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Ecos de Umberto

(Pensamientos ‘a esgalla’, o ‘a esgaya’, a saber…)

“…y sin embargo son en blanco o en gris, el terror puede ser gris…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…y sin embargo son en blanco o en gris, el terror puede ser gris…”
(Photography: luisjimenezridruejo.com)

Un pensamiento, una imagen. A veces una palabra también lo es, todo depende de su significado, o de su sensación, si el significado no lo tienes claro. Esgalla, o esgaya, no sabría con cual quedarme. Necesitaría la autoridad de Umberto, o la de mi intuición. Es una de esas palabras que vienen montadas en la cresta de alguna de esas olas figuradas de los sueños. Viene del Latín, ya me gustaría que todo fuera tan simple. En las horas que deberían ser de sueño reparador y sin embargo son en blanco o en gris, el terror puede ser gris; con pensamientos ‘a esgalla’, o ‘en abundancia’ (esta parece ser la mejor explicación de la palabra, eso si no es la única).

Me retrotrae a la primera vez que la escuché, hace sesenta años, estando de caza con mi padre: “vamos a ponernos aquí, que por la esquina de ese matón entran perdices ‘a esgalla’ y cuando nos ven ya es tarde”. Doce cayeron en el pin-pan-pun de un par de minutos. Y con la emoción cinegética; ahí se me quedó la palabra, prendida para los restos y me gusta que venga de vez en cuando surfeando de entre las sombras del pasado y del recuerdo. Parece ser palabra en lengua asturiana, o por lo menos norteña. A saber porqué mi padre la usaba, siendo tan castellano, él. Uno, de niño, le pregunta a su padre que quiere decir una palabra, pero no como se escribe.

Sentado, sin apoyo de la espalda, en la cama. A punto de decidir el lance, pie a tierra o volverme a dormir, si se puede. Mientras tanto chorreada de pensamientos, a esgalla, ‘mirando a los ababoles’, con la cabeza en Batuecas, o en Gredos. Repica el campanario del teléfono durmiente de S.( léase, Ese Punto). Maitines en Maypearl (Texas), la obscuridad total antes de llegar el día. Si usas las tinieblas, la noche, no puedes gozar, o malamente, de las primeras luces, esas que corren las sombras a las espaldas de la casa. La luz tangencial provoca a la cámara fotográfica. Otro mundo del Otro Mundo se despliega. Por eso, muy de vez en cuando, me gusta estar en pie al amanecer, aunque luego me vuelva a acostar la ‘siesta mañanera’ de los monjes.

 “Maitines en Maypearl (Texas), la obscuridad total antes de llegar el día…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)


“Maitines en Maypearl (Texas), la obscuridad total antes de llegar el día…”
(Photography: luisjimenezridruejo.com)

Monjes. Por ahí resbalan los sueños esta mañana, como los truenos de la tormenta. Umberto Eco, reciente todavía, me sobrevuela como un pájaro, o como un murciélago de ese “Jardín de las Delicias”, última imagen antes de despertar. Cierro los ojos y me ataca la meditación, aquella en silencio, que aprovecho para descabezar un sueñito, o un tiempo más largo si es posible. Esos momentos en los que los sueños que se producen conforman los sueños que se recuerdan. Todo ello a pesar de que el gallo del vecino, al otro lado de la carretera, tienda a confundirme con sus cacareos a horas intempestivas. Nunca me levanto con el gallo, ni me acuesto con las gallinas. Misterio irresoluto de mi vida.

Tengo que encontrar más de estos pensamientos y dichos hispánicos o italianizantes en mis viejos papeles amarillentos, ya antes de empezar la refriega, cuando como ahora lo apuntaba todo pero por diferente razón. Entonces tenía memoria, fresca, lúcida, capaz hasta de lo microscópico. Ya no, tengo más lagunas que las de Ruidera (eso si no han desaparecido del todo) y a menudo por minutos se me borran cosas que no deberían. La sensación es lamentable, es como si metiera el cerebro en agua y lo sacase pingando y aparentemente limpio y hermético. Un desastre como tantos otros en estos capítulos de mi vida y aunque me repitan hasta la saciedad que es ley de ella, en realidad es el celebérrimo consuelo de tontos, al que ya nos vamos apuntando al vencer la séptima década.

Luisma en su mini-estudio noches de musica y fotografía. Photography: S. Por luisjimenezridruejo.com

Luisma en su mini-estudio noches de musica y fotografía. Photography: S. Por luisjimenezridruejo.com

Inquiriendo a la imagen del otro lado del espejo. Seguimos aprendiendo? De lo ‘divino’ y de lo humano. Porqué quieres saber?  “Porque aprender no consiste solo en saber que debemos o que podemos hacer, sino también en saber que podríamos hacer y quizás no deberíamos.” William de Baskerville (“El Nombre de la Rosa”).

Con la muerte de Umberto Eco, los cuadernos amarillos florecieron de apuntes marginales y de sus comentarios sobre arte, sobre Internet. “Mientras estás pintando estas pensando en el que ve tu obra y en como la ve. Después de un brochazo o una pincelada, el pintor da dos o tres pasos hacia atrás y estudia el efecto: mira el cuadro, así es, de la forma que el espectador lo admiraría, con la luz adecuada, cuando está colgado en la pared. Cuando una obra está terminada, se establece un diálogo entre la pintura y los espectadores (el autor esta excluido)”.

“…La luz tangencial provoca a la cámara fotográfica. Otro mundo del Otro Mundo se despliega…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“…La luz tangencial provoca a la cámara fotográfica. Otro mundo del Otro Mundo se despliega…” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

En cuanto a las “redes sociales”(que horterada!) me hago eco de Eco (esta vez la horterada es mía), comulgo con la misma mala hostia que él. No te confundas, yo empecé muy pronto con el Internet, antes de que estuviera en España y bajo las banderas del Yahoo, lo ví venir todo muy rápido. Decía Eco: “Las redes sociales le dan derecho de palabra a legiones de imbéciles que antes hablaban solo en el bar, después de un vaso de vino, sin dañar a la colectividad. Enseguida (a estos) los callaban, mientras que ahora tienen el mismo derecho de palabra que un Premio Nobel. Es una invasión de imbéciles. El drama de Internet es que se ha promovido el tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad.”

Sigo surfeando por los márgenes de los cuadernos amarillos, excelente deporte, sin mirar a los nogales de mi entorno que se mueven con un viento mañanero por soleares (cosas de las tormentas) y de los que caen pécanos y pensamientos a esgalla que se instalan en dichos márgenes y que aún sin firma pertenecen a Umberto Eco o a su recuerdo, ahora que ya no está. Este deslavazado ‘post’ es un homenaje, a uña de caballo. Habrá más porque la admiración era grande.

“Nada da a un hombre miedoso más coraje que el miedo de otro.” – Umberto Eco

(o quizás fuera Confucio, o el papelito de un Fortune Cookie, a saber…)

Luisma, Maypearl (TX)      30 de Noviembre del 2024

(Originally posted 28 de Mayo del 2016)

 

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LA CONNIVENCIA

“Cabezas” de Antonio Lopez y la de S. Foto: luisjimenezridruejo.com

“Cabezas” de Antonio Lopez y la de S. Foto: luisjimenezridruejo.com

La connivencia no es solo cosa de dos, o más, también puede ser propia, individual, reflexiva. Todo consiste en que mis neuronas se confabulen unas con otras; eso si, sin salirse de madre, caer por la pendiente y arrastrarse por el talud, como un tren descarrilado. Disimulos, transgresiones, descuidos, errores de o sin bulto, a los que uno mismo les cuelga el marchamo de la liviandad y la ignorancia menos culpable. Las neuronas, como las palabras, trabajan para ti—salvo error u omisión—casi siempre.

De madrugada, para variar, estoy mirando esperanzado esa luz que empieza a cernirse empujada por la mirada que va una y otra vez desde el sentajo, incomodo asiento (lo es, con el propósito de hacerme evitar el exceso de contemplación) a siete metros, más o menos, del lienzo ya con mancha y que me pide acercarme, tocarlo, e inmediatamente me rechaza a la posición original. El cuadro solo tiene unas pocas sesiones y ya empieza a reclamarme, a minar mi resistencia y hacerme buscar excusas para obligarme a justificar mi necedad y mi lentitud. Pero desde el tajo la miro. Mirar esa luz esperando a la de la memoria…

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #4, pintura, acrílico sobre lienzo, 2015.

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #4, pintura, acrílico sobre lienzo, 2015.

Cuando la luz atraviesa campos opalescentes, cuando tropieza con obstáculos que no pretenden serlo, cuando se mezcla con todos los rincones del aire y, entonces, puede detenerse donde le cuadra. Cuando absorbe o se esconde en todas las motas flotantes, dándoles cuerpo y sentido. Velázquez y Newton lo definieron antes que nadie: corpúsculos de luz. Materia luminosa esperando que el ojo resbale de una a otra belleza insinuadas, hasta otro brillo y antes de que la luz se aleje—ya nunca puede perderse—al encuentro con el pasado. Cuando aquel aire, ya quizá de un diferente color, vuelve después de haber rozado y construido nuevos campos de luz, nuevas situaciones reveladas, cien mil puntos que antes no estaban, o estaban siendo, allá a lo lejos, en connivencia con la luz de la memoria. Ah! Esos lejanos contubernios donde viven las ideas.

