena!  Raro, todo muy raro, en estos tiempos.

Y uno, que cosas… Subir a depósitos de agua, a estas, esas alturas!  O preocuparme si se van a correr los Sanfermines!… Porque todo el mundo te pregunta por ello, como si les importara… Manda carallo!… Cuando se ha visto toros bravos con bozal, y guardando “distancia social”?  Este año, solo corren los días…Vaya verano! Por cierto: es la única “fiesta española” que todo el mundo conoce en EEUU… Iberofilia hipócrita, ”defienden” a los animales y…que corra el vino y la juerga! Mira que son raros!  Que tiempos!

 

Luisma, Maypearl TX    3 de Agosto del 2020

 

Preguntas/Questions?   Contact

Hablar de Fotografía (I)

Image # 1 “El brazo de Dalí” (photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

Image # 1 “El brazo de Dalí” (photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

La piltrafa y el brazo incorrupto de Dalí, enganchándose al sueño de la razón. Una tarde cualquiera, en cualquier risco del macizo central de Onix, en Alpha de Centauro. El ultimo resto de Dalí, se aferra a su ya más remota posibilidad de fama, de nombradía; en el segundo universo, los documentos del primero ya están empezando a borrarse. Ya ni la Historia de la Catalanidad le sustenta. Solo queda el brazo derecho y un muñón de raíces que rebrotar, pero de un ente que se vuelve polvo y paja volanderos. De sus obras no queda casi nada apreciable por el G.P. (“gran público”), solo algunos dibujos en grumosa y vieja tinta negra, en algún museo del segundo universo. De sus famosos bigotes, unas masas de pelo negro-zaíno teñido, que cubren su célebre fisonomía y guardan—pura imagen—los ojos surreales del primer universo. Aquella Tierra 1, el planeta de los mil satélites. El arte solo da para dos vidas y una sola eternidad.

Hablar, o tratar, de fotografía es algo que hago habitualmente cuando escribo, siempre a mano como paso previo, en esos cuadernos ‘legales’ amarillos, tan americanos como la Coca-Cola y tan amarillos como los autobuses escolares. Realmente, nada más llegar aquí, me acostumbré enseguida a escribir en ellos. Mi aprendizaje del idioma tuvo que ver mucho. No sé cual sería la relación, pero haberla, “haila”. Hablar, o tratar, quiero decir, de una o unas fotografías, unas con minúscula y la otra con mayúscula; aunque puedan ser lo mismo, parcialmente, en un momento dado. Decía que hablar con preposición anterior—simpática redundancia—así como: a, ante, bajo, con, contra…la Fotografía (mayúscula) es algo que aprendí leyendo a Javier Marías, sus retratos de escritores muertos (uno de Valle-Inclán, revelador y sencillamente glorioso). Qué manera magistral de “contar” la fotografía!

Image # 2 “Retrato de Isabel II de Inglaterra y su sombrero” (photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

Image # 2 “Retrato de Isabel II de Inglaterra y su sombrero” (photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

Está Isabel sentada, y hasta arrellanada, en su trono. Lo han sacado al jardín, a instancias del Fotógrafo Real que está viniendo para hacer la foto oficial. Nunca llegaré a esa tesitura, solo haré fotos oficiales de mí mismo. El respaldo lo han cubierto con una sábana-colcha de la India, con motivos vegetales de Paisley. (Ay! El viejo Imperio momificado…) Color difícil de definir, aunque no de nombrar, color: Isabel II. Del sombrero solo se ve el tocado floral, grana-naranja-oro, que está colgado del brazo izquierdo del trono. Igualmente podría estar en un jarrón y haría el mismo efecto. El viento expande la peluca, es un raro día de sol en Balmoral.

