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Hablar de Fotografía (I’)

Este “post” es una re-edición de otro(s), con el mismo título y similares contenidos. Incluidos los “Retrato de Pintor” y “Retrato de Fotógrafo” muchas de las ideas, al escribir este Blog, me han servido para desarrollar presentaciones personales, inauguraciones de exposiciones de pintura, fotografía y otras, tales como Clases Magistrales, o al menos, así figuraba en los cheques. Tambien, para comunicarme con seguidores, que no secuaces, en las filas de los “Internets gloriosus” donde “da lo mismo ocho que ochenta,” porque no se los ve. Pero, se los siente. Vamos allá…

Image # 1 “El brazo de Dalí” (photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

“El brazo de Dalí” (photog: luisjimenezridruejo.com) 2020

La piltrafa y el brazo incorrupto de Dalí, enganchándose al sueño de la razón. Una tarde cualquiera, en cualquier risco del macizo central de Onix, en Alpha de Centauro. El último resto de Dalí, se aferra a su ya más remota posibilidad de fama, de nombradía; en el segundo universo, los documentos del primero ya están empezando a borrarse Ya ni la Historia de la Catalanidad le sustenta. Solo queda el brazo derecho y un muñón de raíces que rebrotar, pero de un ente que se vuelve polvo y paja volanderos. De sus obras no queda casi nada apreciable por el G.P. (“gran público”), solo algunos dibujos en grumosa y vieja tinta negra, en algún museo del segundo universo. De sus famosos bigotes, apenas unas masas de pelo negro-zaíno teñido, que cubren su célebre fisonomía y guardan—pura imagen plana—los ojos surreales del primer universo. Aquellos, que pusieron nombres a todo un universo. La Tierra 1, el planeta de los mil satélites, metálicos, y una sola luna: La Luna. Como diría aquel fraile docto por la Universidad de Salamanca: “El arte da para dos vidas y una sola eternidad.”

Hablar, o tratar, de fotografía es algo que hago habitualmente cuando escribo, siempre a mano como paso previo, en esos cuadernos ‘legales’ amarillos, tan americanos como la Coca-Cola y tan amarillos como sus autobuses escolares. Realmente, nada más llegar aquí, me acostumbré enseguida a escribir en ellos. Mi aprendizaje del idioma tuvo que ver mucho. No sé cual sería la relación, pero haberla, “haila”. Hablar, o tratar, quiero decir, de una o unas fotografías, unas con minúscula y la otra con mayúscula; aunque puedan ser lo mismo, parcialmente, en un momento dado. Decía que hablar con preposición anterior—simpática redundancia—así como: a, ante, bajo, con, contra…la Fotografía (mayúscula) es algo que aprendí leyendo a Javier Marías, sus retratos de escritores muertos (uno de Valle-Inclán, revelador y sencillamente glorioso). ¡Qué manera magistral de “contar” la fotografía!

He venido pasando de hablar de Javier, pasando descalzo y entristecido, pero ya no me queda más remedio que empezar a escribir algo, recuerdos, admiraciones…algo tendré que decir. Apenado, con la pesadumbre de la pérdida de una de las esperanzas diarias, o semanales. ¿Qué habrá escrito Marías para hoy? Sus lectores empedernidos estábamos siempre al pairo en la bocana de un puerto que ya no se abrirá más. Lo vamos a echar de menos. Esto será lo primero que digo, pero no será lo último, habrá más. Más adelante. Quizá una imagen escrita del escritor? Escritor de cabecera, si atiendo al hecho de tener en este momento—como de costumbre—cuatro o cinco de sus libros, “a la sazón” en mi mesilla de noche. R I P.

Image # 2 “Retrato de Isabel II de Inglaterra y su sombrero” (photography: luisjimenezridruejo.com) 2020

“Retrato de Isabel II de Inglaterra y su sombrero” (photog: luisjimenezridruejo.com) 2020

Está Isabel sentada, y hasta arrellanada, en su trono. Lo han sacado al jardín, a instancias del Fotógrafo Real que está viniendo para hacer la foto oficial. Nunca llegaré a esa tesitura, solo haré fotos oficiales de mí mismo. El respaldo lo han cubierto con una sábana-colcha de la India, con motivos vegetales de Paisley. (Ay! El viejo Imperio momificado…) Color difícil de definir, aunque no de nombrar, color: Isabel II, o color: La Pérfida Albión. Del sombrero solo se ve el tocado floral, grana-naranja-oro, que está colgado del brazo izquierdo del trono. Igualmente podría estar en un jarrón y haría el mismo efecto. El viento expande la peluca, es un raro día de sol en Balmoral. Siempre me he preguntado si Lilybeth, apodo familiar y un tanto despectivo de los Windsor, incluidos sus hijos, para con ella y desde su más tierna infancia. Con su pinta de cocinera, reina de las ensaladas en el comer y en el vestir…sabría cocinar? En cualquier caso, también R I P. Un personaje mundial vistoso y probablemente la mujer a la que se hallan hecho más fotos en su vida.

Hablar de Fotografía, para mí, es igual que comer, algo necesario e imprescindible para la vida. Llevo mucho más de cincuenta años hablando de esta faceta artística. Es como si fuera esa primera novia que todos alabamos y echamos de menos. Sentimiento y sensaciones que se sueñan despiertos (“daydream”). Para mí, a estas alturas, ha llegado a estar bastante claro y diáfano.  Así como la pintura es una marcha continua, camino interminable del altozano. La fotografía es la detención fulgurante de un momento vital. Lo fotográfico es algo difícil de concitar porque la vida es una millonada de esos instantes y da lo mismo de qué lado del ojo estemos. Mirando o viendo, buscando o recibiendo, una cuestión de simple actitud. Aunque, según mis más reputados maestros, la fotografía es más que nada y, sobre todo: VER. Y a la larga, interpretar lo que vemos. Todo esto puede conformar obviedades, pero, incluso lo más obvio es lo más fotográfico. ‘Hasta una fotografía abstracta es puro realismo.’

Image # 3 “The Andromeda’s party”. Photography : luisjimenezridruejo.com

“The Andromeda’s party”. Photog: luisjimenezridruejo.com

Algunos días vago, como si de un impromptu musical se tratase, por esos “mundos de dios” (siempre me ha encantado esta definición de la nada). Nada cambia allí. Es el vagar sin buscar, al encuentro de una abstracción imaginaria, un filtro que me permita ‘cambiar’ de galaxia, hacer una ‘visita’ a una Andrómeda (no mitológica) y participar en alguna de sus ‘fiestas encadenadas’ en cualquier planeta de su galaxia. Eso sí, con travesía de vuelta a ‘mi’ Vía Láctea. Al fin me traje una imagen del relieve-filtro de entrada al club: ‘Andrómeda encadenada’: (Nikon D7100/300mm/1:250/4.) 2020. Todos hemos pasado alguna vez por el filtro líquido verde de Orión, a este lado de la imaginación, de donde proviene—ya se sabe—la famosa ‘creatividad’, patrimonio de las galaxias más cercanas; pocos hemos intentado “robar” una imagen de Andrómeda. Esta es mi único souvenir, “sacada” antes del filtro, aunque después de su reflejo, lo que garantiza la veracidad de la imagen, al otro lado de la imaginación, galaxias adelante, en mi sueño del miércoles pasado.