Cuando todas esas dimensiones, atravesadas y acariciadas, vuelven al plano que palpo y froto con mis manos, quizá para sentir el correr por los nervios de algo etéreo que solo veo, o que solo imagino. Entonces es cuando aparece la pintura o su trasunto reflejado que es la fotografía. Y sí, en algún punto de este viaje se ha quedado prendida, asida, colgante, la música; esa que nadie, sino yo, será capaz de saber donde está en el cuadro. Mi música—no la de los demás—pues cada uno pondrá la suya, donde discurra su imagen, donde esté su idea. Pero no debo cavilar en que pensaran los otros. Yo sigo hundiendo los dedos y los ojos en cada rincón que en el lienzo se aprisiona e intentando saber como y porqué se esta produciendo todo aquello; dominar, aunque sea imposible tarea, hacia donde va el maldito baile de mis neuronas. Y todo por esperar a la memoria, que es la gran dictadora y la verdadera dueña del cuadro. La pintura es mirar luz y esperar a la memoria.

“…en algún punto de este viaje se ha quedado prendida, asida, colgante, la música…” Foto: luisjimenezridruejo.com

“…en algún punto de este viaje se ha quedado prendida, asida, colgante, la música…” Foto: luisjimenezridruejo.com

Epílogo, que más debería haber sido un preámbulo o un circunloquio o digresión y que solo viene a cuento del espectáculo que “estamos” dando en el concierto de las naciones.

Connivencia: disimulo o tolerancia ante las faltas, transgresiones e incluso delitos de otros, especialmente de un superior que tendría poder y autoridad para frenarlos. Viene del latín: ‘conniventia’, se deriva del verbo ‘connivere’ que propiamente y en origen quiere decir: “cerrarse los ojos”, dormirse, descuidarse, “hacer la vista gorda”, estar de acuerdo disimuladamente. Perfecta definición de lo que ocurre en esa especie de ‘patio de monipodio’, la piel de toro, donde se juntan Rinconetes y Cortadillos a sacar tajada del arte, de la política, de la religión, y de todo aquello en lo que haya un euro que afeitar…todos ordeñando a la pobre y escurrida cabra, en connivencia con popes, alcaides, prestamistas, chamanes con tal arte que…bueno, ya está bien!

Termino antes de que descarrile del todo. Yo solo quería escribir sobre la luz en el cuadro y la mente se me fue, como tantas veces, al otro lado del ‘estanque’. Surgió la palabreja: connivencia, y aquellos polvos trajeron estos lodos.

Luisma, Maypearl (TX) 30 de Noviembre del 2014. Reeditada 28 de Octubre del 2024

Polvo Sudor y Hierro…El Cid cabalga

“…ni a la sombra se puede estar, estas sombras ahogan.” Abstracto fotográfico: luisjimenezridruejo.com

“…ni a la sombra se puede estar, estas sombras ahogan.” Abstracto fotográfico: luisjimenezridruejo.com

Estaba en otro mundo hasta que decidí volver a Texas, que se había quedado encapsulada en mi recuerdo. Texas para lo más bueno y para lo menos. Casi trece años después, el sur me llamó otra vez. Llevo casi dos años de vuelta en la pradera tejana, en esos días de canícula repetida hasta la saciedad, la plenitud, Lorenzos y Catalinas, como en la vieja canción. Soles justicieros que ‘ríete tú de la estepa castellana’, y noches de lunas azules—mágicas—, y rojas—sangrientas—como en Castilla la Vieja; puestas a la par no sé con cual no me quedaría, quizás aquí las sombras son más calientes, tanto que ni a la sombra se puede estar, estas sombras ahogan. Tremendo mundo nuevo.

Hace veintitantos años, cuando llegué por aquí, entonces más al sur, casi en el golfo de México, era la misma tortura pero con más humedad. En cualquier caso, ambas zonas con sus aires acondicionados imprescindibles, con sus sequedades y su deshidratación, la casi obligada ingestión contínua de líquidos y sus olores que alguna vez definí como: a mezcla de aceite de coche y galletas dulces, todo ello muy poco acusado. Ya lo he dicho muchas veces: Texas no huele a nada (excepto cuando algo se quema), la pradera no huele a nada (excepto cuando un coche revienta una mofeta); el interior de las casas, de pura asepsia, no huele a nada (excepto cuando se quema algo en la cocina). Esta pradera que se convierte en un secarral de todos los demonios cuando falla algún período de lluvias y la tierra aparece por debajo de la hierba seca y en dos días se agrieta tanto, que se le puede meter la mano y el brazo y no llegar a un fondo. Tremebundo.

“Texas no huele a nada (excepto cuando algo se quema)…” Fotografía: luisjimenezridruejo.com

“Texas no huele a nada (excepto cuando algo se quema)…” Fotografía: luisjimenezridruejo.com

Tampoco se puede llegar al fondo, o atravesar, cualquier matón de bosque; intentarlo incluso deriva siempre en el enfado consigo mismo por impotencia manifiesta. Árboles, raíces, ramas, ramajos, redes de matorrales espinosos que te atrapan, es una lucha perdida. Dentro de lo tupido, ni paso al frente, ni de retirada, los desgarros en la ropa o en la piel son inevitables. Miles de telas de araña, enormes, algunas pueden resistir el peso de un hombre. Agujeros, desmontes y roturas de un terreno propiedad de los animales que lo pueblan, voladores y corredores de todo tipo, y eso sin mentar insectos, todos los mosquitos del mundo que te hablan zumbando en los oídos y que, si te descuidas, te chupan la sangre en un segundo, o un tercero. Serpientes, unas venenosas y otras no—quién las distingue—que te obligan a calzar botas, cuanto más altas, mejor. Los animales más vistos y vistosos de estas praderas y sus zonas boscosas: ciervos, corzos, jabalíes, pavos salvajes, zorros, coyotes, y allá en lo alto, las águilas, incluida la ‘calva’ del escudo nacional.

Landscape at the lake. Fotografía: luisjimenezridruejo.com

Landscape at the lake. Fotografía: luisjimenezridruejo.com

En fin, la pradera, tan sencilla y accesible que parece que no compromete a nada y “reality bites”( literalmente: la realidad muerde) es un mundo increíble, otro mundo dentro del nuevo mundo. A veces pienso en los pobres y nunca bien ponderados ‘conquistadores’, con o sin sus armaduras, atravesando estas tierras largas y difíciles, muriendo de calores, sin agua durante millas y millas, sin bebidas frescas ni helados, sin cervezas burbujeantes, sin aire acondicionado…una muerte lenta por sequedad extrema, falta de alimento e imposible descanso, gracias a los animales de todos los tamaños y con todas sus ‘gracias’.

“…Increíble, otro mundo dentro del nuevo mundo.” Fotografía: luisjimenezridruejo.com

“…Increíble, otro mundo dentro del nuevo mundo.” Fotografía: luisjimenezridruejo.com

Por todo esto, los de ‘a caballo’, los de las películas, aquellos de las cantimploras eternas y los sudores de glicerina, siempre galopan a pradera abierta, igual que los ‘cowboys’ de ahora, a pesar de los soles, y nunca se les ve atravesar estos boscajes terribles. Ante estas marañas, los caballos rehúsan y se espantan como si estuvieran ante un obstáculo de altas barras. Incluso hasta en los cultivos; ayer entré en un campo de maíz, ya alto y seco, era mediodía e iba con la intención de hacer unas fotos. En menos de un minuto el calor era inaguantable, la batería de la cámara se negó a funcionar, empecé a sudar a chorros y tuve que salir ‘por piernas’ y medio mareado.

“Conquistador” Fotografía: luisjimenezridruejo.com

“Conquistador” Fotografía: luisjimenezridruejo.com

Definitivamente, la pradera es otro mundo, el nuevo mundo que hace siglos otros quisieron conquistar, sigue siendo ‘nuevo’ y sorprendente. Y muchas veces inconquistable. Aún así, me gusta, me siento bien en ella, a pesar de todos los pesares y tendría que ‘lucharla’ y disputarla con mi Castilla, la Vieja. Cada una a su tiempo. Con siesta o sin siesta, águilas calvas o cigüeñas, son una misma cosa. Solo una cuestión de tiempo…

Recuerdo de otro día, otro tiempo, por estas mismas calendas. Ya hace innumerables años. Ha pasado, hame (¡?) acontecido, aventuras que ya son hito y mojón de América, mi aventura americana, ya solo me faltaría haber andado por encima de las aguas, como Xto. Porque advertencia de ello me la hicieron: “no seas bruto y vete por la pesquera!” Y así lo he ido haciendo sin congelarme, más arriba de la mitad del Canadá y hervir más abajo de las corrientes de Rio Grande. Treinta y cuatro años!! Que malito estoy, y que poquito me quejo…! Por entonces empecé a escribir un blog que hoy, también es recuerdo, se titulaba: “dustsweatiron.net” y ha devenido a ser este blog, el mío personal, incluido en mi Website: luisjimenezridruejo.com desde donde manejo mi pintura, mi fotografía, dibujo, grabado y obra gráfica, a más de escritura e ilustración, videos y toda clase de imágenes, que se puedan imaginar.

 

Luisma, Maypearl (TX)   18 de Agosto del 2015. Reedición: Septiembre del 2024

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Olimpiadas y Kikirimiaus

Pareciera que en 16 años (2008-2024) las cosas del mundo y las opiniones nuestras sobre ellas y lo que acontece hubiera debido cambiar de manera más drástica. Pues va a ser que no…y las cosas del Imperio no se ven tan claras como nuestras políticas medio hundidas…A este paso vamos (espero que yo no vaya también…) a perder la capacidad de enfocar mis cámaras, y no solo las fotografías. Como diría mi archiperre ciego del Lazarillo: “Veremos.”

En Noviembre: será gallo, gato o kikirimiau (Buttigieg)?

Olympic Rings, Basquiat y Warhol, 1984.

Olympic Rings, Basquiat y Warhol, 1984.

Decía yo ayer, en un post del 2008, en mi viejo blog: dustsweatiron.net lo siguiente que parece no haber cambiado en nuestras realidades ulteriores:

(Estabamos entrando en el estudio, no recuerdo con quién…quizás, algún fotógrafo visitante)

—Por fin se acabaron los juegos olímpicos. Ya iba siendo hora, y habrá que echar un cuarto a oros…a platas y a bronces. España ha tenido un buen éxito, en general, y esto lo digo desde aquí, desde los States, basado solo en la televisión y los periódicos americanos—.

