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“Esto es arte o fotografía?”

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

“Esto es arte o fotografía?”

(titular de un articulo de El País, sección fotografía, del 5 de Junio del 2015, firmado por C.G.)

Hace tiempo que vengo notando y creo que no soy el único, van siendo años ya, aquí y al otro lado del ‘estanque’, que el periodismo va en caída libre por la pendiente. Me refiero, claro está, al periodismo de ‘redacción’, al que solo escribe, normalmente, en los todavía llamados diarios o periódicos, sean de papel o sean on-line. Tendría que ponerme a pensar en una fecha, o un momento crucial, en el que empezamos a notar que los periodistas se empeñaban en resbalar por la dicha pendiente, untada por los deslizantes aceites de la poca lectura y la imitativa de pobres ejemplos, vinieran de donde vinieran.

La imagen que me viene a cuento es la de un tropel de ellos, correctamente vestidos ‘de corbata’ precipitándose a empujones en una piscina atiborrada de otros como ellos, (la imagen me recuerda a las del gran Wolinski de Charlie Hebdo, R.I.P.), piscina de la que no pueden salir no por carecer de ayuda, sino por ni siquiera pedirla. Y todos mojados por las mismas aguas, las de los hisopos de la incultura más galopante. Quedan salvados los periodistas-escritores, es decir, los que solo se mojan semanalmente, o de ciento al viento, con sus colaboraciones, columnas especializadas, a menudo críticas de todo tipo y que transmiten en una manera más literaria que reporteril o de noticias del día. Por el propio hecho de su actividad literaria, generalmente novelística, se les supone una calidad de escritura, que en algunos casos, pocos, deja que desear.

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

El caso es que el otro día, siempre hay un día llamado ‘otro’ para estos casos, estaba “ojeando” de ojo, u ‘hojeando’ de hoja—no lo tengo muy claro—aunque debía ser lo primero porque era con el Ipad (entonces sería ‘pantalleando’, hombre…) instrumento que no alcanzo a dominar, todavía, pero al que le saco todas las cosquillas posibles porque me sirve para muchas cosas…delgado de tamaño y peso, muy ‘iluminado’, rápido como una centella, una cámara de fotos increíble y contiene un mundo entero o más, mucho más. Es una herramienta fantástica que apoya mi sentido de lo artístico. Ahorro tiempo y dinero, es como una hucha y a la que no hay que romper para sacarle la sustancia. Ya me he ido por las ramas…

Decía que el otro día estaba ‘pantalleando’ un periódico, El País, online—una verdadera lástima—es uno de los que van rodando por la pendiente, cada vez peor: redacción aparentemente dirigida por sus enemigos, errores sin cuento, fotografía poco cuidada (aún recuerdo los primeros tiempos de El País, cuando sus fotos y fotógrafos eran un referente hasta para la fotografía artística), la sintaxis y ortografía desquiciadas. El Pais! uno pensaría que después de tantos años, habría en plantilla algún especialista en la interpretación de lo anglosajón y lo ‘americano’, después de la retro-colonización a la que nos hemos visto abocados, pero quiá, ni por esas! Sigue el vicio sempiterno de no entender lo americano, (o lo estadounidense—fea palabra, malsonante) casi al mismo nivel que ellos no entienden lo español. Con una diferencia notable: en USA rara vez hay alguna noticia de España, que no sean catástrofes y poco más. Sin embargo, en España lo raro e inhabitual es que se vaya un día sin noticias venidas o generadas en USA, noticias de todo tipo y con frecuencia mal interpretadas, o con errores incluso de bulto. Así ha sido desde hace ya más de un siglo. Tremendo.