Estableciendo una profundidad de campo muy plana, para evitar difuminados o desenfoques malqueridos, hasta los deseados tienen la maligna manía de hacerse a sí mismos. La imaginación así se casa con la realidad. No era este—nunca lo ha sido—el propósito inicial de mi fotografía, es mucho más el resultado, mostrar a la vista de los demás lo que yo veo y quizás otros tienen dificultades para apreciar: ciertas partes de la belleza. “Y si no disparo yo, quién lo va a hacer?” (R. Roye, fotógrafo). La fotografía puede vencer al tiempo, testigo de un momento de luz que no va a repetirse, o muy raramente, en el curso de la coyuntura vital. En ya más de sesenta años, solo me ha ocurrido tres veces. La fotografía es luz y no me queda más remedio que creer en la luz, no tengo otra creencia más firme. Alguien dijo: “Es como una enfermedad, una obsesión, casi como una droga”. Es una herramienta más para contar historias. ‘Es otra manera de escribir.’ Puede ser…No ando buscando pendencias.

 

“The Studio Uninhabited Garden, From Outside # 13.” July 2023 (photog: luisjimenezridruejo.com.) Serie de fotografía: “del Estudio”

“The Studio Uninhabited Garden, From Outside #7.” July 2023
(photog: luisjimenezridruejo.com.) Serie de fotografía: “del Estudio”

Comunicar. ¿Con qué? ¿Con quién? Parece que la forma de comunicar con la gente de nuestro tiempo y entorno, a día de hoy, siendo este planeta nuestro mundo “conocido”, está claro que contiene en una buena parte a la fotografía y todos los hijos de esta imagen que queramos autentificar. No lleva mucho tiempo desde que se inventó, su historia es corta y rápida. Espectacular. La fotografía, tal cual está en nuestra coyuntura, es un documento para el futuro, puede que lo único que quede de nosotros, para entonces. Un escalón de cien a quinientos años, sería mi ambición. Combinar la imaginación y la realidad—lo integrante de los sueños—es un desafío para una fotografía de otro tiempo y otros mundos. Y en eso estamos…

 

Luisma, Maypearl TX                   31 de Julio del 2020.     Re-editado en Julio del 2023

El rincón del estudio

“Es un buen sitio para escribir, o para soñar, despierto. “ Photog: luisjimenezridruejo.com

“Es un buen sitio para escribir, o para soñar, despierto. “ Photog: luisjimenezridruejo.com

También lo llamo el rincón de las begonias, o el faro, o la oficina del estudio. Cuando alguien me pide ‘recado de escribir’, o sea una de mis plumas ‘Pilot’ o uno de mis cuadernos ‘Legal’ amarillos, siempre contesto: ‘mira a ver en el rincón de las begonias’. Es un buen sitio para escribir. El rincón huele bien, a nada; no sé por qué aquí los olores son sutiles y a veces inapreciables. Mucha luz natural, todo el estudio, doce ventanales grandes tienen la culpa y en el rincón una sola lámpara, justo en la bisectriz; uno de esos barrotes de hierro colado para cerrajería. No es muy agraciada y solo la uso para dejarla encendida de noche, cuando estoy fuera y para volver de lo obscuro, es como un faro, se ve desde todos los puntos. El rincón, a decir verdad, confortable no lo es mucho, pero creo que se piensa mejor dentro de una relativa dureza e incomodidad; con una silla de madera “country style” sin cojín de asiento. Si lo veo bien, es el sitio de la casa donde paso muchas horas de las llamadas: “muertas”, que siguen estando vivitas y coleando, todavía, y que me duren…

“…las begonias de mi rincón—buenas modelos fotográficas…” Photog: luisjimenezridruejo.com

“…las begonias de mi rincón—buenas modelos fotográficas…” Photog: luisjimenezridruejo.com

Puestos a la contemplación de la naturaleza, el estudio es el sitio desde donde mejor se mira, se ve o se ensimisma uno. Merece la música, pero no necesita la televisión, lugar agradable donde los haya, lo que en castellano lígrimo llamaríamos ‘el cuarto de estar’; se supone que, de estar sentado, aunque no sea obligatorio. Acostumbrado a ensoñaciones, desde él vigilo la oceánica pradera, sueño despierto con la luz y las sombras que traspasan los ventanales. Todo puede ocurrir, al despejarse las nieblas de mi cabeza…allá hacia el sur, hacia el Golfo, en lontananza, donde las nubes y los horizontes, siempre lejanos, se confunden… Palos y velámenes de barcos a todo trapo, navegando, bergantines, navíos de guerra de otras épocas, hendiendo las proas en las olas verdes y emergiendo entre las bocanadas de espuma. Imágenes que se acentúan en los días de tormenta, siempre a lo lejos; atardeceres tenebrosos mirando el horizonte final, el más oscuro con sus truenos y sus rayos verticales, los llamados ‘fusilazos’ o ‘tejanos’ por los del otro lado del Rio Grande, al que ellos llaman: el Rio Bravo, o la Raya. Esos rayos y truenos que se buscan entre si y que con sus rebotes y retumbes, hacen que la cosa tal parezca los cañonazos de una antigua batalla naval, o una pelea con piratas del Caribe, a los alcances de la península del Yucatán Para este tipo de imaginación más vale sentarse y escribir la historia, antes de que el gozo se vuele, arrastrado por los vientos de la realidad.

“…distancia entre el rincón de las begonias y el de la rehabilitación…” Photog: luisjimenezridruejo.com

“…distancia entre el rincón de las begonias y el de la rehabilitación…” Photog: luisjimenezridruejo.com

El otro sitio de estar en el cuarto, seguiremos llamándolo: ‘estudio’, también puede decírsele: porche, aunque solo cuando está abierto a los aires, moscos y bichos, es decir: casi nunca. Habitaciones así no son muy comunes, salvo en grandes mansiones, yo siempre las llamé: galerías. Claustros también podía ser, si los ventanales coronaran en arco. Vale, vaya mi voto final por llamarle: el mirador; aunque no dé a ninguna calle, ni sea un segundo piso. Al menos en este escrito atestado de minucias, si acaso da al borde, sin playa, del océano de hierba con islas de bosques lacrados por la maraña. Tanto el uno como la otra tan difíciles de traspasar incluso con la vista. A mí me encanta mirar y cuanto más abiertos sean los horizontes, mejor. Espacio, ambientes, son cuatro y medio metros de ancho y dieciocho de largo; esta es la distancia entre el rincón de las begonias y el de la rehabilitación y las colchonetas del yoga, el lado opuesto del porche; marcando la eslora de mi buque de navegación galáctica. Estas horas, cualesquiera en el estudio, tampoco se pueden tildar de ‘muertas’. Los ‘descansos’(ironía) se hacen en un tresillo de piel muy batallado, de cara a un piano “moderno”, electrónico, que lleva dentro una orquesta y mil posibilidades; incluso debajo de su pastilla, duermen el sueño de los justos, otros instrumentos musicales en sus cajas y estuches. Dos violines, una viola, una guitarra, una trompeta y una corneta (o será un corno inglés?)…Pero esa es otra historia.

“…ese otro mundo de mi discurso…” Photog: luisjimnenezridruejo.com

“…ese otro mundo de mi discurso…” Photog: luisjimnenezridruejo.com

Volviendo a ‘mi’ rincón, sitio de estar y escribir, con su silla “country” de maderas torneadas, aceptablemente incómoda; rodeada de begonias, un par de familias y solo ellas, un jardín interior de tiestos. Ah! Bueno… y un pequeño plato de cactus enanos…vaya usted a saber!  Cosas de S. (léase: Ese Punto). Es mediodía, curiosamente es la única hora de todas las del día que necesita una explicación. Para mí, la mejor hora de luz, de las mil de este rincón. Me dicen “las lenguas de doble filo” que existe una hora llamada: amanecer, de la que me cuentan maravillas…no sé, no conozco, es demasiado temprano para mí. El largo mediodía a la española es mi hora. Aquí, en el llamado Norte de Texas, se empeñan en decir: la tarde—the evening—demasiado pronto, qué diablos! Es puro mediodía. Esas horas son las buenas para “retratar” este rincón, el de las begonias. A refilón, con las ya mentadas tres luces, tan majas y resultonas. Begonias, “troopers” o “beefeaters”, guardianes mentales de la entrada a ese otro mundo de mi discurso fotográfico y pictórico.