Siempre me pasa lo mismo con las Olimpíadas, me gustan y las echo de menos, si no las veo. Eso es la primera semana, la segunda se cubren todas mis expectativas de presenciar deportes inusuales y la tercera semana casi ya me sobra y veo las cosas por inercia. Y la verdad es que soy un forofo, tranquilo, de cualquier deporte en que participen o compitan españoles. Supongo que esa es una de las formas de mostrar una nacionalidad cuando vives en otro país. Aunque hay deportes que me gusta presenciar más que otros. Fundamentalmente el fútbol, tengo futbolitis aguda, como mandan los cánones del españolito de pro. Quizá porque sigo jugándolo, a mi edad que sería más de sillón-bol. Pero el vicio es mucho y todavía me arrastro por los campos, sean de hierba, cemento o moqueta. Ya no. Al volver de nuevo a Texas, jugué un par de veces y de repente un día cualquiera, a mis 72, las rodillas me dijeron: Ya no.

Desde los tiempos gloriosos de Seve Ballesteros y Olazábal he sido, y sigo siendo, seguidor televisivo del golf—ganaron cuatro Master T, entre los dos. Hasta “anteayer” con Sergio García y Jiménez. A nivel popular aquí la gente conoce solo a Seve y Sergio, el “Niño,” el original, que se va haciendo viejo, pero le siguen llamando “Niño”! Hubo también, un intento corto de otros, hasta que apareció Jon Rahm, el vasco via Arizona State University y hace ya tiempo que lo está ganando todo, “grandes,” Masters, aquí, allí, World #1…Y ahí sigue, ahora con la adhesión en los “links” de otro chaval español: Ballester, 21 anos y también ASU que, para celebrar su día, hace dos semanas, venció en el Abierto Amateur de Estados Unidos, cosa que solo Jack Niklaus y Tiger Woods consiguieron en su momento. Y yo, bueno… Intenté entrar al capote del golf y practicar ese deporte que se basa en la constancia. Lógicamente, ví pronto que no era lo mío y decidí dejarlo para cuando sea mayor (?!).

En las Olimpíadas chinas, el deporte en el que España ha destacado más ha sido en baloncesto, se ha ganado la apreciación del público americano. La gente, en general, vió los dos partidos de nuestros jugadores contra las estrellas de la NBA y me opinaban de la calidad de los españoles. Aunque conociéndoles, a los americanos, después de tantos años, sé perfectamente que en un par de semanas se olvidarán de sus nombres. Como se llama ese chico vuestro que juega para los Lakers?

Así debían volar los dioses olímpicos Foto: Jerome Brouillet,Taití.

Así debían volar los dioses olímpicos Foto: Jerome Brouillet,Taití.

Las retransmisiones televisivas me han permitido apreciar, más seguido y cercano, uno de los lugares que me gustaría conocer, en directo, antes de ir a los pastos eternos (como dicen los verdaderos americanos, los indios). La Gran Muralla, una cosa, así como Ávila, pero a lo bestia. El Gran Cañón del Colorado ya lo tengo en la colección, en compañía de la Jungfrau alpina. Realmente uno se da cuenta de lo poco que conocía sobre China, de su cultura y su historia. No digamos de su idioma, eso me suena a chino. En el partido final de baloncesto que jugábamos contra los USA, me sorprendió el griterío acompasado de los chinos, decían algo que no entendía pero que me sonaba bien, por alguna razón fonética inexplicable… Xï-bän-yá!!  Xï-bän-yá!! Tuve que hacer averiguaciones, S. estudió un poco de chino y me ayudó (hoy con el Internet “las ciencias adelantan que es una barbaridad”). Lo que cantaban era: Es-pa-ña!  Es-pa-ña!  Magnifico! Espero que los jugadores españoles, después de su aclimatación, supieran lo que aquello era y lo apreciasen en su justa medida. En resumen, el entretenimiento de este verano, un paréntesis relajante, y ahora…vuelta la burra al trigo, vienen las Convenciones Demócrata y Republicana, otra vez la política y con las elecciones a Gran César del Imperio, ahí, a la vuelta de la esquina. A ver qué pasa.

Luisma en su estudio, Septiembre 2023

Luisma en su estudio, Septiembre 2023 Maypearl,TX

Era el 26 de Julio pasado y a través de las puertas del estudio, mientras acarreaba un rollo de lienzo, me venían oleadas de música, fanfarrias de sabor olímpico, todo a través del YouTube. Alguien, algún mexicano, había dejado el computador enchufado al monitor grande de la fotografía y con las “fanfarrias de Williams” a todo trapo, como el velámen largado de un bergantín. Siempre me emociona el oírlas, salvo durante las mismísimas olimpiadas, tanto así como el roarr…! de los aviones que efectúan los pases de saludo de las fuerzas aéreas y la bandera de los Juegos. Es una cuestión de anillos. De colores. De luz, más luz, mucha más luz. Todas las luces de una ciudad. París.

Luisma. Pittsburgh Septiembre del 2008/ Reedición Maypearl 31 de Agosto del 2024

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La Quince !! ( Del Real Madrid…como siempre)

“ El Bernabeu. Foro de las Realidades” Dibujo. Tintas de bolígrafo de colores. (luisjimenezridruejo.com).

“ El Bernabeu. Foro de las Realidades” Dibujo. Tintas de bolígrafo; gelatinas de colores. (luisjimenezridruejo.com).

Este post es re-edición de uno — fecha 23 de Junio del 2015 — celebrando la consecución de la Catorce y repitiendo in eternum mi adscripción y devoción al Real Madrid Club de Futbol.

Late News… Como siempre…. Ayer, el Madrid consiguió con lo que parecía un equipo de circunstancias, la Quinceava Copa de Europa, llamada por los extranjeros: La Champions… Aunque, cualquier alineación que el entrenador del momento ponga, será el gran Real Madrid. Como siempre….

Hála Madrid!  Sí, ya sé que no es forma de empezar un ‘post’, y ya el viento de la pradera me trae señales de humo de los que se van a ‘dar de baja’ de leer este articulillo; justo por el título, o a partir de esta misma línea, por el dibujo alegórico, de corte abstracto en tintas de colores, en el que declaro, mis amores naturales y la adscripción eterna a mi equipo; hace ya la friolera de setenta y cuatro años—que yo recuerde—una eternidad que se remonta al Siglo de Oro (los Sesentas), a las Navas de Tolosa—primera vez que vestí de blanco en batalla—y al sitio de Numancia, digo yo… resiliencia y remontada así siguiendo hasta el amanecer de los tiempos. [De hecho, y si hacemos caso de la Biblia: el primer día de la Historia no salió el sol porque lo tapaban unas nubes blancas y un coro de barrocos angelitos gordezuelos, blancos y desnudos, arpas y trompetas, que entonaban el himno: “De las glorias deportivas…” Y el del: “Como no te voy a querer—Como no te voy a querer…! Que ha pasado a ser un cántico universal en todos los estadios, y tiene la categoría ya del: “You’ll Never Walk Alone” del Liverpool. The Kop y Fondo Sur, nunca lo cantan a domicilio, el uno del otro, por respeto. Todas las hinchadas lo cantan a su equipo local, (retocando los datos, claro) excepto una, fácil y grosera, la de arriba en el mapa, a la derecha. Envidia. Sin ir más lejos, ayer en un reportaje de la TV Siria miraba estupefacto como una banda militar de cornetas y tambores lo machacaba en directo. —“Come no ti voy a querrerr….” Desentonado y Perfecto.]

“Cibeles: La Diosa del Real Madrid.” Photocomp: luisjimenezridruejo.com

“Cibeles: La Diosa del Real Madrid.” Photocomp: luisjimenezridruejo.com

Cuatro añitos tenía yo la   primera vez que ví jugar al Madrid—en el NO-DO—y ocho la primera vez que fui al Bernabéu… y, ahí empezó todo. He ‘seguido’ y seguiré al Madrid toda mi vida, polako, merengue y vikingo cerrado, desde aquellas Cinco Copas de Europa, las que los estultos de siempre llaman ‘en blanco y negro’. En España, en Europa, en América, siempre de blanco, esto ya no tiene vuelta atrás, así es la cosa. Aquí estoy mirándolo todo desde la distancia, en millas y sobre todo en tiempo. Tengo en la cabeza una colección de estampas, podría parecer una de cromos deportivos. Si no fuera porque las estampas están archivadas en las alacenas de mi imaginación y recuerdo, y me cuesta solo un instante proyectarlas en el frente de mi cerebro; ahí es donde, con solo cerrar los ojos, pasan todas las imágenes viejas y nuevas, y se repiten todos los momentos selectivamente, es decir: solo los buenos. [En caso de necesidad acudo en peregrinación a la ‘ermita’ de San YouTube, que es santo de mucha devoción. Y, allí están los exvotos de las 15 copas y todos los demás trofeos, incluidas los millones de imágenes triunfales…]

Los momentos estelares de mi afición al Madrid son muchos y variados, al bote pronto (dominio de la pelota) mi primer partido en Chamartín, casualmente—u orquestado por mi padre, también madridista empedernido—en noche de Copa de Europa, lo de Champions es parla extranjera. El ruido de la gente al entrar por el vomitorio a la grada y la monstruosa asociación inevitable con el circo romano.  ¡Abajo con las pancartas y los ‘tifos’! Sale el Madrid al verde. Ese runrún de las conversaciones, cortadas de raíz por la expectación y el pitido inicial.