Hablar de fotografía, para mí, es igual que comer, algo necesario e imprescindible para la vida. Llevo mucho más de cincuenta años hablando de ella. Es como si fuera esa primera novia que todos alabamos y echamos de menos. Sentimiento y sensaciones que se sueñan despiertos (“daydream”). El olor, presente, de aquellos platos de comida del pasado que se degustan en la imaginación, donde ya solo viven; ahora que la cocinera es ideal recuerdo de la realidad que fue. La fotografía es la detención radical de un instante de la vida. Es algo difícil de concitar porque la vida es una millonada de esos instantes y da lo mismo de qué lado del ojo estemos. Mirando o viendo, buscando o recibiendo, una cuestión de simple actitud. Aunque, según mis más reputados maestros, la fotografía es más que nada y, sobre todo: VER. Y a la larga, interpretar lo que vemos. Todo esto puede conformar obviedades, pero, incluso lo más obvio es lo más fotográfico. Hasta una fotografía abstracta es puro realismo.

Image # 3 “The Andromeda’s party”. Photography : luisjimenezridruejo.com

Image # 3 “The Andromeda’s party”. Photography : luisjimenezridruejo.com

Algunos días vago, como si de un impromptu musical se tratase, por esos “mundos de dios” (siempre me ha encantado esta definición de la nada). Nada cambia allí. Es el vagar sin buscar, al encuentro de una abstracción imaginaria, un filtro que me permita ‘cambiar’ de galaxia, hacer una ‘visita’ a una Andrómeda (no mitológica) y participar en alguna de sus ‘fiestas encadenadas’ en cualquier planeta de su galaxia. Eso sí, con travesía de vuelta a ‘mi’ Vía Láctea. Al fin me traje una imagen del relieve-filtro de entrada al club: ‘Andrómeda encadenada’ (Nikon D7100/300mm/1:250/4.) 2020. Todos hemos pasado alguna vez por el filtro líquido verde de Orión, a este lado de la imaginación, de donde proviene—ya se sabe—la famosa ‘creatividad’, patrimonio de las galaxias más cercanas; pocos hemos intentado “robar” una imagen de Andrómeda. Esta es mi único souvenir, “sacada” antes del filtro, aunque después de su reflejo, lo que garantiza la veracidad de la imagen, al otro lado de la imaginación, galaxias adelante, en mi sueño del miércoles pasado.

Estableciendo una profundidad de campo muy plana (para evitar difuminados o desenfoques). La imaginación así se casa con la realidad. No era este el propósito inicial de mi fotografía, es mucho más el resultado, mostrar a la vista de los demás lo que yo veo y quizás otros tienen dificultades para apreciar: ciertas partes de la belleza. “Y si no disparo yo, quién lo va a hacer?” (R. Roye, fotógrafo). La fotografía puede vencer al tiempo, testigo de un momento de luz que no va a repetirse, o muy raramente, en el curso de la coyuntura vital. En cincuenta años solo me ha ocurrido tres veces. La fotografía es luz y no me queda más remedio que creer en la luz, no tengo otra creencia más firme. Alguien dijo: “Es como una enfermedad, una obsesión, casi como una droga”. Es una herramienta más para contar historias. ‘Es otra manera de escribir’.

Comunicar. ¿Con qué? ¿Con quién? Parece que la forma de comunicar con la gente de nuestro tiempo y entorno, a día de hoy, siendo este planeta nuestro mundo “conocido”, está claro que contiene en una buena parte a la fotografía y todos los hijos de esta imagen que queramos autentificar. No lleva mucho tiempo desde que se inventó, su historia es corta y rápida. Espectacular. La fotografía, tal cual está en nuestra coyuntura, es un documento para el futuro, puede que lo único que quede de nosotros, para entonces. Un escalón de cien a quinientos años, sería mi ambición. Combinar la imaginación y la realidad—lo integrante de los sueños—es un desafío para una fotografía de otro tiempo y otros mundos. Y en eso estamos…