“La tarde—the evening […] Esas horas son las buenas para “retratar” este rincón…” Photog: luisjimenezridruejo.com

“La tarde—the evening […] Esas horas son las buenas para “retratar” este rincón…” Photog: luisjimenezridruejo.com

A todo esto, se me ha olvidado por dónde voy—habitual situación—y de que va este escrito. ¡Ah! Sí, las begonias de mi rincón…han sido y son buenas modelos fotográficas, ni se mueven, y por ende pictóricas. La música y mis ruidos están de cristales para dentro. De cristales para fuera un silencio humano y animal casi continuo. Cierra los ojos, uno se puede montar una película…sospecho que, aunque aquí no hay caballos a los que oírles los cascos, ni sonidos metálicos de ruedas carreteras, radios de madera al eje de hierro y las llantas de lámina que arman tanto ruido como el piafar de los caballos de aquellas diligencias que ya no existen. Añadir unas gotitas, silbadas, de música de Ennio Morricone…

“…para volver de lo oscuro, es como un faro…” Photog: luisjimenezridruejo.com

“…para volver de lo oscuro, es como un faro…” Photog: luisjimenezridruejo.com

Sospecho, decía, que en el rincón de las ensoñaciones se bañan todas mis náyades, musas, o serán ruidosas “cheerleaders” quizás?  Todos esos sonidos se están disipando ya y lo que realmente oigo son los ruidos silenciosos, increíblemente suaves y amortiguados de esos mastodontes con ruedas, con sus cromados y tubos bruñidos plateados, que de vez en cuando pasan por esta carretera, la FM 66 (Farm to Market Sixty-Six) que queda a tres árboles de la casa. Aún a esta distancia, lo que más se oye son las voces atenuadas de los conductores y la música country-western que se escapa por las ventanillas abiertas. Estos camiones monstruosos son los navíos de la pradera. Sé que algún día se cumplirá mi sueño, que no es montar a caballo en Texas, pese a todos los pesares, y si montar en uno de estos supercamiones y hacer una bonita singladura, darme un garbeo por mi nación tejana. Ensueño, aquí: sueño de día (daydream). De momento, y hasta entonces, el villano en su rincón,..

Luisma, Maypearl (TX)      30 de Noviembre del 2017

 Re-editado el 29 de Mayo del 2023

Nota: Este post es una re-edición de hace cinco años; las cosas no han cambiado mucho desde entonces…mucha luz, muchos ventanales y una sola lámpara en el rincón, como antes, la cual ahora no es una simple bombilla, es un diseño metálico de un balón de futbol. Bajo los focos, mi pintura avanza con dificultades pasajeras, pero, mi fotografía está en su mejor momento—desde hace años—y parte de la culpa (¡?) la tiene este estudio, este rincón esta luz—interior y exterior—mis sueños de otras galaxias, viaje(s) a Andrómeda cada poco y “visitas” desde allí que quedan “reflejadas” en mis avances fotográficos. El pasado sigue valiendo la pena y S., también. Los espacios se multiplican, pero el villano sigue en su rincón. –LJR

Mirar y Ver

Cathedral, photo by Pepe Nunez Larraz

José Núñez Larraz. “Catedral”. Salamanca 1975 “…la nieve se mide en su reflejo en el blanco del cielo, y los grises se atemperan con el filtro rojo…”

“La composición es la manera más potente de ver.” Edward Weston.

Aquí en América, parecería que todos los caminos conducen a Texas. Allí en Europa, todos los senderos acaban, tarde o temprano, en Granada—todo es posible— a las puertas del Palacio Rojo… Y aquí estoy, de nuevo, de frente a la gran pradera, mirando—ensoñación diurna—, y esta vez parece que para los restos—al menos así me gusta pensarlo. Vine a este país para ver y esto es volver al punto de partida. Un  segundo aterrizaje que no es en la gran ciudad; ni Houston, ni Dallas, aunque estoy más cerca de Dallas, treinta minutos de autopista y quince de carretera comarcal de ángulos rectos, todo ello sin apenas curvas, típico Texas. En Dallas, pasa todo lo mismo que en New York, la única diferencia es, de un lado a otro: veinticuatro horas de paquetería exprés, para tener encima de tu mesa un prototipo de algo y su documentación pertinente para firmar… Aunque no sé muy bien a qué, o adónde, es una distancia ni buena, ni mala, sino todo lo contrario. Estoy en el interior de la campiña tejana y en muy pocos días ya con ella en el corazón. Me ha ganado la paz de la llanura. Ya solo me falta ponerme a pintar otra vez, o atacar concienzudamente el proyecto fotográfico que me ronda de continuo. Visiones de otras galaxias, otras dimensiones, de “otros mundos” que, quizás, yo no veré. Pero, me puedo permitir el lujo de imaginar…  Con mucho, lo más ambicioso que he intentado nunca, en ningún campo del arte, o de la vida. Mirar y ver, condiciones no faltan. “Veremos… que dijo el ciego de las coplas.”

Esto lo escribí, más o menos, hace diez años. En esta década he hecho muchas cosas. en lo relativo a pintura y fotografía, y en números: “ballpark” (que es como se dice en inglés: “aproximadamente”, refiriéndose al número de asistentes a un estadio deportivo, es decir: “a ojo”) habré pintado unos cincuenta cuadros, entre acrílicos sobre lienzo y algunos sobre papel y madera. El último cuadro que pinté al óleo, en mi vida, titulado: “Karen. Plaza Mayor”, es de 1984—fue décimo finalista a premio nacional de pintura—es grande y un gran cuadro. Todo lo que he hecho en el campo del grabado, aun siendo muy de mi gusto, fue hecho en Europa—falta de tiempo y tórculo—el siglo pasado, parece mentira!  En fotografía, los números son impresionantes, incluso para mi propio leal saber y entender. En toda mi vida fotográfica he usado, veinticuatro cámaras distintas, conservo doce de ellas, en perfecto estado de revista—no sé muy bien porqué —aunque sé que no las voy a usar nunca más; tres son digitales: una vieja Canon A 500, pequeña, “turística”, de las primeras digitales, 3.2 megapíxeles, enseguida obsoleta. Con ella hice unas 900 fotos. Una Nikon D60, Zoom 55×200, 10.2 mp. – heredada de M., el padre de S. Después de cinco años en mi uso, tuve que retirarla para comprar un nuevo modelo, con muchas más posibilidades y megapíxeles; más adecuada a los proyectos que tenía en mente. Había hecho ya con ella 7299 fotos. La última, la actual, la que uso a diario, es la Nikon D7100, una cámara fuerte y elástica, seis años ya y ningún problema; poco peso y magnificas prestaciones. Con sus 24.1 mp., puede con todo lo que le pido (por ahora). Magnífica, en estos seis años “hemos” hecho: 25216 fotos, sin quejas…

Luis Jiménez-Ridruejo. “Karen. Plaza Mayor”. Salamanca. 1984. Óleo sobre tabla. (Es el colmo de la pretensión: fotografiar una pintura.)