“Abajo con las pancartas y los ‘tifos’! Sale el Madrid al verde…” La foto es el día de la despedida de David Beckham. (luisjimenezridruejo.com)

“Abajo con las pancartas y los ‘tifos’! Sale el Madrid al verde…” La foto es el día de la despedida de David Beckham. (luisjimenezridruejo.com)

Noventa mil personas es mucha gente y aunque no estén gritando parece el pálpito de un seísmo. La masa es la masa, y se nota y suena hasta en silencio. Afuera del estadio, el perfume a pámpanos en las acacias de la Castellana. Ya dentro en los pasillos y escaleras, efluvios a cerveza escanciada y aceitunas aliñadas—eran otros tiempos— en las gradas los puros, el humo denso de las brevas y los farias bajando del anfiteatro a mezclarse con los montecristos de la tribuna baja. Nada hay como el ruido de la jugada bien hecha, el murmullo de la masa dos segundos antes del gol, la acústica del aplauso del Bernabéu— in crescendo— herencia de los coliseum  romanos y de tanto emperador de origen hispano. Nunca he sentido frio allí, la afición arropa mucho. Los jugadores así me lo han dicho también. Lo único que se hiela son los dedos de las manos, y el sentido cuando se falla una pelota clamorosa. La emoción de un buen partido dura toda la noche y el despertar vacío del jueves o el lunes siguientes. Cada semana más horas de futbol y de su culto…

Luisma colgando camisetas en el “tendedero de los sueños.” Obsérvese, a la derecha, la camiseta con el #30, celebrando el Campeonato Nacional de Liga; editada con +1, hace ocho años y búsquese nueva re-edición de este año (sería +6) en la siguiente foto final de este post. (luisjimenezridruejo.com).

Luisma colgando camisetas en el “tendedero de los sueños.” Obsérvese, a la derecha, la camiseta con el #30, celebrando el Campeonato Nacional de Liga; editada con +1, hace ocho años y búsquese nueva re-edición de este año (sería +6) en la siguiente foto final de este post. (luisjimenezridruejo.com).

Muchos años después, aún quedan en la moviola mental y ‘los internets maravillosos’ que todos llevamos dentro, o en el teléfono, ese presente que nos conecta con el pasado, cada camiseta representa su momento (Ah, la publicidad!)  jugadas y jugadores de todas las épocas: las fantasías de Di Stefano, el mejor; los cañonazos y el toque de Puskas; las carreras eternas de Gento; los regates de Amancio, las voleas de Oscar Mas; las emociones de Juanito; los ‘helados’ de Butragueño; aquel gol de Santillana, cualquiera, de cabeza, claro; las pinceladas del artista Guti (Curro Romero, en tauromaquia), a nadie he visto despedirse de su vida como jugador con una asistencia, taconazo de espaldas y sin mirar; Ronaldo, el gordito, el genio, aunque no fuera el mejor jugador, si fue el mejor delantero centro de la historia; Sus Excelencias: Raúl y Zidane y los balones por certificado aéreo de Beckam. Las paradas del Santo Casillas, al que echaremos de menos cuando ya no esté, los que vengan detrás necesitaran escapulario con reliquia. Los goles en cascada de Cristiano o como decíamos antiguamente: ‘a espuertas’…todos ellos y los que vengan detrás a hacer sonar la campana del estadio, cuantos más mejor.

Este ballet es siempre el mismo, después de una liga, todas las posibles y…a visitar a Cibeles. (luisjimenezridruejo.com)

Este ballet es siempre el mismo, después de una liga, todas las posibles y…a visitar a Cibeles. (luisjimenezridruejo.com)

Esto será señal de que duramos, veremos, o pensándolo bien, casi seguro que ‘después’ seguiremos en la brecha. Los dioses no pueden tener tan mala leche de ‘quitarnos’ el futbol en la eternidad, que podríamos hacer sin ello? Espero que a alguien ‘hecho polvo’—literalmente—como estará uno de aquí a un tiempo, le quede un alma—o lo que sea—que pueda andar vagando, nunca mejor dicho, de partido en partido, ‘como quien no quiere la cosa’…en resumen: un fantasma ‘blanco’, naturalmente. Salud y Hála Madrid!

… Con el Ferrari (walker), el Cadillac rojo y lanzando el 6 en rojo… de 36 Ligas! y el cartel que pongo, a la entrada del Rancho “S.”…como siempre, unos días antes de las finales… Y lo puse hace  unos dias y la dió! Vaya si la dió…!

… Con el Ferrari (walker), el Cadillac rojo y lanzando el 6 en rojo… de 36 Ligas! y el cartel que pongo, a la entrada del Rancho “S.”…como siempre, unos días antes de las finales… Y lo puse hace  unos dias y la dió! Vaya si la dió…!

 

Luisma, Maypearl (TX)    12 de Junio del 2024

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Una Noche de Ensueño (15 años después)

Luis Jimenez-Ridruejo, Uninhabited Garden #2 (“the lost painting”), acrylic on canvas, 22″ x 22″

Luis Jimenez-Ridruejo, Uninhabited Garden #2 (“the lost painting”), acrylic on canvas, 22″ x 22″

 

Por primera vez, en mucho tiempo, una noche con un sueño maravilloso, delicioso, fantástico…todos los adjetivos que se le pongan son pocos. Usualmente, la cosa no discurre así, mis sueños son difíciles o frustrantes o terroríficos o incluso simplemente inocuos. Esta vez me cayó el premio “gordo,” me tocó la lotería, me bajaron las nubes para poder subirme en ellas. Que bien!

 

Mini-estudio nocturno que combina ESPN, YouTube, dibujo, grabado…y otros múltiples cometidos artísticos en el universo digital.


Mini-estudio nocturno que combina ESPN, YouTube, dibujo, grabado…y otros múltiples cometidos artísticos en el universo digital. Photog: luisjimenezridruejo.com

 

Una noche de sueños de los de estrellitas, de borreguitos, de pastelerías, de los que te curan, mismo, la acidez de estómago. Hasta incluso, mientras estoy escribiendo esto, silbo una alegre cancioncilla intranscendente; sólo de la felicidad que me produce el recuerdo de esa noche, de ese sueño. La misma sensación que cuando jugaba un buen partido de fútbol, ahora que cada vez se me hace más complicado, que eso ocurra por la edad y por los crecientes detrimentos físicos. Imposible? Para el jugador con imaginación—léase: Guti, el galáctico de plata, los imposibles no existen ni en fútbol, ni en las noches de sueños especiales.

 

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #4, acrylic on canvas, 75" x 60" (detalle)

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #4, acrylic on canvas, 75″ x 60″ (detalle)

 

Bueno, vaya…nos vas a contar el sueño, sí o nó? Bien, pues la cosa va de arte, de mi arte. Soñé que estaba conforme con mi pintura y mi fotografía (lo que nunca ha sido así), que me gustaba lo hecho y que era bueno. Y que había pintado mucho, una exposición completa y que todo el mundo decía que era una buena pintura, una buena fotografía; tirios y troyanos, amigos y la “cofradía de la elegancia”, todos.

 

En el perol del mini-estudio es, seguramente, donde se cuece lo de la elegancia acusada por los críticos, “que tanto me quieren y me echan de menos.” Y yo seguía con mi noche de ensueño…

En el perol del mini-estudio es, seguramente, donde se cuece lo de la elegancia acusada por los críticos, “que tanto me quieren y me echan de menos.” Y yo seguía con mi noche de ensueño…

 

Aquí no me va a quedar más remedio que explicar lo de la cofradía de la elegancia, es decir la “critica especializada,” más o menos especializada, según se mire. Esos cuya mejor manera de definir laudatoriamente mi pintura, e incluso mi fotografía, ha sido siempre acusarlas de “elegancia,” lo que dicho sea de paso todavía no he podido comprender bien que quiere decir y en que se basa dicha definición.

 

Toda clase de ensueños son posibles en las noches del mini-estudio. El Wi-Fi que viene desde The Royal Albert Hall en Londres con música de 007 o Metallica, en concierto, tan solo a viente minutos de aquí atronando el Orion Amphitheater en Arlington, Texas…(YouTube sea loado).

Toda clase de ensueños son posibles en las noches del mini-estudio. El Wi-Fi que viene desde The Royal Albert Hall en Londres con música de 007 o Metallica, en concierto, tan solo a viente minutos de aquí atronando el Orion Amphitheater en Arlington, Texas…(YouTube sea loado).

 

Esta vez la palabra elegante no se veía por ningún lado, ni afloraba siquiera en las típicas lenguas de doble filo, los envidiosos…no envidiosos de mi (pobre!), los envidiosos por real decreto, los de siempre, que habitan cualquier país y cualquier hemisferio. Los que viven vidas únicamente de espectadores, esos que se dedican a mirar (en blanco y negro, desvaído) como los demás viven sus vidas, en vez de vivir las suyas propias, en colores a tutiplén.

En pocas palabras, fue una noche, un sueño de plenitud, un sueño que era un sueño. Ni siquiera cuando me desperté la sensación fue mala o infeliz por el término de dicha felicidad. El solo recuerdo del sueño era una felicidad en si misma. Firmaría, ahora mismo, tener más sueños como el del otro día, o la otra noche, o tenerlos a menudo, más a menudo. Esta vida, con sus más y sus menos, necesita estas pequeñas inyecciones de optimismo, aunque sean imaginarias.