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Foto: Luis Jimenez-Ridruejo

Todo este comentario desatado a cuenta de un articulo en El País, titulado: “Esto es Arte o Fotografía?” de una tal C.G. y bajo el epígrafe de Fotografía. Lo de menos es a que se refería el escrito, creo que era una exposición de fotografía china, da igual, el problema me surgió al leer el título, presentando un supuesto dilema de unas fotos en ser arte o fotografía, como si una semejante disquisición fuera posible. Lamentable y supongo que confuso para mucha gente. No quiero ni pensar que la citada periodista C.G. estuviera tratando de ‘volver’ hacia atrás, unos setenta años, cuando la fotografía todavía era discutida como arte. Le concedo el beneficio de la duda, quiero creer que fue un simple desliz del lenguaje, un despiste.

Me consta que en ciertos niveles del llamado ‘gran público’ existe aún esta visión negativa de la Fotografía. Que se le va a hacer? Pero, ese público es muy duro de pelar, con el se necesitan años e incluso siglos. No es, sin embargo, de recibo semejantes errores en un periodismo que debería ser el educador de este ‘gran publico’. Y tenemos, por desgracia, unos periódicos actuales en los que las equivocaciones de todo tipo son legión y diarias. Tampoco veo quién, o quienes, pueden actuar de salvavidas en la repleta piscina, donde chapotean y chapotean pero no se les ve intención de salir. Echo de menos al corrector de pruebas y al redactor-jefe, estos deben estar abanicándose en el limbo, espero que el de los Justos. Aunque no sé muy bien donde queda eso, quizás debajo del trampolín.

Luisma, Maypearl (TX)   29 de Marzo del 2016

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Manos arriba

“…la colección de una vida entera… del cirujano Dr. Adrian E. Flatt…”

“…la colección de una vida entera… del cirujano Dr. Adrian E. Flatt…” Foto de Luis Jimenez-Ridruejo.

Siempre he dicho que este país, los USA, nunca dejará de sorprenderme. Así lo ha sido los veintitantos años que llevo aquí—parece que lo sigue haciendo—y convengo que así puede que sea en adelante, tanto como me duren las pilas, claro. Lo cual está por ver. No digo que cada día, pero sí que muy a menudo, descubro cosas impensables, asisto a situaciones inesperadas, encuentro ideas o inspiraciones que se van de lo arquetípico y se convierten en una más de las sorpresas que ya hasta empiezan a parecerme normales.

De que otra forma se puede aceptar lo de la semana pasada en un hospital del centro de Dallas (Baylor). Uno que ya lleva vistos cien hospitales y cien museos y que no suele confundir unos con los otros, vagaba por los pasillos de la planta pública y de oficinas, común a todas las torres de especialidades. Un vagar distendido y relajado, matando el tiempo, que es algo en lo que tengo estudios y si se me apura hasta doctorado. Mientras S. “veía” a uno de sus médicos especialistas, yo me dedicaba a “mirar” el arte de serie B que colgaba profusamente en sus paredes. Montañas de cuadros pictóricos del más variado pelaje; eso sí, con cierta tendencia, observada en toda clase de hospitales, al Impresionismo, sin llegar a los cuadros de ciervitos, y a la Abstracción, esta cogida con pinzas y asesinada con el bisturí de la más burda imitación, “arte moderno” que le dicen.

Cuadros sin alma y lo que es peor, sin oficio. Pinturas compradas al peso, bueno, mejor dicho, por docenas. Seleccionadas por la enjoyada señora de algún preboste, cuyos millones sirven para edificar, amueblar, suministrar y de paso eludir impuestos personales y darse pisto eterno con su “fundación”. O quizás, compradas en algún almacén al por mayor por alguien de la oficina de los arquitectos. Solo el cielo sabe, de su aprecio y con que criterios y que titulación, posiblemente la de “correveidile” de turno, o la mas moderna titulación exportada con la americanización: becario, interno, es decir persona de cortos estudios que suplanta al verdadero técnico o profesional acreditado, cobrando mucho menos dinero por ello. Manos arriba!

“…cientos de manos de gente famosa, célebre, singular…”

“…cientos de manos de gente famosa, célebre, singular…” Foto de Luis Jimenez-Ridruejo.