Luisma, Maypearl TX           3 de Julio del 2020

Preguntas/Questions?   Contact

Musicos

“Pincel o batuta?” En el estudio, en Texas, pintando “Instar # 3” (IPad Photo by S. 2014)

“Pincel o batuta?” En el estudio, en Texas, pintando “Instar # 3” (iPad Photo by S. 2014)

No me ha costado mucho recordar mis primeros contactos con la música. Dos ideas: la radio de galena debajo de la almohada, en los primeros compases de mis noches de verano en la calle Toro y el Kiosko de la Música, en el centro de la pérgola del Parque de La Alamedilla, en Salamanca (España). A los cuatro años de edad y ya un montón de músicos escondidos en la cama…Vivaldi, Granados, Glenn Miller… El otro recuerdo que me caballea en la imaginación: mi asistencia dominical, casi de culto, a los conciertos de la Banda Municipal de Salamanca, en el templete de la Alamedilla, escuchando desde los bancos corridos de granito con respaldos de frio hierro colado. Ensimismado en los rechamantes brillos de los instrumentos y los movimientos ágiles de las hombreras de aquella impoluta guerrera blanco-marfil, y la gorra de plato del mismo color; era el director Don Castor Iglesias Pollo, un nombre que no se me despinta; ni su  Chabrier, ni sus Arlesianas de Bizet. El mínimo homenaje es recordar, sin problemas y al pronto, su nombre completo, y no era ni un futbolista, ni un ciclista. Yo tenía entonces nueve o diez años. Después del pasodoble final, de propina, aquél niño no quería irse hasta que no se marchaban todos los músicos, y quedaba el olor a pámpanos dulces del parque. Ah!  La música entró hasta en mis bolsillos, para siempre. Y conmigo va.

Mucho después. Corrían los primeros años sesentas del ya pasado siglo. Entonces los años corrían, ahora vuelan como drones, literalmente. Estamos en 2020, y ‘no hay dios’ que se lo crea. Me cuesta aceptar que voy camino de los ochenta, y parece que ha sido un suspiro. Había llegado de un Paris en ebullición, adelantado a la historia, y pretendía seguir con la vida ‘bohemia’, en el Madrid de “La Movida”. Estudiando, poco y viviendo, mucho. Parte de ello era mi asistencia fiel y regular a los conciertos dominicales de la ONE (Orquesta Nacional de España). Las únicas entradas asequibles, a mí siempre parca bolsa, eran las de “gallinero”; que se ponian a la venta al módico precio de 10 pesetas, con carnet de estudiante. La taquilla se abría a las 9 de la mañana de los jueves y la “cola” para dicha expendeduría se ‘organizaba’ hacia las 11 de la noche del miércoles. Allí al aire libre, frio, con olor a la manga del riego nocturno, nos juntábamos un ciento de gentes jóvenes, melómanos que pasábamos el tiempo hasta la apertura de la taquilla discutiendo de música y de las artes en general. Así “conocí” y escuché a los más grandes de la época y de siempre…Rubinstein, Menuhin, Rostropovich, Von Karajan, y tantos otros que cimentaron mis conocimientos de música, educando mi gusto; ya que no era capaz de tocar un instrumento, nunca lo fui. Una gran frustración vital.

“Atril de música…y pintura” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Atril de música…y pintura” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Y detrás de la música están los músicos. (¡Enhorabuena, Luisma, que no te pase ná! “Si te seguimos, Maestro, es por lo bien que te entendemos”). Mis relaciones con ellos, los músicos, a veces extrañas, a veces increíbles, siempre sorprendentes y yo diría que: en general, buenas (¡?) En la misma época madrileña yo disfrutaba de lo que se podría llamar: músico de cabecera. Era Nicanor Muiños, excelente violinista gallego, compañero de pensión estudiantil en la habitación contigua y ‘despertador personal’ cada día, a las 8 de la mañana, “haciendo dedos” a los acordes de la Chacona de Vitali y La Oración del Torero de Turina, y así durante casi tres años…Con la pared de por medio, como sordina. Inolvidable. El recuerdo es diáfano, con olor a café portugués barato, aunque su cara se me ha perdido. No sé nada de él; hace cincuenta años y todavía me levanto algunos días silbando la Chacona. ¡Grande la música y los músicos!