Luisma, 27 Mayo del 2024

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Otro museo americano

S. (Ese punto) de incógnito, junto a la “cabeza” de Jaume Plensa, en Dallas Meadows Museum of Art. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

S. (Ese punto) de incógnito, junto a la “cabeza” de Jaume Plensa, en Dallas Meadows Museum of Art. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

La galería de arte es la hostelería de la pintura, la escultura y las artes gráficas. Ahí viven los cuadros, provisionalmente, desde que salen del estudio del artista hasta que encuentran acomodo en las casas de los coleccionistas, inversores o compradores privados. Hoy, el “negocio” del arte ha cambiado y ya corre la venta de arte por Internet, lo que ha puesto en delicada situación a muchos galeristas que hasta final del siglo pasado se mantenían bastante bien con sus ventas. El pintor de cuadros ya no es pintor de “cuadra”, los “equipos” de artistas “exclusivos” de galerías, incluso las especializadas, ya no encuentran el dinero galerista suficiente (hay galerías que retienen ya más de un 70% del precio marcado al público) para cubrir los gastos, o para mantener una carrera, o la vida pública que se le supone a un artista de éxito entre el “gran público”.

“El Prado en la pradera” Meadows Art Museum, Dallas (Texas). Interesante propuesta escultórica al aire libre… No está muy claro si es banco de parque público, o es el techado de un “carpot” de aparcamiento…Titulo: “Waves” (“Olas”) de Santiago Calatrava.

“El Prado en la pradera” Meadows Art Museum, Dallas (Texas). Interesante propuesta escultórica al aire libre… No está muy claro si es banco de parque público, o es el techado de un “carpot” de aparcamiento…Titulo: “Waves” (“Olas”) de Santiago Calatrava.

El otro destino final de la pintura es el panteón de los cuadros ilustres, el más o menos “pequeño museo” ciudadano y, eventualmente, el Olimpo de los grandes, el gran museo nacional con sus grandes colecciones, en las (grandes) capitales. Allí es donde duermen “el sueño de los justos” y están expuestos eternamente a los dimes y diretes de ese dudoso “gran público”, la Armada turística. Tambien expuestos, ocasionalmente, a los embates de los mastuerzos de la crítica, astifinos y berrendos en negro, monstruos como salidos de un particular “Game of Thrones”, que con el teclado en el puño se producen al respecto, y a su aire, con mezcla de envidia e impotencia. No se puede llegar—si es que hay que llegar a algún sitio—con la pintura y el arte, ni más cerca, ni más lejos. Se advierte, claramente, y no es cosa nueva en mí, que no doy un bledo por la opinión, salvo honrosas excepciones, de los clásicamente llamados: críticos de arte, y sus elegancias. Como no tienen otra cosa que decir han acusado, desde siempre, a mi pintura de “elegante…” simplemente, a saber cómo y porqué?  De fotografía, ni siquiera pretenden entender, se retorcerían como diablo con escapulario.

“Siempre me ha gustado ‘pasarlo bien’ en los museos.” Meadows Museum, Dallas (Texas). (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Siempre me ha gustado ‘pasarlo bien’ en los museos.” Meadows Museum, Dallas (Texas). (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Sin embargo, no todo son los grandes museos. Tambien están, y son legión, esos otros “pequeños” museos, en las capitales de los estados, cincuenta son la Unión, lo que realmente da para mucho museo. Más las grandes ciudades que no son capitales de estado, pero mantienen famosos museos y extraordinarias colecciones. Chicago, Houston, Los Angeles, S. Francisco… Y otras ciudades no tan grandes, sostienen colecciones que usan como atractivo ciudadano, buscando cubrir nuevos desarrollos. Fundamentados gracias a las pinturas “heredadas” de magnates de la economía y los negocios, prontos a negociar con las Administraciones, municipales o federales, unas fundaciones que cubren los increíbles impuestos que si no tendrían que pagar. Estos “otros” museos, algunos deliciosos, son generalmente pequeñas colecciones de arte, con un denominador común: una o dos pinturas por artista célebre, de relativa calidad (escasean, y cuesta mucho adquirir obras maestras de determinados artistas punteros.) The Meadows cuenta con cuatro cuadros de Sorolla.

“Playa de Portici” Oleo de Mariano Fortuny. Colección Meadows Art Museum, Dallas (Texas).

“Playa de Portici” Oleo de Mariano Fortuny. Colección Meadows Art Museum, Dallas (Texas).

El “relleno” de estos museos se produce con pinturas y obras de artistas de “segunda”, algunas magníficas y elevadas a la categoría de museables. Son objeto de regalos tasables por parte de grupos de ricos-hombres, también de segunda, listos a “frotar codos” con los de escala superior. El resultado son estos otros museos, más o menos bien dirigidos y dotados, que se visitan con agradabilidad y están sujetos a la posibilidad de encontrar, por casualidad, alguna obra realmente interesante. Este es el caso del Meadows Museum of Art en Dallas (Texas), un museo “grande, pero pequeño” y que muy al uso de la grandilocuencia tejana aquí se le llama: “El Prado en la pradera”, quizás por su colección de arte español, la más grande de USA y que no seré yo quien critique. Y sería fácil hacerlo, por ejemplo: hay un retablo gótico, dicen que de un monasterio aragonés, limpito, reluciente y con sus dorados rechamantes, y que más parece “nuevo” que restaurado, en fin…Relativamente “moderno”, el museo ocupa un enorme “caserón” clásico, neo-paladial, de cincuenta años de edad, completado en 2003 y cedido a SMU (Southern Methodist University) por el multimillonario Algur Meadows, con el dinero de su compañía petrolífera American Oil Company of Texas. Abrió sus puertas en 1965.

La familia de Mariano Fortuny. (Fotografia) España. Exposicion “Fortuny, Friends and followers” Meadows Museum, Dallas (Texas).

La familia de Mariano Fortuny. (Fotografia) España. Exposicion “Fortuny, Friends and followers” Meadows Museum, Dallas (Texas).

Actualmente, el Meadows está abierto al público, con su colección general y una exposición actual, dedicada al pre-impresionista español  Mariano Fortuny. La exposición está basada en un solo cuadro, el único que tiene del pintor la colección general del museo, más algunos dibujos de Fortuny en cartas dirigidas a su mecenas americano, que fue el que legó la pintura al museo. También se exponen dibujos en cartas, de amigos del pintor, que buscaban el mismo mecenazgo. Obtener algún dinero para “tirar” (tirar del carro de la vida), buscando pagarlo luego con obras pictóricas. No sé cuán pingües serían los beneficios de un triunfante Fortuny, el lienzo de este cuadro tiene dos piezas recosidas. ¿Quien sabe las realidades de la vida? Se exhibe, también, una gran fotografía mural del pintor y su familia, una estampa social de la época; dieciocho personas a tamaño natural, un montón de caracteres y un detalle sorprendente: en el ángulo inferior izquierdo hay un bebé, sostenido en brazos por una seguramente mucama, sentada en una silla y que alguien presenta dando la espalda al fotógrafo. Varios americanos han notado este hecho y me han cuestionado la razón, que a mí se me hace evidente.

Despertando de ‘otra’ siesta en un museo americano. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Despertando de ‘otra’ siesta en un museo americano. (Photography: luisjimenezridruejo.com)

Fortuny pinta a su familia, algo muy típico, en la playa de Portici, cerca de Nápoles (Italia). En el color, la luz, el buen dibujo, el niño desnudo agachado en el borde del agua, ya se puede advertir al mejor Sorolla en ciernes y un montón de Impresionismo asomando y hasta de naciente Abstracción, si se quiere. En suma, un buen cuadro de un pintor extraordinario. Para mí la visita es de corte obligada, las últimas sesiones de pintura en un cuadro grande y colorista (“Trigueros #1”) han teñido el estudio de imágenes de volanderos Sorollas y Fortunys, que han venido conmigo desde el Meadows. Para los americanos en general, pinturas con “dappled sunlight” (puntos o manchas de luz entre hojas y ramas) es sinónimo de Impresionismo. El Meadows Museum tiene buena pintura y justifica la visita. Como la justifica, también, una cabeza de redes metálicas del escultor catalán Jaume Plensa, que tiene el honor de presidir la entrada principal en el exterior del museo.

“Trigueros #1” (detalles). Acrílicos sobre lienzo. Fotografía de detalle con zoom 55-300mm. Cámara: Nikon D7100

“Trigueros #1” (detalles). Acrílicos sobre lienzo. Fotografía de detalle con zoom 55-300mm. Cámara: Nikon D7100

otro detalle de Trigueros #1

Así es uno más de estos “otros” museos que proliferan en el mapa americano. Entretenido como casi todos ellos, susceptibles de usarlos para “dormir” siestas inspiradoras (ver el post “Siestas en los museos”). Si no tienes una actitud crítica negativa, ante todo y cada cosa, (“Síndrome de Troll”) algo muy en boga en estos tiempos primeros de Internet. Lejos de mí, dicha actitud! Y es más. Como diría mi padre: ‘A mayores’…quiero aprovechar este post para proponer un nuevo deporte, de tipo cinegético: la caza y captura del Troll, y que vivan en los viejos castillos—que de esos tenemos unos cuantos— con cambio de dieta a: “mala leche” y de cerveza por “mala baba”… y cosas así. Vamos! A por ellos! Sí— se—puede!!                                       

 

Luisma, Maypearl, TX    20 de Mayo del 2019    Reeditado en Abril del 2024

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Siestas en el museo

“Silver Clouds” (Nubes de Plata). Instalación/Performance. Andy Warhol. Chesnot/Getty Images. De esta performance perdí la foto que hice (no era muy buena) así que tuve que pedir otra de la misma instalación en París, de la France, sí, de donde vienen los niños. Y aquí doy crédito al autor.

“Silver Clouds” (Nubes de Plata). Instalación/Performance. Andy Warhol. Chesnot/Getty Images. De esta performance perdí la foto que hice (no era muy buena) así que tuve que pedir otra de la misma instalación en París, de la France, sí, de donde vienen los niños. Y aquí doy crédito al autor.