Luis Jiménez-Ridruejo. “Karen. Plaza Mayor”. Salamanca. 1984. Óleo sobre tabla. (Es el colmo de la pretensión: fotografiar una pintura.)

“Mira a ver”, en ese mapa de Texas… (dudoso empleo de mirar y ver, juntos, no suena bien) … Maypearl (“Perla de Mayo”) es el sitio donde vivo, a once millas de Waxahachie, así se llama el pueblo más grande y cercano, situado sobre las dos grandes rutas que van hacia el sur, desde el centro de Dallas.  Llano, a más no poder y con alguna colinita que otra—ancho es Texas! Uno no podría imaginar, ni por lo más remoto, a un Cid Campeador redivivo cabalgándose estos territorios. Poco polvo, algún sudor y todo el hierro en los establos/garajes. La montura de hoy es el “truck” de cuatro ruedas y un montón de caballos de los otros; el “yip”, la “camioneta”, o lo que los Tex-Mex llaman, castellanizándolo: la “troca”, algo de cabina y el resto es espacio de carga. Vehículo indispensable para labores y subsistencia en estas distancias; aunque tengas a la puerta un Cadillac, o un Mercedes, la troca no puede faltar. En la épica americana todo era mirar y ver.

Algo para mirar. Precisa y sorprendentemente, hoy encontré un libro en ella, debajo del asiento. No me lo esperaba. Ansel Adams “400 fotografías”. Lo rescaté de la “pickup truck” y he estado pasando, foto tras foto, todas sus páginas en un estado de embeleso total. Que gran fotógrafo para tan gran país! Seis décadas de fotografía en su más pura esencia. Para mí, un viaje rápido por las más prístinas bellezas naturales de Estados Unidos, algunas tengo fotografiadas con mi cámara; conozco ya bastante de este enorme país. Parques naturales, montañas y más montañas, llanuras y más llanuras, celajes eternos, aguas interminables… En blanco y negro, la verdad primaria de la fotografía, pese a quien pese. La reconciliación con la composición natural y la incontestable diferencia entre luces y sombras. La emoción y la dificultad de los grises. En Ansel Adams está toda la fotografía de hoy, de ayer y de siempre.

Ansel Adams. “Dunas Océano”. California. 1963 “…algunos dicen que esta imagen es abstracta, pero en aquel momento yo no era consciente de semejante definición…”

Ansel Adams. “Dunas Océano”. California. 1963 “…algunos dicen que esta imagen es abstracta, pero en aquel momento yo no era consciente de semejante definición…”

Hacia años que no pasaba un momento tan agradable y tan ejemplar viendo y admirando fotografía. Incluso saltándoseme las lágrimas al recordar admoniciones y detalles técnicos, tantas veces solventados en mi instrucción con otro gran maestro: Pepe Núñez Larraz. Magníficos fotógrafos, los dos. Siempre echando de menos a la persona que me enseñó a ver, partiendo de la simple mirada. Lo que Ansel Adams llamaba: visualización y Núñez Larraz llamaba: ver. Es el quid del artista fotógrafo: saber ver la foto cuando la tienes delante. Ese trabajo instantáneo y ágil, previo a echarte la cámara al ojo y disparar. Y el sinnúmero de reglas y conocimientos necesarios para el envite.

Mientras pinto y no pinto, la fotografía complementa mi ambición de expresividad artística. La cámara siempre me acompaña y me saca de apuros para conservar las vistas seleccionadas por la mirada. Raramente uso la fotografía para pintar, y nunca realísticamente, son amores distintos. En esta ocasión estoy viendo Texas de una manera totalmente diferente que, hace más de veinte años, cuando llegué a estos nuevos mundos por primera vez. Una mirada más sentimental y más vívida, menos atónita. Entonces, todo era nuevo y mi fotografía proyectaba una visión desde un punto de vista español. Algo que ahora no me ocurre. Mi visualización se ha vuelto americana. Me he dejado la vista en el conocimiento del país y de sus luces. Sigo siendo un fotógrafo español, pero contengo también la visión americana.

Luis Jiménez-Ridruejo. “Autorretrato mañanero en las ventanas ENE del estudio, o los reflejos ilógicos de Julio” 2022 (Fotografía). “La fotografía es lo que quieres, o puedes, ver con el entramado pasajero de luces y cristales… sólo para entender que la realidad universal, no existe.”

Luis Jiménez-Ridruejo. “Autorretrato mañanero en las ventanas ENE del estudio, o los reflejos ilógicos de Julio” 2022 (Fotografía). “La fotografía es lo que quieres, o puedes, ver con el entramado pasajero de luces y cristales… sólo para entender que la realidad universal, no existe.”

Podría hacer una extensa relación de fotógrafos americanos que me han ayudado a comprender esta “realidad” y sus luces. Solo voy a citar los que me han calado más profundo: Ansel Adams, Edward Weston, Minor White, Ernest Hass… Tengo una especial predilección por Adams y no podría decir porqué. Como nunca olvidaré las enseñanzas universales de Núñez Larraz—Pepe Núñez— gran fotógrafo, gran persona. Con todo mi cariño al maestro, también sé que nunca podré pagarle, con el recuerdo, lo que hizo por mi: adiestrarme a ver. Él me dio herramientas y reglas, y también me ensenó a romperlas. Siempre que miro a través del objetivo, veo el taxi amarillo de Hass, y sé que veo como a él le hubiera gustado que viese.

Luisma, Maypearl , TX   3 de Noviembre del 2013  // Reedición: 1 de Agosto del 2022

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Cuerda, José Luis…

José Luis Cuerda, en Galicia y con su vino. (Photo: X. Villarino, GETTY IMAGES)

José Luis Cuerda, en Galicia y con su vino. (Photo: X. Villarino, GETTY)

Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, España. Tablón de anuncios. Esta era la ilusión de mirar el horario de clases: Imagen_ Cuerda, José Luis. Una sola clase, sí, pero de tres horas de duración, de dura acción y aprendizaje, dos veces a la semana y en días seguidos. Un baño para quien quisiera aceptarlo, sumersión sin escafandra y con el oxígeno esperando afuera, en las aguas turbulentas de la fotografía, el movimiento, escenarios, acción y actuación, rodaje, edición…cien mil detalles que se quedaron grabados para usarlos con la propia imaginación. Para mí, dos años de auténtico master en fotografía, iluminación, composición; y el resto para aprender a ser mejor espectador de televisión. Él nos anunció, increíblemente, en una de sus clases, en 1984 precisamente, el advenimiento de una nueva religión llamada: Internet. Un pozo sin fondo…

Han pasado más de treinta años de aquellos días y todavía lo recuerdo todo, hasta el mínimo detalle incrustado en mi cerebro. Cada lección, cada consejo, listo en mi cartuchera; balas de Hipertexto, para ser utilizadas en cada imagen. Conmigo han venido hasta hoy, a lo largo de mi periplo vital. Gracias, amigo. Me acabo de enterar de que te has ido para siempre, ese disparate. Queden conmigo tus influencias, también para siempre, en cada una de mis obras. Eso sí que era ser un “influencer” y no los personajillos al uso en los Reinos de Troll (¡San Internet sea loado!). Realmente, yo no hablaba mucho de José Luis en estos años americanos, aunque en mi cabeza siempre estaba, Pepito Grillo, inundándome, bajo la toca monjil, con sus luces puntuales.