Pasaron los días de Madrid y mucho tiempo después, hace 22 años y ya en USA, siempre con música. Houston, Dallas, Pittsburgh, pasando de sur a norte, estuve viviendo por seis meses en pleno corazón de América. El sitio era Wheeling, en el Estado de West Virginia, un poblachón (ciudad le llaman ellos) de treinta mil habitantes, dormida un poco, demasiado, en el pasado y en el distintivo honor de haber sido, por un tiempo, capital de Norteamérica, los Nordistas, durante la Guerra Civil. Un lugar donde tienes la sensación de que, por el túnel de entrada a la ‘ciudad’, y en medio de un acre olor a trilita, va a aparecer el presidente Lincoln subido en un armón de artillería, tocado con su sombrero de copa alta—en inglés: “stove-pipe hat (sombrero de tubo de chimenea de calefacción). Volviendo a la música…Wheeling, increíblemente, tiene una Orquesta Sinfónica, uno se pregunta de qué rincones del presupuesto sacan para pagar el asunto. El secreto posiblemente sea el pluriempleo. Encontrar un violinista en una ventanilla del Banco Wells Fargo, o a la trompa principal de cajera en el supermercado. ¡Esto es América!…

“Instar #3” (acrylic on canvas, detail) Luis Jimenez Ridruejo. 2014

“Instar #3” (acrylic on canvas, detail) Luis Jimenez Ridruejo. 2014

¡Ah!  La directora era Rachael Worby, buen músico, además de ser la cónyugue del Gobernador de West Virginia. Tuvimos una relación amistosa, de acera a acera en la calle Main, donde vivíamos y estaba asentado también el Teatro Principal (y único) de la villa. Volvíamos caminando, todos los viernes de concierto, noche cerrada y calle arriba, cada uno por su acera, así durante los seis meses que duró mi estadía en la villa. Todas las vueltas a casa le aplaudía, o le hacía algún comentario sobre la “performance” del día, o sobre música española, era gran admiradora de Albéniz. Mi gran recuerdo de ella fue en medio de un concierto en el que paró, abrupta y sonoramente, la orquesta con un pisotón en el pódium y un estentóreo: ¡No!  Y tras unos fulminantes segundos de silencio, reemprendió la música en el mismo arpegio. No olía ni a otoño, ni invierno, ni almendras amargas… Cuando desaparecí y nunca volví, supongo que alguna vez se preguntó quién sería aquel tipo que le hablaba desde la acera de enfrente. Años después, ahora sé que dirige un colectivo de artes en Pasadena (California). Es el poder de Internet… estamos todos en la nube, flotando.

Y he vuelto a las andadas, a los principios; a la radio debajo de la almohada. Ahora es el IPad o simplemente la TV con sus cientos de canales y solo dos (!?) de música clásica, uno llamado: “Light” y el otro: “Symphonic” (!?) muy desiguales, eso sí: 24 horas/7 días, sin posibilidad de selección propia. ¡Algo es algo!  El mundo dentro de casa. La obscuridad rodeando una galaxia de luces LED parpadeantes, para dormir eternamente mecido  por la música. [ Inciso: se nota que estoy escuchando el finale del “Anillo de los Nibelungos”? Excusa: hoy es el cumpleaños de Wagner] Imperecero placer de la música, compartido desde hace ya más de veinte años con  otro músico: S. (léase Ese Punto) compañera y violinista (!), retirada por enfermedad de la práctica  del violín; sus manos ya no podían llegar al nivel “excelsior” que ella quería para sí misma. Era una violinista fantástica—mandona—ese violín poderoso, de nivel concertino que todo director quiere poner detrás de la entera sección de cuerda para “tirar”de ella y conjuntar todos los violines, y en suma todo el elenco. La orquesta californiana la perdió y yo la gané, para tirar de mí musicalmente y resolver todas mis dudas y deficiencias. Hasta conocerla a ella, siempre creí que la música era un placer de disfrute individual. Y lo más grande, así son estos músicos, S. ya sobrevuela, certeramente, por encima de mi pintura, fotografía y escritura. Estética, composición, intuición. Un estuche que lo tiene todo. Impepinable. ¡Hágame un favor, ponga un músico en su vida! 