Nunca he hecho secreto de mi afición a los museos. Toda clase de museos y principalmente los de arte. La pintura es el santo de mi devoción; la escultura siempre me ha interesado menos—la verdad, nunca he sabido porqué— mis únicas “esculturas” fueron en el colegio, pequeñas rendiciones de Giacometti, de aspecto fálico, talladas en tiza blanca de encerado; quizás fuera frustración personal con el tema. Este museo del que te hablo hoy es algo más que de pintura; lo que hizo Andy Warhol fue más que pintar, o grabar, o fotografiar, o las ciento y una actividades artísticas que acometió. Warhol fue un monstruo, uno de esos que nacen una vez cada muchos años, como Miguel Ángel, como Picasso; y digo esto a sabiendas de que alguno va a estar en desacuerdo conmigo. Tanto peor, que diría un francés.

“You don’t need a band to be a rock star.” Warhol museum, Pittsburgh (Foto: luisjimenezridruejo.com)

“You don’t need a band to be a rock star.” Warhol museum, Pittsburgh (Foto: luisjimenezridruejo.com)

Que si echo de menos Pittsburgh? Puede que si, o puede que no; algunas veces, pocas, quizás la última casa de mis años con S., allí en Pennsylvania. Aunque ahora, aquí, continuamos en Texas, en el rancho de Maypearl, la pradera. Nostalgia cero, ninguna, siempre mirando hacia adelante, pero lo vivido como lo escrito, escrito está. Pensándolo bien, en este momento, si echo algo de menos: el museo de Andy, que es como de la familia, un primo americano. Así que vuelvo a colgar este post en honor a su memoria. 

Son artistas de los que hacen época, de los que marcan la diferencia y el arte por si mismos. El concepto por encima de la técnica y del oficio, y si todo viene conjunto, mejor que mejor. El paquete completo, que diría un americano. Llevo más de una década en buena relación con este museo, lo visito cada vez que hay una exposición temporal interesante y, fundamentalmente, lo que hago es ir a dormir siestas en alguna de sus salas.

Mi propia visión antes de la siesta… (Foto: luisjimenezridruejo.com)

Mi propia visión antes de la siesta… (Foto: luisjimenezridruejo.com)

Todo empezó, años ha, con una gran siesta en la sala en que se exhibía una instalación, o performance, del propio Warhol. En ella se presentaban unas docenas de algo que parecían globos de un material usado en los vuelos espaciales, en los forrados de los módulos de alunizaje. Globos que en forma de nubes y/o almohadas, rellenas de helio, flotaban en el aire y se movían por toda la sala a impulso de las caricias, y los besos del respetable (público); visitantes de amplio cuño y al parecer dispuestos a aceptar cualquier pieza que se les lanzase al foso: Coca-Cola, sopas Campbell’s, Marilyn Monroe, nubes de plata flotantes… Semireclinado en una cheslón de cubos de gomaespuma, fue una siesta memorable y el descubrimiento de que nadie te molestaba por dormir allí. Museo libre y así lo ha sido durante años. Hace poco volví a darme otra gran siesta, en un banco lateral de una sala en la que se exponían cien cascos-cabezas de Darth Vader, cada una realizada por un artista diferente. Estos tipos de performances llevaban varios años en boga y aunque discutibles en su mayoría, algunas dieron origen a propuestas muy interesantes.

…Y esta después de la Warholiana siesta (Foto: luisjimenezridruejo.com)

…Y esta después de la Warholiana siesta (Foto: luisjimenezridruejo.com)

Este museo de Pittsburgh, siete pisos dedicados enteramente a Warhol. Es, seguramente, el más grande del mundo para un solo artista. Verdadera amplitud, una auténtica “factoría.” Situado, muy lógicamente, en pleno centro de negocios de la ciudad; guarda y exhibe una gran colección del autor y unos cuantos cientos de cajas—quizás sean muchas más que eso— datadas, numeradas y perfectamente clasificadas. Contienen papeles, recuerdos, propuestas, dibujos previos comentados, películas a medio rodar, bibelots, fotos personales, proyectos escritos, ideas y todo lo que tenía en sus bolsillos cada día. Y así, caja por caja, durante años, toda clase de detalles personales de su vida, incluido correspondencia con otros artistas y gente famosa. Podríamos llamarlo: la ”Cajacoteca” Hoy día, un verdadero tesoro para sus estudiosos y un auténtico catálogo y compendio de sus actividades, del devenir de su tiempo y circunstancias, y sus relaciones con personajes de todo tipo y de todo calado.

En una de las cajas, en cierta ocasión, “descubrí” un boceto de uno de sus más famosos diseños para publicidad, dibujado en un ticket de aparcamiento. Al informar del hallazgo, el museo me comunicó que en el cuaderno de dicho día, quedaba inscrito mi nombre, datos, y los comentarios sobre mi actividad. Tesoros así hay pocos en el mundo del arte. El museo exhibe el contenido de estas cajas, regularmente y una por una, ofreciendo un fantástico panorama de la vida pasada, según Warhol. El las llamaba Capsulas del Tiempo (exactamente: Time Capsules) y tal concepto ha sido siempre enormemente atractivo. A.W. vivió una vida trepidante, incluido un final violento. Tiroteado por una de sus asistentes, nunca se recuperó del todo y murió de las complicaciones de una cirugía menor.

Nubes diseminándose con la luz tardia del estudio “…no son de plata. Son de cobre.” (Foto: luisjimenezridruejo.com)

Nubes diseminándose con la luz tardia del estudio “…no son de plata. Son de cobre.”(Foto:luisjimenezridruejo.com)

Hace años que no he vuelto a “Pitt,” ahora las únicas nubes que entran en mi estudio son muy cinematográficas, son nubes de tormenta y no son de plata. Son de cobre. Distancia y categoría con Andy Warhol, por supuesto. De vez en cuando fotografío nubes tejanas, sobre la pradera y me hago la ilusión de que son mías. Y es todo lo que necesito para atravesar los cristales de los doce ventanales y soñar con Andrómeda, Lacerta, y Metallica, por nombrar alguna de mis galaxias favoritas.

Vista del otro estudio, mini, solo para escribir, grabar música y cocinar fotografía. En la pantalla del monitor de imagen: Metallica, en la sala de conciertos Orion de Fort Worth(TX), a 20 minutos del estudio…(Foto: luisjimenezridruejo.com)

Vista del otro estudio, mini, solo para escribir, grabar música y cocinar fotografía. En la pantalla del monitor de imagen: Metallica, en la sala de conciertos Orion de Fort Worth(TX), a 20 minutos del estudio…(Foto: luisjimenezridruejo.com)

Ahora, en el Sur, léase: Texas, tengo otros museos más pequeños, pero impecables. Uno por cada ciudad grande. Dallas, Houston, Austin, Fort Worth…Perfectos asientos y perfecto aire acondicionado. Sueños artísticos y unas tardes deliciosas en edificios singulares y magníficos. Ojalá vivieran todavía los hermanos Marx! De ellos aprendí lo de dormir en los museos.

Luisma, 22 de Septiembre del 2009. Reeditado en 2017.  Aumentado y puesto al día en Marzo del 2024.

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El Coleccionista en Texas

“Caterva de atardeceres dorados sigilosos entrando en el living-sala de exposiciones, tras un amanecer glorioso en Pittsburgh, Mission St. Iniciando su día: Pepita, siempre elegante. (Photo:luisjimenezridruejo.com). Cámara: Canon A500

“Caterva de atardeceres dorados sigilosos entrando en el living-sala de exposiciones, tras un amanecer glorioso en Pittsburgh, Mission St. Iniciando su día: Pepita, trajeada y siempre elegante. (Photo:luisjimenezridruejo.com). Cámara: Canon A500

 

Te he dicho que soy coleccionista, lo que en general significaría que colecciono pintura, o joyas, o muñecas, o bolígrafos…que se yo! Cosas tradicionales, o típicas de colección. Pero, mi caso es totalmente diferente. Soy un iniciador de colecciones y algunas me duran más que otras, incluso las dejo y las tomo después de periodos aleatorios, que ellas pasan en el limbo de las colecciones, antes de acabar su vida, generalmente, por si mismas, por consunción. Llega entonces el momento de la exhibición, cualquier lugar o espacio de la casa o estudio, en principio es aceptable. Todo depende del número y cantidad de los items “museables” o almacenables y de su significado, claro está. Léase aquí: tamaño.

Desde hace años, y con tiempos en los que no me dedico a ello, colecciono “americana”, lo que en español diríamos: americanadas. Una colección bastante barata pues las americanadas, casi siempre, son cosas de no mucho precio. Una colección que incluye desde cajas de bombones, con forma de corazón y el retrato de Elvis Presley… hasta “slinkies” el muelle de colores que baja escaleras, con el desparpajo de un desnudo de Duchamp; pasando por el portalápices con la forma de la cabeza de Joe Camel, el camello de los cigarrillos y muchas otras cosas que generalmente son de plastiquillo y colores dudosos, como corresponde a semejante idea.

“…colecciono “americana”, lo que en español diríamos: americanadas.” P.ej: la famosa colección de retratos numerados de Don Benjamin Franklin (benjamines de a 100) pero no se me da bien, me duran poco y se “gastan” demasiado. (Foto: luisjimenezridruejo.com)

“…colecciono “americana”, lo que en español diríamos: americanadas.” P.ej: la famosa colección de retratos numerados de Don Benjamin Franklin (benjamines de a 100) pero no se me da bien, me duran poco y se “gastan” demasiado. (Foto: luisjimenezridruejo.com)

Y, seguía diciendo: Mi más reciente colección es todavía más barata, es gratuita, es una colección que titulo: “Atardeceres desde la ventana trapezoidal”. Una colección que dura ya unos cuantos años, los que llevo en esta casa de Pittsburgh, la de la calle Mission. En la que disfruto, literalmente, de una extraña ventana trapezoidal, que ya podría pertenecer a mi colección de americanadas por si sola y cuya rara forma y estilo contrasta con el resto de las ventanas de la casa. Esta ventana en cuestión está orientada, al sesgo, a poniente y por ella me llega la más increíble e impresionante caterva de atardeceres que haya podido disfrutar en mi vida.

