Este post está reeditado e inspirado, en otro de similar título, de hace diez años. Con el adendum de una pequeña, pero interesante clarificación sobre el origen del primer cuadro de esta serie icónica de mi pintura…sometiéndolo al filtro de las 5W y 1H. Olía a pámpanos blancos, como en la plazuela de la Libertad, en Salamanca…recuerdos comunes, recuerdos “de casa”…sentado, con A., en un bordillo del puente de Carlos (Praga, Republica Checa). Veníamos paseando camino de la Embajada de España, donde trabaja ella. Fuimos al centro a comprar material para pintar, quiero dejarle a A., un recuerdo de mi paso por su casa de Praga, e increíblemente, había dejado olvidada mi cámara de fotos, en casa, antes de un viaje, a Praga!…y a Viena! Estuvimos charlando y pintando toda la tarde. Desde las ventanas de su despacho de la embajada se veía el “jardín deshabitado” y así quedó en mi recuerdo y en dos aguadas pintadas en tintas sobre papel… solo verde español (ese verde…) y negro zaíno… Una de ellas la tiene A., la versión más abstracta. La otra aguada se vino conmigo a España y, años más tarde la perdí en un avatar de la vida. Empero, inspiró uno de mis mejores grabados de punta y ácido (19 ¼”x 14 ¼”—prueba de autor/primera; colgado aquí en mi dormitorio, siempre conmigo…) y un tríptico grande—96”x 80”—acrílico sobre madera, que titulé: “Jardín Deshabitado”#1, y que está colgado en Trigueros (Valladolid). Tengo una fotografía del tríptico—en salida de este post— que documenta un “trampantojo”: ”S. abriendo las ventanas al jardín”. Las dos aguatintas primeras son las únicas de la serie que tienen distinto título, escrito en la facies: “El jardín deshabitado de Praga” 1 y 2. Acuarela…de tanta salsa me parece insulsa… se cuentan con los dedos de una mano las acuarelas que habré pintado… Perspectivas de Decoración, Ilustración, Diseño y Alta Costura se hacían tradicionalmente con acuarelas; desde principio del siglo XXI ya no se usan, prácticamente. Gouaches y Temperas (mas cuerpo) las han sustituido.
Diez Años En El Jardín Deshabitado (2003-2013)
El realismo se acabó con Velázquez, o con algún otro que no vale la pena recordar. Lo que ha venido después ha sido un aprendizaje continuo, hasta llegar a donde estamos ahora, y que yo llamo el muro del jardín deshabitado de soluciones. sin nadie que sea capaz de saltarlo y marcar, o simplemente insinuar, una salida para el arte, que no sea un repetido ir y venir hacia atrás, homenajeando a todos los que en este mundillo han sido alguien. Expresionismo, abstracción, surrealismo abstracto, o como queráis llamarlo; el muro tiene muchas caras aplastadas en su epidermis. Es la pintura, una forma de evitar por un tiempo—que no liquidar—los demonios pictóricos que uno lleva dentro, desde pequeñito. Desde la primera vez que vió las “Meninas”, algún Greco, un Derain y un Matisse, dos Picasso, un Papa de Bacon y un puñado de cuadros de un californiano: Mr. Richard Diebenkorn, el dueño de todos los colores americanos.
Según iba viendo todo eso y algo más, no he querido nunca otra cosa que pintar. Descubrir la pólvora…en realidad, nunca inventamos nada y en algunos casos más vale que no lo hagamos. Temblarían de disgusto, en sus tumbas, todos esos señores que he citado antes, aunque ellos tampoco lo tuvieran muy claro en su día. Pintar es inventar continuamente, y sobre la marcha, y jugarse el tipo cada rato pasado “contra” el lienzo. Es empezar, por lo menos en mi caso, con una vaga idea de lo que uno quiere hacer, para después de cierto tiempo aleatorio y variable, cortar por lo sano el chorreo de decisiones a punta de brocha , pincel y colores y abandonar una imagen, que no está muy claro lo que quiere decir, si es que quiere decir algo. Y todo por no se sabe que razón—evidentemente, no la de hacer dinero con ello—. Aunque, hoy he encontrado una incompleta lista de ventas, compradores y lugares donde están mis pinturas y fotografías, vendidas desde que llegué a Houston en 1989. Solo pinturas, han sido cuarenta y ocho, con dos series completas agotadas. La serie “Galveston” (24 cuadros) y la serie “On the Bayou” (14 cuadros). Digo, abandonar una imagen, que no terminarla, es decir, cuando firmas el cuadro—que atrevimiento hacerlo!—ya hablaremos otro día de ello, que osadía!