Foto del rodaje de “Tiempo después” (José Luis Cuerda) lacronosfera.com

Foto del rodaje de “Tiempo después” (José Luis Cuerda) lacronosfera.com

Tiempo después, S. mi compañera, y sin embargo amiga, sabe bien cuando, y cuanto, saco a la palestra a mi campeón, a la hora de la lucha con el diseño de mis imágenes fotográficas o pictóricas, la ‘post-producción’. Núñez Larraz me enseñó a ver la fotografía antes del disparo y Cuerda a verla después, cuando la imagen se ponía en movimiento y pasaba a ser otra, rediseñándose, y eso era otra forma de escribir y contar lo que uno veía. Escribir más y mejor…( te parece poco?). ¡Ah! Escribir, como amanecer…que no es poco. Como me ha ayudado ello a vivir en estos otros mundos! Incluidos los del proceloso Internet. Pocas cosas tengo que hacer, en este momento, mejores que celebrar, conmigo mismo, la vida (y milagros) de José Luis Cuerda, sobre todo ahora que terminó. En ruta a otros universos, esos otros bosques animados, seguiré contando con tus enseñanzas, maestro.

Llevo más de treinta años en el Internet, desde los primeros momentos, y esta es una afirmación que poca gente puede hacer. Estoy libre de los virus de los Facebook, Twitter e Instagram, esos refugios de medianías y gentes de “agriada leche”. Y esa es la otra celebración de Cuerda, motivo de agradecimiento, también. Portador del mejor virus, el del buen humor, contagiado de Azcona, Camba, López Rubio, Jardiel… Algún día tendré que escribir algo sobre las aventuras de López Rubio en Hollywood. Del cine de Cuerda no me hace falta hablar, hoy. Descansa en paz. “Sit Tibi Terra Levis”—“Que la tierra te sea leve” (‘Se Te Ve Tierra en los Levis’— traducción libre de Luisma.)

“Addie Bundren camino del ‘otro’ bosque animado” (Photography: luisjimenezridruejo.com)

“Addie Bundren camino del ‘otro’ bosque animado” (Photography:
luisjimenezridruejo.com)

‘Celebrar’ una muerte, en el mejor sentido de la palabra: celebrar. O en el mejor sentido de la palabra: muerte; si es que tiene algún sentido semejante cosa, que me temo que no. Aún así, se me ocurre que la muerte es un disparate, cualquier acepción —tiene muchas—que se le dé a la palabra: disparate. Palabra, en castellano, que por otro lado me encanta, deliciosa. Muerte, no tanto. Aquí, desbarrando…y eso que no ha llovido. Y es que me puedo permitir el lujo; en este “blog” no admito comentarios, que para eso me afané yo al diseñarlo, técnicamente para escurrir el bulto, para evitar que los estultos ‘de guardia’—algún ‘troll’ de ‘mala muerte’—tuvieran la satisfacción de ‘facebuquearme’, ‘twitearme’ o incluso: ‘instagramearme’ (que eufónico!), con sus críticas.

Hay muchas maneras de perder el tiempo, y la salud, pero esas…lejos de mí!  Una admonición no es un consejo, es un discurso con que se hace ver un mal y se invita a corregirse. Gracias, jefe, sigo “al pie” tus admoniciones: primero comer, luego dormir, luego follar (las tres cada vez menos) y luego la fotografía y la pintura. El humor es y ha sido siempre un espejismo y el más delicioso de los humores bebestibles. “Antes morir que perder la vida”…Don Miguel de Cervantes y Don José Luis Cuerda, los dos en mi santoral particular. Y el mejor, y más cinematográfico, sinónimo de muerte que he podido encontrar:

 

                                                                    THE END.

Luisma, “la monja”, Maypearl TX             2 de Marzo del 2020

 

  • Mi última referencia a José Luis Cuerda, en este ‘blog’:

‘Post’ en Agosto pasado. “Amaneciendo…que no es poco”  

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Nueva Exposición de Fotografía en Salamanca [España]

[New exhibit of photography in Salamanca, Spain]

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #128, dibond print, 16" x 20"

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #128, print on dibond, 16″x 20″

Con el titulo general de: “Presencia de Pepe Nuñez” he participado en la exposición que un grupo de amigos y discipulos de Pepe hemos presentado en Salamanca este Junio y que estará abierta y visitable hasta el 24 de Septiembre de este año 2017 en DA2 (domus artium 2002)

website: domusartium2002.com/es/PORTADA

email: da2@ciudad de cultura.org

Luis Jimenez-Ridruejo, Chicago Morisot, dibond print, 16" x 20"

Luis Jimenez-Ridruejo, Chicago Morisot, print on dibond, 16″ x 20″

Mi fotografía no es un cuento de hadas, ni tampoco un relato de ciencia-ficción, del futuro solo me interesaría (fotográficamente) el devenir de las técnicas de consecución de la imagen y los resultados. Que tiene de especulación? Quizás el hecho de mirar con el prisma de la imaginación. El pensar en universos paralelos, pura fantasía, colores y ‘formas’ arrebatadas a la posibilidad de otros mundos.

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #201, dibond print, 16" x 20"

Luis Jimenez-Ridruejo, Instar #201, print on dibond, 16″ x 20″

Cuatro árboles, unos cuantos arbustos diferentes. Las cuatro estaciones como si fueran las cuatro paredes de una casa abierta al Rey Sol, con todas sus luces del día. Texas, el bosque, la maraña que lo esconde y lo protege. La pradera y la naturaleza plena que ayuda a encender todos esos colores, que nunca pueden ser un caos y siempre están de acuerdo, ellos y mi mente. La puerta a ese Otro Mundo que he encontrado en esta parte del Nuevo Mundo.

Luis Jimenez-Ridruejo, Playa Dali, dibond print, 16" x 20"

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo, Playa Dali, print on dibond, 16″ x 20″

 

El dia antes de la inauguración de la exposición (22-06-17) tuvimos una rueda de prensa en la misma sala de la Exposición.  DA2 (Domus Artium 2002) Cra.de la Aldehuela.Salamanca.

Rueda de prensa. Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Rueda de prensa. Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

 

Otros de mis post relacionados con Pepe, publicados en mis blogs luisjimenezridruejo.com y dustsweatiron.net

Retrato de Fotógrafo (I):

Núñez Larraz podía haber sido, perfectamente, un fotógrafo americano; si no fuera porque en América no había romerías, tascas, ni procesiones de Semana Santa. Ah! y los Toros…Pepe, desgraciadamente, murió hace casi dos décadas y yo perdí entonces el mejor maestro y el mejor amigo.

De Fotografia:

Ver el mundo…Perpetuar lo visto. Ahora sé que para poderlo recordar. Claro que, no es solo la fotografía que uno hace; luego está la otra fotografía, la que otros hacen, la que son los recuerdos de otro. 

Mirar y ver:

 Siempre echando de menos a la persona que me enseñó a ver, partiendo de la simple mirada. Lo que Ansel Adams llamaba: visualización y Núñez Larraz llamaba: ver. Es el quid del artista fotógrafo: saber ver la foto cuando la tienes delante.

Retrato de Fotógrafo (?):

 En mi fotografía actual hay una utilización de mi propia idea del colorido, aceptando los colores que entran por la ‘ventana digital’ y dejando un mínimo de posibilidad al cambio, a la adecuación después del disparo, sin llegar a la manipulación excesiva.

Anibal y la tahona literaria:

¿Porqué me acuerdo ahora del clásicamente llamado: “General Cartaginés?” Pues…porque estaba releyendo mi primer post de este blog y en él hago mención del Ani (mi diminutivo de Aníbal) Núñez Sanfrancisco (el hijo de Pepe Núñez Larraz, amigo y maestro de fotografía).