Aquí debería hacer una excepción para recordar los atardeceres de la vega del Tormes frente a la catedral de Salamanca. Ah! las viejas piedras, tantas veces denigradas y tantas veces recordadas, cuando todo era tan grande y yo mucho más pequeño. Quizá otra excepción: dos atardeceres-joya a las afueras de Florencia después de sendas tormentas de verano. Bien es verdad que mi mirada estaría aquellos días influida por la cantidad de belleza almacenada o apilada ante mis ojos en mi primera visita a aquella ciudad. Me será difícil volver a ella, más que nada para no romper el encantamiento estético de aquellas jornadas, encantamiento que nunca se ha volatilizado de mi imaginación.

Serie “Desde las ventanas del estudio #1724 ” en Maypearl, TX (Photo: luisjimenezridruejo.com 2024)

Serie “Desde las ventanas del estudio #1724 ” en Maypearl, TX (Photo: luisjimenezridruejo.com 2024)

Tendría que decir lo que se ve desde la famosa ventana trapezoidal. Los tejados de la vecindad, como si de una vista parisina— del Paris de la France— se tratara. Porte de Glignancourt sin las humaredas del norte de una ciudad añorada, rincones de fotografías de Cartier-Bresson, blanco y negro, con alguna breve nota de colores pardos, o sepias, bailando fuera de la cámara. A la izquierda y ocultando la caída final del sol a horizonte, la iglesia de San Nosequé, católica ortodoxa griega, una parroquia sin parroquianos, pero con campanario y hasta campana, que a veces toca sola. Es San Josaphat, y prometo no olvidarlo nunca! Por ella pasan casi todos mis fantasmas, espíritus y duendes…A su encuentro, por las interminables escaleras de cemento suben escalas de piano chopinianas y más…mucho más.

Al fondo, al otro lado del rio, a modo de telón teatral o paisaje de película policíaca americana: “Pittsburgh skyline”, rascacielos dorados refulgentes al oro sólido del amanecer y miríadas de luces, ventanas iluminadas que producen la sensación de sitio habitado, al brillo del oro líquido del atardecer. La realidad es que todos esos edificios iluminados, ahora están vacíos porque son oficinas y lo más que puede quedar, a estas horas de la caída del sol, es la gente de la limpieza. No importa, tienen una belleza particular, intrínseca, enormes cajas vacías pero llenas de luz.

Serie “Desde las ventanas del estudio #1724” en Maypearl, TX (Photo: luisjimenezridruejo.com)

Serie “Desde las ventanas del estudio #1724” en Maypearl, TX (Photo: luisjimenezridruejo.com)

Y encima de los edificios un montón de montes y cielo, un espacio para los colores naturales que cambia cada día con los más pictóricos celajes, como todo cielo que se precie de serlo. Como un Rothko recién soñado, los colores se alinean y se ordenan por sí mismos. Montes que no se ven, pero están; porque vivo en uno de ellos, en la falda de uno, en una sucesión- monte-valle-monte, etc… Una arrugada piel maquillada de carbón antiguo, desprendido de las fachadas después de dos siglos; quizás este sea el resplandor nocturno de estas tierras, lo primero que detectan, en su aproximación, las naves de Andromeda y Lacerta, que navegan en conjunción desde hace ya más de dos años-luz, en busca de esta Tierra1 de las cartografías universales. Además, el calor del asfalto del centro de la ciudad produce toda clase de condiciones— lados y más lados, brillos y más brillos— para hacer vario e irrepetible cada atardecer… Ahora que vuelvo a estar en Texas, con la porrada (salmantinismo?) de vistas trapezoidales, visiones trufadas a través de los ventanales galácticos del estudio. Quién son, y de donde vienen, todos y cada uno, estos “reflejos”, fuera y dentro del estudio? Fantasmas, espíritus, duendes…? Si de otras galaxias? Yo, os saludo y os emplazo…

“Como un Rothko recién soñado…” (Photo: luisjimenezridruejo.com 2024)

“Como un Rothko recién soñado…” (Photo: luisjimenezridruejo.com 2024)

Y esos atardeceres—fenomenales, en el más estricto sentido—son los que llevo algún tiempo coleccionando. No en fotografía o video—algunos tengo grabados de esas maneras— sino en mis propios ojos, para cuando, quizás mi vista ya no alcance a verlos. Me quedaría el recuerdo de todo esto, toda esta vida trapezoidal y fantástica. Mi vida en América.

Luisma 27 de diciembre del 2007           Revisión y Reedición en febrero del 2024

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Misterio en Wheeling

( Nota para la reedición de este post, que queda con este título a resultas de la unión de “Misterio en Wheeling” y “El tiroles rojo”, los dos ya publicados en mi anterior y fenecido Blog: Dustsweatiron.net)

De aquel tiempo que pasé en West Virginia , el estado menos agraciado de la Unión; quedaron, además de un montón de recuerdos, unas pocas pinturas, no muchas fotografías, algunas cartas, siempre muy solicitadas y que—con el tiempo y mis circunstancias vitales—se convirtieron en e-mails “solos, cortados y condensados”, con leche de La Lechera, tal como decía  R. (viejo amigo y profesor de la Texas A&M) o con “leche condená…” como recitaban los moros, en sus peroratas de ventas de “primera necesidad” al trapicheo en las trincheras de los “nacionales”… R. era el que decía entrar en el Café Ridruejo— mi anterior blog: “polvosudoryhierro.net” a leer “el periódico”—  gratis et amore, como en los bares y casinos de pueblo en España y a tomar el mejor café del mundo, que es el que uno se hace en su casa todos los días. Y mirando de puertas adentro, unos cuantos cientos de notas de todo tipo, para acordarme de todo y poder escribir. Notas, sin las que me sería imposible recordar poco o mucho, a veces, ni siquiera el cómo me llamo.

Una postalita de Wheeling y su puente colgante sobre el rio Ohio. Coetáneo con el de Santurce-Bilbao ("Vengo por toda la orilla…”) 1920.

Una postalita de Wheeling y su puente colgante sobre el rio Ohio. Similaridad al de Santurce-Bilbao (“Vengo por toda la orilla…”) Fotografia de 1976/autor desconocido.

Vivir en Wheeling, West Virginia, USA, durante seis meses, fue como volver por una temporada a un siglo anterior, sin poder precisar cuál. La única conexión con la realidad del presente era la televisión, siempre “encendida” y las gasolineras, con sus subidas de precios. El resto era un continuo descubrimiento del pasado de Norteamérica, una continua situación de duda entre si cualquiera tiempo pasado fue mejor, o no. Esta duda raramente se disipa del todo, tanto ayer como hoy, aparece y desaparece como los otrora famosos Ojos del Guadiana, en Andalucía; esos ojos que tarde o temprano, un día de estos, con los extraños cambios de clima actuales, no van a volver. Como tantas otras cosas.

No divagues, Luisma…que fue del famoso misterio del título? —Bien, aquí va. Durante estos seis meses de Wheeling, viví en una casa americana típica, clásica de las ciudades con mejor pasado que presente. Una vivienda de las llamadas: “shotgun” (escopeta), por su forma alargada y estrecha. El ancho de una habitación y el largo de cinco, una detrás de otra, con ventanas solo a un lateral, el otro un grueso muro de separación común a la casa siguiente. Una casa de unos ciento cincuenta años de edad, o quizá más, y de claras reminiscencias victorianas, no solo en su diseño sino también en su decoración. Chimeneas o salamandras en todas las habitaciones y la duda corrosiva de que el frío, de todas maneras, se va a colar por cualquier rendija. Pisos de madera, tremendamente sonoros, que invocaban por la noche la idea de seguros fantasmas. Entubajes y registros enrejillados que traían voces difícilmente inteligibles y que parecían lamentos. Extrañas luces y reflejos en las ventanas abatibles, al caer la noche y en la madrugada. Son lo que yo llamo: “mis duendes” y no doy, de momento, la categoría de fantasmas; no les ayuda el entorno; no parece ser territorio de sabanas y capirotes blancos, que se confundirían con los de las tres Kas. Poltergeist, o la seguridad de que lo único que produce miedo es aquello que se ignora. Algo que aprendí del Conde Dracula.

Wheeling, West Virginia. El “Waterfront” con barco de vapor y el puente, hacia principios del siglo veinte.

Wheeling, West Virginia. El “Waterfront” con barco de vapor y el puente, hacia principios del siglo veinte.

No tengo ni idea y aunque inquirí, nadie supo decirme quien había vivido en aquella casa, años antes de que se convirtiera en un ir y venir de gente en alquiler. Yo ocupaba una buhardilla en el tercer nivel. Un par de habitaciones pequeñas al final de una empinada escalera, en la que se podían contar los pasos de quien subía, a veces se oían los pasos y no llegaba nadie. Eso era todo, un espacio mínimo pero agradable. Una noche, con poco que hacer y falta de sueño, me dio por destornillar el fondillo de uno de los armarios empotrados; no me correspondían las distancias en las paredes, todo era madera y—encontré un doble fondo…

De allí salieron un par de mantas raídas, unas botas de montaña y una pequeña maleta de lona marrón, atada con un correaje militar de un estilo que me resultaba vagamente familiar. Al pronto, me dí cuenta que la chapa de la hebilla central tenía grabada en relieve un águila y que no era el águila “calva” americana… era la bicéfala imperial, con los cuarteles de Castilla y León, castillos, cadenas, barras y toda la h… el emblema de España! Allí, en el quinto c… de América?