Hoy he “terminado” esa pintura #5 de mis pecados acrílicos, después de diez años de haberla abandonado a su suerte. Teniéndola en una pared clavada y así mismo incrustada en el cerebro, un dolor cada vez que la veía, diariamente. Un cuadro que es la síntesis de una década de mi vida. Dos meses hace diez años y dos meses ahora, con el interregno de pensar en arte, en pintar, y no hacerlo…Mucha fotografía, con el triple salto mortal a la Digital, sin red y para siempre… algún dibujo, diseño gráfico, bocetos de futuras obras nonatas y sobre los que saltaré, evitándolos, si continúo—tal parece—con la marcha pictórica que me ha dado acabar con este “Jardín Deshabitado #5”. Los diez años me los he pasado viviendo a espaldas de mis demonios de la pintura, haciendo otras cosas, necesarias para la felicidad de la vida y aguantando el palo de la vela, en esta procesión americana que—mal que le pese a algunos—da para mucho vivir.
Naturalmente, me he “enterado” de todo lo que pasaba en el mundo del arte, y en otros mundos, claro, y por ello creo que puedo volver a la práctica de la pintura sin grandes penas, aunque también sin grandes alharacas. Dejemos los fuegos de artificio para mejor ocasión. “Lo cortés no quita lo valiente.” He quemado las etapas que de haber estado trabajando lienzos hubieran sido más llevaderas, o no?…quién sabe? Como dijo “aquél”: solo sé que nada sé! Buena excusa para mis “famosas”: indolencia, pereza, impuntualidad y toda clase de lacras unidas a mi “persona” (usesé “persona” en inglés). Me temo que la gran mayoría, prescribieron hace décadas. Por eso, en mi pintura, de la cobardía de antaño a la temeridad de hogaño, no hay más que una decisión tomada al desgaire. Estoy pintando bien y por primera vez en muchos—demasiados—años, me siento igualmente bien por hacerlo.
Decía que, durante esta década en los cuarteles de invierno (Pittsburgh) he pasado el tiempo en otras cosas: escribir, “acondicionar” mi fotografía a la era digital (que maravilla!) y llevándola a un nivel personal muy alto y exigente… la pena es que me va fallando la vista y temblando el pulso, pero no me preocupa, al paso que vamos, pronto sacaran un chisme nuevo que permitirá enfocar correctamente, o volitivamente, quizá con el uso de la voz. Duermen el sueño eterno, del salón en el ángulo oscuro, silenciosas…mis prehistóricas ya, cámaras de película de celuloide. Desuso total. Y pensar que casi vi nacer esa fotografía y la estoy viendo morir. Que prisa lleva el mundo y como lamento siempre el no poder ver lo que esto va a ser dentro de cien años, y ya no digamos: quinientos!
Uno se pregunta en que parará todo el brouhaha (palabra favorita) este, del arte de la pintura, tal como lo conocemos, cual será su sustituto? Porque de la escritura no hay miedo, se sustituirá con otras palabras, el vehículo será lo de menos. Algo habrá que hacer con la pintura, aparte de conservarla en los museos. Esos conocidos centros de “vicio y perdición de tiempo.” Que nuevas técnicas alumbraremos como métodos de expresión para que la gente entienda si estamos alegres o tristes, llenos o vacíos, hundidos o levitando, cansados o enamorados, o de aquellas mil otras maneras…? Yo seguiré con la pintura y la fotografía, pues parece que todavía no están obsoletas, y haciendo caso de la sutil admonición que el filósofo Marías me hizo en Houston, hace ya más de veinte años: “Escribe lo que no puedas pintar y pinta lo que no puedas escribir.” Gracias, D. Julián, lo he tenido siempre muy en cuenta.
Luisma, Maypearl (TX) 20 de Enero del 2014 Reeditado en Abril del 2022.
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