P.S. “Pasa el tiempo y miras retratos, la gente vuelve a ti como un eco silencioso. Una fotografía es el vestigio de una cara, una cara en tránsito. La fotografía tiene algo que ver con la muerte. Es una huella. (Henri Cartier-Bresson. 1908-2004)

pepe nunez larraz

La presencia de Pepe en mi es continua, siempre.

Luisma, Maypearl, TX    3 de Julio del 2017

Retrato de Fotógrafo (III)

Henri Cartier-Bresson. (1908-2004)

Henri Cartier-Bresson. (1908-2004)

Veinte años y solo tenía ojos para la pintura. De tanto leer sobre el Louvre se me secaron las neuronas para ver todo lo que no fuera el arte de aquel museo. Así que estaba en el Paris de la France, al final de los Sesenta, hace ya más de medio siglo. Y me ‘tocó’ vivir todo aquello, el principio de la revuelta del 68, sin tener mucha idea de lo que estaba pasando a mi alrededor. Todo era demasiado excitante, mi primera ‘libertad’ fuera de España; increíblemente lo recuerdo magníficamente y al detalle y eso que han pasado tantos años y tantas cosas. No importa, una música, una lectura, un recuerdo onírico y sobre todo una o unas pinturas, un arte en el que me sumergía casi cada día y que me gustaba descubrir por mi mismo, callejeando y haciendo fotografías al efecto, ese virus del que nunca me he curado. Hoy sé que en aquellos días no daba puntada sin hilo y que mis neuronas se revistieron de todos los colores de la comprensión artística.

Pintura, escultura, grabado y los primeros pasos de lo más nuevo. Sin embargo, lo que más me llamó la atención, amor a primera vista, fue la fotografía, la fotografía ‘de calle’, algo totalmente diferente de la foto, hasta aquel momento, ‘de estudio’, o de cámara con trípode. Y de aquella fotografía novedosa, de la cámara réflex y los celuloides de 35 mm., al igual que el cine y todas sus posibilidades, me quedé con un nombre, un maestro, el primero de tantos y con un Paris abierto a la luz del sol. Era y sigue siendo el gran maestro: Henri Cartier-Bresson. Un progenitor, casi un ayo a la antigua, con todos sus hijos fotográficos, cientos, probablemente miles, que hemos aprendido de su maestría y que aún podemos hacerlo más y mejor gracias a sus escritos y sus lecciones acuñadas en ellos.

“Nada más tienes que vivir y la vida te dará fotografías.” Aún hoy, nada más tengo que salir, con la cámara en ristre, empuñada y con el ojo avizor, y enfrentarme con los cuchillos de las luces del día (no se puede decir que yo no sea castellano de pura cepa) que se convierten en voces que te llaman desde  las sombras de cualquier rincón o desde los múltiples rincones que te esperan. Luces y sombras que te citan como el capote de un torero, engañándote hasta que descubres la composición, luego el momento es mínimo, crítico, irrepetible, y tienes que estar preparado. “Pensar debe ser antes o después, no durante la fotografía que es una reacción inmediata, no como el dibujo que es una meditación.” Esto es para mi el valor de una foto, cuando sé que mi foto es buena, cuando nadie tiene que decírmelo porque la cámara habla a todos por si misma.

“Detrás de la Estación de San Lázaro.” en Paris (Foto H C-B)

“Detrás de la Estación de San Lázaro.” en Paris (Foto H C-B)

“Este reconocimiento, en la vida real, de un ritmo de superficies, líneas y valores, es para mi la esencia de la fotografía, la composición debe ser una preocupación constante, siendo en simultanea coalición una orgánica coordinación de elementos visuales.” La memoria de la imagen acaba por ser prácticamente infalible, el ojo y la neurona se combinan fantásticamente en tu beneficio. “La memoria es muy importante, la memoria de cada foto tomada, fluyendo a la misma velocidad de los acontecimientos. Durante el trabajo tienes que estar seguro de no haber dejado ningún agujero, que has captado todo, porque después ya será muy tarde.” Hace cincuenta años tenía la cabeza cuadriculada por la ‘excesiva’ influencia de Cartier-Bresson, buscaba el ‘interés humano’ y el ‘parecido bressoniano’ tratando de conseguir mi propia: “Detrás de la Estación de San Lázaro.” No era copiar, era buscar un estilo propio a través de su fotografía. Todo se anduvo con el tiempo. 

Era una mañana fría y lluviosa de Marzo, puede que fuera 1972, los elementos nunca nos detenían. Éramos tres o cuatro fotógrafos volando bajo por las tierras y calles de Aldeatejada, un pequeño pueblo cerca de Salamanca, en España. Cada foto tiene una historia, grande o pequeña… Un campesino viejito (quizás de la edad que yo tengo ahora, ‘viejito’, lo que presupone que a estas alturas el buen hombre ya no existe) estaba trabajando, al aire libre, en una embarrada cochiquera con cinco cerdos a los que solo se les veían los jamones y los rabos. El olor trascendía. Por la cabeza se había echado un saco de arpillera y con su mandilón de cuero parecía un monje medieval; al fondo se veía una espadaña de torre eclesial. Una imagen que podía tener siglos. “Porque me hace usted una foto?”—no se preocupe—mentí—, no se le va a ver la cara— “Ah! bueno,” concedió y de seguido me espetó—“Porque sabe usted, una cámara puede ser tan peligrosa como una pistola…”

 Pentax Honeywell 200 Tele Takumar  Kodak Tri-X  125 con un 8…además de en mi cabeza no sé donde puede estar esa foto, pero la recuerdo perfectamente, puro Cartier-Bresson. “La fotografía hace deliciosas apreciaciones pero nada es lo que parece”…a mi me parecía que Cartier-Bresson estaba allí, detrás de mi, animándome y diciéndome como y cuando. No, no estaba él, pero si estaba uno de sus mejores discípulos, el también maestro Pepe Núñez Larraz. El era mi conciencia fotográfica y estética del francés: “Tus primeras diez mil fotografías son las peores”…cuantas veces discutimos esta tremenda aseveración de Cartier-Bresson! Nuestros hombres con saco y azadón, y nuestras mujerucas, rosario en mano, vestidas de negro eterno. Al igual que Cartier nosotros buscábamos los cuchillos de luz castellana para llenar de contenido nuestra fotografía.

“La fotografía hace deliciosas apreciaciones pero nada es lo que parece.” ( Foto H C-B)

“La fotografía hace deliciosas apreciaciones pero nada es lo que parece.” ( Foto H C-B)

Después llegó el salto hacia delante, los intereses estéticos personales, el colorismo abrió otras puertas, dejé aparcada la figuración a cambio de un sentido pictoricista en caminos de una abstracción que parecía increíble. Aquellos libros de cocina fotográfica estética que nos empujaban y nos ponían la barra cada vez más alta. Siempre sin olvidar aquel básico fotógrafo de la calle y del momento crucial. Miles de miradas compondrían el retrato de Henri Cartier-Bresson, el retrato de un artista responsable, si es que esta definición se puede hacer así. Un hombre ‘de suerte’: “Por supuesto que todo es suerte”, alguna vez dijo. Pero la suerte hay que buscarla, y reconocerla, que diríamos todos los discípulos invisibles del fotógrafo francés. Esa invisibilidad con despacio, en la fama que el siempre quiso, sin importarle; y que uno entiende, más o menos, al llegar a los setenta años, cuando ya tantas cosas no importan.