Al cabo, la abrí, con harta curiosidad y encontré un jersey anticuado y una caja conteniendo un abanico de caña y papel, algunos calcetines anudados en mogollón, dos balas de fusil Mauser, vacías; tres gargantillas de San Blas, roja, amarilla y morada— el aire de una bandera—las tres prendidas a un sobre con un sello de tinta azul que rezaba: Penal del Dueso, Santander. Dentro había una cartilla de racionamiento del gobierno español, sin ningún signo, ni nombre que permitiera saber de su dueño. Eso sí, estaba fechada en 1945, el año de mi nacimiento. Año famoso en los anales porque, en su agosto, los americanos tiraron la bomba atómica, la primera, en Hiroshima.

“Fechada en 1945, como yo; la primera: Hiroshima. (Photo: luisjimenezridruejo.com)

“Fechada en 1945, como yo; la primera: Hiroshima. (Photo: luisjimenezridruejo.com)

Pero eso no era todo. Debajo encontré una caja de color rojo, que al darle la vuelta—Oh, maravilla…! Eran los Juegos Reunidos Geyper, la caja de doce juegos! Aún había más… La gran sorpresa apareció detrás de los juegos, todavía recuerdo la cara que se me quedó…Un retrato de Franco! En Wheeling, West Virginia! El Franco joven, de los años cuarenta, el mismo retrato de los sellos de Correos. Montado sobre un panel de madera, daba la impresión de haber estado en algún momento colgado en una pared. También tenía múltiples picaduras, concentradas en el rostro y el torso y que más tarde interpreté como huellas de haber sido lanzados dardos contra él.

Mi sorpresa fue todo lo grande que se pueda imaginar y pese a haberlo intentado, con algunas investigaciones, nunca he podido saber nada de quien podía estar detrás de todo aquello. Un español? Un americano? Quizás un miembro de aquellas Brigadas Internacionales, con campo de entrenamiento en los bosques de West Virginia? Algún tiempo más tarde, visitando un viejo cementerio que domina la colina sobre aquella casa, un lugar donde los muertos disfrutaban de unas vistas maravillosas, encontré una tumba que rezaba: C. SantaEngracia, 1917-1963…una simple tumba, una lápida llena de verdín y sin ningún signo religioso. Sería este mi personaje? Y si lo fue, que historia había detrás? Fue su vida tan simple como su simple tumba?

“Greenwood Cemetery” Disfrute toda su eternidad de unas vistas maravillosas… (Photo: luisjimenezridruejo.com)

“Greenwood Cemetery” Disfrute toda su eternidad de unas vistas maravillosas… (Photo: luisjimenezridruejo.com)

Todavía conservo ese retrato del ínclito caudillo (¡?) Lleva unos cuantos años como el arpa de Bécquer. Del rincón en el ángulo oscuro, silencioso y cubierto de polvo…detrás de la puerta, siempre abierta, de mi estudio. Nunca he sabido que hacer con él.  Me da grima… A propósito de enterrar recuerdos innecesarios. Los cementerios—casi todos, en América del Norte, están dentro del perímetro urbano de los pueblos y ciudades—y el “nuestro” se extendía en lo alto de la colina y como otros muchos se estaba convirtiendo en un parque recreativo, para pasear y hacer ejercicio físico. Veremos si todavía no le encuentran algún otro uso, saludable o no.

Pregunta: A quién se le ocurrió poner un cementerio—símbolo de democracia (¡?) en lo alto de una colina, la más alta y con las mejores vistas de la región? Seguramente, fue al que “asó la manteca”, que no vio el gran negocio que se le venía encima: cincuenta parcelitas, de un acre cada una, con unas ponedoras y una vaca blanca y negra…los domingos, a la iglesia. Y a dirigir el mundo. Y otros mundos…si se tercia.

(izq.) Francisco Franco. “El mismo retrato de los sellos de Correos!” (der.) “…un montón de espíritus que llegan desde todas las partes de los mundos para reunirse.” Photo: luisjimenezridruejo.com

(izq.) Francisco Franco. “El mismo retrato de los sellos de Correos!” (der.) “…un montón de espíritus que llegan desde todas las partes de los mundos para reunirse.” Photo: luisjimenezridruejo.com

El Cementerio Greenwood. Desde lo alto no se ven más que tumbas, viejas, grises y llenas de verdín; precipitándose hacia el fondo de un paisaje/landscape enorme y profundo, a días precioso; siempre claro en lontananza y que debió ser el mismo, quizá más frondoso, que veían y oteaban los vigías del ejercito nordista. Presidente: Mr. Lincoln. Era cuando este pueblo, poblachón hoy, durante un tiempo fue capital del estado.

“Yankees” y “confederados.” Tiempos de guerra civil que recuerdan muchas de las tumbas que me rodean. Cementerio anglosajón, ni cruces, ni imágenes, solo algún ángel de piedra, con las alas a medio tallar y un montón de espíritus que llegan desde todas las partes del mundo para reunirse. Lápidas grandes y pesadas y monumentos funerarios pequeños, la mayoría un nombre y unas fechas, a secas. Más que antiguo es un cementerio viejo.

Saltando sobre las tumbas, descuidadas y húmedas, gané el tope de la colina para guarecerme de la lluvia, fina y persistente, al amparo de las columnas de un panteón grande. No dejaba de pensar lo que debía ser este sitio en noche de tormenta; esas tormentas del rio Ohio, cercano pero que solo podía intuir desde la altura. Entre la fronda tampoco veía mi calle, Main Street, la calle principal del pueblo (ciudad, insisten ellos). Aunque me gustara subir frecuentemente al cementerio; adoro los lugares altos sin sensación de vértigo; ese día ya no quería estar más allí y me dispuse a bajar el montecillo. Al franquear la puerta enrejada, volví la cabeza y me pareció ver movimiento tras unos arbustos, algo rojo que se movía despacio. no me paré y aceleré el paso, carretera abajo.

Uno ve tantas imágenes a lo largo de su vida—. A saber…? Espíritus? (photo: luisjimenezridruejo.com)

Uno ve tantas imágenes a lo largo de su vida—. A saber…? Espíritus? (photo: luisjimenezridruejo.com)

Llevaba más de un mes viviendo en aquella calle y era la primera vez que lo veía. Al principio solo me fijé en su perro, pequeño y de movimientos lentos; aunque ponía tensión en la correa que le unía al viejo, en realidad no estaba muy claro quién llevaba a quién y el perrillo tenía todas las de ganar. Así me di cuenta de la cojera de aquel hombre y sobre todo de su extravagante sombrero. Un tirolés rojo. Nunca lo había visto en el barrio y a pesar de ello aquel tipo me tenía un aire vagamente familiar. Jamás he sabido el porqué—uno ve tantas imágenes a lo largo de su vida—. A saber! Me sorprendió que me saludara, y en un muy correcto castellano—Hola señor, usted es el español que vive en el 212, el que ha venido de Texas. No fue una pregunta y me llamó la atención; no tenía ni idea de que allí, alguien supiera de mi vida y milagros.

El viejo Mark y yo hablaríamos a menudo y supongo que a los niveles americanos eso se puede llamar: una amistad. Me narró muchas historias, deslavazadas en general, de las que pude colegir que estuvo en la guerra civil española con las Brigadas Internacionales, con “la Washington” en Albacete y luego en el Jarama y “lo de Teruel” lo más duro de la guerra, donde también participo mi padre, Alférez Provisional en el bando contrario, ganando su tercera Cruz de Sufrimientos por la Patria (heridas en campaña). Mark, muy joven, se enamoró del país y algo más que pude intuir, aunque él no quisiera hablar de ello—no hablemos de esa parte de mi vida, cuanto menos hable menos daño me hace el recuerdo—. Un día no pude contenerme y le pregunté de donde salía aquel sombrero rojo altisonante. Así supe de Celso, el español, su amigo del alma, compañero de trinchera y de vida cuando después de pasar unos años en prisiones le había seguido hasta América, para quedarse con él para siempre. Celso entró, como tantos otros, siguiendo el periplo de la inmigración mexicana, mojándose la espalda en el Rio Grande. Fue un ilegal toda su vida y toda su muerte. Se trajo aquel sombrero de España, a la que nunca más volvió.

Pocas veces hablamos de Celso, él lo evitaba, aun así, supe que yo se lo recordaba… mirada, ademanes, mi manera de hablar inglés…Me decía que él fue la parte luminosa de su vida—como se puede recordar una guerra con cariño? Su amigo había vivido en la que ahora era mi casa, al llegar de España y antes de compartir la suya con él hasta su muerte, de la cual hacía casi cuarenta años. De pronto mi hallazgo, en el trasfondo de un armario empotrado de aquella casa, cobraba todo su sentido; incluso la lápida encontrada arriba en el cementerio. Uno más, de mis ‘misterios de Wheeling’ resuelto. Una vez más pensé que el mundo es un pañuelo, sucio. Por qué extraños vericuetos andamos y donde venimos a terminar. A veces, pienso y hago cábalas sobre dónde y como acabaran mis andanzas…

Hace ya varios años de mis meses en Wheeling y aún me acuerdo, muchas veces del sitio y de aquel cementerio. Los Estados Unidos profundos, la esencia de un país original. Un país de granjeros y colonos que peleando por esas tierras levantaron un imperio. Hace mucho de mis charlas con el viejo. No sé que habrá sido de él, de sus recuerdos, de su perro pequeño y animoso.  Que habrá sido del rojo sombrero tirolés del “rojo.” Probablemente, Mark descansa ya para los restos en alguna tumba sucinta de aquel lugar donde le gustaba ir a estar cerca de su amigo. Como decía aquella canción española, que Celso le cantaba: “A tu vera, siempre a la verita tuya, hasta el día que me muera…” A mi también me gustaba aquello. Me gustan los lugares con busilis, los sitios con presencias y ausencias. El silencio. Que gran palabra…

Luisma, 18 de Julio del 2013      Reeditado para Halloween 2023

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