Así me veo de pronto, en mi deambular, aceptando la idea cuasi-faraónica de encontrar “al fondo a la derecha” de uno de estos pasillos con sabor a pirámide, Oh sorpresa! un gran hall, una especie de cámara del tesoro con acceso desde una escalera amplia y en rotación, y allí los miles de lúmenes y las vitrinas empotradas de un “Museo”, una gran exposición de manos y fotografías. Sí, sí, solo manos de bronce y la correspondiente fotografía del propietario de esas manos. Un museo totalmente personal, la colección de una vida entera, de un cirujano especializado en operar dolencias de las manos. El autor, el doctor Adrian E. Flatt, nacido inglés y largamente nacionalizado americano, un artista y un personaje de vida fantástica y sorprendente. Lo dicho, la sorpresa y la capacidad de ser sorprendido.

Unos cuantos cientos de manos de gente famosa, célebre, singular, incluidas manos de muchos de sus pares, cirujanos como él. Dicho así, multitud de manos y dedos que te dejan en suspenso; delirando por todas, o casi todas, las posibilidades de tal oferta alucinante. Manos expresivas de muchas maneras, grandes, pequeñas, dedos largos, cortos, tiesos, agarrotados, relajados, crispados, tranquilos, sufrientes y al pie de las cuales, una corta nota informativa sobre los dueños de esas manos y una fotografía de ellos. La mayoría personajes de vida pública, reconocibles, artistas, intelectuales, políticos, deportistas, músicos, médicos, astronautas…no hay un orden establecido, solo algunos grupos coherentemente unidos, o separados.

“…Armstrong, Aldrin, Collins…Cual sería su problema con las manos?...”

“…Armstrong, Aldrin, Collins…Cual sería su problema con las manos?…” Foto de Luis Jimenez-Ridruejo.

Astronautas?—quien lo diría—uno abraza la idea o la creencia de que estos señores son casi perfectos, a tantas pruebas como se deben someter para salir con el empleo. Siete de ellos están con sus manos en bronce allí, incluidos los primeros alunizados: Armstrong, Aldrin y Collins. Cual sería su problema con las manos? Cualquiera sabe. Deportistas, como la tenista Cris Evert, de manos pequeñísimas; jugadores de beisbol y de football NFL, mas plausibles de tener problemas profesionales. El mago David Copperfield, a saber porqué. Varios presidentes de los USA y algún dictador latinoamericano; Van Cliburn, un pianista, lógico; Louis Armstrong, menos lógico así a primera vista. Paul Newman y otros actores y actrices; Larry Hangman, el JR de la serie “Dallas”. Walt Disney; Christian Barnard, el primer trasplantador de corazón y hasta una cohorte de montañeros y alpinistas. Algún español? Sí—el gran guitarrista Andrés Segovia—. Lo dicho: un ciento de personajes y sus manos, supongo que curadas o por lo menos consultadas.

“… Segovia, Cliburn, Stern…mas plausibles de tener problemas profesionales”.

“… Segovia, Cliburn, Stern…mas plausibles de tener problemas profesionales”. Foto de Luis Jimenez-Ridruejo.

Ni que decir tiene que telefoneé y me cité con S. al acabar sus consultas, en el sitio pero sin decirle lo que allí había. Trataba también de sorprenderla. Largo rato después, yo seguía mirando obsesivamente aquel montón de manos y al pronto una voz, a mis espaldas, me decía, en español: —Es la leche! Esto es simplemente alucinante—naturalmente era S., cuyo español, como puede observarse, “mejora” a marchas forzadas, al galope. Así salimos del hospital haciéndonos cruces y prometiéndonos visitar, sin falta, cualquier “museo hospitalario” que se nos ofrezca por tan módico precio. Recuerdo, hace unos años, una visita al Museo Nacional Dental en Baltimore, con su pièce de résistence: las dentaduras postizas del Presidente Washington. No todo van a ser museos de pintura.

Luisma, Dallas (TX) 21 de Marzo del 2016

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