Birmingham Bridge

Así estaba esta tarde, a las tres. Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Así estaba esta tarde, a las tres. Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Puentes de Pittsburgh, alguna vez tengo que escribir largo y tendido, como son de por si; la mayoría imponentes, algunos hasta bellos. Este puente, en cuestión, particularmente expresivo, quizá porque está ahí, al otro lado de la ventana. Esos hierros cruzados, verdes, con su presencia importante. Cables y tirantes verticales en series rítmicas, soportando curvas olímpicas. Algo así como una monstruosa rueda de molino en equilibro aéreo. Y largo, largo como un día sin pan, que diría mi padre. Alguien a quien todo esto, América, le hubiera gustado muchísimo.

Dos ríos corren por este puente, uno por debajo…el mas fluido; otro, por encima, mucho mas ruidoso, bajo los tensos hierros verdes. Este, el de arriba, en el que me incluyo todos los días, compacto y a veces sincopado en ritmos y en sonidos, cuerpo y sangre de la ciudad discurriendo por los dos sentidos. Imperio por imperio, masa por masa…durarán tanto estos puentes como los puentes romanos?

Me gusta mirar, contemplar, este puente…quizá, simplemente, porque esta ahí o porque necesito un punto de referencia para cuando me olvido de donde estoy. Algunas veces, también, me olvido de quien soy, pero, el puente no puede hacer nada por recordármelo. Si que recuerdo que aquí vine, fundamentalmente, para mirar, observar, presenciar…y sigo mirando, curioso e interesado.

Todavía no he perdido el interés por este país extraño y al mismo tiempo ya tan familiar. Van siendo ya veinte años en esta olla podrida, sin segundos significados, melting pot, después de más de dos siglos. Y en esta olla se siguen mezclando, para fundirse, una serie de culturas que, aparentemente, deberían mejorar la general de este país, pero, simplemente se diluyen para perderse en una cultura nueva; como ha venido siendo el caso desde su nacimiento. Una cultura con un gran, increíble, poder de obliteración sobre las demás. Armas magnificas…el cine y la televisión!

Anglosajones que se separan de los puentes con su pasado. Mediterráneos que pierden el idioma entre las espumas de un cambio sustantivo. Eslavos que se mezclan entre si y pierden el sentido de sus mas lígrimas costumbres. Africanos que cambian porque lo que quieren es cambiar, huyendo de si mismos. Escandinavos que abjuran de su frialdad y calientan sus sangres, y tantos otros…los asiáticos, que poco sé de ellos, de todos ellos, tan diferentes! Aunque la americanización de los japoneses que viven aquí es “ejemplar”, casi religiosa. Una de las razones de esto habría que buscarla en los campos de internamiento, durante y después de la segunda guerra mundial, en California y otros estados, al oeste del pais.

Todos estos pobladores, procedentes de tan diferentes rincones del planeta, se convierten rápidamente al americanismo en su propia salsa. Ah! Se podría pensar que los hispanos, o latinos, que es como se les llama más bien aquí, se salvarían en lo de la perdida de sus culturas de origen, pero, no es así, lo único que conservan por un tiempo es la religión y la gastronomía. Es un pensamiento un poco duro, pero, cuanta menos cultura hay, menos tiempo se tarda en perderla.

El puente ha desaparecido, casi, en la oscuridad de la noche que ha bajado deprisa desde las colinas de Arlington y Mount Washington, y sin embargo, los diferentes fluidos siguen corriendo por debajo y por encima del puente. Si tuviera que ponerle un sobrenombre a este Birmingham Bridge, sería: El puente de las nacionalidades perdidas.

Bien! Demasiado hablar de pérdidas de esto, o pérdidas de lo otro…Habría que hablar de ganancias, o de beneficios del vivir aquí…Pero sería objeto de otras historias y otros puentes.

Luisma, 31 de Mayo de 2017.

[Originally posted at Dust, Sweat and Iron, 28 de Enero de 2009]

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