Luisma, Maypearl TX               3 de Junio del 2020

 

Preguntas/Questions?   Contact

CONFINAMIENTO Y OTROS VIRUS

(Confinamiento con tres telones de fondo, en inglés: ”backdrop”)

Backdrop North—“Afterthought #6” (acryllic on canvas) luisjimenezridruejo.com

Backdrop North—“Afterthought #6” (acrylic on canvas) luisjimenezridruejo.com

Confinado desde hace días, este post son unas cuantas notas, “al aliguí”, extraidas de mi cajón de sastre con pensamientos, lo primero que se me viene a la mente, en estos extraños tiempos, bueno, como casi siempre. Para variar, la definición del ‘palabro’: “Confinamiento”, según el diccionario de la RAE (Real Academia de la Lengua Española): “Pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto a su domicilio”. Ah! Sorprendente—lugar distinto a su domicilio—vaya lío!…otra ciudad, y el caso es que a lo mejor es la solución a muchas cosas. Habría que irse de hotel, ¡Uf! Falta de confort familiar, régimen de comidas, no yogur helado, reducción de espacios, ya no me gusta tanto…Libertad sin libertad (¿libertad vigilada?) Un ceremonial extraño. En inglés contiene más la idea de castigo, y con guardia. En español es mayormente el concepto de distanciamiento. Si no es en el propio domicilio, todo parece, a las claras, un exilio. Me viene la idea de la isla Pandataria, minúscula isla del Tirreno, lugar de exilios del Imperio Romano. ¡Uy! Aparece en lontananza la imagen del destierro, esto se complica. Dejémoslo así, en todo ello como un arma defensiva contra una enfermedad o su peligro latente. Si no, es fácil que se convierta en una ficción y no en la verdadera historia.

Errores o falta de claridad en los significados, a veces la mala fe de los políticos buscando engordar la propaganda y utilizar las mayúsculas, que en Internet son el grito. La ya vieja definición de Picasso: “Un cartel es un grito en la pared”. Hoy todos los carteles tienen el mismo grito ‘contra’ un virus intratable, enemigo mudo e invisible, sin todavía definición histórica. Por su ‘culpa’ se están revisando todas las pandemias del pasado. En estos días, con tanta conversación internética, a todos los niveles, tengo explicaciones colgadas a secar en el tendal, de tanta saliva digital empleada en explicar el origen de la mal llamada: “Spanish Flu” (Influenza Española), también apodada: “The Spanish Lady”, pandemia de 1918. Hace un siglo que estábamos en las mismas. En realidad, debería haberse llamado, quizás: The American Flu (los primeros casos se dieron en un acuartelamiento militar en Kansas City), pero “se cargó el mochuelo” a España, como tantas veces, parecía que todo venía de allí. En plena Guerra Mundial del 14, los países beligerantes censuraron el asunto, por no parecer débiles. Solo la prensa española daba noticias, luego todo era un problema de ellos. Aún así, y ‘ojo al parche’, en España murieron más de 200 mil y globalmente unos 50 millones. ¡Abróchense los cinturones! Errores en la denominación de las cosas, y así quedan históricamente.