El ‘despacio’ de acercarse a un momento fotográfico…“tiernamente, gentilmente, como de puntillas, incluso aunque el tema sea un bodegón, mano de terciopelo y ojo de halcón.” La sucesión de miles y miles de momentos fotográficos es lo que produce un ‘leitmotiv’, o varios. El trabajo posterior se encarga de ellos, de estilo, de aprendizaje, de comunicación, estudio, en fin de todo lo demás; la intendencia después del disparo, algo en lo que Cartier-Bresson no creía, o decía no creer. Solo, al fin, cuando has llegado a ser un buen fotógrafo puedes permitirte el lujo de dar un uso a tu fotografía, que no sea el suyo propio. Uso mis fotografías para ayudar a explicarme a mi mismo mis propias experiencias—esto no sé quien lo dijo—quizás fui yo mismo: la fotografía, como la pintura y la escritura, es el arte de contar cosas.

Luisma, Maypearl (TX)     15 de Marzo del 2017   (Feliz Cumpleaños—Gracias)

 P.S.  “Pasa el tiempo y miras retratos, la gente vuelve a ti como un eco silencioso. Una fotografía es el vestigio de una cara, una cara en tránsito. La fotografía tiene algo que ver con la muerte. Es una huella.  (Henri Cartier-Bresson.  1908-2004)

 

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Retrato de Fotógrafo (?)

“El asunto de mi retrato (debajo) en blanco y negro, es el producto de un día de luz tamizada, en Pittsburgh, PA. Teniendo como fondo las lonas de la valla de un campo de beisbol amateur. No estoy sonriendo, posiblemente no habría razón para ello y parece un retrato antiguo, como aquellos en los que se necesitaba larga exposición. No hay nada más difícil de sostener en buenas condiciones que una sonrisa. Pero, creo que soy yo.”

Luis Jimenez-Ridruejo (foto de S.)

Luis Jimenez-Ridruejo (foto de S.)

Cuando inicié esta serie de ‘post’, la intención era la de publicar con cada uno, en cabecera, un retrato (preferiblemente, autorretrato) del fotógrafo en cuestión. Tarea no muy difícil pues casi todos los fotógrafos famosos, y hasta los menos famosos, nos hemos hecho alguna vez algún autorretrato; bien sea con el llamado, y ya hoy prácticamente periclitado: disparador automático, o con el espejo más a mano, quizás el del cuarto de baño. El caso es que, últimamente, no me he hecho ninguno de estos y tengo ese buen retrato, en blanco y negro, que me hizo S. (léase: ese punto) y que me retrata, valga la redundancia, excepcionalmente bien—o al menos yo así lo creo—. De manera que lo he usado como retrato de cabecera de este post.. Ah! Este retrato es el único acertado, con otro de hace cincuenta años, del maestro Pepe Núñez Larraz, que me hayan hecho en toda mi vida. Plasmándome.

“…no soy totalmente yo, ya se pueden sacar algunas conclusiones.” (Foto de Z. Jimenez-Ridruejo Calleja)

“…no soy totalmente yo, ya se pueden sacar algunas conclusiones.” (Foto de Z. Jimenez-Ridruejo Calleja)

Solo dos retratos buenos, entre tantos en sesenta años, y no digo en setenta porque en mi primera década alguno más hubo. Un ejemplo: el de mis dos añitos, en brazos de mi abuela paterna, la sin par Luftolde. Le quedó muy bien a mi padre y aunque todavía en él no soy totalmente yo, ya se pueden sacar algunas conclusiones. Sobre todo si soy yo mismo el que las hace, pues conozco todas mis aventuras posteriores mejor que nadie. Los rasgos y las señales, las huellas y las cicatrices que esas aventuras han ido dejando en mis facciones, componen el retrato posterior. Por lo demás, durante todas estas décadas pasadas, me he bañado diariamente en líquido revelador y me he peinado con fijador y secativo. Valga esta sobada manera de decir que me he dedicado a la fotografía. Amateur, claro, porque no he vivido de ella.

Sin embargo, el nivel de mis conocimientos y práctica fotográfica son los de un avezado profesional y muchas veces he sido bien premiado o compensado por ello. De la fotografía de los líquidos he pasado, ya hace algunos años, a la digital. Esta me ha permitido su mejor empleo: la capacidad de autocorrección y edición propia y el prescindir, casi al ciento por ciento, del uso del fotómetro. Este ha cedido la palabra a mi ojo, a través de la ventana previa digital, el usufructo de ‘ver’ una fotografía ‘terminada’ antes incluso de dispararla. Los puristas pondrán el grito en el cielo por esta afirmación, pero los puristas como los academicistas y los críticos, la mayoría, nunca han hecho nada que contribuya demasiado a la historia de este arte. El fin justifica los medios.

Puedo decir de mi fotografía y no en plan crítico sino informativo que he domesticado a la cámara digital para que me dé lo que yo quiero. A las pruebas me remito. Véanse simplemente, todas mis fotos, firmadas y utilizadas desde hace más de ocho años en este blog y mi website. Todas ellas no son más que la punta del iceberg, señalan donde estoy y dejan inherente la seguridad del volumen de trabajo que queda por debajo de las aguas, o dentro de mis ordenadores y ‘pinchos’. En mi fotografía actual hay una utilización de mi propia idea del colorido, aceptando los colores que entran por la ‘ventana digital’ y dejando un mínimo de posibilidad al cambio, a la adecuación después del disparo, sin llegar a la manipulación excesiva.

Sigo pensando que la fotografía se ‘ve’ y se ‘hace’ antes de dispararla y el arte es el de los ojos que la selecciona, la estudia y la produce. Por cierto, antes de lo digital era un ‘deporte’ muy caro, hoy permite hacer cientos de ‘poses’ sin tanto costo. ‘Gatillo fácil’ dicen de la cámara digital, no sé si lo seré yo, pues es verdad que no disparo nunca ‘a tontas y a locas’. Calculando por lo bajo habré disparado en mi vida unas ochenta mil fotos, de las cuales conservo más o menos la mitad. Mi actividad fotográfica actual tiene dos vertientes principales, que a veces coinciden. Una, es la de utilizarla para ‘ilustrar’ mis escritos y la otra es una pura investigación estética, en este momento, la de la naturaleza.

“Hay muchos otros caminos que he dejado abandonados…” (Foto de Luis Jimenez-Ridruejo)

“Hay muchos otros caminos que he dejado abandonados…” (PPG Plaza. Pittsburgh (PA) Foto de Luis Jimenez-Ridruejo)

Hay muchos otros caminos que he dejado abandonados por estas dos avenidas, sin razón aparente, aunque a veces repique cualquiera de esas otras campanas. Ya sea solo para no perder la costumbre de cosas ya hechas y vías ya transitadas. Incluyendo los ‘nuevos’ deportes fotográficos, como el estúpido ‘selfi’, con sus sonrisitas forzadas y lamentables. Hace muchos años, muchos, tuve una temporada que me hacía ‘selfis’ prehistóricos, ‘tirándome’ fotos mientras me miraba a mi mismo, enfocándome o desenfocándome en un espejo; algunas hasta con flash, que ya era rizar el rizo. Aquel sarampión se me pasó enseguida y no sé donde quedaron aquellas pruebas de ingenuidad estética.

No cuento las fotos hechas con aquel dispositivo de autodisparo automático, que confería unos segundos para ‘colocarse’ en un paisaje, añadirse a un grupo y/o hacer alguna tontería, ‘saliendo’ en las propias instantáneas. Eso que hoy se hace con cámaras de lentes casi microscópicas, pero que te dan una calidad inmensa. Los dioses clásicos de la fotografía de primeras horas se hubieran hincado de rodillas delante de estas lentes minúsculas y sus ‘tarjetitas’; invocando seguramente: Milagro! O según el caso: Satanás! De esta manera y facilidad se llevan cámaras a todas partes y situaciones, no solo en teléfonos, sino hasta en relojes, gafas, anillos…. Ninguna de estas tengo, solo la cámara del iPad, que vista la calidad que me da, cada día la uso más.