Backdrop East—“Tomkawa Nomad in the Swimming Pool” Photography: luisjimenezridruejo.com

Backdrop East—“Tomkawa Nomad in the Swimming Pool” Photography: luisjimenezridruejo.com

El virus chino, cada uno lo llama como le da la gana, o como le interesa. La historia la escriben los vencedores, o los poderosos, o como ahora: los presidentes estultos e incultos. Y así nos ‘pinta’…Inglaterra usando a La Armada “Invencible”(he leído llamar asi, en Londres, al coronavirus) para un roto y un descosido, a lo largo de los siglos, desde aquel pasaje por las tormentas del Canal de La Mancha. El Duque de Medina Sidonia, jefe de la expedición, la nombra siempre en sus cartas y papeles: La Grande y Felicísima Armada. Era uno de los hombres más ricos del mundo, en aquel momento; y para nada el “perdedor” que pintan las historias. Ningún pasado naval, pero si un gran organizador. En el siglo XX, la heredera del Ducado supo de confinamientos políticos, al declararse Socialista del PSOE. España, que cosas!  Si no hubiera sido por las tormentas, otro gallo le hubiese cantado a La Pérfida Albión. Mala suerte. Lo de la Armada ‘Invencible’ es cosa de los ingleses. Y lo peor no es que se lo crean ellos, es que te lo hacen creer a ti, por repetición contínua. Al igual que los americanos lo hacen, usando la “maquinaria” de Hollywood. La Historia la escriben sus guionistas y su “Academia” premia con estatuillas de “Oscar”, ese personaje-trofeo controvertido, a las películas que les alaban o glorifican. (Véase: “Volver a empezar” de José Luis Garci).  

En los Estados Unidos de Norteamérica aprendieron la lección inglesa rápidamente y hasta mejoraron el modelo. Por ejemplo: nuestra Guerra de Cuba; los “libros” americanos la llaman: The Spanish American War y la tildan de ‘gran victoria’ americana, todo ello sobre un par de batallones policiales regulares, 72 soldados como todo destacamento de ejército presente en Cuba. Solo el acorazado Maine, fondeado en el puerto de La Habana, tenía una tripulación de 264 hombres. En dicha ‘guerra’, Washington ‘inauguró’ el modus operandi que ha seguido usando luego sistemáticamente: se autoinflingieron el hundimiento del Maine, como excusa para declarar la guerra a España. Modernamente admiten: la explosión que hundió el acorazado no fue una mina española, (fake news!), sino un pañol de municiones deflagrado por una combustión espontánea de carbón en las sentinas. El grito de guerra de la prensa americana de la época, fue: “Remember the Maine! To Hell with Spain! (para la rima, léase en inglés, con acento americano) “Recuerden el Maine! Al infierno con España! Aquella “guerra” fueron dos meses, el tiempo de preparar el Tratado de París, con la anexión de Guam y Puerto Rico y la compra de las Filipinas, por 20 millones de dólares de entonces. ¡Ah! Y ahí se fue la Compañía de Tabacos de Filipinas!

Backdrop Southwest—“Maraña Confín” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Backdrop Southwest—“Maraña Confín” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

El Tratado de Paris exigió muchas partidas, la guerra con el Tío Sam duró poco, pero el daño estaba hecho. Se perdieron muchas cosas y solo se ganó una expresión, que quedó para siempre en el acervo español: “Más se perdió en la guerra de Cuba”. Acabó con el significado de una pérdida relativa, cualquier pérdida, incluso de libertad. Cuba, Partagás, ’ganó’ la corona de la industria de los cigarros y la Dependencia de los USA. Los millonarios americanos pudieron magnificar los casinos y los burdeles cubanos… y en esto llegó Fidel—pero esa ya es otra historia—su “confinamiento” duraría décadas, tantas como las de vida de este espectador.

(El confinamiento actual, por Covid19, año 2020 y con las elecciones USA pendientes de un hilo, parece que continuará…)

Luisma, confinado en S. Ranch, Texas              2 de Mayo del 2020

Preguntas/Questions?   Contact