“…pura investigación estética, en este momento, la de la naturaleza.” (Foto de Luis Jimenez-Ridruejo)

“…pura investigación estética, en este momento, la de la naturaleza.” (Foto de Luis Jimenez-Ridruejo)

Tendría las defensas bajas, me han atacado el baluarte de mi clasicismo, “son muchos y poderosos…” como diría D. Quijote. He resistido hasta ahora—ya veremos si lo cumplo, o me pasa como con el móvil—lo del aparecer en las chorradas del Facebook, Instagram y demás; así como nunca he ‘silbado’ en el dichoso Twiter, que me repatea en grado sumo. Hasta el propio nombrecito me carga, será la edad que me vuelve gruñón. De manera que brindo este toro a los imbéciles que me acusarán, seguro, de no estar en la página, de ser ‘amoderno’, palabro que ya he visto reproducido, y me limitaré a señalarles que en fotografía y desde hace cincuenta años he estado y estoy muy por delante, varios capítulos, o ciclos, como los quieran llamar. He hecho casi todo en ello. Mi único dolor es no ser capaz de imaginar como será la fotografía en el próximo siglo.

Algunas ideas, pura imaginación, he tenido al respecto…pero esa es otra historia, que el viento no mueve todavía. Aquí solo dejar un parvo retrato, este por escrito, con cuatro cosas y un par de fotos de entre los miles.

Luisma, Maypearl (TX)   28 de Octubre del 2015

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Retrato de Fotógrafo (I)

"Niebla", Pepe Núñez Larraz

“Niebla”, Pepe Núñez Larraz (colección privada de Luis Jimenez-Ridruejo)

Para que Pepe fuera Pepe se tenían que haber juntado, o conjuntado, los astros en un momento crucial; como seguramente debió pasar con el poeta Ángel González y algún artista más. A la conjunción astral siempre le he achacado las cosas buenas y no los infortunios. Esta categoría de personas nacen todos los días pero uno raramente se los encuentra. Maestros, en todos los sentidos de la palabra. No sé porqué, cuando pienso en José Núñez Larraz, el inefable Pepe, siempre acabo recordando a Matisse y nunca me he parado a dilucidar la razón de esta asociación. Pepe era aquel tipo mayor (así lo recuerdo yo eternamente, quizá por ser de la edad de mi padre) que todos nosotros, aquella tropa de aprendices de fotógrafo, el Grupo Libre, queríamos como amigo, admirábamos vitalmente y cuya artesanía fotográfica tratábamos de osmotizar.

Su ciencia no admitía tratados ni compendios, era la pura expresión de la experiencia; los miles y miles de fotos “tiradas” en su vida; el ojo adiestrado y listo para “ver” la foto, instantáneamente. Estuviera donde estuviera, él o la fotografía. Yo siempre tuve la sospecha de que Pepe no buscaba las fotos, sino que las fotos le encontraban a él. Nunca ahorró señales con el dedo, ni consejos de hacia donde mirar o apuntar el objetivo. Era un cazador contumaz, empecinado, primero disparaba y luego hablaba—las fotos no esperan—, decía. Todos hacíamos las fotos en los mismos sitios, raramente coincidíamos en una imagen similar. Eso si, todos empezamos haciendo fotografías como las suyas. Simplemente, porque eran buenas.

La cosa empezó a mis veintiún años, cuando llegué de Paris, donde mis conocimientos estéticos se habían desarrollado enormemente, casi desde la nada. Había descubierto la fotografía y a Cartier-Bresson y los otros; de los americanos no tenía ni noticia. A Núñez Larraz ya le conocía desde siempre, era el padre de Aníbal, el “Ani”, amigo de la niñez, compañero del colegio y malogrado poeta y artista plástico. Encontré a Pepe de nuevo, en una exposición de sus fotografías y fui a verlo a su imprenta para pedirle consejo en la compra de un equipo fotográfico, con el cual pretendía iniciarme en tal arte. Allí me instiló el veneno de la fotografía para los restos, haciéndome un retrato a la luz que se filtraba por una vidriera. En aquel simple disparo estaba plasmado todo lo que yo era, había sido y soy ahora. Cuanto lamento haber perdido aquél retrato en alguno de mis avatares vitales. Solo S., mi compañera, ha logrado algo similar con mi retrato actual, también en blanco y negro.

Núñez Larraz me invitó a salir “de fotos” con él y su grupo de amigos artistas, sorprendentemente casi todos de mi edad; supongo que el ser fotógrafo estaba de moda en aquel momento, eran los últimos años sesenta y en España todo eran pasiones nuevas. Salíamos casi todos los domingos y, a veces, otros días antes del trabajo o después, cuando las luces se terciaban interesantes o había algún evento o situación especial, por ejemplo: una buena nevada. Acabamos formando un grupo expositor, sin manifiesto estético, que se llamó: Grupo Libre de Fotografía de Salamanca. Llegamos a tener cierta relevancia nacional, se hicieron muchas y buenas exposiciones. Entre nosotros calaron amistades de por vida, al amparo de aquellas salidas de las que el chorizo y el buen vino también fueron parte. Pepe era el aglutinador del grupo y nuestro valedor en innumerables ocasiones. Como vulgarmente se dice: hizo escuela.

Tratar de definir la fotografía de Núñez Larraz es empresa ardua y complicada, incluso para alguien como yo que conozco toda su obra y he bebido en sus fuentes personalmente. Como casi todos los fotógrafos anteriores a la guerra civil, era un autodidacta pero con un gran bagaje cultural y una gran información de primera mano, en unos tiempos en los que todavía no existía la gran herramienta internética. Tenia una librería e imprenta y por tanto un rápido acceso al conocimiento gráfico.

Definía las fotos en gran manera por su semejanza o influencia pictoricista. Decía: esa foto es un Matisse, o un Tápies, o cualquier pintor que le recordase la composición, coloridos o texturas. Raramente se equivocaba, y aún siendo un fotógrafo inicialmente en blanco y negro, discernía muy bien cuando una foto era para ello y cuando para color.

Tocó todos los palos de la baraja fotográfica; desde su primera instantánea: una carga de caballería en las calles de Barcelona, el día de la proclamación de la República, hasta su última foto que bien pudo ser una de sus muchas visiones de la catedral de Salamanca, y que nadie como él ha sabido retratar mejor. Testimonio, retrato, documental, deportiva, naturaleza, desnudo, abstracción…en todas ellas consiguió magníficos resultados. Recibió innumerables premios, incluyendo el Castilla-León de las Artes. Siempre definió su actividad artística como: fotografía personal, y sus influencias, igualmente, como personales. Al cabo de un tiempo de “estudiar” con él, me di cuenta que Pepe era una especie de hijo natural de Weston y Adams; sobrino de Cartier-Bresson y creo que tenía un hermano gemelo en América: Ernst Haas, del que yo también soy hijo fotográfico.

El  fotógrafo Pepe Núñez Larraz

El fotógrafo Pepe Núñez Larraz

Núñez Larraz podía haber sido, perfectamente, un fotógrafo americano; si no fuera porque en América no había romerías, tascas, ni procesiones de Semana Santa. Ah! y los Toros…Pepe, desgraciadamente, murió hace casi dos décadas y yo perdí entonces el mejor maestro y el mejor amigo.

Luisma, Maypearl (TX)  20 de Abril del 2014